❀; Capítulo 5.
Había un ambiente animado en el gimnasio, producto de los enérgicos muchachos que se encontraban practicando en ese momento. Un interesante partido estaba en desarrollo, entre los miembros de un grupo muy mencionado desde hace un par de semanas, desde que Kise se unió al equipo. Un encuentro entre la "Generación de los Milagros".
Todos tenían las expectativas puestas en el equipo azul, conformado por Seijuuro Akashi, Shintaro Midorima y Atsushi Murasakibara. Por otro lado, estaba el equipo rojo, cuyos miembros eran: Daiki Aomine, Ryota Kise y Tetsuya Kuroko.
—Creo que ya está decidido quién va a ganar —suspiró Yukimi.
— ¿Lo dices por algo en especial? —le preguntó Satsuki.
—Pues... Nunca en la vida he visto a Sei-kun perder en algo —comentó—. No me sorprendería que su equipo fuera el ganador. De alguna manera los rojos pueden aprovechar la coordinación de Aomine-kun con Tetsu-kun, pero, fuera de eso, con los triples de Midori-kun... ¡Agh! Sólo sé que jamás ganarán.
— ¿Y si ganan? —A diferencia de su amiga, la pelirrosa era optimista—. Dai-chan se esforzará por hacerlo, estoy segura.
—Sí, pero... No, olvídalo. ¡Apoyaré a Ryota-kun!
En ese momento habían transcurrido al menos dos semanas desde que el modelo ingresó al equipo principal y quizás un mes y medio desde que se encontró con Yukimi Shirasaka, pero se llevaban tan bien como un par de amigos que se conocieron hace un año.
Pasado un rato, llegó el final del partido, aunque se había decidido el ganador minutos antes. Como todos esperaban, el equipo azul ganó. El rubio se acercó a Yukimi.
— ¡Shirasakacchi! —se abalanzó sobre ella—. ¡Perdimos!
—Lo sé, lo sé —colocó su mano sobre la cabeza del chico—. Contra Sei no se puede hacer nada... Aunque sólo fue un entrenamiento.
— ¿Qué tiene él que no tenga yo?
—Pues... Ciertas cosas; fuera del físico, claro. Pero eso no quiere decir que sea mejor que tú. —Cuando dijo lo último, sus mejillas se colorearon un poco—. Oh, ¡Tetsu-kun!
— ¡Kurokocchi! —exclamó Kise, sorprendido—. No te vi.
—Creo que Shirasaka-san es la única persona que puede verme... —murmuró el peli-celeste, un poco decepcionado.
—Pues ahora tengo más razones para decir que Shirasakacchi es increíble. —dijo, y rodeó a la chica sonrojada con su brazo al mismo tiempo.
-
Unos minutos después, se encontraban charlando en un lugar apartado del gimnasio, donde guardaban sus cosas antes de marcharse.
—Shirasakacchi, ¿tú crees que pueda vencer a Akashicchi?
— ¿Ahora también le pusiste un apodo? —preguntó la chica, divertida.
—Pues... Es algo que hago con la gente que admiro, así que, sí —sonrió.
— ¿Me admiras? No hay razón para hacerlo.
— ¡Claro que sí! Me has ayudado mucho.
Ella rio, porque no sabía que le había sido de ayuda a alguien —mucho menos a un modelo—, y tampoco sabía en qué. No se atrevió a preguntar. Prefirió dejar sus dudas a un lado y pasar a cosas más importantes.
—Pues... "Akashicchi" ahora será el capitán del equipo —dijo. Acto seguido, colocó el bolso en su hombro.
— ¿De veras? —se sorprendió el rubio.
—Sí. Aunque no sé por qué Nijimura-san tomó esa decisión de forma tan precipitada... Pudo haber esperado un poco más —suspiró—. De todas formas, es su decisión, no tengo nada que ver con eso.
—Oh. Mmm... Cambiando de tema —habló mientras cerraba su bolso y se lo colocaba también—, desde que conocí a Shirasakacchi tuve una importante duda. —"¿Cuál es?", preguntó la de ojos violetas antes de dejarlo continuar—. Siempre quise saber por qué no eres como las demás chicas.
— ¿A qué te refieres?
—Ni yo mismo lo sé. Es decir. Tienes el cabello largo y, físicamente eres una chica —rio—. Pero tu forma de pensar es más... madura. —Se detuvo un momento, como si procesara sus palabras y luego continuó hablando—. Además de eso, no lees revistas o ves novelas juveniles. Dime, Shirasakacchi: ¿Eres un alien o algo así?
— ¿Crees que soy un alien sólo porque no hago lo que las "chicas normales" hacen?
—Sí.
—... —Durante un instante, Kise tuvo miedo de que ella reaccionara mal, pero cuando la vio mirándolo a los ojos, se le pasó—. Me agradas. Eres capaz de decirme eso en la cara.
— ¿No te enojaste? —preguntó, confundido.
—Para nada —sonrió ella, comenzando a caminar hacia la salida—. Después te cuento mis motivos. Lo único que sabrás por ahora, es que se podría decir que soy independiente desde los siete años.
—Vaya... Como lo esperaba, Shirasakacchi es increíble.
Caminaron en silencio durante unos cinco minutos. La muchacha se mantuvo pensando en la última frase que salió de los labios del rubio, notando que se había vuelto una costumbre para ella escucharla todos los días. A pesar de eso, seguía sin saber por qué.
—Gracias por los halagos, Kise, pero siempre dices eso —retomó la conversación en el punto donde se había quedado, buscando molestarlo un poco.
— ¿Qué pasa? ¿Se perdió la confianza? —preguntó al notar que no lo llamó "Ryota-kun", como hacía siempre.
—No, para nada, Ryota-chan.
— ¡No exageres! —rio. Apenas se dio cuenta, pero una de las razones por las que quería pasar tiempo junto a Yukimi era porque se divertía mucho con ella.
—Pues... ya casi llegamos a mi casa —dijo, después de otro minuto de silencio—. ¿Te gustaría dejarme aquí?
— ¡No! Quiero conocer el hogar de Shirasakacchi.
—No creo que eso le guste mucho a mamá...
—Oh, vamos. No es para tanto.
—Si tú lo dices...
-
—Yukimi, ¿quién es éste chico? —preguntó aquella "señora de cabello castaño que no se parecía en nada a su hija".
—Kise Ryota —se reverenció el rubio.
—Ajá —la mujer levantó la ceja.
—P-Pues, Kise-kun compró algo para cenar —dijo con inseguridad la chica, mostrándole a su madre una funda blanca.
Ella hizo un gesto para que pasaran, y así lo hicieron. Cabizbaja, Yukimi agarraba con fuerza la camisa de Ryota. Él colocó una mano sobre su cabeza.
—Tranquila, todo saldrá bien —susurró con dulzura.
—Lo dudo... Conociendo a mamá, creerá que yo te pedí que hicieras esto por mí...
—Yuki —una niña se acercó a ellos—, tengo hambre, qué bueno que llegaste. ¿Quién es ese bello rubio, por cierto?
—Yumi, este es Ryota Kise —explicó la chica de cabello más claro—. Kise, esta es mi hermana menor, Ayumi.
—Mucho gusto, Yumi-chan —el modelo tendió su mano, aunque la niña lo rechazó, pese a haberlo llamado "bello rubio" segundos antes, y fue a sentarse en la mesa.
—Más me vale que le guste lo que compraste —suspiró Yukimi—. Bienvenido a mi vida.
-
Luego de la cena, era hora de que el chico volviera a casa. No quería causarle más problemas a Shirasaka, y sus hermanas ya empezaban a atormentarle con mensajes llenos de preocupación por tardarse tanto.
—Gracias por todo, Ryota-kun —dijo la muchacha, para despedirse, con una sonrisa dibujada en sus labios.
—No hay de qué —sonrió el rubio también—. ¡Nos vemos mañana!
Ambos movieron sus manos de un lado a otro, mientras Ryota se alejaba. Cerrada ya la puerta, Yukimi esperaba que su madre le dijera algo. Como pocas veces, estaba preparada. Pero, por alguna razón, no fue así.
Cuando volteó, su madre había desaparecido. Probablemente estaba arriba, de vuelta en su habitación. Suspiró, y se apoyó en la pared con los ojos cerrados.
"Gracias, Ryota-kun..."
Fin del capítulo cinco.
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