Capítulo 3
El joven Shen seguía durmiendo en sus aposentos, cuando una voz femenina muy peculiar lo despierta de su letargo.
- ¡Shen! ¡Shen! –La puerta de su cuarto se abre estrepitosamente. –
Shen abre los ojos sobre exaltado y con el corazón casi que en la garganta. Se sentó para buscar de donde venía la voz y al mirar a la puerta se percata que era Mei, corriendo hacia el y al llegar lo abraza. Shen se había sonrojado un poquito pero no dudó en responder su abrazo.
-Mei...
-He venido a verte, ¿cómo te sientes ahora?
–Dijo Mei en un tono preocupado. –
-Estoy bien por ahora, y al verte de nuevo me siento mejor. –Dice el joven príncipe con una agradable sonrisa. –
- ¿Viniste sola o en compañía de los reyes? –Preguntó Shen con curiosidad. –
-En realidad no pude irme anoche, luego de que tu mente quedara en blanco y le pedí a mi padre que me dejara quedarme, pero que él siguiera a casa. –Dijo Mei mirando hacia un lado y apenada. –
-También le pedí a tu padre que no dijera nada de que me había quedado y…
-Eres muy amable al preocuparte por mí... Me alegra saber que tengo a alguien a mi lado además de mi padre. –Shen se recuesta en la cama nuevamente y mira al techo. –
- ¿No estás enojado conmigo? –Dice la joven princesa mientras duda para tomarlo de las manos. –
Shen en el fondo estaba contento de que estuviera comprometido con Mei, ve que ella no es como Ámbar, ve que Mei es una persona diferente, de bonitos sentimientos, amable y que siempre se preocupa por él, el nunca recibió eso de Ámbar, para él es la primera vez que alguien lo trata tan lindo como lo hace Mei.
Shen se propone conquistar el corazón de la princesa y que el compromiso con ella no sea por condiciones impuestas por ambos reyes.
- ¿Por qué habría de molestarme contigo? Creo que en el fondo solo no querías que me sintiera peor de lo que estaba ayer. –Shen siente las manos de Mei y las aprieta cariñosamente mientras la mira a los ojos. –
De pronto Mei dice con el tono algo nervioso.
-Mi honorable prometido, debo avisarle que escuché hablar a nuestros padres sobre un encuentro entre nosotros dos.
Shen cambia un poco el semblante, pero no lo da a notar y pregunta con una sonrisa en cambio.
- ¿Te refieres a una cita?...
-Si... –Dijo algo tímida. –
La toma de la barbilla suavemente y levanta su cabeza con delicadeza para que lo mire.
-No tengas pena de mi, acepto la cita.
- ¿De verdad? –Sonríe. –
-Haría todo por ver esa bella sonrisa en tu rostro. –Le dice coqueto. –
Ella se sonroja y esboza una ligera sonrisa en su rostro.
Dos horas antes
El padre de Mei llega a palacio y es recibido por el padre de Shen con un elegante desayuno, a pesar de que el rey Li ya había desayunado antes de salir de su palacio.
-Buenos días Rey Li. ¿Me acompaña en el desayuno real? –Saluda el Rey Sheng con un abrazo al rey Li. –
-No le negaría tan agradable hospitalidad al padre de mi futuro yerno, ja, ja, ja, ja. –Se ríe a carcajadas y devuelve el saludo. –
-No lo diga de esa forma, pronto seremos hermanos y podremos ver a nuestros nietos corriendo por ambos reinos. Ja, ja, ja, ja. –Decía en bromas el rey Sheng. –
-Tome asiento por favor. –El padre de Shen hacía señas y reverencias para que el padre de Mei se sentara a la mesa junto con él. –
-Gracias. Vengo a hablar sobre la relación entre nuestros hijos precisamente. Ya sé que ellos se llevan bien, pero me preocupa que se casen solo por política entre estados y que no llegue a crecer un lazo real de amistad o amor entre ellos y que cuando nos toque irnos al otro mundo, todo se venga abajo. –El rey Li sorbe un poco de té shai y espera respuesta de su casi hermano. –
El rey Sheng se lleva una mano hacia su barba y acaricia con preocupación
-Tienes razón, podríamos hacer algo al respecto, como ayer en la noche. Dejar que ambos se conozcan poco a poco y que expresen sus sentimientos el uno al otro, estaba pensando en algo como…
-¡¡Una cita!! –Ambos reyes respondieron al unísono y al reaccionar, se echan a reír. –
-Vaya, sí que somos hermanos después de todo. –Dice un alegre rey Li. –
-Definitivamente si lo hubiéramos practicado, no hubiese quedado tan exacto.
Ja, ja, ja.
Momentos antes, cuando el rey Li se sentaba a tomar el desayuno con el rey Sheng, Mei había bajado a saludar a su padre, pero al escuchar la conversación mientras se escondía detrás de una columna, se emocionó tanto que decidió correr al cuarto de Shen a contarle lo que había escuchado, olvidándose a qué había ido al salón en primer lugar.
