13 de junio de 1604

Caminé junto a el joven español hasta llegar con el Sultán. Una vez enfrente de él, hicimos reverencia.

—Ella es la chica del harem, la que traducirá —le dijo Kizlar al Sultán

—Su majestad, soy Francisco de Álvarez y Mendoza, he venido hasta aquí por mi hermana, Victoria —se presentó el chico aún con la mirada baja

Bajé mi mirada y le traduje al Sultan.

—Francisco, estás en el palacio de Topkapi, debes saber que está prohibido hablar con las mujeres ya que todas son parte de mi harem ¿Entendiste? —le dijo el Sultan

—Lo resumiré —le dije a Francisco —Estas en su palacio, tienes prohibido hablar con las mujeres si no, te matará ¿Entendido?

—Entiendo —le dijo Francisco

Le volví a traducir al Sultan para después soltar un suspiro.

—Kizlar, ve por las chicas de Tinos —le ordenó. Él hizo reverencia y salió de los aposentos.

—Le mandé una carta al gobernador de España, le dije que podías quedarte como muestra de gratitud al no crear una pelea entre ambos imperios

—El gobernador de España recibió una carta donde le informaban que Francisco podía quedarse como agradecimiento por no crear una guerra entre los imperios —traduje

—Gracias, Sultan pero, tan pronto vea a mi hermana, me iré del palacio

—Gracias, Sultan pero, cuando esté con mi hermana, me iré del palacio —le dije al Sultan

—Insisto, deberías quedarte un par de días, inclusive te puedo ofrecer a una concubina

Lo miré sorprendida.

—Sultan, eso no está bien —me atreví a decir mientras subía la mirada

—¿Cómo de qué no? Es mi harem, puedo hacer lo que yo quiera

—Lo sé Sultan pero, el joven Francisco podría contagiar con alguna enfermedad a la concubina y esta contagiará a los demás. Un claro ejemplo es Nueva España, cuando llegaron los españoles a esas tierras también les ofrecieron mujeres y mire, conquistaron Tenochtitlán gracias a que contagiaron a esas mujeres con enfermedades y ellas a los demás —intenté convencerlo por el bien del imperio

Ahora él me miró sorprendido.

—De acuerdo —me dijo —Puedes quedarte un par de días. Tu hermana y tú tendrán las atenciones necesarias y por supuesto, estarán bien vigilados —le dijo a Francisco

—Insisto, quédate un par de días, tu hermana y tú tendrán las atenciones necesarias y una buena vigilancia encima —volví a traducir

—De acuerdo —dijo Francisco aceptando —Así será

—Aceptó —le dije al Sultán

Unos golpes en la puerta daban por hecho que las concubinas estaban afuera.
El Sultan ordenó en turco que pasaran.
A nuestro lado llegaron unas cinco chicas. Todas estaban frente al chico a una distancia de dos metros mientras mantenían su cabeza hacia abajo. Tomé con ambas manos mi vestido para poder caminar mejor y me ubiqué donde estaban las demás en la misma posición.

—¿Quién es tu hermana? —le preguntó el Sultan 

Hice lo mío y nuevamente volví a traducir.

—Alcen su cabeza y permanezcan con la mirada baja —nos ordenó el Sultan y así lo hicimos

—No es ninguna —dijo Francisco casi en susurro

Alcé mi mirada mientras veía al Sultán confundida.

—No es ninguna —le informé al Sultan

Él cambió su expresión de una confundida a una enojada.

—¿Qué? Entonces ¿¡Cómo osás a decir que tengo algo tuyo!? —le gritó el Sultán

Antes de que pudiera traducir unos golpes en la puerta se hicieron escuchar.

—¡Adelante! —gritó enojado el Sultan

Miré a la puerta y era Esma con Meleksima quién estaba sangrando del labio y su cabello estaba todo enredado.
Francisco estaba con la mirada hacia abajo.

—Perdón su majestad pero, ella es una de las traídas de Tinos, estaba en el calabozo porque provocó una pelea así que decidí sacarla para que el joven pudiera verla —le informó la kalfa

—Hay una chica más —le avisé a Francisco y este alzó la mirada para encontrarse con Meleksima.

—¡Victoria! —dijo sorprendido al verla así

—Hermano —dijo con una media sonrisa

No sé en qué momento pero abrí mi boca por la sorpresa, nunca imaginé que ella podría ser Victoria y más sabiendo que su "nombre" era Hermione.

—¿Qué te hicieron? —preguntó preocupado acercándose a ella

—Puedes irte —le dijo el Sultan a la kalfa

Esma hizo reverencia y se retiró.

—No es nada, la otra mujer se llevó la peor parte —le dijo Meleksima

—¿Por qué?

—Sabes perfectamente porque lo hice, no quería ser vista. No quiero regresar a España

—Tienes que hacerlo, nuestro hermano está muy preocupado

—¡No quiero regresar! Huí a Tinos para no ser encontrada, no pienso casarme con alguien que no amo, no pienso seguir órdenes de un rey que dice ser nuestro hermano

—Shshshshsh —dijo Francisco —Se supone que nadie se debería enterar que eres una princesa y mucho menos que yo soy un príncipe

—¡No soy una princesa! —le gritó —¡Soy la hija bastarda! Sólo soy eso —dijo intentando contener las lágrimas

—No lo eres —le dijo —No lo somos —se corrigió

—No quiero regresar, por favor —le pidió —Quiero ser feliz, déjame ser feliz

—No puedo hacer eso

—Soy tú hermana, no puedes dejar que Felipe me case con ese hombre, no quiero

—Es por tu bien, Victoria

—Por favor —le volvió a pedir mientras salían lágrimas de sus hermosos ojos —Tú más que nada sabes lo que es casarte sin amor, tu ex-esposa, María, se suicidó a los pocos días de su boda ya que su verdadero amor murió dos días antes

Él la miró con tristeza.

—Prometo hacer hasta lo imposible para que no te cases con Rodrigo —le prometió

—Júralo por Dios

—Lo juro por Dios

—Mi bella hermana, no serás la esposa de Rodrigo Calderon —le aseguró

Ella sonrió para después abrazar a su hermano.
Por otro lado, el Sultan y yo mirábamos la escena confundidos, él por no entender absolutamente nada y yo por saber todo lo que se habían dicho los hermanos.

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Sin resultados.
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Madre del Sultán Mehmed y la Sultana Fatma.
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¡Hola, Sultanas y Sultanes! Decidí empezarlos a llamarlos así:). Aquí tienen otro capítulo, disfrútenlo.