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Lugares Cambiados

Espero que les guste~

Nota: Lo siento, no pude evitarlo. Inspirado en una serie de dibujos muy hermosos que alguien me mando por TikTok xD

Nota-2: Por si no se dieron cuenta, en este Au, Tigresa es adoptada por Ping y por ende, Po es criado en el Palacio de Jade

Nota-3: Ping puede parecer un poco Oc aquí pero no lo sé, me parece un personaje muy dulce y sentí que esto encajaba bien ^_^

Había un rumor extraño corriendo entre los habitantes del valle, comentarios que decían que había un monstruo habitando ahora el orfanato Bao Gu, con una boca llena de dientes afilados y garras que podían hacerte mucho daño. Había diferentes versiones de su apariencia pero lo que la mayoría decía era que tenía una fuerza monstruosa que podía romper cualquier hueso.

Ping ignoro todo eso, incluyendo las advertencias de sus clientes, y alisto su carrito para visitar el orfanato, algo que hacia cuando podía y se sentía particularmente solo. Le gustaba ir allí, estar rodeado de ruido y risas, sobre todo queriendo que aquellos dulces niños que no tenían familia pudieran probar algo cálido y hecho con todo el amor que tenía su corazón. Había algo cálido creciendo en su interior cada vez que veía a los pequeños iluminarse con placer una vez que probaban su comida y esa, era una de las mejores partes de esos días. No iba a dejar que rumores tontos y sin sentido le quitaran comida cálida a esos niños que tanto lo necesitaban, no iba a permitirlo.

-Aquí tienes, pequeño- sirvió otro plato, moviéndose para dejarlo frente a un conejito cuya sonrisa se hizo tan grande ante el aroma.

-¡Gracias, señor!- Ping sonrío ante eso, dándole una ligera palmada en la cabeza antes de volver a su carrito algo apartado, principalmente para que nadie pudiera tropezar o algo peor. Miro a su alrededor, cada pequeño tenía un plato y todos lo estaban disfrutando. Se sentía orgulloso de ello.

-¿Eh?- su carrito se sacude de repente y lo sobresalta. Vuelve a mirar a su alrededor, puede ver a las cabras cuidadoras atendiendo a los menores y ninguna de ellas luce preocupada, pero cuando vuelve a mirar su carrito, pudiendo escuchar un sonido muy particular, no pudo evitar pensar que quizás uno de los pequeños decidió esconderse allí o buscar más comida, no sería la primera vez. Termino por acercarse, curiosos, llevándose una gran sorpresa. Hay una felina sentada allí, perfectamente oculta de los demás, comiéndose los dumplings rellenos que trajo en caso de que se le terminara la sopa y aun tuvieran hambre. Parece disfrutarlos, en especial por la forma en la que mueve la cola y hace un suave tarareo, tragando antes de llevarse otro a la boca, dejando ver que tiene colmillos. Es pequeña, notablemente joven, y aunque se nota de lejos que es un tigre, no tiene el corazón para sentir miedo. -Hey, pequeña~- llama de manera suave y tentativa, sin querer llamar la atención de nadie más que de ella, algo que logra. Los grandes ojos, diferente a todo lo que a visto hasta el momento y que casi parecen brillar, lo miran con cierto pánico.

-...lo siento- lo dice con tanta pena y tristeza, acunando sus patas contra su pecho, lejos de los demás dumplings que aun hay.

-Nha, no te disculpes- hace un gesto con las alas mientras se mueve para sentarse a su lado, dándole espacio pero mostrándole una sonrisa, demostrando que no estaba molesto. -¿Te gustan?- ella parece confundida, mirando entre él y la comida, dudando mucho antes de asentir, apenas y de manera rígida. -Pues, adelante, cómelos. Los hice para eso-

-¿No esta...enojado?- lo mira, como si lo analizara, frunciendo apenas el ceño cuando el ganso niega con la cabeza. -Oh...- parpadea, relajando su expresión, dudando mucho antes de agarrar otro dumplings y llevárselo a la boca con rapidez, como si temiera que el otro cambiara de opinan pero esta sonriendo mientras lo saborea y eso hace sonreír al ganso.

-¿No deberías estar comiendo con los demás?- tiene curiosidad, no la había visto en sus últimas visitas y se pregunta si es nueva o solo muy tímida.

-Se supone que debo estar en mi cuarto hasta que todos terminen- murmuro como si fuera un secreto.

-¿Por qué?- eso no tiene ningún sentido.

-Porque todos le temen al monstruo- hizo un puchero que oculto a favor de meter otro dumplings a su boca. Parecía tener mucha hambre y Ping sudo, temiendo el pensamiento que cruzaba por su cabeza.

-No le dan de comer- eso solo era horrible y las implicaciones tras la frase ajena solo hacían que su imaginación volara aun más. -¿Monstruo?- sus ojos se abren con ligera realización, los rumores teniendo un poco más de sentido ahora. Hablaban de ella, temida a pesar de ser solo una niña por su simple apariencia de depredador. Que horrible que podía ser la gente hoy en día. -Yo no veo un monstruo...- saco una servilleta del bolsillo de su delantal. -...solo veo a una niña- extendió su ala y suavemente, limpio las mejillas ajenas. La felina lo miro con los ojos bien abiertos, en shock por ese simple gesto, y pronto, sus labios estaban temblando, lagrimas silenciosas saliendo de sus ojos de manera repentina pero él solo sonrío.

Habla con las cuidadores, pudiendo saber que su nombre es Tigresa y horrorizado de enterarse de que la pobre tenía un cuarto apartado, de aspecto frio y carcelario, del tipo de lugar que te daba escalofríos. Hizo que sus plumas se erizaran de ira pura que se apresuro a ocultar lo mejor posible.

Toma una decisión loca y precipitada en ese mismo instante.

-¿Ya se va, señor Ping?- Tigresa se acerca al ganso al verlo alistar su carrito, juntando todas sus cosas de la manera más ordenada posible, extrañamente serio en comparación a antes.

-Si, querida...- se saca el delantal y lo mete en donde puede, queriendo irse de allí. Esta enojado con las cabras que dirigen ese lugar. -...y tu vendrás conmigo- hizo un gesto, decidido, ella enderezándose con sorpresa.

-¿En serio?- sus ojos se ilumina cuando él asiente y la gran sonrisa que se dibuja en su joven rostro hace que el pecho emplumado se sienta cálido. -¿Me va a adoptar?- chilla cuando él vuelve a asentir y básicamente corre para quitarle el pequeño bolso con escasas pertenencias que una de las cabras esta trayendo, rápida en volver a donde esta el ganso.

-Vamos, querida, tenemos que irnos a casa- empuja su carrito y Tigresa no tarda mucho en estar a su lado, ayudando, luciendo muy emocionada por primera vez en su vida.

Ping no planeaba tener hijos, nunca lo había pensado siquiera, pero no duda mucho en simplemente llevarse a Tigresa de ese horrible lugar. Ella es su hija ahora, sin importar cuan aterradora pueda ser para todos los demás, él la va a amar y dar un buen hogar, donde no este encerrada y tenga comida cada vez que quiera.

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