12. ¡Yo te elijo!
Ninja finalmente se había despertado, notando como estaba en medio de una plaza en la base.
Junto a él, Kazumi sonrió al verle despertar.
—¡Despertó!
Aquello llamo la atención de varias variantes, pero haciendo que otras ni giren al verlo.
Ninja apenas entendía que pasaba a su alrededor.
—¿Qué está…?
Ninja busco con la mirada una señal, notando un dormido cuerpo rodeado de gente.
‘¡Suertudo!’
Ninja se levantó como pudo, pero su dolor muscular lo hizo caer nuevamente.
Pam*
—No seas idiota, apenas te has recuperado y salvado de la muerte.
Detrás de Ninja apareció Mimo, quien tenía un rostro más serio de lo normal.
—¿Qué paso? ¿Por qué Suertudo no despierta?
—No lo hará…
—… ¡!
Ojos de shock fueron los que tomaron a Ninja, no creía lo que escuchaba.
Los dioses podrían traer devuelta las almas como si nada, podía ver un par de personas capaces de esos.
Entonces, ¿Por qué…?
—Esto ero lo que me tenía… Si morimos fuera de nuestros universos, nuestras almas no encuentran un camino, solo se irán.
Mimo se dio la vuelta dejando a las variantes asustadas mirando todo.
De reojo noto como Sapo solo comía papitas al ver eso.
‘Quisiera ser tan estúpido como el, vivir sería tan fácil.’
—¿Hmm?
—Oye, Sapo. ¿Hay un equipo enviado aun?
—Hmm… Ñam, Ñam… Si, de hecho hay uno que no vuelve aun.
—¿Quiénes…?
—Hmm… Ñam, Ñam… Pues el que tiene un gatito y el que se quería tirar a Kazumi.
—Oh…
***
—No te me pegues tanto.
Un joven de cabello castaño y una peculiar máscara de gas despejó con un rápido golpe de espada una rama que obstruía su camino.
—¿Qué dices ahora? No quiero volver a discutir sobre eso.
A su lado, su contraparte de otro universo caminaba con paso tranquilo.
“Miau”.
Una criatura de aspecto sombrío, de tamaño imponente y semejante a un felino, se colocó junto a la variante líder.
—Chomusuke dicen que es por aquí, vamos.
El joven acarició la cabeza del gigantesco gato y, haciendo caso omiso de las quejas de su compañero, se adelantó en el camino.
—¡No me gusta que cambien de tema así! ¿Sabes que pueden empezar a correr rumores falsos sobre mí? Podrían decir que soy un pervertido lleno de lujuria, ¡pero yo, Kazuma Satou, nunca he sido ni seré homosexual!
—Estamos alejados de tú universo, ¿y te aterran los rumores mal fundados sobre ti?
—Nunca subestimes el poder de los rumores.
Lo dijo con tal seriedad qué hizo que su compañero se le filtrara una gota de sudor.
—¿De acuerdo…?
Sus figuras se deslizaban con gracia entre la majestuosidad de los árboles, cuyas ramas se entrelazaban como los dedos de una pareja en una danza ancestral.
El sol, un espectador fugaz, acariciaba tímidamente los mechones castaños que se asomaban entre sus capuchas, derramando destellos dorados sobre el suelo alfombrado de hojas crujientes.
En cada manga de sus ropajes, se insinuaban misteriosamente los nombres que los definían:
“Invocador y Lujuria”.
—Ah~, estoy sofocado, ¿no tienes calor?
—No, para eso convoco la esencia helada. Mi aliento libera residuos gélidos para mantenerme fresco… ¡¿Pero qué demonios estás haciendo?!
Mientras la explicación de Invocador se desvanecía como la neblina gélida de su boca, Lujuria despojaba su cuerpo de las ropas que lo cubrían.
—No te presté atención… ¿Nos encueramos o qué? Igual nadie va a ver.
—Urgh… ¿Por qué tan siquiera me juntaron contigo?
Continuaron su travesía, oyendo el susurro de las ramas bajo sus pies y el dulce canto de los pájaros en el aire.
