Sin darme cuenta la fiesta ya había acabado, y me encontraba en el asiento de la limosina rumbo a la "verdadera fiesta", mejor dicho la Rainbow Party.

Pero antes, bajamos en una gasolinera para cambiarnos.

De por si nos veían extraño por ir en una limosina con música a todo volumen, de la cuál baja un chico negro, a las 10 p.m. imaginen cuando salimos del baño vestidos de colores, y eso que no usé la ropa que decía Kino, es Tokio, pero la verdad si somos muy extrafalarios, y lo confieso, si nos veíamos muy gay.

Subimos de nuevo al auto, y llegamos a la dirección que nos mandaba el código QR de la invitación, y no parecía un lugar seguro.

Toda la magia e ilusión había terminado.

Era un callejón oscuro y sin salida.

Lo peor vino a mi mente.

¿Y si nos habían llevado hasta allí para golpearnos?

¿Y si todo sólo había sido una trampa?

¿Y si todo lo que habíamos construido sólo era una farsa?

Nada allí tenía buena pinta.

Sacamos la invitación y la revisamos de arriba a abajo, y no había nada, esa era la dirección.

Hasta que....

–Auch!– la hoja de la invitación cortó mi dedo y una gota de sangre brotó, manchando la hoja.

–¡Charlie-nii!–Kino me jaló para ver qué me pasaba e hizo que tirara la hoja.

–Estoy bien, Kino–me aparté de él.

–Chicos....–Yuuri había recogido la invitación.–tienen que ver ésto.

En el lugar donde se había manchado la hoja se firmaron una especie de letras.

–A ver–mi hermano le arrebató la hoja–Viv....–leyó el fragmento de palabra–¿Vivora?

–Kino, víbora no se escribe así....–lo corregí

–Entoces Viva.... Viva México!–repuso

–¿Eso que tendría que ver?

Yuuri se hizo un pequeño corte en un dedo y manchó la hoja, a lo cual, se reveló la frase

Vivat diversitas!

–Viva diversión! – Leyó Kino.

–No dice eso–dijo nuestro amigo ghoul–es latín, y dice....

–Vivat diversitas–terminé la oración–Viva la diversidad....

No había terminado de hablar cuando una puerta en la pared se abrió con esas palabras.

Nos miramos uno al otro, y nos dispusimos a entrar.....