Cachorra #2
Espero que les guste~
El cielo se nubla rapidamente, nubes negras y que se ilumina de vez en cuando con algunos relámpagos, sin tardar mucho en empezar a llover con fuerza, obligando a los habitantes del valle a refugiarse en sus casas de momentos.
Al mismo tiempo, en la cocina del Palacio de Jade, resuenan las carcajadas llenas de burla y diversión.
-...los odio...- Tigresa se sentía irritada y molesta, cruzándose de brazos con el ceño fruncido, pero no parecía ser tan amenazante como siempre porque al risa del par solo aumento en volumen de alguna manera. Agito la cola bruscamente, con promesas de una larga y muy dolorosa venganza contra ese par en cuanto volviera a su tamaño original, se iban a arrepentir.
-¡E-Eres tan pequeña!- Mono y Mantis se estaban riendo como si no hubiera un mañana, hasta el punto en el que se estaban retorciendo en el suelo de la habitación, sin poder matarse de pie. El mono se abrazaba a si mismo, sintiendo un dolor de barriga en este punto, mientras el insecto agitaba sus pequeñas patas.
-Oh, cielos...- Grulla mantuvo el pico cerrado por seguridad propia, sin querer recibir ningún tipo de consecuencia viniendo de la felina, alejándose todo lo que podía de esos tos solo para seguridad extra.
-...son unos tontos- Víbora frunció el ceño ante la actitud de sus amigos, mirando a la cachorra de reojo, sin poder negar que estaba encantada a pesar de su ceño fruncido. No había esperado nunca ver a su amiga en ese estado y era realmente llamativo.
-Voy a romperles cada hueso de sus cuerpos, malditos...- la felina mando al diablo el auto control, sintiéndose un poco más impulsiva de lo que el gustaría, apretando los dientes con un gruñido amenazante y con las patas en alto, dejando salir las garras. Eso si fue suficiente para callarlos y mirarla con miedo pero ella esta furiosa y se prepara para lanzarse sobre quien pudiera alcanzar, aunque el panda se le adelanta.
-¡N-Nada de peleas en la cocina!- Po chillo con cierto pánico, rodeando el pequeño cuerpo de su amiga sin pensar y alzándola, dándole un ligero apretón que espera sea tranquilizador. Ella solo vuelve a gruñir, llegando a clavar muy ligeramente sus garras en el brazo ajeno pero se obliga a relajarse y retraerlas, manteniendo su mirada amenazante y llena de furia sobre el par. -Si no dejan de burlarse, no les serviré el almuerzo- lo dice con toda la seriedad que puede, ignorando por el momento los jadeos escandalizados que vienen del par mientras les da la espalda y mueve una de las tantas sillas con el pie.
-¡Eso es injusto!- Mantis levanta las tenazas con expresión ofendida.
-¡Eso es favoritismo!- reclama Mono de brazos cruzados, luciendo dolido.
-Quizás- el panda se encogió de hombros, moviéndose para dejar a la felina en la silla, sonriendo con ligera diversión ante su ceño fruncido, casi parecía que estaba haciendo puchero. -¡A comer!- anuncia con animo, moviendo la silla ajena para acercarla a la mesa antes de volver a su olla y empezar a servir, los demás rápidos en colocarse en sus lugares, ya queriendo comer.
-...soy pequeña...- Tigresa frunció el ceño ante ese pensamiento, odiando ese detalle, moviéndose con mucha cautela para poder arrodillarse en su asiento y logrando no sentirse tan enana. Los demás estaban conversando, aunque ella no les presto mucha atención y termino por extender las patas con toda la intención de acunar su tazón para acercarlo un poco más, solo para detenerse en seco al notar un detalle muy particular. Podía sentir el calor causado por la comida recién hecha, aumentando hasta el punto de ser un poco incomodo, pero ella ignoro la quemazón en sus almohadillas a favor de apartar con cautela sus patas y mirarlas con confusión, analizándolas. Las cicatrices causadas por su duro y prolongado entrenamiento ya no estaban, algo que no había notado antes, dejando ver sus almohadillas completamente sanas y sin rastros de nada, un poco más blandas y suaves de lo que recordaba. Y de repente, la respuesta llego a ella. Su cuerpo había sido reducido a los 6 o quizás 7 años ahora, mucho antes de lo que hizo, devolviendo la sensación que había perdido hace tanto tiempo atrás.
Eso...era extraño.
-Oh...- parpadeo con ligera confusión, tocando sus almohadillas con ligera aprensión, sin saber como sentirse exactamente en ese momento. Su expresión pensativa llama la atención del panda, quien baja los palillos por unos segundos.
-Hey- él coloca su mano en el hombro ajeno, logrando que ella alzara la vista para mirarlo, luciendo más acorde a su edad actual gracias a su expresión algo perdida y los ojos bien abiertos. -¿Estás bien?- pregunto con preocupación suave y la felina solo parpadea un par de veces más antes de sacudir la cabeza, reaccionando.
