Kumamon is love
YoonGi era un adulto. Claro que sí, los gustos infantiles eran parte de... De algo, en la vida de un adulto. Probablemente era el motivo por el que se mantenía apuestamente joven y radiante.
—Bien, vamos —le dijo a Sook, su sobrina. Usando una falsa sonrisa maternal. La niña asintió avanzando a su par, sin decir mucho. Ella estaba bastante bien entrenada por SeokJin, por lo que no debería haber problema.
A YoonGi le agradaba más que su otro sobrino, por eso eligió a Sook sobre el otro mocoso molesto para llevar a cabo su benévolo plan.
Era bastante sencillo, en realidad. Tomaría como un préstamo a Sook de su padre para llevarla a McDonald's por una cajita feliz.
YoonGi realmente necesitaba esa caja. Él no estaba exagerando. La edición limitada de Kumamon era tan necesaria que lloraría si no podía tenerla.
Desde el empaque de las papas fritas hasta la pequeña figura de acción de su oso favorito todo tenía un diseño exquisito. Tenía que tenerla entre sus manos.
Pero, diablos, ¿qué tan raro era ver a un adulto pedir una cajita feliz para sí mismo? Tenía demasiado swag para dañar su imagen de esa forma.
Era por eso que Sook estaba ahí.
SeokJin le lanzó un montón de amenazas y todas podían resumirse a lo mismo. Si hija volvía a sus manos con un moño fuera de sus cabellos, YoonGi recordaría porque la adolescencia junto a su hermano mayor nunca fue divertida.
Él no estaba preocupado, siendo sincero su hermano solía ladrar mucho y morder poco. Y toda sus preocupaciones eran tonterías, sólo iría a McDonald's con su sobrina felizmente. Saldrían tan rápido como entraron antes de que alguien pudiera mirarlos sospechosamente.
Ellos entraron al establecimiento de comida rápida como un par de clientes normales. Nada extraño.
El olor al aceite en las freidoras y el silencio en el ambiente fue algo agradable. YoonGi era un poco fanático de las cadenas de comida rápida cuando tenía pocos billetes en el bolsillo y escaso tiempo para detenerse en su propia cocina, lo que pasaba seis días a la semana.
Avanzaron al mostrador con una tranquilidad impecable. No era una coincidencia que en el restaurante faltaran los gritos de los niños. YoonGi fue muy inteligente, eligiendo un día tan temprano en la mañana donde habría poca clientela.
Sí, esa cajita feliz de Kumamon sería suya. Podía jurarlo.
—Recuerdas el plan, ¿verdad, Sook querida? —Su sobrina asintió, el peinado extravagante que SeokJin le hizo a su hija ni si quiera se sacudió—. Ah, eres mi sobrina preferida.
Canturreó felizmente, colocándose frente al mostrador. El empleado que debería atenderlos estaba charlando animadamente con su compañero de su costado. Se reía con todo su cuerpo y si YoonGi no hubiese tenido tanta prisa por huir, habría disfrutado del sonido amigable.
Por desgracia no podía perder ni un minuto.
Carraspeó amablemente y el chico se volvió hacia ellos. Sacudiendo sus cabellos tan rubios como papas fritas debajo de la gorra negra con la gran "M" amarilla.
—Bienvenidos, ¿en qué puedo servirles? —les preguntó con una voz amable y aterciopelada, golpeando sus dedos contra el mostrador. Lucía un llamativo esmalte rojo en los dedos meñiques.
Lo que fuera que YoonGi quería decirle al empleado terminó siendo olvidado cuando le sonrió. El chico usaba lipgloss transparente para su gruesa boca y el olor de su colonia era tan bueno como un licor de frutas.
Demasiado lindo para el bien de YoonGi.
—Me servirías si supiera tu nombre —balbuceó completamente hipnotizado. YoonGi escuchó historias sobre celebridades que alguna vez tuvieron un McJob, este empleado rubio debía tratarse de un modelo en ascenso al estrellato.
Notando que el cliente había sido hechizado bajo su divino encanto, la sonrisa en su rostro pasó de ser servicial a tímida y confidente.
