caos carmesí
–¡Alto ahí, Gray no es un General del Rey Demonio, es un aventurero y mi compañero!
Se trataba de Wendy, la cual mostró la tarjeta de aventurero de Gray, la cual estaba en los pantalones qué Wendy estaba cargando en estos mismos momentos.
–¿Eh, un aventurero? –preguntó Buzucoile confundido.
Wendy se acercó al grupo de magos y entregó la tarjeta de Gray al supuesto líder, esta le hecho un pequeño vistazo para llevarse la sorpresa de que la chica decía la verdad.
–O-oh vaya. Sa-saben, incluso los más grandes genios se equivocan, ¿recuerdan al destructor? –dijo en un intento desesperado para sonar menos culpable.
Al escuchar la pésima escusa de su autoproclamado líder, los magos bajaron la guardia y se alejaron de Gray el cual fue abrazado por Wendy casi al instante.
–¡Gray, estaba realmente preocupada, cuando desperté no estabas, solo encontré tu ropa en el suelo y pensé que una criatura te había comido! –decía entre lágrimas.
–Tranquila... casi me comen de otra forma, pero todo resultó bien al fin y al cabo –dijo recordando que casi había sido violado.
–¿Hmm, dijiste algo? –pregunto Wendy al no haber escuchado claramento aquello último.
–Nada de lo que tengas que preocuparte –reafirmo Gray.
Wendy soltó el abrazo tras darse cuenta de que Gray tan solo estaba usando una fea capa para cubrir su cuerpo, por lo que apresuradamente le dio su ropa y le dio algo de privacidad para que se cambiará.
Gray comenzó a vestirse mientras los magos se veían obligados a mirar a otro lado por culpa de aquél indecente hombre. Una vez Gray había terminado de vestirse, arrojo la capa hacia el mago al que se la había robado, quedando esta justo encima de su cabeza.
–¡Uahh, quitenme esto, estuvo tocando las partes de otro hombre! –gritó asustado mientras corría en círculos.
–¡Flare! –hizo un hechizo uno de sus compañeros, quemando la capa y parcialmente al chico.
–... Creo que prefiero esto que tener que lavarla sabiendo lo que sucedió con ella hoy –dijo resignado.
El grupo de magos se veían bastante agotados por algún motivo que no se podían explicar, tan solo caminaron un poco a aquel desastre que Gray había causado pocos minutos atrás. El ver una montaña de cadáveres de ogras era algo sorprendente de ver para cualquiera, incluso para un Mago de la Aldea Carmesí... aunque esa admiración venía más de que aquella proesa la había logrado un aventurero común y corriente que no estuviera afiliado con la Aldea Carmesí.
–Bien, ya estoy vestido, ya puedes voltear Wendy –dijo Gray tras unos minutos.
–Y-ya veo –dijo Wendy con la imagen que la había despertado anoche en su cabeza.
Aquel rubor apareció en su rostro por pocos segundos, ya que su rostro cambió completamente después de recordar el porqué había corrido apresurada hasta este lugar.
–¡Espera, eso no es lo importante, ¿por qué desapareciste de esa forma tan repentina?! –pregunto fastidiada.
–Oh, eso, quería atrapar algo de desayunar, y según el mapa aquí aparecían criaturas apetitosas..., pero lo único que apareció fueron esas cosas horrorosas –dijo refiriéndose a las orcas.
Wendy miró confundida a la pila de orcas para después mirar el mapa aún más confundida. Tras ella se encontraba uno de los magos Carmesí que se veía algo interesada en la pequeña chica... de cierta forma no muy apta para menores.
–¿Siguieron este mapa hasta aquí? Por estas zonas no aparecen más que orcas, incluso las bestias del bosque prohibido se mantienen lejos de estos lares por miedo a las hordas de orcas, no sé quien fue el idiota que escribió eso en este mapa –dijo con cierto tono sorprendido en su voz. –Creo que solo un acólito de Axis llamaría apetitosa a una orca, aunque sea en un ámbito completamente diferente –termino diciendo en forma de broma.