El bosque parecía extenderse hasta el infinito, envolviéndolos en su abrazo eterno.
–Por cierto, ¿Qué opinas de Ninja y Kazumi…?
—¿Tengo que recordarte que Kazumi no te peló en el Time Zero? Además, conociendo a esa tonta va tras Ninja o el torpe de las sombras.
Lujuria se quedó en silencio, le habían arrebatado las palabras de la boca.
Invocador por otra parte, siguió comentando.
—Tú puedes tener sexo con cualquier mujer, pero esa chica es demasiado mañosa, ¿Qué un tipo puede multiplicarse así mismo por medio de una técnica? Joder, obviamente ella no es tonta en lo absoluto.
—… Bueno, tienes un buen punto.
Una sonrisa socarrona se trazó en los labios de Lujuria.
A pesar de la diversión que encontraban en sus travesuras y en sus propias tramas, la astucia y el ingenio de las chicas no se podían subestimar.
´A quien engaño, si yo fuera mujer seguramente fuera perrisima´
—¿Al menos sabemos a quién estamos buscando? Odiaría tener que lidiar con otro pervertido.
Invocador pensó en su respuesta, pero este simplemente resopló.
´Mira quien habla…´
—¿Pues alguien igual a nosotros?
—Idiota, no trato de hacer chistes. Me refiero a qué lo hace tan especial, qué lo distingue del resto.
—Hmm… ~
Invocador, reflexivo, tocó el brazalete en su muñeca y comenzó a teclear en el dispositivo.
Sin embargo, como una variante nacida en un mundo de fantasía, se sentía completamente desconcertado por aquella tecnología desconocida.
Después de unos segundos de juguetear con el dispositivo, este comenzó a emitir un suave sonido hasta que un holograma fue desplegado.
—... Creo que esto es la información que Mimo nos envió.
—A ver, muestra.
Lujuria reapareció en su hombro, provocando cierto sentimiento de incomodidad debido a su invasión de espacio personal.
—Dice que… A diferencia de los universos normales, aparentemente aquí gobiernan unas criaturas de todo tipo de formas y tamaños que viven bien en un medio salvaje o junto a los seres humanos.
“Treecko”
—…¿Escuchaste algo?
—Probablemente no sea nada, sigo leyendo.
Mientras Invocador seguía inmerso en la lectura, Lujuria no podía apartar la mirada de los alrededores, en constante vigilancia.
—Estas criaturas son utilizadas en combates clandestinos y algunos participan en torneos oficiales donde se otorgan valiosos premios… Interesante, esto suena muy similar a mis invocaciones habituales.
“Treecko”
—... ¿¡!?
Al escuchar un llamado que despertó cierta nostalgia en él, Lujuria inmediatamente se puso alerta.
Sus ojos se dirigieron hacia unos arbustos cercanos que comenzaron a agitarse con cierta ferocidad.
—¿Qué diablos…?
El arbusto se agitó nuevamente, y de entre las ramas y hojas surgió una criatura de aspecto reptiliano y ágil.
´¡Esa apariencia…! ¿¡acaso eso es un…!?´
—¿Un p-pokemon…?
Ante el murmuro de Lujuria el desconcierto nació en el rostro de Invocador.
—¡Treecko!
Sus ojos afilados y su cola vibrante revelaban una energía innata y una determinación singular.
Por obvias razones Lujuria no tardó mucho en ser esclavo de la nostalgia y emoción.
—¡Oh por Dios, es un maldito Treecko! ¿¡Pokemones!? ¿¡Estamos en un universo lleno de pokemones!?
Al decir esas palabras, casi como sí fuera obra del lapiz del destino. Los pájaros sobrevolaron a gran altura llamando la atención de invocador.
—¿¡Fletchlings!?
La figura de los pokemones evocó en él recuerdos de su propio universo.
Donde las aventuras de entrenadores y criaturas se entrelazaban en un mundo lleno de emociones y desafíos.
Por otro lado, Invocador se quedó desconcertado ante la aparición del Treecko.
No entendía la emoción repentina de su compañero ni el significado detrás de esa criatura.
