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Lugares Cambiados #4

Espero que les guste~

Nota: Tengan en cuenta que en este Au, Po y Tigresa cambiaron de lugares, así que ya pueden darse una idea de todo lo demás :3

Nota-2: Tengo que decir que no encontré nada de este Au, a parte de los dibujos que me dieron el incentivo a escribirlo, así que voy haciendo esto a medida que se me vienen cosas a la mente y cuando mi ayuda extra me va dando ideas ^_^

-¿Puedes creer que estemos invitados a un evento tan importante?- Tigresa esta tan emocionada e inquieta que Ping se resigna a empujar el carrito el último tramo del camino, dejándola deshacerse un poco de la energía de más que tiene, dando patas y saltos en el camino. Había estado entrenando su estilo de lucha durante horas el día anterior solo para poder dormir profundamente y levantarse temprano. -¡Al fin podre ver a los 5 furiosos en persona!-

-Los has visto, querida- bufo con cierta diversión, siempre era lindo ver a su hija tan feliz. 

-Cierto...- asintió. Los había visto de lejos luchar más de una vez, medio escondida para no llamar demasiado la atención, pero siempre de lejos. -...pero esta vez, harán una demostración de sus estilos de Kung Fu...- dio un par de patas, colocándose en pose, enderezándose de un salto y volviendo a caminar, su sonrisa tan grande que apenas parece caber en su rostro. -...y podre verlos más cerca que nunca- el ganso cree que hay estrellas en sus ojos en ese punto y eso lo hace sonreír. -Quizás hasta pueda agregar alguno de sus movimientos a mi estilo- casi esta chillando ante esa posibilidad.

-No creo que sus estilos encajen con el tuyo- comento, riendo ligeramente. El estilo de Tigresa era notablemente más duro y salvaje que el de cualquiera, incluso él podía notarlo después de ver a los estudiantes del palacio pelear un par de veces.

-Puede que tengas razón...- hizo un puchero ligero y de manera distraída, se unió a papá, empujando el carrito. -...pero aun me gustaría poder usar la patada voladora del Maestro Mono, aprender los puntos de presión del Maestro Mantis...- ríe alegremente, volviendo a su animo anterior. -...o alguno de los movimientos del Maestro Po ¡Eso seria genial!- Ping solo niega, divertido, dejándola divagar mientras se adentran en el lugar y se colocan en el lugar más cómodo que encuentran, instalando el carrito con facilidad. Llegaron un poco más temprano de lo acordado, así no luchaban para pasar entre la multitud.

No es ninguna sorpresa que el lugar se llene rapidamente. Hay muchos fanáticos, todos centrados en el espectáculo principal que no tarda mucho en mostrarse. Ahí esta el Maestro Oogwey, siempre tranquilo y sonriente mientras saluda a todos. El Maestro Shifu, quien esta parado al lado de la tortuga, luciendo serio pero orgulloso, anunciando y presentando a sus propios alumnos.

Y en cuanto los 5 furiosos aparecen, con esas grandes entradas dignas de ellos, Ping sabe que perdió por completo la atención de su hija.

-¡Esto es fabuloso!- Tigresa esta totalmente centrada en ellos, analizando con ojos atentos sus movimientos, ya planeando adaptarlo a su propio estilo y quizás, guardando algunas memorias para su lado fanático.

-Esta niña...- bufo el ganso, divertido, sirviendo otro tazón de fideos para entregar. Se estaba quedando sin y tenía una bolsa llena de dinero, era una gran ganancia. Él no esta muy interesado pero la deja disfrutar de aquello que sabe que le fascina. Cada maestro muestra su propio estilo, lo que hace que los ojos de ella brillen con admiración y anote en su cabeza cosas para poder usarlas más tarde, pero al final de todo, se forman frente a la tortuga. Era hora del gran anuncio.

Hay un silencio lleno de emoción y expectativa mientras todos observan atentamente a la tortuga que se mueve frente a los maestros, quien lucen tan serios y ansiosos como muchos se siente pero lo están manejando muy bien.

-Aquí viene, aquí viene...- la cola de Tigresa se mueve y Ping tiene que agarrarla para no recibir un golpe directo en el rostro, aunque ella no se da ni cuenta. La tortuga es lenta al alzar su brazo, estirando una de sus garras pero en vez de señalar a alguno de los guerreros que tiene en frente, quienes de seguro entrenaron toda su vida para ese momento, señala a alguien entre el publico. -¿Eh?- se endereza, tragando en seco ante la mirada fija de los maestros, quienes están entre la sorpresa y la molestia. Se mueve, solo para asegurarse, pero el mayor la sigue señalando a ella. -¿Yo?- ella se siente tan perdida como muchos de los que están allí.