Tanto Gray como Wendy compartieron miradas tras la supuesta broma de aquel mago Carmesí, fue en ese momento que entendieron a que se refería con apetitosa y con saciar sus necesidades.
De cierta forma era sorprendente que aquel que escribió este mapa haya sobrevivido a una orgia de orcas para contar la historia, pero también era una sorpresa el pésimo cuenta cuentos que era este supuesto escritor.
–Bien, ya que vimos que no son un peligro volveremos a la aldea, parece que el ejército del Rey Demonio sigue temiendo a nuestro poder –farfullo con orgullo Buzucoile.
–¡Ah, dí-disculpe señor mago! ¿Sabe en donde queda la Aldea de Magia Carmesí? Seguiría este mapa..., pero después de lo sucedido preferiría no hacerle caso –dijo Wendy con cierta inconformidad mientras arrugaba el mapa.
–¿Van a la aldea Carmesí? ¿Acaso tienen algún asunto pendiente? –preguntó Buzucoile curioso sin quitarle la mirada de encima a Gray.
–Bu-bueno, la verdad es que queremos volvernos más fuertes, y escuchamos que la Aldea Carmesí era el lugar adecuado para hacerlo... aunque si lo dice ese mapa puede que sea mentira –susurro para si misma aquello último.
–Oh ya veo, así que la grandesa de la Aldea de Magia Carmesí ha llegado hasta sus oídos, por lo usual no compartimos el secreto de nuestra aldea, pero seguro que después de visitar nuestras zonas turísticas se verán más que intrigados por nuestro hogar –proclamó Buzucoile con cierto orgullo.
Tanto Gray como Wendy veían ridículo aquella connotación tan contradictoria de parte de Buzucoile, pero decidieron ignorarlo para que este chico los guíe a la aldea.
–Así que díganme, ¿quieren que yo, el gran Buzucoile, los guíe a la mejor aldea de magos del mundo entero? –dijo aquello que ambos chicos querían escuchar.
–S-sí, se lo agredeceria bastante gran mago Buzucoile –dijo Wendy con todo el afán de manipular al chico.
–¡Pues vamos allá, la aldea de Magia Carmesí nos espera! –dijo mientras caminaba hacia el bosque prohibido.
Tanto Gray como Wendy lo siguieron de cerca, mientras que el resto de magos miraron confundidos a su autoproclamado líder.
–¿Porque no solo uso la teletransportación para llegar al instante? –peguntó uno de ellos.
–¿Qué esperabas de un Nini qué apenas y termino la academia? –burló el segundo.
–¿Esto quiere decir que nuestra guardia terminó? Es que tengo una cita con mi novia a la que no quiero faltar, ella vio en nuestro futuro una noche muy especial para hoy –presumió el tercero.
–Oh, ¿hablas de la chica de adivinasiones? –preguntó curioso el primer mago.
–¿La conoces? Es un ángel, ¿no es así? –continuó presumiendo.
–¡Claro que lo es, deberías ir con ella de inmediato! –grito el segundo mago emocionado.
–¡Lo haré, si que son buenos amigos! –dijo justo antes de teletransportarse.
–... ¡¡Hijo de perra, yo tenia mi vista puesta en ella desde hace meses!! –grito con ira el primer mago.
–¡¿Meses?! ¡¡Yo he intentado conquistarla desde hace dos años, incluso yo fui quien le compro esa bola de cristal tan reluciente que tiene ahora!! –farfullo molesto el segundo mago.
–¡¡Yo le conseguí la mejor capa de toda la aldea y unos aretes qué mejoraban sus adivinaciónes!! –compitió el primer mago.
Al final ambos chicos vieron la realidad de este mundo tan cruel en el que las mujeres nos tienen en las palmas de sus manos, solo para salir con el chico que les parezca más lindo para exprimirlo y dejarlo en un futuro.
Ambos terminaron teletransportandose a sus respectivos hogares para ahogar sus penas con comida, sintiendo como su corazón era destrozado en miles de pedazos.
