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08

Mina acomodaba los últimos detalles de su traje, sacudiendo su pantalón y arreglando el cuello de su camisa. También peinó cuidadosamente su cabello e incluso se puso un poco de perfume, sonrió viéndose al espejo, satisfecha con el resultado. Salió a paso seguro de su habitación y se dirigió a la sala, donde estaban Chaeyoung, Tzuyu, Jeongyeon y Momo. 

—¿A dónde tan peinada? —preguntó primero Momo, moviendo las cejas mientras sonreía.

Las demás chicas también comenzaron a adular a Mina, silbando y lanzándole piropos. La aludida rió algo avergonzada, no solía vestirse así frecuentemente, pero quería que fuera una ocasión especial.

—¿Creen que le guste a Nayeon?

—Le seguirás gustando aunque te pongas una bolsa de basura encima. —mencionó Chaeyoung después de rodar los ojos, Nayeon y Mina le parecían la parejita más cursi que había visto.

Mina rió de nuevo y suspiró para darse valor. —Iré a buscarla.

Entonces se dirigió hacia la salida del departamento, estaba nerviosa, pero se sentía confiada también. Estaba dispuesta a sorprender a Nayeon y pasar un lindo rato con ella, así que iba a buscarla al parque donde había ido a pasear a su cachorro junto con Jihyo. 

Pero todos sus pensamientos se disiparon cuando recibió un golpe justo en la cara cuando iba a abrir la puerta del departamento, haciéndole retroceder sus pasos hasta quedar entre la puerta y la pared.

—¡Hola chicas! —saludó Nayeon al entrar con Kookeu en brazos.

—Hola Nay, Hyo. —saludó Tzuyu mientras los demás aguantaban la risa al ver a Mina irritada y sobándose la nariz.

—¿Dónde está Mina? —preguntó Nayeon al no ver a su novia junto con las demás. Myoui olvidó el dolor de su nariz y sus ojos brillaron al escuchar su nombre, acercándose de inmediato a la castaña.

—Aquí estoy, Nay. —tocó su hombro y le regaló una sonrisa. La castaña le sonrió de regreso y se acercó para dejar un corto beso en sus labios. —Ven, quiero hablar contigo. —la tomó de la mano y Nayeon bajó de sus brazos a Kookeu, que se fue caminando rápidamente. Mina llevó a Nayeon un poco más adentro del pasillo, solo para salir del campo de visión de las otras chicas.

Jihyo se acercó a ambas, pero al notar que estaban en privado retrocedió un poco. —Nay, te espero con Kookeu. —dijo rápido, Nayeon asintió y la rubia se fue a buscar a Kookeu para después dirigirse a la bañera.

—¿Qué pasa Mimi? —preguntó sonriente, pasando sus manos por el cuello de la camisa de la contraria. —¿Por qué te pusiste traje? 

—¿No te gusta? —acarició un poco su mejilla, embelesada.

—Sabes que si, tonta. —tiró de ella para darle un beso en la nariz. Mina rió nerviosa, y bajó una de las manos de Nayeon de su cuello para entrelazar sus dedos.

—Mhm, yo… Quería saber si querías ir a cenar… Ya sabes… Conmigo. —dijo evitando tartamudear, se sentía casi tan nerviosa como cuando le pidió que fuera su novia.

—Mimi... tengo que bañar a Kookeu. —dijo abultando su labio inferior, mientras su mano acariciaba la nuca de Mina.

La pelinegra resopló, ligeramente molesta, por ser nuevamente rechazada por culpa del cachorrito. —Nay... anda… —pasó su mano libre por la cintura de la castaña, acariciando ahí y dirigiéndola después a su espalda baja.

—Además, mírame, no puedo salir así. —, dijo entre una pequeña risa, refiriéndose a su aspecto despreocupado, con una camiseta grande y un pantalón holgado. 

—Mhm, eso no es un problema para mí. —le sonrió coqueta y se acercó a su rostro para besar sus labios. 

Ambas comenzaron a mover sus labios lentamente, como si no quisieran que acabara. Sintiendo la suavidad y la inocencia de un beso lleno de amor y anhelo. Sonrieron sobre los labios de la otra y Nayeon sintió mariposas en el estómago, tenía un tiempo que no se besaban así y Mina aún la ponía nerviosa.

La pelinegra se alejó, buscando en el rostro de la contraria una respuesta afirmativa. —Entonces… ¿Si? 

Nayeon se tomó un momento más para meditarlo, mirando al suelo. Mina suspiró, derrotada. La castaña lo estaba dudando nuevamente y sinceramente estaba cansada del rechazo. 

Nayeon la miró preocupada y acarició un poco su mano, esperando que la pelinegra no hubiera malinterpretado su silencio.

—No te preocupes, Nay. —soltó su mano y dio un paso atrás. —Iré con Momo, para no perder la reservación. —le sonrió desganada y se alejó por completo, dejando a Nayeon sin saber qué decir. Y antes de poder detenerla, Mina ya estaba avisándole a la pelicorta que irían a cenar juntas.

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