Lugares Cambiados #5
Espero que les guste~
Nota: Déjenme decirles que las partes de pelea son las peores para describir T-T
Nota-2: Po, en este Au al menos, es mucho más serio y hasta frio de cierta manera, un poco como lo era Tigresa en un principio del original, de contextura aun grande pero sin tanta grasa, sino más bien mucho musculo. No supe como mencionarlo en la historia, así que lo agrego aquí para que quede claro
Tigresa estaba luchando contra la necesidad de removerse en su lugar pero su cola, agitándose de manera ansiosa, la delataba por completo. Nunca había pensado estar siquiera cerca del Palacio de Jade pero ahora, estaba dentro, justo en el área que parecía ser de entrenamiento al juzgar por las cosas que había en el suelo y estaba esperando a que los maestros de Kung Fu se presentaran. Es temprano, muy temprano, y aun así, esta llena de energía.
La puerta se abre y ella se endereza, manteniendo las patas tras su espalda y agarrando su cola en un intento de que no la delatara, esperando que no se notara mucho su emoción cuando los 5 furiosos entran en ese momento.
-Ah, ahí estas- Shifu no lucia muy entusiasmado de verla pero ella no se lo tomo como algo personar, demasiado feliz de ver a los maestros que solo había visto de lejos, decidida a no centrarse en el mal humor ajeno. Los demás tampoco lucen muy contentos, pero no cree que sea por ella, están compartiendo miradas preocupadas entre ellos y esta segura de que hay algo que no le están diciendo.
-Me dijeron que los esperara aquí- hace un gesto con las patas, aunque no se inclina, manteniendo el rostro tan neutral como puede mientras su cola, ahora libre, se agita. Esa extremidad es una delatora.
-¿Tienes un problema?- Mono parece no poder contener su comentario, sonriendo con burla ligera mientras la señala, su propia cola lento y tranquilo. A ella le gustaría tener ese control.
-Algo así- se siente muy avergonzada, rápida en agarrar su extremidad delatora para poder mantenerla quieta, sabiendo que era una solución totalmente temporal. -¿Con que empezamos, maestro?- esta ansiosa por entrenar si debe ser sincera, tiene mucha energía extra debido a su emoción casi infantil y realmente quiere enfrentarse a alguno de los guerreros que tiene enfrente, quiere que vean su propio estilo.
-Como pareces tan ansiosa...- el panda rojo tiene una sonrisa extraña, como tuviera alguna especie de plan formándose en su mente, su mano levantándose en una señal que el grupo parece conocer porque se enderezan en sus lugares, luciendo preparados para luchar y la felina se tensa apenas en su lugar. -...empezaremos por evaluar tus habilidades- chasquea los dedos y la primera en moverse es Víbora. Es rápida y ágil, luciendo casi como si estuviera bailando, usando su cola como una especie de látigo que la felina bloquea sin pensar con sus patas y en cuanto puede, la agarre y la lanza contra un muñeco de practica cercano, haciendo una ligera mueca.
-¡Lo siento!- apenas puede disculparse antes de que el mayor chasque los dedos una vez más y esta vez, quien se lanza sobre ella es Mono. Es alocado y veloz, incluso si se nota que sus movimientos están bien practicados, hay una cierta duda de cual será su siguiente paso y ella se aprovecha un poco de ello, agachándose a último momento, sacudiendo apenas las orejas al escucharlo estrellarse contra un montón de bastones que estaban a un lado. Grulla es el siguiente, ágil volador que se asegura todo lo que puede en mantenerse fuera de su alcance pero Tigresa tiene una gran capacidad de salto, así logra derribarlo y golpearlo contra el suelo. -...lo siento...- se siente mal al escucharlo quejarse. Su intención es levantarlo, quizás asegurarse de no haberle roto nada por accidente pero hay un repentino tirón en su cola y esta siendo lanzada. Sus reflejos con la única razón por la que reacciona y logra aterrizar sobre sus patas, agazapada, entrecerrando los ojos ante el insecto verde que la mira. Mantis es pequeño y veloz, perdiéndose de su vista por segundos y reapareciendo, ella pudiendo esquivar a último momento antes de que pudiera afectar sus nervios o algo así. Tigresa puede sentir ese instinto en lo más profundo de ella activarse, sus pupilas haciéndose pequeñas mientras analiza los movimientos ajenos y reacciona sin pensar, lanzándose sobre el borrón verde, importándole poco lo salvaje que puede verse, golpeándolo con más fuerza de la necesaria y observando como se estrella contra Mono, quien apenas se había levantado. Se voltea sin pensar, enfocando sus ojos en los pandas que la observan, agachapa y lista, con la cola en alto y enseñando los dientes con un gruñido. Puede notar, por unos segundos, el puro terror en los ojos de Shifu.