Dentro del bosque prohibido, tanto Gray como Wendy continuaban detrás de Buzucoile, el cual se miraba bastante confiado mientras caminaba por un bosque en el que supuestamente hay cientas de criaturas peligrosas.
La realidad era tan alejada, puesto que pocos minutos después de entrar al bosque fue que Buzucoile recordó que usualmente usaba teleport para regresar a la aldea Carmesí y que no tenía idea alguna de como regresar a esta por medio del bosque.
En su mente se encontraba un grito interno qué parecía estar llevándolo a las lágrimas mientras pensaba en cómo salir de esta situación. No podía voltear y simplemente decir "Upps, ahora que lo recuerdo, suelo teletransportarme a la aldea, ya que no sé cómo llegar por el bosque", después de todo eso dañaría la imagen que tenían estos chicos de él... aunque era imposible tomando en cuenta que ninguno de los dos lo veía como algo más que un simple Nini.
Buzucoile buscaba la forma para poder arreglar este error tan garrafal sin que ambos chicos se dieran cuenta, pero no tuvo mucho tiempo para pensar en calma ya que la constante aparición de criaturas lo mantenían activo.
Debía mostrar que era fuerte al matar a todas las criaturas con su magia avanzada, pero eso requería de usar bastante maná y prefiriá tener la energía suficiente para usar teleport en cualquier momento.
Tampoco podía dejarlos pelear a ellos ya que no podía confiar por completo en las habilidades de estos dos, a pesar de haber visto a Gray acabar con las orcas, era muy probable que estas se hayan distraído ya que se enfrentaba a un chico atractivo desnudo.
–¿Aun falta mucho? Llevamos varias horas caminando y el mapa decía que solo estaba a un par de horas de donde nos encontrábamos –preguntó Wendy un poco agotada.
–Hmph, ¿prefieres creer en ese mapa que guió a tu amigo a una trampa en lugar de a mi? No seas ridícula, los estoy llevando por el camino más seguro para ustedes –presumió Buzucoile una completa mentira.
"–¡Uahh, ¿por qué no solo le dije que siguiéramos ese mapa?! ¡Puede que sea de un cultista de Axis, pero al menos es mejor a lo que yo tengo, osea nada!" –lloró en su interior.
Wendy se mantuvo detrás de Gray tras ver como Buzucoile hacia movimientos extraños con su cabeza.
Durante una hora más el grupo se encontró con varios enemigos fuertes, de los cuales Buzucoile acabo con ellos rápidamente con Magia Avanzada, pero notándose claramente más agotado.
–Oye, si te cansas yo puedo encargarme de las criaturas –dijo Gray notando el cansancio del chico.
–No seas tonto, no le encargaré la seguridad a un chico que ni siquiera mantener su camisa en su lugar –dijo Buzucoile de forma altanera.
–¡¿En que momento me quite la camisa?! –grito sorprendido Gray.
–Ahm, aquí tienes Gray, la tiraste hace unos minutos y la recogí... so-solo que no encontré el momento para devolvértela –dijo Wendy apenada.
–Oh, gracias Wendy –agredició Gray mientras se colocaba su camisa.
Mientras aquel despliegue amistoso se llevaba a cabo, Buzucoile nuevamente se encontraba con una batalla interna por haber rechazado la ayuda de Gray.
"–¡¡Idiota, debí de aceptar su ayuda de aquel chico, estoy a nada de quedarme sin mana suficiente para usar teleport!!" –gritó a si mismo una vez más.
Buzucoile había utilizado bastante su magia avanzado y podía sentir el agotamiento qué este conllevaba, pero como todos los magos Carmesí, debía guardar apariencias enfrente de forasteros, incluso cuando había cometido errores tan estúpidos que podían ser corregidas con tan solo decir un par de palabras.
–Oh, creo que estamos cerca, puedo ver humo por ahí –dijo Wendy emocionada.
"–¡Sí carajo, a eso es a lo que llamo suerte" –celebró el mago idiota.
Wendy salió corriendo con cierta emoción de donde provenía el humo con Gray corriendo detrás de ella.
–¡Wendy, espera, no corras tan repentinamente!
