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3. Eros

Entonces, ¿El dios del amor no se ha enamorado nunca?

Desde hace algunos años había comenzado a sentirse solo, no de una mala manera, tenía a su familia que lo amaba y amigos muy buenos, pero siempre quiso otro tipo de cariño.

Tal vez lo deseaba tanto que terminó por atraerlo, aunque no sabía si era algo bueno o malo, incluso creía que estaba loco, pues al ser visitado todas las noches por un ser quien decía ser su "cupido" creía que no era algo que le sucediera a todas las personas.

Y no entendía el por qué aquel extraño ser se colaba sólo en el rincón más oscuro de su habitación pudiendo salir a la luz y dar la cara, es decir, después de tantos meses bajo la sombra suponía que ya había confianza.

Despertó esa madrugada como siempre, algo somnoliento y sentándose con pereza sobre la cabecera, encendió la luz de su mesita y pegó un brinco al ver la silueta alta y esbelta en la esquina.

— Siempre te asustas, ¿Aún no te acostumbras?

Louis se encogió de hombros algo avergonzado, la verdad era que siempre creía estar soñando y olvidaba la razón por la cuál despertaba en la madrugada.

— Lo siento, a veces si me olvido — Hubo silencio unos momentos, sabía que aquel ser, que se hacia llamar Eros, no era de muchas palabras por voluntad propia. — Y... ¿Tienes noticias nuevas?

Escuchó un suspiro y luego vio la silueta removerse y ponerse de pie, para caminar de un lado a otro cortamente.

— No. Eres más difícil de lo que creí.

El chiquillo ojiazul bajo la mirada e hizo una mueca. Ni siquiera cupido puede encontrar alguien para mí.

¿Y si realmente no necesito a nadie?

— Todos necesitamos a alguien alguna vez, Louis, no podemos ir solos siempre por la vida.

— ¿Quién dijo que no? tu siempre estás solo.

Escuchó una risa ronca, le gustaba mucho cuando reía, aunque no lo hiciera seguido.

— Es diferente. Fui creado para hacer que las personas encuentren amor, no para ser parte de eso.

Louis asintió y luego parpadeo varias veces hacia Eros, tratando de verle la cara a pesar de la mínima iluminación de la habitación.

— No vas a lograrlo — Dijo, al ver las intenciones del menor — Te he dicho que no puedes verme.

El ojiazul bufó y rodó los ojos.

— Ya sé, o si no te irás y no volveré a verte nunca — Repitió las palabras que él le había dicho — Me lo dices siempre.

— Y siempre tratas de desobedecer. ¿Así eres con tus padres? — Se burló.

— Solo cuando me dicen que no puedo probar la comida antes que esté lista — murmuró — No me puedo resistir.

Ya no hubo respuesta de parte del ser escondido, así que Louis entendió que ya había sido todo por esa noche, y se volvió a meter completo bajo las mantas, cerró los ojos, esperando la despedida, y llegó.

Los dedos de Eros le rozaron la mejilla suavemente, su piel era muy suave aunque sólo conociera el tacto de sus dígitos, y aunque estuviera tentado a abrir los ojos y verle el rostro rápidamente siempre, no lo hizo, no quería dejar de ser visitado.

— Buenas noches, Louis. Prometo que mañana te traeré mejores noticias.

Y entonces se durmió.

Los días fueron pasando realmente lentos, pues tenía casi una semana que despertaba en la madrugada y no había nadie en la esquina de su habitación, incluso creyó que al fin su cupido se había rendido al buscarle alguien perfecto para él.

¿Y si es por que soy gay?

Tal vez el amor de su vida no era un él, si no ella, pero recordaba haber besado a una niña en la secundaria y descubrir totalmente que las niñas no eran lo suyo, a pesar de encontrarlas a todas realmente bonitas.

Se dejó caer en su cama en la noche, después de un largo día de escuela y trabajo y no le importo estar con el uniforme del centro comercial, solo quería dormir.

Pero un suspiro ligero en la habitación lo hizo sobresaltarse en la cama y soltar un chillido asustado.

— Y-yo, no te vi... Hola — Saludo, muy emocionado al volver a verlo.

— Hola Louis.

El menor se sentó algo intrigado, no quería ir directo al grano y hacerle la misma pregunta de siempre ¿Supiste algo?

— ¿Cómo estás? ¿Tienes hambre?

Eros se tomó su tiempo para responder, como siempre, misterioso.

— Estoy bien, y sabes que ni siquiera me alimento — Se burló.

Louis se sonrojó y frotó las sábanas de su cama entre sus dedos con algo de nervios.

— ¿Por qué estás aquí tan temprano? — Preguntó, ya con curiosidad, pues no sólo era el echo de que Eros estaba ahí a las nueve de la noche, si no que toda el aura era diferente, incluso veía su sombra un poco más pequeña, dudando por un segundo si realmente era él.