-¿Maestro?- Po mira de reojo al más pequeño, su expresión neutra a pesar de su preocupación ligera por la expresión ajena, esperando una señal. Shifu parece aprensivo, aterrado por alguna razón que ella no entiende, sus manos temblando un poco antes de solo hacer un gesto ligero hacia el panda. Él asiente y avanza con decisión, mientras ella gruñe de manera feroz y luciendo dispuesta. Po es grande, bien entrenado, contundente en cada golpe y algo difícil de leer pero al mismo tiempo, Tigresa es rápida y ágil, salvaje y fuerte, lo suficiente como para ser impredecible y hacer al panda sudar. Mientras él se mantiene estable sobre sus dos pies, ella se mueve en cuatro con rapidez.
-¡Suficiente!- el panda rojo corta todo al ver que ninguno de los dos esta dispuesto a ceder, logrando que ambos se detuvieran en seco. Ambos están jadeando, sudando, luciendo agotados pero no rendidos, con una tensión extraña y difícil de explicar flotando entre ellos. Po es el primero en desviar la vista, enderezándose, volviéndose hacia su maestro para saludarlo al verlo acercarse pero Tigresa se mantiene agazapada unos segundos más, sintiéndose desconfianza por alguna razón, su pelaje erizándose cuando su mirada se encuentra con la del mayor. Luce enojado, furioso y de alguna manera, también temeroso, ella reconoce esa mirada incluso si no la ha visto en años. Esta asustado de ella. -Enderézate- es una orden seca y firme, la felina gruñendo ligeramente ante él, como una especie de reto pero aun así, se endereza, contenta de poder mirarlo desde arriba, sacudiendo apenas sus patas. Es su primer día allí y ya parece tener problemas con el maestro. -Tienes habilidades...- luce como si estuviera masticando un limón con esas palabras y la felina solo puede entrecerrar los ojos, sabiendo que hay algo más. -...pero te falta disciplina, mucha disciplina. No puedes permitirte ceder a tus impulsos salvajes en medio de una pelea, así no es el Kung Fu-
-Por si lo olvido, no me entrene como ellos...- hace un gesto al grupo que los mira silenciosos, un poco asombrados por la valentía de ella al enfrentarse al mayor. -...aprendí yo misma. Además...- gruñe, mostrando sus colmillos. -...soy una tigresa, el instinto es parte de mi y no puede quitármelo- era una especie de desafío.
-Aprenderás- el panda rojo casi escupio esa palabra, dándole la espalda sin esperar una respuesta y se alejo, cerrando las grandes puertas a su salida. Los presentes se quedaron en silencio, compartiendo miradas entre ellos antes de mirar la espalda de ella, pudiendo ver como su cola se agitaba bruscamente.
-Ammm, ¿Tigresa, cariño?- Víbora fue empujada por sus compañeros para romper el extraño silencio instalado, mirándolos de reojo en busca de ayuda y frunciendo el ceño al solo recibir encogimiento de hombros. -¿Te gustaría...almorzar con nosotros?- fue lo primero que se le vino a la mente y espero no haberse equivocado.
-¿Almorzar?- la cola de la felina se agita bruscamente, sus orejas moviéndose apenas y después de unos segundos, se voltea a verlos, mostrando una suave sonrisa en vez de la ira apenas reprimida que ellos habían estado esperando. -Me encantaría- asintió, queriendo distraer su mente de sus ganas de ahorcar con sus propias patas a ese panda rojo.
-Bien, prepárate para el tofu- bufo Mantis con una ligera mueca de fastidio, saltando para subirse al hombro de mono antes de que empezaran a moverse.
-¿Tienen ingredientes?- ella lo siguió.
-Creo que abastecieron la cocina hace unos días- Grulla movió ligeramente las alas antes de acurrucarlas contra su cuerpo. -¿Por qué?-
-Puedo cocinar- no suele cocinar mucho, es el trabajo de su papá pero el se aseguro de enseñarle todo lo que sabe. -Tómenlo como una disculpa por como los trate- hizo una ligera mueca.
-Oh, siempre acepto las disculpas en forma de comida- tarareo Mono con encanto, deseando que la comida ajena sea buena. Se dirigen a la cocina y aunque parece ser que nada sucedió, con todos luciendo más tranquilos que antes, con Tigresa sonriendo y hablando un poco de su vida, Po no es tonto, es observador, y puede notar como las patas de ella tiemblan tras su espalda. Aun esta furiosa.
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