–No tienen de que preocuparse, pueden agradecerme por haberlos traído sanos y salvos a la... aldea... Carmesí... oh carajo –Buzucoile dijo con terror mientras veía que aquel fuego era provocado por una salamandra de fuego.
Estas criaturas eran bastante resistentes a los ataques elementales, al menos a los ataques de fuego y viento, en los cuales se especializaba Buzucoile, además de que no tenía suficiente magia para poder pelear contra esa criatura y poder usar Teleport para volver a la aldea.
Tampoco podía escapar y abandonar a estos dos viajeros, no era tan basura como para hacerlo, pero si la situación lo ameritaba no dudaría en escapar por su cuenta.
–Bien, creo que es mi turno de pelear –dijo Gray con emoción.
–¡Estas loco, se trata de una salamandra de fuego, también conocida como la asesina de magas número 2, su resistencia a los ataques mágicos es tan alta que incluso un gran Mago Carmesí como yo tendría dificultades para vencerla! –gritó Buzucoile lo que estaba en su mente.
–Tranquilo, aunque soy un mago, soy uno que se especializa en golpes físicos –dijo antes de dar un salto hacia adelante.
–Este tipo está muerto –volvió a soltar su boca Buzucoile.
–¡Ice Make: Sword! –grito mientras rápidamente se formaba una espada de hielo en sus manos, con la cual intento atacar a la Salamandra, la cual uso su cola como un látigo para lanzar lejos a Gray.
–Uff, vaya, es más rápido de lo que creí –dijo sin perder la sonrisa en su rostro.
–¡idiota, el hielo es el peor elemento contra una salamandra de fuego, mira tu espasa, ahora es solo agu... a? –Buzucoile miro sorprendido como la espada de Gray mantenía su forma congelada sin siquiera mostrar algún rastro de estarse descongelado.
–¿Decías? –presumió Wendy a su compañero.
Buzucoile no sabía que decir ni que debía hacer, tan solo veía mientras Gray peleaba contra una de las pocas criaturas que tanto temían los magos Carmesí.
–¡Ice Make: Hammer! –creo su martillo de hielo, pero este era más compacto de lo usual y lo sostenía con tan solo una de sus manos, manteniendo en la otra mano la espada que había creado antes.
Dio un leve salto para comenzar a correr a una velocidad casi sobre humana, en especial para una persona que estaba cargando dos pesadas armas hechas de hielo sólido.
La salamandra no estaba hecha para manejar a un mago que se moviera con aquella velocidad, por la naturaleza claro, por lo que no fue difícil para Gray el tomarlo desprevenido y lanzar un golpe con la maza de hielo, pero la salamandra parecía haber adivinado aquel movimiento, por lo que lanzó un fuerte latigazo con su cola destruyendo la maza, pero detrás de esta no se encontraba Gray, puesto que él se encontraba enfrente de la Salamandra, listo para dar el golpe de gracia.
Un chillido de agonía se escucho de parte de la salamandra antes de haber un silencio sepulcral. La salamandra de fuego había sido asesinada de un solo golpe.
–Haa, que bien se siente estar en una pelea en la que tu virginidad no cobra peligro –soltó Gray aliviado.
–¿Eh? ¿Virginidad? –pregunto Wendy confundida por lo que había escuchado.
Buzucoile había visto aquella batalla con incredulidad, parecía como si su cerebro hubiera entrado en corto circuito al ver que existía un mago que peleará físicamente y no sólo usando hechizos de magia avanzada.
Los dos chicos habían comenzado una discusión sobre la castidad de Gray, haciendo preocupar a Wendy ya que ella no conocía a las criaturas conocidas como orcas. Mientras la discusión se llevaba a cabo, el nini sostuvo del hombro a los dos chicos y sin pensarlo utilizo su habilidad de teleport para llevarlos directamente a la Aldea de Magia Carmesí.
–¡¿Eh, como aparecimos al instante a la aldea?! –preguntó Wendy sorprendida.
–Ah, sí, puedo usar teleport para traernos de inmediato, pero lo había olvidado, lo lamento –dijo Buzucoile con una voz monótona.
