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22- AL DESCUBIERTO

Luna no quería regresar junto a Alfred. Él les esperaba en su apartamento de la ciudad.

La niña estaba convencida de que Alfred les había traicionado. Nunca había jugado limpio. Aunque tratara de hacerle creer que estaba arrepentido de la traición hacia sus padres, Luna había llegado a la conclusión de que nunca podría confiar en él.

Además,¿quién sino él podría haber sido?

-No tenemos otro sitio al que ir, Luna. -le dijo el chico -Si fue él el que nos delató, lo averiguaremos.

-Está bien, Billy...es que me repugna mirarle a la cara después de lo que hizo...

-Lo entiendo, Luna. Pero creo que primero debemos averiguar la verdad.

-Tienes razón.

Luna pasó el brazo por el hombro de su amigo para que él pudiera apoyarse en ella y no cargara todo su peso sobre la pierna herida.

Lejos ya de las instalaciones de Orpheus, los chicos pararon un taxi. Le dieron la dirección al taxista y se acomodaron en el asiento trasero, estaban muy cansados.

Luna se había quedado dormida en el hombro de su Billy, mientras esté miraba absorto por la ventanilla del taxi.

-Parecéis salidos del infierno -les dijo el conductor mientras les miraba por el espejo retrovisor del automóvil.

-Nuestra casa se incendió...-mintió Billy -gracias a Dios pudimos ponernos a salvo. Ahora vamos a casa de nuestro tío...

-¡Un incendio! no he escuchado nada por la radio...

Billy no contestó. Seguía mirando por la ventanilla.

-Entonces habéis tenido mucha suerte...los incendios son horribles...

El taxista seguía hablando pero Billy no escuchaba nada de lo que decía, Su mente estaba muy lejos de allí, tratando de recordar algo que se había dicho en una conversación y que él había pasado por alto. Algo que ahora era de vital importancia.

No, no conseguía recordarlo. Sabía que era muy importante, pero...

-Chicos, ya hemos llegado -dijo el taxista, luego señaló a Luna -.Está agotada la pobrecita,¿es tú...?

-Mi hermana -le atajó Billy. Siempre había detestado a la gente curiosa -.Muchas gracias, nos bajaremos aquí.

Billy agito el hombro de la niña y ésta se despertó al instante.

-¿Sí?

-Ya hemos llegado...Jenny.

Ella le miró con curiosidad, luego pareció comprender.

-Gracias Albert, por fin estamos en casa...

-Si, en casa del tío Thomas. Aquí estaremos bien hasta que vengan a recogernos papá y mamá. -Luego se volvió hacia el conductor del taxi -¿Cuánto le debemos?

-No os voy a cobrar nada, yo también tengo dos hijos y...

-Muchisimas gracias -Le dijo Luna mirándole fijamente. Billy comprendió que la niña estaba usando sus poderes mentales -¿Cómo se llaman sus hijos?

-Rachel y Morgan.

-¿A que ella es "morena" cómo yo y su hijo "rubito" como Albert?

-Sí...-El hombre estaba confuso. Hubiera jurado que la niña era rubia y su hermano tenía el cabello oscuro, pero ahora que los miraba se dio cuenta de que se había equivocado -Sí, como mis hijos...

-Debe estar muy orgulloso de ellos ¿verdad?

-¡Oh sí, mucho!

-Pues muchas gracias -Dijo Billy abriendo su puerta -Jenny, vámonos, el tío nos está esperando...

-Si, Albert...Se lo agradecemos muchísimo, dele un par de besos a sus hijos de nuestra parte...

-Lo hare -dijo el taxista y luego pensó para él: "Que chicos mas majos, son muy educados"

Luna ayudó a Billy a salir del automóvil y se volvió hacia el taxista para despedirse con la mano.

--No me fiaba de él, es una persona muy curiosa y dos niños solos, de noche llaman mucho la atención.

-Solo recordara de nosotros lo que le hemos dicho. Nuestros nombres y el color de nuestro cabello. Si alguien le pregunta les dirá exactamente eso -dijo Luna.

-Ya, un lavado de cerebro ¿verdad?

-Algo así.

-Me das miedo, Luna -dijo Billy sonriendo -¿Me preguntó que llegarías a hacerme si alguna vez te enfadas conmigo?

-Podría hacerte cualquier cosa. Desde que pensaras que eres un perrito, hasta que te enamoraras locamente de mí...

-Eso ya lo has conseguido -contestó Billy ruborizándose -y creo que no te ha hecho falta usar tus poderes.

-¡Ah sí! ¿Y como sabes que no lo he hecho? -dijo ella sonriendo a su vez.

Él la miró bastante asustado. ¿Habría usado ella sus poderes con él? No, eso era imposible. Luna le gustaba de verdad. No era una idea que la chica le hubiera metido en su cabeza.

-Era broma, Billy. Jamás se me ocurriría hacerte una cosa así.

-Lo sé, Luna. -¿Lo sabía? ¿Estaba seguro de ello? -Entremos en la casa. Alfred estará esperando impaciente.

Alfred les abrió la puerta y les hizo pasar rápidamente.

-¡Lo has conseguido, Luna!

-Sí, es una buena amiga -contestó Billy.

-Sí que lo es. Por lo que veo tuvisteis algún problema. Dejame verte esa pierna, Billy...Por suerte no es grave, la bala solo te rozó.

Alfred fue un momento al cuarto de baño y volvió con algodón , vendas y agua oxigenada.

-Nos tendieron una emboscada -dijo el chico -Era como si supieran que íbamos a estar allí. Por cierto, mataron a todos los prisioneros...

-¡Los mataron! ¿A todos? -Alfred estaba bastante sorprendido. Mientras curaba la herida del chico, no apartaba la vista de ambos.

-Sí -dijo Luna -También sabían que pensábamos ir a rescatarlos. ¿Cómo crees que lo supieron?

Alfred miró a la niña y supo en qué estaba pensando.

-Tú crees que fui yo, ¿verdad Luna?

-Sí, Alfred. Sé que fuiste tú...

-Pero no lo sabes seguro porque no puedes leerme la mente como a los demás.

-No me hace falta hacerlo para saberlo. Tú ya me traicionaste anteriormente, ¿Por qué iba a ser distinto esta vez?

-Quizás porque no tengo ningún motivo para hacerlo o porque estoy muy arrepentido de lo que pasó con tus padres...¿No te has preguntado nunca porqué a mí no puedes leerme la mente?

Luna se lo había preguntado muchas veces, pero no había logrado hallar la respuesta.

-Es porque soy igual que tú, Luna.

Cuando tus padres, desesperados por la angustia de ver morir a su hijita, probaron contigo su droga. Yo estaba junto a ellos. Cuando tú te recuperaste milagrosamente, yo estaba a tú lado y cuando por fin te convertiste en lo que eres ¿sabes lo que hice?

-¡Usaste la droga en ti mismo!

-Lo has adivinado, aún sin poder leer mis pensamientos.

Yo mute como tú. Mis poderes no son los mismos que los tuyos, aunque muy parecidos.

Tú y yo Luna somos como hermanos...Una nueva raza de seres humanos. Jamás te haría daño a ti.

Yo no soy el traidor..


Ya conocemos un poquito más sobre Alfred, pero si él no es el traidor, ¿quién será?

No desesperéis, lo sabréis muy pronto.

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