— Arreglé cosas antes, así que tuve más tiempo... Pero si quieres vengo más tarde — Se puso de pie y Louis negó de inmediato.

— ¡No!, no por favor, quédate.

El ser místico volvió a sentarse y el ojiazul suspiró aliviado, Louis se sentó en el centro de la cama con las piernas cruzadas. Hubo otro silencio de un rato, el menor sabía que la mayoría de las veces era él quien tenía que sacar el tema de conversación, pero estaba agotado, así que no sabía que decirle exactamente.

— Uhm, Eros — Lo llamó, a pesar que sabía que tenía toda la atención del ser sobre él.

— ¿Si?

— Tu... Bueno, dijiste que fuiste echo para hacer que las personas se quieran.

— Correcto.

Louis suspiró y jugó con sus deditos.

— Pero también dijiste que tu no pertenecías ahí... ¿Eso significa que estarás solo por siempre?

Eros pareció pensar mucho la respuesta, incluso si era alguien quien solía dar respuestas rápidas.

— Algo así.

— Pero entonces... — Louis hizo algunas preguntas coherentes en su mente, algo que Eros pudiese responder de manera rápida —... ¿El dios del amor no se ha enamorado nunca?

— Si.

Eso lo tomó por sorpresa, esperaba más bien una respuesta seca de un "no", pero eso sonó demasiado sincero, lo que le generó aún más preguntas.

— ¿Y, quien es? ¿Alguien igual que tu?

Eros suspiró y se puso de pie por segunda vez en el rato, caminó a pasos cautelosos hacia Louis, casi saliendo de la sombra. El menor se quedó estático y cerró los ojos fuertemente, pues creía que la regla de que no podía verlo seguía en pie.

Sintió un peso extra a su lado en la cama, y se dio cuenta que Eros estaba sentado a su lado, tenía un perfume que no podía explicar, solo olía bien, y quería estar así de cerca siempre, pero seguía extrañado al no sentir esa aura mística cuando estaba con él, no sentía eso solo... Una presencia.

— Louis, tienes que entender que, al ser el dios del amor, tengo que ayudar a personas específicas, no todo el mundo puede saber sobre mí.

El ojiazul asintió, aún con los ojos cerrados.

— S-si pero, yo quiero saber de quien te has enamorado.

Eros se acercó un poco más, y acomodó el flequillo rebelde del menor sobre su frente.

— También tienes que saber, que tengo reglas específicas, las cuáles si rompo, dejaré de existir como el dios del amor y seré... Un simple mundano.

Louis frunció las cejas, todo eso ya lo sabía, ¿por qué simplemente no responde mi pregunta?

Sabia que no iba a decirle un nombre, o quien era esa persona, y aunque se sintiera un poco celoso era momento de cambiar de tema.

— Y... ¿Por qué no puedo mirarte? — Preguntó, y antes que Eros respondiera él se adelantó a aclarar su pregunta — Ya se que es por que dejarás de visitarme pero... ¿Alguna persona te ha visto?

— No. Esa regla solo es para ti.

Se sintió ofendido, ¿por qué sólo para él? ¿No confiaba en qué guardaría el secreto de su físico?

— ¿P-pero por qué?

Lo próximo que sintió no fue una respuesta verbal, si no unos brazos envolverlo suavemente. Se sintió tan bien que estaba seguro que la definición de hogar era incorrecta si no era algo más que estar en los brazos de Eros.

Escuchaba los latidos de su corazón, su calor corporal, eran sensaciones... Humanas.

Decidió arriesgarlo todo, ¿Que si Eros no volvía a verlo nunca más?, a fin de cuentas, estaba seguro que podría llevar el recuerdo de lo que sus ojos vieran en su memoria por siempre.

Levantó la cabeza y lentamente abrió los ojos.

Lo primero que vio fue una mandíbula perfectamente perfilada, y unos labios rozados y finos, subió un poco más la mirada, provocando que los brazos ajenos se alejara de él, y entonces, vio sus ojos esmeralda.

Eros era precioso.

Y estaba seguro que no existía palabra humana que pudiera describir la belleza de tal ser ante sus ojos.

— Por qué estaba seguro que te enamorarías más de mí al verme — Respondió Eros a la pregunta del menor, sin quitar la mirada verdosa de la azul — Y el que resultó enamorado fui yo... Aceptando a vivir como un simple humano para estar contigo, y que Eros empiece a ser tan solo un mito.









[…]

Este one shot me tiene loca por que siento que necesito corregirlo más y agregar más escenas, lo cual si haré por que esto esta feo y todo equis.

Pero es que de verdad ya quería subir aunque sea un avance :')
























Punto y se hace fanficUwu

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