—¿Qué tiene de especial este Treecko? Por lo que veo… Es un monstruo nada más.
Lujuria pensó en cómo podía darle un contexto entendible a Invocador.
A diferencia suya, en el universo de este último no existían las televisiones o los medios de entretenimiento convencionales de la época moderna.
Más complaciente que de costumbre, Lujuria procedió a explicar de forma corta y precisa.
—En mi universo, los Pokémon son criaturas con habilidades únicas y se convierten en compañeros inseparables de los entrenadores.
—Ya veo…
—Tienen todo un mundo lleno de aventuras y competencias. Treecko es uno de ellos, y ahora que lo veo aquí, me trae recuerdos de esas emocionantes historias.
Invocador asimiló las palabras de Lujuria, aunque le costaba comprender completamente la importancia que aquel Treecko tenía para su compañero.
Aquel Treecko por el contrario de la emoción de Lujuria, acompañó el sentimiento de confusión de Invocador.
—¿Tree…cko?
Literalmente este intercambió miradas entre el duo por un par de segundos hasta ladear su cabeza.
—Bien, esto es una buena oportunidad… Mimo no nos prohibió llevarnos cosas de otros universos así que…
—Un minuto, ¿Qué piensas hacer?
Invocador desplegó sus gemas de captura a lo que este fue detenido por Lujuria.
—Lo voy a atrapar, te sorprendería que en mi casa por alguna razón siempre se tapa el baño… A pesar de que vivo con chicas, ellas me echan la culpa.
—¿Piensas atrapar un Pokemon para usarlo de perfume?
Invocador se encogió de hombros ante la pregunta de Lujuria.
—Realmente me ayudaría tener un ambientador con olor a hierbas en casa. No veo por qué no. Al menos es mejor que dejarlo a sus anchas.
El silencio se quebró con el resonar del llamado del Treecko, una melodía de desafío que cortaba el aire.
—¿¡!?
—¿¡!?
Ambos Kazumas se colocaron en guardia.
En un ágil salto, el Pokémon reptiliano se alejó de la discusión entre las variantes, decidido a tomar partido.
El viento pareció susurrar en complicidad mientras el Treecko se preparaba para una posible amenaza.
Su figura se desdibujaba en una danza de movimientos rápidos y precisos, y de sus manos brotaban hojas afiladas como cuchillas.
—¡Mierda!
Invocador, atrapado en la vorágine del momento, intentó esquivar el ataque con toda su destreza, pero el destino cruel le jugó una mala pasada.
Las hojas traicioneras rozaron su mejilla, dejando una estela de sangre carmesí en su piel.
—Maldición…
El ardor recorrió en la mejilla de Invocador maldiciendo su propia confianza de haberse quedado como estatua.
Lujuria, testigo de la confrontación, reafirmó sus palabras anteriores con un tono lleno de advertencia.
—¿Ves ahora? Estas criaturas no son como las que conoces. Su fuerza y habilidades son asombrosas.
Invocador, en medio de su dolor y frustración, no pudo evitar desahogar su enojo.
—¿A quién le importa? ¡Solo estaba bromeando con lo del perfume!
—¡¡Treeckooo!!
Pero el grito del Treecko resonó en el aire, interrumpiendo el intercambio de palabras. En un destello fugaz, el Pokémon invocó unos látigos vegetales de su cola, listos para ser usados como armas.
Invocador y Lujuria dieron un salto y tal cual como sí fuera una extremidad extra, el látigo de yerba golpeó con tal fiereza el suelo que terminó apartando a los dos sujetos.
Invocador y Lujuria se encontraron repentinamente separados del Treecko por el poderoso latigazo de hierba. El impacto los lanzó hacia atrás, haciendo que aterrizaran bruscamente en el suelo.
—¡Ya tuve suficiente con esto!
´Usaría mis espadas, pero lo ultimo que quiero hacer es llamar la atención de otros aventureros´
Sin embargo, el Treecko no dio tregua y se abalanzó hacia el vulnerable dúo, dispuesto a continuar el ataque. Pero antes de que pudiera alcanzarlos…
FUSH*
Un repentino estallido de llamas envolvió al Treecko, afectando drásticamente su ágil movilidad. El sonido del fuego crepitante llenó el aire, interrumpiendo su avance implacable.
