—Minari... —murmuró Nayeon, entrando a la habitación con su cachorrito en brazos. Avergonzada, pero dispuesta a arreglar sus errores. 

—¿Mmh? —respondió Mina, cortante y sin mirarla, recostada en la cama matrimonial con la vista bien fija en su celular.

—Lo siento. —habla rápido, emocionada por tener la atención de su novia. Se acerca a ella y deja al cachorro en la cama, se sienta junto a la pelinegra con las piernas cruzadas.

Pero Mina solo hace un sonido con la boca cerrada, como restándole importancia. Sigue siendo cortante y está bastante a la defensiva, lo que consterna a la castañita que solo quiere volver a lo que estaban haciendo unos momentos antes de ese pequeño percance.

—Yo... en serio lo siento. Sé que fui grosera y... no era mi intención empujarte así, Minari... yo solo... —Nayeon suspira frustrada al no encontrar las palabras para disculparse, pero consigue que Mina le mire al fin, cuando encuentra su mirada se siente cohibida y baja la cabeza.

—¿Sabes, Nay? Desde que llegó Kookeu estás siendo... no lo sé, ¿distante? Me ignoras cuando te hablo, te distraes fácilmente... incluso rechazas casi cualquier invitación que te hago. No sé, Nayeon, no es solo lo de hace un momento, llevas semanas ignorándome y yo... yo... —Mina jadea, no sabe como expresar como se siente, cree que sonará tonto decir que está celosa, pero no sabe que otra palabra usar. —Te extraño... —es lo único que sale de sus labios, y se está avergonzando de nuevo. —Solo... no importa.

Mina se rinde y decide que necesita un respiro, por lo que vuelve la mirada a su celular, dispuesta a ignorar a la mayor, al menos en lo que se le pasa la vergüenza y el enojo.

Nayeon se siente abrumada por las confesiones de la pelinegra, su corazón duele al ver la frustración de su novia y se muerde el labio mientras piensa que es lo siguiente que va a decir.

—Mina, lo siento... uh, sé que lo he dicho muchas veces, pero en serio estoy arrepentida...  —Nayeon nota que su enfadada novia la está ignorando, pero no va a desistir. —Te quiero mucho... solo he estado un poquito distraída, pero... no era mi intención dejarte de lado... Perdóname Mimi, he sido mala... —pucherea porque en serio se siente mal y su Minari ni siquiera la está mirando.

La castaña está preocupada, quiere la atención de su novia, quiere remediar su error. Así que decide tomar medidas un poco más drásticas, se recuesta al lado de su novia y la abraza del cuello. 

—Prometo ser buena, y compensarte... te cocinaré algo rico y te daré todos los besos que no te he dado estas semanas... pero necesito que me perdones... —murmura mientras acaricia con su mano el cuello de Mina.

Y la pelinegra está a punto de ceder, pero quiere mantenerse firme en su postura, un poquito más, había sido ignorada varios días y debía mostrarle que estaba molesta.

—Mhm, Minari... te quiero mucho. —se encima un poco en ella para estar a la altura de su rostro. —mucho mucho. —deja un corto beso en los labios de su novia, que por supuesto no le corresponde.

—¿Estás muy molesta? —pregunta la castaña con un puchero en los labios, siendo ignorada de nuevo. Se está acostumbrando, y debía aprovechar que al menos Mina no le estaba apartando de encima, así que decide dejar otro besito en sus labios.

—Me gusta mucho besarte... me gustas mucho. — dice con las mejillas rosas, y procede a dar más besos cortos en los labios de la contraria. Decide besar también sus mejillas, su frente, su nariz, y el lunarcito que tiene arriba de su boca. Entonces termina de recorrer su rostro con besos y vuelve a sus labios. Le deja muchos besitos pequeños, pero ligeramente húmedos gracias a que se relame constantemente. 

Mina quiere olvidar su enojo y besar a su castaña novia hasta dejarla sin aliento, pero no se permite hacerlo. Así que continúa en su celular, intentando ignorar todos los besos que recibía.

Nayeon se está esmerando en su trabajo, besa todo lo que Mina le permite en la postura en la que está, se siente un poquito atrevida cuando baja los besos a su cuello, volviéndolos más húmedos a propósito. Está haciendo un recorrido, sube hasta sus labios y baja hasta su cuello un par de veces más, pero pronto comienza a sentir su boquita seca.

Después de tantos besos no correspondidos, siente sus labios secos e hinchados. Suspira y se reincorpora en la cama, Kookeu le mira expectante y Nayeon sonríe. La castaña se estira y decide que tomará una pequeña pausa para ir a tomar agua. Así que da un último beso en los labios de su novia y se asegura de murmurar un "ya vuelvo, Mimi" antes de levantarse y dirigirse a la cocina. 

Y ahora que está sola, Mina no puede evitar la sonrisa que se dibuja en su rostro. Y sabe que necesita perdonar a Nayeon, porque quiere comerle la boca y acariciar el cabello castaño que le hacía cosquillas mientras estaba recibiendo esos dulces besos.

Con la gran sonrisa en su rostro se dispone a contestar algún mensaje en su celular, y Nayeon entra de nuevo a la habitación. Ve a su novia sonreírle a la pantalla, y no puede evitar pucherear ante eso, un poquito celosa.

—Mimi, deja eso... —pide mientras se acerca de nuevo a ella, y se recuesta de nuevo a su lado, acurrucándose en su pecho. —Me duelen los labios... están hinchados. ¿Sigues muy molesta? ¿Crees que tardes demasiado en perdonarme? Estoy cansadita... mmh, hueles bien. —menciona con una sonrisa. Tiene sueño y está dispuesta a dormir en el pecho de su novia. —Te amo.

Mina se siente cálida, su corazón late rápido y emocionado. Está feliz y enamorado de la castañita que está descansando sobre ella. Así que la toma de la cintura y la acerca de nuevo a su rostro. 

—También te amo, tonta. —responde Mina al fin, viendo los ojos de su novia brillar. Nayeon se lanza a los brazos de la pelinegra, siendo finalmente correspondida. 

Kookeu se acerca a la romántica escena, interrumpiendo a las enamoradas. Mina le mira divertida.

—Tal vez pueda compartir a Nay contigo... solo un poco.