En tu falso retiro
Me harás levantarme, me harás caer
No seré digno de esta pelea
En tu fingida retirada
Seguiré ciegamente en la derrota

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Mi nombre es Lee Hoseok. Tengo veintitrés años y soy de Zalatoris, la ciudad-fortaleza fantasma que ahora dominan los temerarios Daggers. Un día llegaron con sus armas sofisticadas y sus botas de punta metálica para destruir todo rastro de civilización. Jamás dieron motivos o razones. Simplemente llegaron a matar.

Es el año 2089. Zalatoris es un lugar gris y lúgubre. Ese día de julio, el día cero, el día de la invasión, se desató un caos que perdurará en la memoria de todos los zalatorianos. Mis padres, Lee Dak Ho y Kim Hae Won y mis tíos Lee Renjun y Son Naari, han sido asesinados y quemados en la plaza mayor de la ciudad. Aún recuerdo los ojos de mi madre, grandes y expresivos. Unos ojos que me perseguirán por el resto de mi vida y que mataría por volver a ver. Unos ojos que los Daggers velaron para siempre.

Los Vultures, un grupo de rebeldes apenas salidos de la adolescencia, resistieron con ferocidad los ataques enemigos. Héroes de capas negras y máscaras de pájaros, que ahora yacían inmóviles, congelados en su eterna juventud en el paseo de los Vultures. La gente bautizó así a aquellas avenidas donde los cuerpos helados de nuestros jóvenes mártires eran exhibidos como botín de guerra por los invasores. No fueron asesinados ni mutilados como era la costumbre enemiga, sino que fueron condenados a yacer para siempre en pequeñas prisiones heladas en aquellas avenidas grises que alguna vez los vieron caminar.

Mi primo Min Hyuk y yo somos los únicos sobrevivientes del clan Lee. Él es apenas un año mayor que yo e infinitamente más valiente. A veces pienso que si él hubiera sido un poco más grande en el momento de la invasión, se habría unido a los Vultures sin pensarlo demasiado. Porque así es Min. Nunca piensa en las consecuencias de nada. Su sentido de la justicia es más fuerte que su instinto de supervivencia. Por algunos años creí que había muerto a mano de los enemigos hasta que apareció una madrugada luciendo como un personaje de algún videojuego de antaño. Su cabello blanco había crecido hasta llegar a sus hombros y los rasgos infantiles se habían afinado hasta cincelar un rostro atractivo y varonil. Min Hyuk es alto, incluso más alto que yo, que supero con facilidad el metro ochenta, aunque su cuerpo no es tan grande como el mío. Pero es ágil y tiene un andar felino que siempre envidié en secreto. Min siempre fue mi héroe. Siempre andaba a la pesca de aventuras y desafiando los inocentes peligros que nos acechaban cuando éramos pequeños. Pero ahora todo es diferente. Algo en él despertó con fuerza. Podía verlo en sus ojos. La muerte de nuestra familia ha sido un golpe duro para ambos, ya que no teníamos a nadie más que nuestros padres.

Ahora el plan es despertar a los Vultures y recuperar Zalatoris. Y vengar la muerte de nuestros padres.

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Kriogenya