—¡Chomosuke!
“¡Nyah!”
Y en ese instante, una pantera negra emergió de las sombras, emanando un miasma ardiente de sus fauces.
Sus ojos afilados se transformaron en los de un auténtico depredador, emitiendo una intensa determinación.
Sin embargo, el Treecko no mostró señales de vacilación ante la presencia de esta nueva criatura.
Un silencio tenso envolvió el escenario mientras los dos contendientes se enfrentaban en un duelo de miradas feroz.
—….
—….
Cada músculo se tensó, cada fibra del ser se preparó para una contienda sin precedentes.
En ese instante, el tiempo pareció detenerse, como si el universo mismo contuviera el aliento ante lo que estaba por suceder.
Una hoja, desprendida de su hogar en lo alto de un árbol, danzaba en el aire con gracia y elegancia, descendiendo lentamente hacia el suelo.
Su caída era como una metáfora del destino, de cómo los caminos de estas criaturas se entrelazaban en un momento crucial.
FRUSH*
El instante se rompió en un estallido de energía pura.
Como dos meteoros en colisión, Chomosuke y Treecko se lanzaron uno sobre el otro en un salto poderoso.
—¿¡!?
La onda expansiva del choque de las criaturas provocó que Invocador y Lujuria retrocedieran ligeramente.
—¿¡Que carajos!?
Invocador se sorprendió, no cualquiera le aguantaría una tacleada de Chomosuke. Sobre todo, con las ultimas mejoras que ha tenido a lo largo de su viaje a través de los diferentes universos.
—¡No es cualquier Treecko! ¡Sí este pokemon está usando habilidades sin pestañear, quiere decir que ya tiene mucha experiencia combatiendo!
—¿Qué quieres decir con eso?
—En teoría Chomosuke es una invocación tipo fuego, y se está enfrentando a una Pokémon tipo hierba. En términos de compatibilidad elemental, Chomosuke tiene la ventaja, pero…
Sus movimientos eran una danza salvaje y despiadada, una coreografía frenética que desafiaba la gravedad y desafiaba las leyes mismas de la naturaleza.
Los golpes y zarpazos se sucedían en ráfagas de luz y sombra, creando una sinfonía de colisiones y represalias.
—Ese Treecko no le importa en lo absoluto...
La tierra bajo sus pies se sacudía tenuemente, como si la energía liberada en cada golpe y habilidad resonara en la misma esencia del terreno.
Cada movimiento era una expresión de la voluntad y la determinación de estas criaturas, un testimonio de su espíritu indomable.
Las hojas afiladas, portadoras de la esencia de la naturaleza, se alzaban en un desafío silencioso frente a las llamas abrasadoras que las acechaban.
—¡¡Tree—¡!
La desventaja elemental empezó a pesar sobre Treecko, como un manto opresor que amenazaba con apagar su espíritu resiliente.
—¡¡RUAAAAAAAAAAR!!
Chomosuke, en un estallido de furia incontrolable, acorraló al lagarto entre la maleza de los árboles.
Parecía que la victoria estaba al alcance de sus zarpas flamígeras.
GUSH*
Sin embargo, en medio del asedio y la presión, Treecko encontró una oportunidad oculta en el entorno.
Con una destreza innata, el Treecko escaló el tronco de un majestuoso árbol, alcanzando alturas que desafiaban la gravedad misma.
Su cuerpo se movía con agilidad y gracia, como si estuviera en perfecta armonía con la naturaleza.
Y en un acto de valentía deslumbrante, se lanzó al vacío, confiando en su instinto y en la fuerza que moraba en su interior.
El tiempo pareció detenerse mientras Treecko confrontando la gravedad, sus ojos brillando con una determinación inquebrantable.
En ese instante, la esencia misma del pokemon se manifestó en todo su esplendor.