–Ahm, no entiendo porque la disculpa, pero gracias por traernos –dijo Wendy con una sonrisa en su rostro.
Gray y Wendy miraron a su alrededor tras descubrir que se encontraban en la Aldea de magos Carmesí. Era una aldea bastante simple con pobladores simples sin nada de extraño, o al menos así fueron los primeros minutos, ya que cuando los pobladores se dieron cuenta de que habían forasteros en su hogar, todos corrieron a sus casas para después salir con ropajes extravagantes mientras todos anunciaban sus nombres y gritaban en lo que eran los mejores.
Incluso los acompañantes de Buzucoile de antes lograron finalmente decir su presentación, pero ninguno de los dos forasteros prestaba atención alguna a las cientas de presentaciones.
Todo porque Buzucoile estaba de rodillas frente a Gray, y con lágrimas en sus ojos comenzó a suplicarle.
–¡Por favor entrename para ser un mago que pueda pelear usando sus puños! O al menos las herramientas que usaste.
Todos guardaron silencio tras ver tal escena, poniendo incómodo tanto a Gray como a Wendy que destacaban con fuerza en este pueblo de personas extravagantes.
–Oí, se supone que yo venía a este pueblo para que me entrenarán, no para que yo sea el entrenador –dijo con fastidio Gray.
–¡Le aseguro Gray-Sama que no hay nadie en este pueblo que pueda hacerle frente, los magos son débiles cuando se trata de batallas físicas, y usted con su gran habilidad podría derrotar a cualquiera aquí! ¡¡Es por eso que quiero que me entrene, para que yo pueda vencer a todos en este pueblo y poder ser el nuevo líder de la aldea!! –reveló Buzucoile sus verdaderas intenciones.
Gray miró al chico en el suelo con algo de pena, mientras que los demás pobladores miraban interesados a aquel chico que había logrado que un mago Carmesí le pidiera qué fuera su maestro, no era que aceptarán aquellas palabras de Buzucoile, que una persona común y corriente pueda vencer a los magos Carmesí era una completa tontería, pero su sangre de demonios Carmesí hervía con la expectativa de querer enfrentarse a este chico.
–¡Como ya dije, vine aquí para volverme más fuerte y vencer al Rey Demonio, no para enseñar mis técnicas! Que dudo que sea posible enseñarlas a ustedes –dijo Gray, refiriéndose a todos los pertenecientes a este mundo, pero los magos Carmesí se lo habían tomado personal.
–¡Oye, ¿acaso crees que tu magia es mejor que la nuestra?! –gritó alguien del público.
–¡Sí, ven aqui niño bonito, para que pueda electrocutarte con mi magia avanzada, a ver si la soportas! –grito una mujer que por un segundo se vio atraída por Gray.
Una discusión comenzó a formarse, en donde todos los pobladores de la Aldea presentes comenzaron a gritar y a retar a Gray a una pelea.
Gray no sabia que hacer en ese momento, sentía la necesidad de escapar como solía hacerlo cuando destruía un pueblo durante una misión, justo como lo hacían el resto de Fairy Tail, pero no sabía como podría perjudicarlo eso en este mundo... olvidando por completo de que esta vez él no había hecho nada malo.
–Ahm, Gray, creó que sería mejor que nos fuéramos de aquí –dijo una asustada Wendy la cual se mantenía oculta detrás de Gray.
–Creo que tienes razón, chico Brocoly, ¿crees que nos puedas teletransportar fuera de aquí? –preguntó Gray, claramente olvidando el nombre del chico.
–Lo lamento, pero ya no tengo maná suficiente, además mi nombre es Buzucoile, no Brócoli –dijo el Nini aun con la cabeza agachada.
–Bueno, no tendremos otra opción que ¡correr! –grito Gray mientras cargaba a Wendy y comenzaba a correr sin un camino claro.
Gray no conocía la aldea y mucho menos sabia como salir de esta, pero estaba seguro de que podría escapar fácilmente contra un montón de magos sin fuerza física, pero con lo que no contaba es que estos comenzarán a atacarlo con hechizos.