-...bien- asintió, volviendo su atención completa al tazón pero aun sintiendo la mirada preocupada del panda encima. Acuna el plato onde entre sus patas, una ligera euforia creciendo en su pecho al sentir la calidez de la comida, y lo acerco, decidida a disfrutar para luego ver que averiguar como sentirse acerca de lo recién descubierto. Po la dejo, no muy confiado, pero decidió a quizás preguntar sobre aquello más tarde.
Aunque, para su mala suerte, ella desapareció en cuanto terminaron de comer.
-¿Alguno vio a donde fue Tigresa?- Po tiene la suerte de no tener que lavar los platos usados, una tarea que le toca a Mono, y había estado poniendo todo su esfuerzo en vigilarla, aunque aun así logro escapar de alguna manera.
-¿Ya la perdiste?- bufo Mantis con diversión.
-No- sudo con cierto nerviosismo, sin saber si eso era una verdad o una mentira.
-Si la perdiste- rio Mono, solo para ser callado cuando una ala golpeo directamente su rostro. Reclamo, escupiendo plumas, mirando a su compañero con el ceño fruncido pero volviendo a su tarea con un gruñido ligero, quejándose entre dientes.
-No debió ir muy lejos- Grulla fue más amable y tranquilo.
-Tiene razón- Víbora sonrío, suave y dulce, logrando que le panda se relajara un poco en su lugar, aunque aun algo ansioso. -Debe estar muy cerca, no se iría así nada más-
-Si...supongo- Po retorció sus dedos, pensativo, para luego darles la espalda y empezar a caminar, buscando a la felina. Ella no estaba en los cuartos, tampoco en el Salón de los Héroes ni en algún de los pasillos y estaba deseando con todas sus fuerzas que ella no hubiera logrado colarse en el salón de entrenamiento de alguna manera o tendría muchos problemas con el maestro. Justo cuando estaba entrando en desesperación, noto la puerta principal algo abierta y se lanzo hacia allí, casi cayendo del alivio. -...ahí estas...- suspiro y se enderezo, mirándola con curiosidad. Solo esta allí, sentada bajo techo pero de tal manera que pudiera extender las patas y que estas terminaran bajo la fuerte lluvia del momento, su cola moviéndose lenta y tranquila, aunque para Po lucia algo perdida de alguna manera. Él dudo, aunque termino por acercarse, dejándose caer de sentón a su lado. -...Tigresa...-
-...esta fría- ella se le adelanto, sacando sus patas de debajo de la lluvia. El pelaje naranja y negro estaba revuelto, húmedo hasta el punto de estar goteando y mojando un poco sus pantalones en el proceso pero eso no pareció importarle. -La lluvia esta fría- repitió ante la cara de confusión en el rostro ajeno, sonriendo apenas al verlo parpadear.
-Oh...- su cerebro tardo un poco en entender y relajo su expresión, algo aprensivo. Sabía que Tigresa había logrado la insensibilidad en sus patas pero ahora era una cachorra y la sensación perdida parecía haber vuelto de repente, no podía imaginar como debía sentirse. -...cuando era cachorro...- decidió cambiar de tema y la felina se relajo en su lugar, agradecida por el gesto. -...siempre quise jugar en el barro después de la lluvia- soltó lo primero que se le vino a la mente y tuvo unos segundos para estar avergonzado hasta que la escucho bufar.
-¿En serio?- flexiono las piernas y abrazo sus rodillas contra su pecho, cruzando sus brazos, mirándolo con diversión ligera. -¿Qué te detuvo?- tarareo, la punta de su cola agitándose apenas.
-Mi papá- se cruzo de brazos con un puchero infantil. -Siempre que intentaba hacerlo, papá salía con su cuchara de madera para gritarme- se aclaro la garganta para hacer su imitación. -"¡No permitiré que traigas toda esa suciedad a mi cocina!"- bufo ante el recuerdo, su papá siempre fue quisquilloso con la suciedad y su cocina.
-...yo también- confeso ella después de unos segundos, pensativa, ignorando la extraña que se sentía de compartir algo de su pasado. -Siempre vi a los demás divertirse con eso en el orfanato y quería intentar pero...- se encogió de hombro pero él entendió sin necesidad de que terminara esa frase.
-Oh, podemos intentarlo- se animo con ojos brillantes, luciendo muy emocionado de repente, como un niño pequeño y la felina se le quedo mirando.
-Somos adultos, Po- enarco una ceja, señalando lo obvio pero olvidando un pequeño detalle de aquello.
-Quizás pero no conozco ninguna regla que te diga a que edad puedes divertirte...- su sonrisa se agrando mientras la miraba, luciendo victorioso por alguna razón. -...y tu, ahora, eres una cachorra- empujo la nariz ajena con uno de sus dedos, haciendo un ligero sonido, su sonrisa grande y brillante mientras ella parpadeaba. -Tienes que aprovechar tu estado-
-...el Maestro Shifu estará furioso si hacemos algo así- y el panda soltó un chillido extraño, lleno de emoción y entusiasmo porque eso no sonaba como una negativa.
-¡Enfrentaremos su ira como los guerreros super barbaros que somos!- exclamo sin ningún tipo de problema y Tigresa se permitió sonriera, sintiendo que el entusiasmo ajeno era un poco contagioso. Quizás...no seria tan malo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro