prefacio
—Eres muy tierno, demasiado para estar cerca de ella.
—...
—Hmm… Nayeon es mía, ¿ok?
Kookeu sacó su pequeña lengua, jadeando mientras veía a Mina, esperando que jugara con él.
—Yo la vi primero. Tú… ¡Tú tienes meses de vida!
El cachorrito ladeó ligeramente su cabeza, confundido.
—¡Ya sé! ¿Qué te parece piedra, papel o tijeras?
—¡Guaf! —ladró y se colocó en posición de ataque, ¡al fin jugarían!
—Mina, sabes que no habla... ¿Cierto? —menciona Nayeon entrando a la habitación, divertida al ver a su novia peleando con su cachorro.
Mina resopló. —Por hoy tú ganas, Kookeu. —Se levantó del suelo, no sin antes acariciar la cabeza del pequeño y darle un beso ahí mismo.
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