—Me llamo JiMin.
—Soy YoonGi —se presentó, agravando su voz. Fue patético lo rápido que respondió.
Al diablo el swag, JiMin era muy lindo para obligarlo a mantener su estilo.
JiMin abrió la boca para decirle algo y cambió de opinión cuando Sook se movió. Pareció recordar que la niña estaba ahí y su entusiasmo coqueto se apagó un poco.
—¿Qué puede ofrecerle? A usted y su hija.
—¿Qué? Ah, no. Sook no es mi hija. —El chico no luchó contra su expresión de alivio, lo que volvió a YoonGi un poco más confiado. Estaban en la misma línea, sabiendo a dónde llegarían—. Ya sabes, soy el tipo de tío genial que lleva a su sobrina a comer lo que quiera.
Sonrió, apoyándose un poco más contra el mostrador.
JiMin se rio suavemente, mordiéndose los labios. Eso era maravilloso, congeniaban tan bien como Coca-Cola y una buena Grand Big Mac.
—¿Entonces qué vas a querer, linda? —le preguntó a Sook adorablemente.
Incluso tenía un encanto con los niños, JiMin era el combo perfecto. YoonGi iba a pedirlo para sí mismo y sería un servicio rápido.
Sook levantó la esquina de su boca con confianza ante el empleado e hizo su pedido.
—Un helado de chocolate.
¿Qué?
La felicidad en YoonGi huyó.
—¿Qué? Sook, tú querías una cajita de Kumamon, ¿lo recuerdas? —le dijo con una sonrisa tensa, sacudiendo la mano de su sobrina.
—No, tú eres quién quería la cajita de Kumamon. —Sook lo señaló, mirando a JiMin—. Mi tío vino conmigo porque quería el juguete de Kumamon, pero quería mentir porque sentiría pena.
YoonGi sintió temblar un nervio debajo de su ojo.
¿Por qué tomó prestado a la hija de SeokJin? Era claro que ella fue educada por SeokJin, se trataba de una embustera con una cara inocente.
Debió tomar al bebé de HoSeok, aunque apenas pudiera pararse sobre sus dos pies.
No sintió la valentía para mirar a JiMin, todo el color subiendo a su rostro. Con una miradita veloz comprobó que el empleado tenía las cejas levantadas y una sonrisa congelada.
—Adelante, puedes reírte —resopló, negándose a avergonzarse por el tono rojo en sus mejillas—. Sólo danos ese helado de chocolate.
—¡Quiero comerlo aquí! —pidió el diablo disfrazado de ángel con una sonrisita, mostrando sus dientes como un tiburón.
Sook tuvo su helado y ella se sentó en una mesa juntó a la ventana a comerlo sin un remordimiento por humillar a su tío frente a su nuevo amor platónico. Era sumamente malvada, le recordó a YoonGi porque estuvo alejado de las mujeres por tanto tiempo.
—Ahora eres mi sobrina menos favorita —le dijo YoonGi haciendo un puchero, evitaría con mucha fuerza mirar hacia el mostrador.
Sook se encogió de hombros, probando su helado con calma.
—Siempre fuiste mi tío menos favorito.
Exageradamente YoonGi se tocó el corazón. Pero el verdadero motivo de su casi ataque fue la encantadora voz viniendo detrás de sus espaldas.
—YoonGi. —YoonGi giró la cabeza, por poco cayéndose de su silla. JiMin apareció con una sonrisa tímida y ¿eso era la caja de Kumamon de edición especial?—. Aquí tienes, puedes pagármela en la siguiente cita.
—¡JiMin, vuelve aquí! —le gritó uno de los empleados que permanecía detrás del mostrador.
YoonGi abrió la boca para decir algo, pero el chico comenzó a correr de regreso a su puesto. Cuando miró su cajita feliz, se sintió verdaderamente como un niño.
El número de JiMin estaba escrito con plumón permanente sobre el cartón.
Este OS fue una idea que surgió en una plática divertida con @EllaUnlucky. Ella también escribe YM, dense una vuelta a su lindo perfil. (≧◡≦) ♡
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