❀; Capítulo 2.
Apenas sonó la campana del descanso, guardó sus cosas rápido, para dirigirse al gimnasio. Sólo que, ya no tan apurada como horas atrás. Su cabello de color blanco se movía con sus movimientos, y lo acomodaba detrás de sus orejas de vez en cuando. Esa mañana sólo tuvo tiempo para pasarse el cepillo.
Y, mientras caminaba hacia allá, unas chicas se acercaban a Tsubaki Matsuoka, quien tenía muchas ganas de pasar tiempo con el modelo que ahora era su novio.
—Oye —dijo la más pequeña de las chicas. Se suponía que era la presidenta del club de fans de Ryota en la escuela—. Eres la nueva novia de Kise-kun, ¿no?
—Sí... ¿Por qué? —preguntó, con desconfianza; la demostraba por medio de su ceño fruncido. Tsubaki no era parte de este club.
Y ahora no parecía la misma muchacha que el rubio había conocido el día anterior. Esta vez llevaba el cabello recogido, igual que las mangas de su suéter, y su falda lucía más corta.
—Porque una chica se le acercó y le habló como si nada. Y no tiene cara de ser familiar suya —dijo, con odio en su voz.
—Y él le susurró algo al oído —comentó otra de las chicas, de forma lenta.
Tsubaki sólo frunció más el ceño.
— ¿Cómo se llama? —cuestionó.
Las muchachas se miraron entre sí, hasta que una de lentes habló.
—Shirasaka Yukimi.
—Shirasaka... —murmuró Matsuoka—. ¿Dónde está?
—Si no me equivoco, forma parte del club de básquetbol —dijo otra de las chicas.
La pelirroja frunció el ceño, y caminó, siendo seguida por las fans del rubio. Atravesaban los pasillos a paso firme, impartiendo miedo a cualquiera que estuviera al frente, como una pandilla. Su objetivo era el gimnasio, que quedaba al otro lado de la escuela, y era la base de operaciones del club de básquet.
Cuando Tsubaki entró, una muchacha de cabellos rosas posó su vista en ella.
— ¿Buscas a alguien? —preguntó.
—Busco a Tsukimi Kirasaka —dijo.
—Yukimi Shirasaka —corrigió la chica de lentes.
Enseguida, la pelirrosa corrió por el lugar, llegando hasta donde estaba la peliblanca a la que querían enfrentar.
—Yucchan, te buscan —le dijo a su amiga.
— ¿Quién? —preguntó, curiosa. Satsuki señaló a la puerta del gimnasio, en donde se encontraban el montón de chicas.
Yukimi volteó hacia ellas, y acto seguido, empezó a caminar, no sin antes ser advertida por su amiga de que podría haber peligro.
— ¿Sucede algo? —se paró frente a ellas, con aparente confusión.
—Eso debería preguntarlo yo. —Fue Tsubaki quien habló, mirando a la chica con ojos desconfiados y el ceño aún fruncido—. ¿Qué hacías coqueteando con mi novio? —enfatizó el posesivo.
— ¿T-Tu novio? ¿A quién te refieres? —Se sentía nerviosa y amenazada, como si estuviera en verdadero peligro. No había hablado con muchos chicos durante el día, contando a los del club.
—Sí. ¿Qué hacías con Kise-kun?
— ¿Ki-Kise Ryota? Y-Yo... —entonces, de alguna manera empezó a sentirse más segura—. No lo conozco —concluyó, dándose cuenta de la certeza de sus propias palabras.
— ¿Que no lo conoces? Entonces dime, ¿por qué te dijo algo al oído, y qué fue ese algo?
—No me dijo nada. —No mentía, pero tampoco decía la verdad.
Recordó ese "Bien" que salió de los labios del rubio, junto a su oído. Sólo fue eso, nada importante. Una simple palabra sin significado aparente.
— ¿Nada? No creo que no te haya dicho nada —espetó.
—Es la verdad. Y es tu problema si me crees, o no —dijo Shirasaka, con toda la seguridad del mundo.
—Si crees que me convencerás con eso estás muy equivocada. —Tsubaki estaba a punto de tomar a la chica por el cuello de la camisa, cuando una figura más alta se colocó frente a ella.
''¿Murasakibara? No. ¡Midori-kun!'' —Yukimi observaba con sorpresa al chico alto que tenía al frente.
—Déjala en paz —dijo—. Si ella afirma que no conoce al tal Kise Ryota, es porque así es.
—No me daré por vencida. —Matsuoka salió del lugar, chasqueando la lengua. No podía admitir la derrota ante una simple chica y un simple jugador de básquet con cabello verde.
— ¿Te hizo algo? —preguntó el chico.
—No, nada —respondió Shirasaka—. Gracias por defenderme, Midori-kun.
Él no dijo nada más, sólo se retiró para continuar con sus actividades. En ese instante, Satsuki tomó a su amiga por el brazo y la atrajo hacia sí.
— ¿Estás bien, Yucchan? ¿Te hicieron algo?
—Calma, todo está bien —sonrió—. Por cierto, ¿quién es Kise Ryota?
La pelirrosa la miró de forma extraña, y luego sonrió—. ¿No lo conoces? Es ese modelo que ha estado saliendo en las revistas últimamente —explicó.
—No sé cuántas veces tengo que recordarte que no leo revistas —rio Yukimi.
—Oh, entonces es comprensible que no lo conozcas. Es ese rubio —señaló.
— ¿No crees que deberías haberle dicho eso a Tsubaki? —preguntó el recién llegado a la peliblanca.
— ¡Kise Ryota! ¿Qué haces aquí? —exclamaron ambas a la vez.
—Vine a conocer mi nuevo club —dijo el rubio—. ¿Alguien que me muestre el lugar?
—Ven, yo te mostraré —apareció Midorima de nuevo, para evitar inconvenientes con Yukimi. Estaba preocupado porque algo pudiera sucederle.
-
Después de clases, cuando todo el mundo se dirigía a sus hogares, el rubio corría hacia el gimnasio, al cual debía haber llegado hace algunos minutos. Pero no pudo, por culpa de su novia y algunas de sus fans, quienes lo interrogaron fervorosamente.
— ¡Lo siento! —se excusó. Pero lo cierto era que nada había empezado todavía.
Se paró en un sitio, entre algunos muchachos que esperaban ansiosos el inicio de aquel pequeño programa. En él, se seleccionaría a los que entrarían al primer y segundo grupo, hasta incluso el tercero.
Entonces, comenzaron a decir nombres, después de aclarar a qué grupo pertenecería. Los del tercer equipo se ubicaron en una esquina mientras algunos más seguían esperando ser nombrados.
Y, cuando empezaron a llamar a los del segundo grupo, el nombre 'Kise Ryota' fue uno de los primeros en ser mencionado.
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Al mismo tiempo, Yukimi guardaba sus cuadernos en el casillero, tarareando una canción que Satsuki le hizo escuchar en el descanso. Volteó la mirada y se encontró con la persona a la que menos quería encontrarse otra vez.
—Shirasaka, ¿no te advertí que volvería? —Tsubaki no estaba acompañada de su "escuadrón" en esta ocasión.
—Prefiero que no recurras a la violencia y arreglemos esto con palabras —dijo la más pequeña—. Te explicaré. Nunca me han llamado la atención los modelos, por eso no conocía al tal Kise Ryota. Es tan simple como eso.
—Eso no es excusa: dime qué te dijo él —seguía insistiendo con el mismo tema.
—Bien, te lo diré. Fui a avisarle que debía ir al club de básquet después de clases, eso es todo —explicó, con el semblante más tranquilo que se le ocurrió.
— ¿Qué te susurró al oído? —preguntó la pelirroja, frunciendo el ceño y acercándose más a ella.
—Nada importante, sólo asintió.
—No te creo —replicó.
''Maldición, qué testaruda''
—Tendrás que hacerlo si no quieres que terminemos ahora, Tsubaki —apareció Ryota.
—K-Kise-kun... —Repentinamente, cambió su expresión y su forma de actuar.
—Déjala en paz, es cierto que no nos conocemos —admitió, sonriente—. Igual que tu falsedad.
—Pues, antes que me termines, yo lo haré —dijo Tsubaki, y se fue furiosa del sitio.
— ¿Estás bien? —le preguntó el rubio a Yukimi—. Creo que ella... no era mi tipo —rio.
La chica no supo cómo reaccionar. Era demasiado raro que un modelo apareciera de la nada y la salvara de una chica "yandere" y testaruda.
-
Fin del capítulo dos.
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