–¡¿A donde crees que vas cobarde?! –gritaba mientras corrían detrás de él.
Cientos de ataques mágicos de alto nivel iban dirigidos hacia Gray, teniendo la suerte de que la mayoría de estos solo los estuvieran usando para detener sus pasos y no para aniquilarlo.
–¡Mierda, volví a fallar, es difícil apuntar cuando estas corriendo!
O al menos eso es lo que creía Gray hasta este momento. Con aquella idea de que realmente lo estaban atacando para matarlo, hizo que Gray corriera más aprisa mientras preparaba algún hechizo para defenderse.
–¡Todos en este pueblo están dementes! –gritaba Gray sin dejar de correr.
–Hmm, por alguna razón, siento que ya he visto esta locura antes –decía la maleta de Wendy, la cual estaba pensando mientras era cargada por Gray.
–¡No sé como puedes estar tan tranquila con tantos locos siguiendonos! –replicó Gray.
–Jeje, bueno, de cierta forma me recuerda un poco a Fairy Tail –río Wendy.
–¡No se parecen en nada, al menos allá peleaban todos contra todos, aquí son todos contra nosotros! –replicó Gray una vez más.
–Hmm, bueno, en eso tienes un punto –pensó Wendy con más claridad, pero aún sin mostrarse asustada. –Pero, simplemente no me siento cómoda si no somos perseguidos por unos pobladores, ¿no crees? –dijo Wendy con una sonrisa.
–Juntarte mucho con Natsu afecto tu vista de la realidad –dijo Gray decepcionado.
–¡¿Eh, eso crees?! –grito sorprendida.
La conversación entre ambos pronto dejo de ser sobre los pobladores que los perseguían, y fue más sobre como Natsu y Erza eran una mala influencia para Wendy y que jamás debía imitar lo que ellos solían hacer.
–¡Pero Gray, tu también tienes hábitos muy malos! –grito Wendy.
–Ah sí, dime uno –replicó Gray.
–¡Justo en estos momentos no tienes tu camisa puesta! –recalco Wendy la desnudez de Gray.
–¡Y-yo no puedo evitar eso, es un mal hábito que herede de mi maestra! –farfullo.
Ambos habían dejado de correr, ignorando a los molestos habitantes del pueblo que comenzaron a rodearlos, creyendo que ellos los habían capturado.
–Jejeje, pues tu maestra si que era extraña –río Wendy una vez sus pies tocaron el suelo.
–Haa, no puedo decir que no lo era, pero gracias a ella logré sobrevivir hasta ahora –dijo Gray con una mueca que mostraba nostalgia.
–Jeje, bueno, si no contamos la vez que Natsu te mato –dijo con burla Wendy.
–Por favor, no me recuerdes eso –dijo Gray deprimido.
–¡Uahh, pe-perdón, lo dije solo como una broma, n-no era mi intención hacerte sentir mal!
Los pobladores vieron esta escena con cierto desagrado, después de todo los estaban ignorando completamente, y si había algo que odiaban los magos Carmesí era ser ignorados, esa molestia estaba más arriba qué el hecho de que se burlen de sus nombres.
–Oi, ¿y si los matamos? –dijo un chico del grupo con una vena en su cabeza a punto de reventar del enojo.
–No podemos hacer eso, el jefe se enojaría mucho con nosotros y subiría los impuestos en represalia –contestó otro mago.
–Bueno, pero el no está aquí en estos momentos –proclamó un tercero.
–.........
Todos pensaron detenidamente en aquellas palabras, pronto habían tomado la desición de atacar, pero prontamente fueron interrumpidos por una chica que acababa de llegar al pueblo usando teleport.
–¡¿Q-qué está sucediendo aquí?! –dijo con un tono sorpresivo.
–Mierda, es la hija del jefe.
–Fufufu, ¡estoy seguro de que todos escucharon que venía y están aquí para recibir a la maga Carmesí número uno! –grito una segunda chica.
–Y trajo a la explosiva –dijeron asustados antes de dispersarse la mayoría.
