Capítulo 6
- ¡No sabes nada de nuestro pasado, querido hermano! Esa chica Ámbar, ya intentó hundirnos en las ruinas con sus locuras y ansias de poder, y ahora se presenta en frente de nosotros como si todo lo que ella causó no fuera suficiente martirio para las futuras generaciones.
-Pero... si tú hijo está manteniendo la situación a raya, no creo que haya que preocuparse. Además esa tal Ámbar, no parece querer hacer daño ahora mismo y mi hija está que parece otra persona. ¿No crees que es mejor dejar que entre jóvenes se entiendan y resuelvan sus problemas, en vez de interferir? –Li le pone una mano en el hombro a Sheng. –
-Recuerda que tú también fuiste joven y cometiste los mismos errores. –Dijo Li en un tono más suave y gentil. –
Suspirando el rey Sheng baja la cabeza y responde:
-Tienes razón, tal vez ya vaya siendo hora de que mi hijo se haga cargo de sus propios asuntos y se desenvuelva. Algún día yo no estaré a su lado y todo esto será de él. Gracias por hacerme entender. Volvamos a entrar y terminar lo que queda del desayuno para ponernos al día.
Ambos reyes sonríen y entran al salón con un nuevo semblante, tanto que los tres jóvenes lo notan, pero no hacen ni dicen nada.
El desayuno termina sin incidentes por parte de ninguno de los miembros presentes, por lo que Shen y las princesas piden permiso para retirarse al patio a resolver los asuntos pendientes.
-Padre, el desayuno estuvo delicioso pero algo soso. Pido una entrevista con el cocinero en cuestión en diez minutos si se me permite.
-Como quieras hijo, mandaré a buscar al cocinero para que se entreviste contigo.
-Gracias, padre. Por favor que me vea con las princesas en el patio ancho. –Shen hace una reverencia y con paso firme y elegante se retira del salón acompañado de ambas princesas, quienes no reaccionaban más que a las órdenes de Shen. –
Una vez en el patio, Shen toma asiento en el columpio tan magistral que había allí, mientras las dos chicas se quedan de pie frente a Shen como si fueran guardaespaldas zombies. Shen las mira y se dirige a ellas:
- ¿Acaso se piensan quedar ahí paradas como idiotas? –Esas palabras les dolió tanto que no sabían cómo reaccionar. –
-Creo que ambas están tan paralizadas de mi actuación ante tal situación que ya se les olvidó que son personas.
-Sh...Shen. –Intentó balbucear Mei. –
- ¿Por qué nos tratas así? ¿Acaso no representamos nada para tí?
-Querida Mei, tú eres todo para mí y nos estamos conociendo para hacer un futuro mejor. –Decía Shen en un tono dulce y agradable a la joven princesa. –
-En cuanto a tí, Ámbar. –Su tono ya era el de una persona totalmente macabra sin corazón y con odio en su alma. –
-Tú, solo eres una sombra, pudiste ser todo en este mundo, pero tu ambición te consumió y ahora vives en la forma que mereces. Tu madre se esforzó por traerte al mundo de la alta esfera y que desde allí controlaras los males que aquejan al país. Pero no, tú, sobre todas las cosas, tuviste que elegir el poder y el orgullo y causarle a tu madre una muerte prematura. –El tono de voz de Shen iba cada vez más en aumento creando cierta tensión en la princesa Mei, a tal punto que ella le cogía miedo a Shen de lo despiadado que podía ser. No quería creer que detrás de una cara hermosa y una mente tan brillante y educada, se pudiera esconder el ser más temido en la tierra. –
Mei solo veía a un monstruo sacado de las profundidades del Infierno y se llevaba las manos a la boca mientras observaba las expresiones de Shen al hablar con Ámbar. Tal parecía que Shen con sus acciones controlara el clima y todo se volvía oscuro frente a ambas princesas.
A todo esto, Ámbar solo lloraba y negaba con la cabeza las palabras que salían de la boca de Shen, hasta que fue interrumpido por el cocinero:
-Joven amo, ¿me mandó a buscar? –El cocinero hacía una reverencia ante el joven príncipe, quién inmediatamente cambió su semblante. –
-Sí, acércate. –Le dijo Shen en un tono cordial y nada abusivo. –
-Por favor chicas, siéntense. –Shen hacía señales a ambos lados de él para que las chicas se sentaran a su lado. –
Las chicas, se sentaron, pero las expresiones de sus caras no se habían ido y ahora temían más a Shen de lo que lo respetaban. Por otro lado el cocinero se acercó y sin levantar la cabeza preguntó:
- ¿En qué lo puedo servir, joven amo?
-Hoy nos hemos deleitado con tu desayuno y me encantó, la verdad, pero me gustaría saber si algo te acongoja.
-Joven maestro, es bien sabido que en estos días mi mujer está casi a dar a luz y hoy no he podido concentrarme bien en mis labores. Pido mil disculpas y si tengo que ser castigado lo entenderé.
-No es necesario el castigo, espero perdones mi falta. Hablaré con mi padre para que te de unas vacaciones y que mantenga tu paga hasta que puedas incorporarte nuevamente. Extrañaré tus deliciosos postres después de comida, pero no puedo permitir que tu corazón se sienta reprimido por ser un mal regente al no atender tus problemas personales. Por favor, ve a la cocina y tráenos unos deliciosos dulces de limón como solo tú sabes hacer. –Shen sonríe y su cara parecía la de un ángel recién llegado del cielo. El cocinero ante tanta amabilidad hacia su persona, solo atina a llorar y arrodillarse ante el joven príncipe en señal de eterna deuda. –
A todo esto las chicas se sorprenden más de Shen, que podía ser tan villano como salvador. No entendían como una persona pudiera dominar tan bien ambos lados de su ser sin perder los estribos en ninguna de las situaciones presentes.
El cocinero, luego de presentarle sus respetos a Shen se retira con lágrimas en los ojos a preparar lo que el joven amo le había ordenado. Una vez los chicos estaban solos y sin nadie que los molestara, Shen retoma la iniciativa:
- ¿En qué estábamos? –Su cambio radical en sus expresiones hizo que ambas chicas se estremecieran y un escalofrío recorriera todo sus cuerpos, mientras solo miraban al suelo temblando. –
-Ah, sí, ya recuerdo. –Shen se levanta del columpio dejando a ambas princesas sentadas y se dirige a ellas. –
-Deberían comportarse como princesas y no como mujeres vulgares. Sus acciones para conmigo, tratándome como un trofeo está fuera de lugar. Tienen que saber su posición en todo esto y que yo no pienso rebajarme a un juego de chiquillos. El futuro de todo un reino depende de nosotros. Ya nuestros padres y ancianos están en decadencia y en algún momento nos legarán todo lo que ellos han construido con tanto esfuerzo y sudor, para que sus berrinches lo echen todo a perder. –Las palabras de Shen eran como espadas filosas que no tenían donde caer encajadas. Atravesaban cualquier pared o escudo creado o no por el hombre. –
Continuará........
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