Los árboles parecían aplaudir con sus ramas extendidas, el viento soplaba en su favor y los rayos solares iluminaron la escena de forma deslumbrante.
En ese salto de fe, Treecko se distanció de su enemigo, rompiendo las cadenas que lo aprisionaban.
—... Siento que estoy viendo la temporada XyZ
—¿¡Que rayos estas diciendo ahora!?
Sin poder creerlo, ambos no pudieron evitar pestañear de lo ágil que era aquel Pokémon.
Incluso Chomosuke quedó ligeramente pasmado ante la proeza de su oponente.
Treecko logró tomar distancia de su formidable oponente.
Su cuerpo se deslizó en el aire con una elegancia sobrenatural, como una hoja movida por el viento en su búsqueda de libertad.
Sus patas aterrizaron en tierra firme, y sin perder un solo segundo, emprendió una carrera veloz hacia el horizonte.
—¡Escapa!
—¡Hey! ¡Chomosuke, rastrea!
—¡¡Nyah!!
Inmediatamente se sumaron a la persecución del Pokemon, casi olvidando su misión por completo.
***
Sin embargo, en el horizonte las dos variantes observaron una ciudad amurallada bastante familiar en sus mundos.
“Axel Pueblo De Novatos”
Mientras ambos agilizaban sus pasos, en poco tiempo llegaron a las llanuras de las murallas.
Lujuria al ser él más atletico no tardó mucho en seguirle el paso al Pokemon.
Invocador algo exhausto mientras los constantes jadeos se apoderaban de su ser, se posicionó del lado de Lujuria.
—¿Qué crees que diremos para pasar a los guardias?
—¡Solo ponte la capucha y ya! De todas maneras, tengo una ligera sospecha a donde se dirige ese Treecko.
—¡Por favor, color verde! ¿¡enserio te vas a guiar por el maldito color!?
Pero Lujuria pareció divertirse al respecto, de todas maneras.
Ya había trazado su destino de forma mental mientras los portones de la ciudad se hacían cada vez más y más grandes.
Mientras se adentraban en las calles empedradas de Axel, una extraña sensación de familiaridad los invadió.
Los edificios de aspecto pintoresco, las tiendas animadas y las voces llenas de entusiasmo recordaban a sus propios mundos.
—Todo está rotundamente igual a excepción de…
—¡¡Un Charmander!!
Lujuria se fascinó al ver a una especie de lagarto con una cola en llamas colgado del hombro de un hombre bastante fortachón, este solo le lanzó una risa ante la alabanza de su Pokemon.
—Estamos perdiendo el rumbo, date prisa.
—¡Auh, auh!
Invocador agarró a Lujuria de la oreja e inmediatamente siguieron su camino.
—Por cierto, los efectos de las feromonas están bajo control. Por ahora podemos estar tranquilos, pero… Aunque me duela muchísimo no podemos sobre extendernos en una conversación con alguien.
—Seria raro ver que un hombre se excite con tu presencia.
—…
Lujuria no dijo absolutamente nada ante la “broma” de Invocador.
Tiempo después, finalmente llegaron hacia su objetivo.
Con paso sigiloso y curiosidad en sus ojos, Invocador y Lujuria se agacharon entre unos arbustos para observar hacia la distancia.
—Pst, mira. Ahí está.
—Es… La mansión.
Desde la distancia, pudieron observar a Treecko adentrándose en la mansión. La criatura verde parecía conocer el camino, moviéndose con destreza y seguridad en su entorno desconocido.
Invocador y Lujuria intercambiaron miradas cargadas de intriga.
—¡Sabia que en otro universo sería un maestro Pokemon! ¡¡yo lo sabía!!
—Si, si, como tu digas. Llamaré a mis invocaciones para que vigilen el perímetro.
—¿Para qué?
Lujuria pareció desconcertado ante las acciones de Invocador.
—No todos los días se te aparecen dos tipos iguales a ti, no sabemos como podría reaccionar él otro. Así que es mejor ser precavidos.
—Hah~ vale, de acuerdo… Llama a tus digimones, forzaré la entrada.
