—¡CHAEYOUNG! ¡ES TU TURNO! —gritó Jeongyeon.

—¡ESTÁ DORMIDA, UNNIE! —respondió Momo.

—Ash... ¡MINA, ABRE LA PUERTA!

—¡TAMBIÉN ESTÁ DORMIDA!

—Ay, no, ¡¿PUEDES IR TÚ?!

—...

—¡¿MOMO?!

—Eh... ¡YO TAMBIÉN ESTOY DORMIDA, UNNIE!

Jeongyeon rodó los ojos y suspiró, antes de escuchar una vez más el timbre. Se levantó del sofá y se dirigió a la puerta principal.

—Woah, Nayeonnie, ¡Qué lindo perrito!

—¡Lo sé, lo sé! ¡Es una bolita de pelo! —gritó emocionada, dando brincos sobre su lugar, con cuidado de no lastimar al cachorrito en sus brazos.

—¿No fue difícil adoptarlo? —preguntó mientras se hacía a un lado para dejar pasar a Nayeon, que llegaba junto a Tzuyu y Dahyun.

—¡No! Al final si logré convencer al chico del refugio.

—Yo compré el alimento. —añadió Tzuyu.

—Yo solo fui porque Chewy me prometió un helado. —dijo Dahyun, mirando mal a Tzuyu, que claro que no le había comprado nada.

Ambas ya habían tenido suficiente de la impaciente y emocionada castañita que fue a adoptar a su cachorro. Casi igual que cuando Mina le pidió ser su novia.

—¡OIGAN, BOLA DE TARADAS!, ¡YA LLEGARON LAS CHICAS! —gritó de nuevo Jeongyeon.

La primera en aparecer fue Mina, con un aspecto algo desaliñado, pues acababa de despertar.

Justo detrás llegaron Momo y Chaeyoung, empujando un poco a Mina en el proceso.

—Aww, que lindo es. —Momo acarició el suave pelaje del animalito.— ¿Cómo se llama, Nay?

—Es Kookeu. —dice mientras mira contenta a su pequeño.

Mina quedó embelesada observando lo bonita que se veía su novia con los ojitos brillosos mientras acariciaba al cachorrito en sus brazos.

—Voy a darle de comer. —dice antes de tomar la bolsa que llevaba Tzuyu y caminar hacia la cocina.

—Chewy, gracias por llevarme al veterinario y comprar el alimento para mi perrito. —dice Tzuyu, sarcástica, imitando el tono de voz de la castaña.— Por nada, Nay.

Mientras tanto, parecía que las pupilas de Mina se volvían corazones y salían brillitos a su alrededor. 

—Hola, bebé. —Habló por fin la pelinegra, pero su burbujita de amor y corazones se rompe cuando Nayeon le pasa de largo, dejándola con los labios estirados, esperando recibir un beso.

—Hola, Minari. —responde ya desde la cocina.

—Bueno, chicas... Dahyun y yo nos vamos. — avisa Jeongyeon.— Nos vemos luego.

—Nosotras también nos vamos. —continúa Tzuyu, refiriéndose a Momo y Chaeyoung.

—Entonces hasta luego, Minari. Adiós Nay. Nos vamos todas juntas. —Momo hace un ademán de despedida con su mano antes de salir del apartamento.

—Nayeon, cuida bien de Kookeu. —advierte Chaeyoung. Entonces salen todas tras ella, dejando a Nayeon y a Mina solas... o casi solas.

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—¿No es lindo, Minari? —pregunta Nayeon, sentada en el suelo, viendo a Kookeu comer sus croquetas.

—Lo es, Unnie. —se agachó junto a Nayeon y besó su mejilla.

En ese momento, Kookeu terminó de comer y se acercó nuevamente a Nayeon. Y a Mina le pareció que la castaña había ignorado su gesto cuando tomó al cachorrito en sus brazos.

—¿Quién es la cosa más bonita del mundo? ¿Quién es mi bebé precioso? —habla agudo y suavecito mientras frota su nariz con una de las orejitas de Kookeu.

Y aunque debía admitir que su novia se veía realmente tierna de esa manera, Mina también debía admitir que sentía solo un poco, solo un poquito de celos.