
15- LOS PODERES DE BILLY
Billy había comenzado su entrenamiento. Estaba perfeccionando su visión táctil, palpando objetos, bajo la atenta mirada de Argos.
-Tienes que dejar la mente en blanco, respira hondo y concéntrate en lo que vayas viendo.
-Sí, eso es lo que hago, pero no veo nada...
-Está bien, probaremos otra cosa, Luna ¿quieres echarnos una mano?
-Claro. ¿Qué tengo que hacer?
-Quiero que Billy pruebe contigo...-volviéndose hacía el chico le dijo:
-Toma la mano de Luna y prueba con ella.
Billy se puso rojo de vergüenza cuando cogió la mano de la niña. La miró fijamente a los ojos y noto cómo su corazón se aceleraba.
"No pasa nada, Billy." Le dijo Luna con el pensamiento. "Sólo mírame a los ojos y relájate, yo estoy contigo "
-Gracias Luna -contestó el chico hablando en voz muy baja para que nadie le escuchará.
Ella le respondió con una sonrisa.
Billy se concentró. Respiró hondo y observó los ojos de Luna. Todo se oscureció a su alrededor menos la penetrante mirada de la niña.
Entonces comenzó a ver unas borrosas imágenes. Era Luna cuándo era mucho más pequeña. Iba de la mano de alguien, ¿su madre?, y paseaba por un inmenso campo lleno de flores.
La imagen se hizo mucho más nítida y pudo ver a la niña recogiendo flores para hacer un ramo.
Luna estaba tan absorta en su tarea que no vio como un vehículo se detenía junto al de sus padres.
El padre de Luna estaba tumbado en el césped leyendo un libro y junto a él, la madre de la niña, con los ojos cerrados parecía descansar.
Un hombre bajó del vehículo recién estacionado. Era de complexión fuerte y llevaba gafas oscuras, pero Billy pudo reconocer en él al teniente Willis.
Este se acercó a donde se encontraban los padres de Luna y sin dudarlo ni un instante, saco un arma, una pistola automática y realizó dos disparos.
Dejando atrás los cuerpos sin vida de ambos progenitores, caminó hacia la niña.
-Alyssa -la llamó.
La niña levantó la cabeza y miró a ese desconocido que parecía conocer su nombre.
-Hola, pequeña. Soy tú tío. Tío Ben. ¿no te acuerdas de mí?
El hombre mientras tanto se había ido acercando cada vez más a la chiquilla.
Luna pareció dudar un momento.
- ¿Que flores tan bonitas, son para ti?
-Para mami...
-Si quieres te ayudó a recoger más.
El hombre ya estaba junto a la niña. Tan cerca que ella no tuvo tiempo de reaccionar cuando él saco un aerosol del bolsillo de su americana y rocío a la niña con él.
Luna dio un pequeño gritito y luego su cabeza cayo hacía adelante como una flor mustia que se agostará en el calor del verano.
El hombre la tomó en brazos y la llevó hasta su automóvil. Pasó por encima de los cuerpos de los padres de Luna sin mirarlos siquiera y ya junto al coche, abrió el maletero y depósito a la niña en él...
Billy cerró los ojos un segundo y cuando los abrió vio que Luna estaba llorando.
El chico la abrazó y ella reclino la cabeza en su pecho.
-Lo siento Luna, lo siento muchísimo - Le dijo.
Ella no había podido impedir ver lo mismo que veía Billy. Había observado la muerte de sus padres a sangre fría, algo que su cerebro había bloqueado desde hacía muchísimo tiempo.
-Fue él -dijo Luna entre sollozos.
Alfred se había acercado al ver llorar a la niña. Ella se volvió a mirarle.
-Tú lo sabías -le dijo Luna -.Sabías que había sido él desde el principio ¿Por qué no me lo dijiste?
-Yo...no quería hacerte más daño, Luna.
-¡Me mentiste!
Los ojos azules de Luna habían adquirido un brillo irreal, fantasmagórico.
Argos se dio cuenta inmediatamente de lo que iba a suceder.
-Luna, tienes que controlarte.
-Él lo sabía -repitió de nuevo -lo sabía y no me lo dijo.
Una oleada de calor surgió de la niña. Un viento tórrido agitó sus cabellos transformándolos en llamas.
- ¡No Luna, Alfred es un amigo! -grito Argos.
-Los amigos no mienten -dijo ella con una voz tan fría como el hielo.
-Luna, yo...yo me equivoque, lo siento -Alfred retrocedió un paso, sentía el poder que emanaba de la niña.
Billy también se había separado de ella, la miraba aterrorizado.
Luna ya no podía controlarse. Había llegado a un punto en que, aunque quisiera ya no podía parar. El calor se hacía insoportable por momentos.
La niña se dio cuenta de lo que estaba a punto de hacer. Cómo si despertara de un sueño, intentó detenerse, pero ya era demasiado tarde.
- ¡No puedo parar! -chillo asustada.
Sus ojos se volvieron ardientes como ascuas, su pelo ardía incandescente y el calor la envolvía sin tocarla.
Fue Billy el que actuó de repente, colocándose delante de la niña.
- ¡No, Billy...apártate, no puedo parar!
-Tendrás que hacerlo Alyssa...-. Gritó él chico.
Las llamas surgieron de la niña como lenguas de fuego rodeando a Billy. El chico vio cómo su ropa empezaba a arder, su cabello humeaba y el calor le abrasaba la garganta.
- ¡Tienes que parar, Alyssa...! -gritó con voz ronca.
- ¡No, Billy...noooo!
El cuerpo del chico pareció absorber todo el calor y las llamas se extinguieron.
Luna cayó al suelo sin sentido.
Billy se dejó caer de rodillas y a gatas se acercó a la niña.
-Luna...-dijo desfallecido.
Todos se acercaron corriendo a donde estaban los chicos. Argos cogió en brazos a Luna y la acostó en la cama.
Mientras tanto Alfred se hacía cargo de Billy.
-Me salvaste la vida -le dijo -. Aún no sé cómo lo has hecho...
-Ha absorbido la energía de Luna, ese es otro de sus poderes -le informó Argos que había regresado junto a ellos después de dejar a la niña durmiendo en la cama -Has sido muy valiente Billy.
- ¿Cómo está Luna?
-Ahora descansa, se pondrá bien.
Ya conocemos el pasado de Luna y ahora sabemos quién es realmente el teniente Willis y su interés por la niña.
Él fue el culpable de la muerte de los padres de Luna y el que la capturo para la organización Orpheus. Un tío muy majo ¿no?
El próximo lunes el siguiente capítulo.
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