Lujuria se puso sobre sus pies e inmediatamente fue a manos a la obra.
—¡Qué no son…! Urgh, ¿para qué me molesto?
El aire se llenó de un aura cargada de anticipación y misterio.
Los guardianes de Invocador se mantenían en silencio, ocultos entre las sombras, pero vigilantes como los ángeles protectores de su amo.
Sus formas etéreas y enigmáticas conferían un aspecto imponente al lugar, como si la propia oscuridad se aliara con ellos.
—... ¿Eh? ¿Está abierto?
—¿Qué?
Sin poder creerlo, Invocador giró el picaporte y en efecto, la puerta que daba el acceso total estaba totalmente desprotegida.
Invocador pareció dudar al respecto de que sí debía entrar o no, pero luego de tomárselo con calma este hizo una seña a sus invocaciones.
—Traeré a tres de ustedes por sí hay problemas, el resto debe vigilar por sí algo sale mal.
—Oye, a veces es confuso sí estás hablando para ti mismo o esas cosas… Dime, ¿no tendrás esquizofrenia o si?
—Gracioso.
Dejando por fin las bromas de lado, Invocador reunió todo su valor para abrir la puerta.
El chirrido de la puerta resonó en la sala, rompiendo el silencio opresivo que envolvía la mansión.
Las sombras se arremolinaron alrededor, engullendo la tenue luz del día y sumiendo el interior en una oscuridad casi palpable.
Con cautela, Invocador y Lujuria cruzaron el umbral y sus ojos se encontraron con la visión de un ambiente enigmático.
—Es como si mi propia casa se hubiera sumido en las sombras…
Invocador no pudo evitar susurrar, sin apartar la mirada de los rincones oscuros.
—La falta de luz es inquietante…
PAM*
De repente, un estruendo resonó detrás de ellos, la puerta principal se cerró de golpe, sellando su única vía de escape.
—¡Joder! ¡¡HMM!!
Lujuria intentó abrir desesperadamente la puerta, pero todos sus esfuerzos fueron en vano.
“Jiji”
En ese momento, risas infantiles se elevaron desde el piso de arriba, susurros maliciosos que desafiaban su presencia.
En ese momento, ambos intercambiaron miradas llenas de desconcierto y tensión.
—¿Qué hiciste cuando obtuviste la mansión en tu mundo?
—Aparte de… ya sabes…, ¡Ay! Estaba bromeando, hombre.
Hizo un movimiento repetitivo con su puño y palma. A lo que Invocador ante la inmadurez de Lujuria, no pudo evitar propinarle un golpe con palma abierta.
Invocador suspiró, recordando los problemas que había enfrentado en su mansión embrujada y cómo había lidiado con los espíritus malignos.
—De acuerdo, la casa estaba embrujada. Aqua solo se ocupó de los espíritus.
—En mi caso, tengo una sacerdotisa qué también hizo básicamente lo mismo.
“Jiji”
Las risas infantiles volvieron a resonar, llenando el aire con una tensión casi tangible. Sin perder tiempo, Invocador dio un paso adelante.
—Andando. Debemos mostrarle a este Kazuma que no somos una amenaza.
—No sé por qué pensé que propondrías en separarnos.
Mientras pasaban de largo el gran salón sumido en la oscuridad, ambos decidieron subir las escaleras hacia la segunda planta.
En constante ascenso al segundo piso en un intento de iluminar el camino, Invocador encendió una farola de mano.
Pero incluso con la luz, el contorno de los objetos parecía difuminado y apenas visible para los ojos de Lujuria.
—Esto es extraño...
A pesar de su habilidad de visión nocturna, la oscuridad parecía resistirse ante su percepción, envolviendo cada rincón de la mansión en un manto de misterio.
—Incluso a mí me está costando ver claramente.
Lujuria soltó una risa nerviosa, recordando los poderes explosivos de Megumin y la posibilidad de utilizarlos para iluminar la casa de forma más… dramática.
—Si no fuera porque estoy cuerdo, estaría de acuerdo con Megumin en hacer volar toda la casa.
—… No me recuerdes a esa chica.
—¿No se llevan bien?