-Si, tu. Ven aquí, querida- Oogwey hace un gesto y ella duda, mirando a su papá en busca de algún consejo pero él solo hace un gesto con las alas, sin saber que hacer. Hay algunos que la conocen y no tardan mucho en acercarse, dándole un empujón para que avance. La felina les manda una mala mirada, aunque muchos de ellos solo le muestran grandes sonrisas y le hacen señas de que continuara, así que no tiene más opción que mirar hacia el frente y avanzar. Se siente extrañamente rígida, aunque no se nota en su caminar y se para con torpeza al lado del mayor, mirando a su alrededor. Se siente raro, todos la están mirando. -El universo nos ha enviado a nuestro Guerrero Dragón- la tortuga usa la curvatura en el extremo de su bastón para levantar el brazo de Tigresa, quien esta congelada, aun sin poder creer o siquiera entender lo que estaba sucediendo en ese mismo instante. 

-¡¿Qué?!- hay un coro de voces que dicen eso antes de que la celebración comience. Hay mucho ruido, tambores y música, aplausos también acompañados de gritos de júbilo y alegría medio ahogados por los fuegos artificiales que explotan por encima de ellos. Tigresa es arrastrada a todo eso en algún punto pero ella está congelada, medio en shock, sin prestar real atención a todo lo que sucede. El ganso esta igual, observando como levantan a su hija para celebrar su repentino título, sintiendo dolor de cabeza en intentar entender.

Hay una especie de fiesta, con comida, música y mucho más pero algún punto, padre e hija logran reunirse, sentados juntos en uno de los tantos escalones que antes habían logrado subir con el carrito, mirando a la nada con expresión perpleja. Están intentando digerir todo lo que había sucedido.

-¿Qué acaba de suceder?- Tigresa es quien rompe el silencio, su cola agitándose ligeramente detrás suyo.

-Te eligieron como el Guerrero Dragón- contesto Ping de manera automática. En serio que no había esperado que las cosas fueran así.

-¿Por qué?- ella no lo entiende. No había hecho nada para merecer el título, ni siquiera había pensando alguna vez en tenerlo, solo había querido ver a los maestros en su demostración de Kung Fu y estar presente para el gran anuncio. Nunca había espero ser la elegida.

-No lo sé- negó, sin tener respuestas a esa pregunta en especifico.

-Fui elegida...- hay una lenta y gran sonrisa dibujándose en su rostro, soltando una carcajada llena de asombro. -...¡Fui elegida!- y ahí esta, le emoción casi infantil, mientras se remueve en su lugar con un chillido ahogado. Quiere saltar, quiere gritar, quiere hacer tantas cosas pero no tiene idea de como empezar. -¿Puedes creerlo, papá? ¡Me eligieron, a mi!- lo mira con ojos brillantes y por un segundo, el ganso solo ve a la joven cachorra que había adoptado, quien había crecido más rápido de lo que le gustaría.

-Yo...en realidad, si puedo- Tigresa podía no ser una gran maestra de Kung Fu como los demás pero era buena a la hora de pelear, muy buena, y siempre supuso que era cuestión de tiempo antes de que llamara la atención de alguno de ellos.

-¿Estaría mal decir...que me gustaría intentar? Esto de ser la elegida de Oogwey- esta un poco nerviosa y ansiosa por como puede reacción su papá ante eso, sabiendo que su sueño era poder heredar su tienda a alguien algún día.

-Estaría más preocupado si no quisieras hacerlo- suspiro con cierta resignación. -Sé que pelear es tu pasión y que siempre quisiste entrenar cerca de estos maestros...- la había escuchado divagar por horas sobre ellos y sus estilos de pelea. No lo entendía pero le gustaba escucharla tan emocionada. -...así que no voy a detenerte de hacer esto...- él levantó las alas antes de que ella pudiera abrazarlo, mirándola con seriedad. -...pero tienes que prometerme que no dejaras que esa rata de grandes orejas te cambie- el comentario tomo a la felina con la guardia baja, bufando con diversión porque sabía a quien se refería.

-Creo...que es un panda rojo- rio ligeramente, extasiada.

-Panda, rata, lo que sea- agitó las alas, sin darle mucha importancia. -No dejes que él intente cambiarte. Eres mi hija, una gran luchadora que creo su propio estilo de pelea, buena cocinera y mi mayor orgullo...- ella sonrió, con el pecho cálido por el puro cariño que podía sentir en las palabras ajenas. En serio, amaba a su papá. -...no dejes que él te haga sentir menos, ¿entendido?-

-Entendido- no dudo en asentir y se lanzó para abrazarlo, apretándolo muy ligeramente, mientras él la rodeaba con las alas lo mejor que podía y dejaba escapar un suspiro ligero. Confiaba en que su hija sería lo suficientemente fuerte como para enfrentar lo que sea, incluso a ese maestro de aspecto tosco.

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