Shen, se levanta de su cama y se prepara para bajar al salón para hablar con su padre y suegro, pero no del tema, así no sospecharían que Mei había escuchado todo, o al menos parte de lo que habían hablado. Una vez vestido apropiadamente, camina hacia el salón con la princesa Mei de brazos, caminando pausadamente como lo debería hacer la realeza.
-Buenos días, padre, rey Li. –Hace una ligera reverencia con la cabeza en señal de respeto a sus superiores. –
-Buenos días, Mei, Shen. –Dijeron ambos reyes respectivamente, pero esta vez no fue al unísono, sino que cada uno saludó por separado y pausadamente. –
Al instante, los sirvientes volvieron a surtir la mesa con comida para los príncipes.
-Espero haya tenido un agradable viaje, rey Li. –Habla Shen con total respeto. –
-Sí, gracias. Solo me dio un poco de pesar que mi hija se quedara aquí, pues no estoy acostumbrado a tenerla tan lejos por tanto tiempo. –Respondió el rey Li, mirando a su hija. –
La joven princesa hace pucheros como si fuera una niña chiquita en reproche de lo que acababa de decir su padre. El rey Li, solo reía y se sonrojaba haciendo gestos vergonzosos para que su hija no lo regañara de esa forma.
-Papá, ya soy casi una adulta y sé cuidarme sola. Además, Shen estaba enfermo y no podía dejarlo solo.
-Lo sé, hija. Lo sé. Pero por favor no hagas más pucheros que me avergüenzas. Je, je, je, je. –El rey se llevaba una mano a la parte trasera de su cabeza y se sonrojaba en señal de perdón ante sus anfitriones por el comportamiento de la Princesa Mei. –
-No se preocupe por eso rey Li, suponemos que para una chica de su edad eso es normal, dado que quiere dar a entender que ya se puede valer por sí sola. –Interrumpía Shen mientras comía galletas lunares. –
Mei se enfada y hunde el dedo índice en el cachete de Shen que comía galletas y ante la presión, no pudo evitar soltar un poco hacia afuera.
-Eso te pasa por hablar de más. –Decía Mei en un tono enojada, pero sin estarlo. –
El rey Sheng ante la conmoción de cómo transcurría el desayuno, solo atinó a reír estrepitosamente y darle palmaditas en la espalda al rey Li.
-Ja, ja, ja, ja. No creo que haga falta la cita, ya ellos dos se llevan de lo mejor. Lo mejor sería programar la fecha de la boda y que ambos compartan reinos. A partir de la semana que viene, mi hijo irá a convivir por un tiempo a tu reino, así conocerá de nuevas costumbres y se adaptará a su futura esposa.
El rey Li, sorprendido ante la rápida decisión de su casi hermano rey Sheng, quedó con la mente en blanco, al mismo tiempo lo hicieron Shen y Mei; esta última dejando de molestar a Shen y mirando a su suegro con los ojos como platos.
Luego de un rato, el rey Li se recompone y responde:
-Sabia decisión. Creo que esa sería una buena idea, así ambos se sienten cercanos y se evitarían muchos problemas. –El rey Li coloca una mano en el hombro del rey Sheng en señal de aprobación a dicha propuesta. –
-Entonces hija, ¿estás de acuerdo con lo que se ha decidido aquí y ahora? –El rey Li había cambiado su postura a una más seria y más imponente. –
-Yo…y.…o…yo…
-Me parece bien. –Respondió sin problemas el joven príncipe. –
-Así mi futura esposa, no se sentirá más sola y en caso de que enferme, la cuidaré tal y como ella hizo conmigo. –Shen bebía té shai, con los ojos cerrados como si ya estuviera decidido todo. –
- ¡¿Sh...sh…Shen?! –Decía la princesa sorprendida. –
- ¿Qué te sorprende? Tarde o temprano esto iba a ocurrir. –Mira Shen a su prometida con los ojos fijos y sin titubear. –
La princesa hace un gesto como si estuviera asustada y disculpándose, se retira corriendo a sus aposentos.
- ¡Hija!
-Tranquilo, hermano. Déjala que asimile la información. Estoy seguro que eso es solo el shock de la situación, pues todo fue muy repentino para ella.
-No se preocupe, tío. Yo hablo con ella. –Shen hace una reverencia a ambos reyes y se levanta con elegancia. Con paso lento y sin apuros, Shen se dirige al cuarto de la princesa. –
-Tu hijo es todo un caballero. Su elegancia me ha dejado con la boca abierta. Se ve que lo has enseñado adecuadamente, sabía que la unión de esos dos sería perfecta. Ella alocada y tu hijo ecuánime y calmado. No puedo esperar a verlos juntos de una buena vez. –El rey Li retomó la compostura y bebió otra taza de té. –
Continuará....
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