Pero Invocador suspiró en fastidio ante las insistentes preguntas de Lujuria.
Este se volteó en dirección hacia su compañero.
— Estoy teniendo un debate interno sobre si debería empujarte por las escaleras ahora mism… ¿Dónde demonios te has metido?
La ausencia de Lujuria llamó la atención de Invocador y un escalofrío recorrió su espalda. Se volteó rápidamente hacia adelante y lo que vio lo dejó boquiabierto.
—¿Qué diablos…?
Las escaleras que antes conducían al segundo piso se retorcieron y estiraron como si fueran serpientes, transformándose en una estructura enroscada en forma de caracol.
La extraña transformación de las escaleras solo aumentó la sensación de malestar y opresión en el ambiente. El aire se volvió más denso, cargado de una presencia oscura y palpable.
—¡Será mejor que salgan ahora mismo!
Invocador estaba a punto de sacar a relucir a sus compañeros astrales, pero antes de que eso ocurrieron un golpe proveniente de atrás hizo que su corazón diera un vuelco.
—¿¡!?
PLAP
PLAP
PLAP
—¡¡C-CARAJO!!
Los escalones bajo sus pies se desplomaron cuesta abajo provocando que Invocador perdiera el equilibrio y se tropezara.
Uno a uno los escalones fueron precipitándose entre la espesura de la oscuridad mientras Invocador luchaba para estabilizar su cuerpo y correr a toda marcha.
Entre más ascendía su corazón y sentidos de peligro se dispararon como nunca.
Estaba tan confundido que Invocador dejó de mirar a los lados y solo se enfocó hacia delante.
“Sí miras atrás, estas muerto” era lo que su cuerpo gritaba a tope mientras se volvía una víctima más de este sentimiento.
Miedo.
Terror.
Desesperación.
Pero todo eso se redujo cuando Invocador pudo divisar el final de los escalones.
—¡Gak!
Invocador rodó por el suelo al llegar al final de los escalones en un aterrizaje poco elegante.
El dolor agudo recorrió su cuerpo, pero no tuvo tiempo para lamentarse mientras el terror seguía persiguiéndolo implacablemente.
El corazón de Invocador latía desbocado mientras su mente luchaba por procesar la extraña y perturbadora realidad que se desplegaba frente a él.
Las escaleras, que momentos antes habían sido su única vía de escape, habían sido reemplazadas por una sólida pared.
La sensación de desesperación se apoderó de él, amenazando con sofocarlo por completo.
Miró hacia arriba, solo para encontrarse con un techo interminable que parecía burlarse de su intento por encontrar una salida.
La oscuridad parecía envolverlo, susurrando amenazas inaudibles a su alrededor.
Cada paso que retrocedía solo intensificaba la opresión que pesaba sobre su mente.
—Esto no puede ser real… ¿Qué está sucediendo?
Su voz cada vez más se perdía entre el vacío de la oscuridad.
Una brisa fría y siniestra acarició su piel, envolviéndolo en un escalofrío que se arrastraba por su espalda.
Los sentimientos de confusión y miedo se entrelazaron, creando un torbellino de emociones abrumadoras.
—Calmate… Calmate… Deben ser esas cosas que mencionó Lujuria…
Intentó recobrar la calma, cerrando los ojos y respirando profundamente.
—… No es real… No es real…
Pero incluso en la oscuridad de sus párpados cerrados, una serie de imágenes distorsionadas y perturbadoras se proyectaron ante él, provocando que su mente se tambaleara.
—¡¡NO ES REAL!! ¡¡NO ES REAL!!
Cada pensamiento de escape se veía frustrado por la implacable presión que le rodeaba.
Sus movimientos se volvieron más torpes y desesperados, mientras la realidad parecía deformarse y jugar con su cordura.
—D-debo pedir ayuda… D-debo avisar a los demás.
En un acto de desesperación intentó buscar el brazalete en su mano derecha.
—¿D-donde…? ¿¡donde está!?