Al final solo quedaban un par de magos rodeando a Gray y a Wendy que los continuaba ignorando. Estos magos eran aquellos que habían visto antes del bosque, por lo que a parte de ignorarlos también se habían burlado de sus nombres, incluso cuando jamás tuvieron la oportunidad de decirlo en aquella ocasión.
Sin pensarlo uno de ellos atacó a los dos chicos con su magia avanzada de rayo.
–¡Thunder! –grito para que pocos segundos después el ataque fuera lanzado contra Gray, el cual instintivamente utilizo su domo de hielo para cubrirse del ataque.
Todos miraron como un ataque de aquella magnitud había sido parado con algo tan simple como un domo de hielo, sorprendidos al mismo tiempo que molestos.
–¡Oigan, ¿qué creen que hacen?! ¡Pudieron matarnos con eso! –grito Gray molesto.
–¡Ese era el punto, ahora quédate quito, que no ves que te voy a matar! –gritó el mago que había lanzado el ataque.
El resto de magos que estaban con él comenzaron a alejarse poco a poco, preocupados de verse involucrados en un percance mayor, en especial porque Yunyun estaba detrás de este chico.
–¡Esto es inaceptable, como Mago Carmesí no debemos usar nuestras habilidades para atacar a otras personas, le diré a mi padre sobre esto y de seguro te castigará! –gritó la usualmente tímida chica.
–¡Haa, pero yo estoy haciendo esto para defender nuestro honor como Magos Carmesí, ya que estos dos no han dejado de insultarnos desde que llegaron! –arremetió molesto el chico.
La chica, la cual por lo usual no estaba acostumbrada a levantar la voz de esa forma, comenzó a sentirse algo presionada ante la ira de aquel chico, pero no podía retroceder si algún día se convertiría en la jefa de la aldea.
–Muy bien, pero la forma en lo que lo haces no es adecuada. ¿Por que no lo enfrentas en un duelo de frente? –propuso la chica.
–Pe-pero yo...
–Eso no me suena como una mala idea, estoy listo cuando quieras –dijo fastidiado Gray.
–Grrrr. ¡Muy bien, mañana tu y yo tendremos un duelo, así que lava tu cuello para cuando llegue el momento! –grito molesto antes de irse.
Todos vieron como aquel chico se retiraba molesto, pronto todos fingieron que no habían visto nada y volvieron a sus usuales rutinas.
–¡La verdad lo lamento, por mi culpa tendrás que pelear contra un mago Carmesí, pero descuida, conozco a alguien que puede revivirte después de que te maten! –grito apenada la chica.
–Oi, eso es algo hiriente para mi. Además, no tengo problema en batirme a duelo con un Mago Carmesí, estoy seguro de que puedo vencerlo –dijo con confianza Gray.
–¿Eh? ¿En serio crees eso? –pregunto sorprendida.
–Puede que no lo parezca, pero soy bastante fuerte. Más bien debería agradecerte por defendernos de esa forma –dijo Gray con delicadeza.
–N-no es nada, como futura jefa de la aldea tengo que asegurarme de que todos se comporten –dijo apenada la chica.
–Oh, así que eres la futura jefa, eso si que es interesante –completo Gray.
–O-oh, gr-gracias –respondió apenada.
–Por cierto, mi nombre es Gray.
–S-sí, yo me llamo Yunyun.
Una linda escena se presentaba entre estos dos chicos, olvidando por completo que Wendy estaba presente, pero ella no hablaba, ya que no podía dejar de ver los enormes pechos de la chica enfrente de ella, estando cada vez más consciente de su cuerpo.
–¡Oí Yunyun, ¿que fue todo eso de hace esto?! –dijo la segunda chica que había llegado con Yunyun.
–¡Ah, Megumin, no fue nada, solo una locura del pueblo!
Tanto Gray como Wendy voltearon a ver a aquella chica que había sido mencionada, solo para llevarse la mala sorpresa de que se trataba de la loca de las explosiones.
–¡Eres tu! –grito Wendy al mismo tiempo que Megumin cuando sus miradas chocaron.
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