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❀; Capítulo 7.

Ya había pasado cerca de una hora y Shirasaka seguía esperando que Kise regresara. Midorima le había dicho que no se preocupara, pero ya no podía hacer caso a sus palabras. Tal vez se fue a casa, pensó, insegura.

—Dudo que haber perdido contra Haizaki le haya afectado tanto —le recordaba Akashi a cada momento. Sin embargo, ya no estaba segura de lo que podía pasar.

Intranquila, se movía por el gimnasio, siendo observada por un desconcertado Kuroko que más de una vez trató de preguntarle qué pasaba, sin obtener respuesta.

—Shirasaka-san —dijo de repente—, Kise-kun también me preocupa. Pero creo que no deberíamos meternos en los asuntos que no nos corresponden.

Tenía razón, pero ella seguía sintiéndose culpable. Así que, suspirando, salió del lugar, con esperanzas de que el rubio siguiera allí, sin importar qué estuviera haciendo. Sólo que, como su suerte no era la mejor, temía que ya se hubiera ido a casa.

Caminó por los alrededores del gimnasio, fijándose en cada detalle, escuchando el canto de los pájaros, sin hallar nada. Cualquier rastro amarillo podría servirle para encontrar a Ryota en ese momento, aunque era cierto que podría confundirse con alguna flor o con algún ave.

Casi dándose por vencida, decidió revisar la parte frente a ella, donde estaba la escuela. Y, cuando estuvo a punto de recorrerlo todo, lo encontró sentado con las piernas recogidas, los brazos encima de estas y la cabeza en el espacio que quedaba.

—Ryota-kun —murmuró—, ¿ya estás mejor?

—Shirasakacchi... —susurró él, sorprendido, levantando la cabeza—. Supongo que ya se me pasó. ¿Qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste?

—E-Estaba preocupada y vine a buscarte; espero no haberte incomodado.

—No hay problema —rio—. De hecho, ya empezaba a sentirme solo. Ven, siéntate.

— ¿Seguro que ya te sientes bien? —preguntó, mientras se acomodaba a su lado.

—Sí —le aseguró, con una sonrisa.

—Eh... Viste a Tsubaki, ¿cierto...?

—Sí... —bajó la cabeza de nuevo y Yukimi se alarmó.

—Ah... ¿Sabes lo que creo? —"¿Qué?", murmuró Ryota—. Que ella no te merecía. Al principio yo pensaba que, por ser un modelo, eras... diferente y esas cosas. N-No sé si me entiendes... Pero cuando te conocí, resultó no ser así. Creo que ella no merecía, ni merece, ni merecerá lo que en realidad eres... Además, Haizaki es un idiota que sólo piensa en sí mismo, la dejará en un par de días.

—Oh, Shirasakacchi... Eres increíble —volvió a sonreír Kise—. Siempre te lo he dicho, y no creo que deje de hacerlo algún día. Gracias por todo.

Sin avisar, se acercó a ella para darle un abrazo. La chica correspondió con toda confianza. Pasados unos segundos, él empezó a apretar sus hombros por alguna razón. Al darse cuenta de esto, la muchacha supo que algo andaba mal. Y luego empezó a oírlo sollozar.

-

Al día siguiente, Ryota no fue a la escuela, pero sólo los miembros del club de básquet sabían por qué, y eso hizo que Tsubaki divulgara sus razones.

Por esa razón, él día después de ese, cuando Kise apareció, se encontró con un artículo en el periódico escolar, que decía: "Kise Ryota es derrotado por Haizaki Shogo, pero sigue negándose a darle su puesto en la Generación de los Milagros".

—Son idiotas los que escriben el periódico, ¿no? —preguntó Daiki.

—De hecho, sí —rio Satsuki—. Si supieran que Akashi-kun fue quien lo expulsó del equipo, no hubieran escrito eso.

—Admito que tiene potencial, pero es un absoluto imbécil.

— ¿Haizaki? —se acercó Midorima—. Si es así, están en lo cierto. Qué bueno que Akashi se encargó de él.

— ¿Hablaban de mí? —apareció Seijuuro—. Dicen que no es bueno hablar de las personas a sus espaldas.

—Era necesario —sonrió Momoi—. Por cierto, aún no sabemos por qué decidiste expulsar a Haizaki-kun del equipo...

—No fueron razones personales; todo el mundo tenía quejas de él. No era apropiado para esto, eso es todo.

—Me sorprende la madurez con la que dices todo —dijo Aomine, al momento que sonó la campana—. Si me disculpan...

— ¡Dai-chan! —corrió la de cabello rosado a perseguirlo.

—Midorima-kun, ¿sabes cómo está Kise-kun? —llegó Tetsuya de repente.

—No lo he visto en todo el día —respondió—. Pregúntale a Yu- Shirasaka.

El peli-celeste asintió

—Creo que la buscaré después de clases. —Y se fue.

—Ibas a decirle Yukimi, ¿verdad? —preguntó Akashi—. No es muy educado de tu parte.

—Por eso me corregí rápido.

Y el pelirrojo caminó hacia el aula, sonriendo.

-

— ¿Estoy bien así?

—Sí, sí —rio la chica—. Apúrate, llegaremos tarde a clase.

— ¿Eso me importa?

—Lo dudo; pero a mí sí.

Corrieron lo más rápido que pudieron hasta llegar al interior, en donde se apresuraron caminando hacia el salón de clases. Terminaron siendo regañados por el profesor, pero no sucedió nada más. Ambos estaban felices; Yukimi había logrado animar a Ryota y él había pasado un increíble descanso con ella.

—Sechin, ¿ya no estás enojado? —preguntó Murasakibara.

—No —exclamó el sonriente Ryota—. Volví a la normalidad, Murasakibaracchi~

—Sí, eres el de siempre...

—Todo es gracias a Shirasakacchi —dijo, mientras abrazaba a la chica.

—Oh, no, tú también colaboraste.

—Aun así, muchas gracias... No sé qué haría sin ti ahora... Eres increíble.

—No es para tanto —rio, apartándolo.

— ¿Irás al entrenamiento hoy? —le habló Atsushi.

— ¡Sí!

La derrota de hace un par de días no parecía haber afectado en nada a Kise, puesto que estaba tan radiante como siempre. Ese día, en particular, trató de utilizar técnicas propias, aunque, como deberíamos saber, no resultó. Todo porque recordó lo que Yukimi le había dicho semanas antes.

Logró encestar un par de veces, dejando en claro que seguiría brillando a pesar de que intentaran apagar su luz. Ni siquiera los comentarios que la gente —sin incluir a sus fans— hizo en el momento podían afectarle ya... Estaba muy feliz, incluso más de lo normal.

Fin del capítulo siete.

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