´E-eso estaba aquí, ¡¡lo amarré en mi muñeca joder!!´
Una oleada de pánico lo invadió cuando se dio cuenta de que su brazalete, su enlace con los demás, había desaparecido de su muñeca.
Sus manos temblorosas revolvieron frenéticamente sus bolsillos en busca de una señal de esperanza, pero solo encontró vacío.
—No puede ser… ¡No puede haber desaparecido!
Sus dedos desesperados se aferraron al aire en un intento inútil de recuperar el brazalete.
La sensación de impotencia lo envolvió, sus pensamientos se convirtieron en un torbellino de confusión y frustración.
—¡Maldición! ¿Dónde demonios pueden estar? Lo amarré en mi muñeca, ¡sé que estaba aquí!
La certeza de haber atado firmemente el brazalete en su muñeca chocaba violentamente con la realidad de su desaparición inexplicable.
Cada fibra de su ser ansiaba recuperar ese vínculo, esa conexión que le permitiría comunicarse con los demás y buscar ayuda en su desesperada situación.
Bip
Bip
—¿¡…!?
Finalmente, ese sonido familiar había llegado a los oídos de Invocador. Una chispa de esperanza se manifestó en una de las puertas cercanas de los largos pasillos que se extendían infinitamente y se entrelazaban como un laberinto sin salida.
La melodía del sonido se repetía una y otra vez, guiando a Invocador hacia la puerta que destellaba una tenue luz.
Con cada paso más cerca, la esperanza se mezclaba con el miedo.
El ruido persistente del sonido se intensificaba, llamándolo con insistencia. Invocador extendió su mano temblorosa hacia el pomo de la puerta, sintiendo el frío metal bajo sus dedos.
Con un suspiro de valentía, giró el pomo y empujó la puerta lentamente.
—… ¡¡KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!
Invocador, abrumado por el miedo y la sorpresa, dio un grito agudo y cayó de espaldas al suelo en un desmayo dramático.
Sus extremidades se torcieron en posiciones inverosímiles, sus ojos se cruzaron y una pequeña burbuja de saliva escapó de su boca entreabierta.
—Jisjsjs…
Mientras Invocador yacía en el suelo, inconsciente y en un estado de absoluta derrota, la bestia soltó una risa estruendosa y se retiró a las sombras.
***
Sintiendo un ligero mareo y una sensación de confusión que se apoderaba de su mente. Parpadeó varias veces mientras intentaba enfocar la visión borrosa que lo rodeaba.
—¿Dónde…? ¿Qué ha pasado…?
Su voz temblorosa se mezclaba con un tono de incredulidad y desorientación.
—¿Uh…?
Mientras luchaba por levantarse notó que estaba rodeado de una multitud de criaturas. Invocador parpadeó varias veces, tratando de asimilar la situación absurda en la que se encontraba.
´¿P… Pokemones…?´
—¡Hombre, un poco más y casi matas del susto a los chicos!
Fue entonces cuando un joven de cabello castaño, apartando a los Pokémon que obstruían su camino, se encontró frente a él. Pero no era un extraño, era él mismo, una variante de sí mismo.
Invocador miró incrédulo mientras su otra versión le ofrecía una mano en señal de auxilio.
—¡Treecko!
El Treecko que habían seguido hasta este lugar se colgó del hombro de esta variante, dándole una mirada algo orgullosa a Invocador.
—Fuah~ Tienen suerte de que llegué de hacer de las compras… Ellos pueden ser muy bromistas con los intrusos.
La variante habló, haciendo énfasis en algunos Pokemones que flotaban en el gran sofá del salón, asemejándose a espectros.
En ese momento, el mar de oscuridad que rodeaba la mansión se iluminó de manera deslumbrante. La luz de las farolas llenó cada rincón, permitiendo a Invocador apreciar mejor su entorno.
—Soy muy joven para ser padre… No las embaracé… Por favor, no llegaré a final de mes…
Musitando en un rincón de la sala, Lujuria se encontraba hecho bolita.
—Ahora…
La variante se sentó en el sofá, siendo que sus Pokemones lo reconocieron como su maestro.
—Hablemos de este embrollo multiversal, ¿quieren?
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