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Capitulo 8: Asalto Celestial


Kazuma subía por las largas escaleras que llevaban al museo, frunciendo el ceño mientras pensaba: "¿Por qué siempre tantas escaleras?"

Había pasado más tiempo del que quería buscando el lugar, y ahora que estaba frente a él, sentía una extraña familiaridad.

'¿No era este el sitio donde guardaban al asesino de magos?'

Era irónico pensar qué lo que mantenía a raya la extinción de esta raza, era la clave de una consola de videojuegos.

Dejó de divagar en su cabeza mientras recordaba lo exagerados que podían ser los magos Carmesíes en prácticamente cualquier cosa. Suspiró y decidió no darles demasiada importancia a los interminables escalones.

Al llegar a la cima, vio a dos guardias de ojos rojos vigilando la entrada. Ambos llevaban armas extrañas en sus cinturones.

'¿Alguna nueva variante de arma mágica?' se preguntó.

Uno de los guardias, el de la derecha, notó su presencia y se acercó, extendiendo la mano.

-Lo siento, visitante. el museo está cerrado por hoy. Vuelve mañana –dijo con voz firme, pero cortés.

Kazuma alzó la vista, dándose cuenta de que ya había anochecido. El cielo se teñía de un profundo color índigo mientras la noche se instalaba por completo sobre la ciudad.

'Carajo... debí haber preguntado antes de perder tanto tiempo.' pensó, cerrando los ojos por un segundo para asimilar su frustración.

No obstante, este guardia no logró siquiera alcanzar a tocar a Kazuma cuando unos rayos rojos rodearon su cuerpo.

Trsskkkk*

-¿Huh?

El guardia de la izquierda se confundió, aunque rápidamente este también fue envuelto por los rayos rojos.

Ambos estaban en un estado de trance, esto ya que Kazuma había desconectado su conciencia durante una o dos horas usando el programa control.

Usando nuevamente su programa, Kazuma abrió la gran puerta sin necesitar la llave o la tarjeta de acceso.

Dentro del museo, el ambiente era silencioso. La oscuridad solo era iluminada por bombillos tenues en los muros que reflejaban un tenue brillo mágico.

Fue ahí cuando tuvo una idea con respecto a la forma de ser de los magos desquiciados.

'He visto suficientes películas para saber lo que viene ahora,' pensó, con una mueca de exaspero.

Liberó otro rayo del programa Control, recorriendo el gran salón distorsionando así los reflejos.

Trsskkkk*

Cuando las figuras se acentuaron, dicha acción reveló una densa red de láseres y sensores que estaban ocultos hasta ese momento.

Lejos de alarmarse, Kazuma dejó escapar un suspiro. Los haces de luz no eran más que una molestia predecible.

'Esto será fácil.' pensó, ya aburrido.

Con un gesto simple, los rayos rojos cambiaron a un tono verdoso, cambiando al programa Anular. Desactivando con ello una por una las trampas que llenaban la habitación.

Caminó por la zona de seguridad sin el menor esfuerzo, aburrido. como si atravesar un campo de trampas mágicas y tecnológicas fuera un paseo por el parque.

En medio de su caminata, echó un vistazo rápido a las vitrinas flotantes que adornaban ambos lados. Estaban llenas de armas y artefactos, muchos más de los que recordaba.

'Hay más cosas de exhibición de las que recuerdo, deben haber recolectado muchas cosas durante la actualización.' pensó, notando cómo cada objeto parecía más avanzado y raro que el anterior.

La variedad de artefactos despertaba su curiosidad, pero algo en particular captó su atención, haciéndolo desviarse hacia el ala norte del museo.

En el marco de la puerta se leía: "Artefactos del Gran Sabio".

Al ver todo, Kazuma logró ver varias cosas que le dieron nostalgia y llamaron su atención.

Desde los androides humanoides de Hakase, hasta el cazador de magos del mismo.

Sus inventos estaban puestos en grandes filas, siendo uno más peligroso que el anterior.

-Deberían colocar a la androide dominatrix como peligro latente. – Habló Kazuma, acercándose a la vitrina que lo separaba del robot.

Recorrió las filas de inventos, observando cada uno con detenimiento, hasta que llegó a la última vitrina. Allí, una reliquia del pasado le robó toda su atención.

-Railgun. – susurró Kazuma.

El arma descansaba dentro de una caja reforzada, y al verla, Kazuma no pudo evitar sentir una mezcolanza de emociones. La railgun había sido su compañera en muchas batallas durante su tiempo como usuario del programa Mimo.

Pero ahora que la veía, algo en su interior cambió.

Miró su mano por un momento, como si reviviera cada vez que había empuñado esa arma. Sin embargo, sus pensamientos no eran tan positivos como esperaba.

'Ya no me sirve...' se dijo a sí mismo, frunciendo el ceño.

A las malas, Kazuma se dio cuenta de lo malo que había sido la railgun para él.

Aunque al inicio le había ayudado contra enemigos de poco calibre, con el pasar del tiempo llegaron amenazas mucho mayores. La poca cantidad de mana que podía expulsar y las consecuencias ya no le favorecían.

Luego de ver cómo ASM liberaba tanto poder como para recorrer varios sistemas solares en un segundo, se dio cuenta de que se estaba auto limitando.

En conclusión, con la escala de poderes de enemigos actuales, Kazuma debía arrancarse de viejas costumbres y buscar la eficiencia y la optimización.

Por ello él negó con la cabeza y se dio la media vuelta, diciéndole de cierta forma adiós a aquello que lo acompañó durante mucho tiempo.



***


Kazuma finalmente entró al último pabellón del museo, frente a una puerta imponente que parecía no tener cerradura ni mecanismo visible para abrirla.

'Es alguna estupidez capciosa' pensó, recordando cuán exagerados solían ser los magos Carmesíes.

Recordó vagamente una idea que había querido probar hace tiempo, relacionada con la materia.

'Los átomos nunca se tocan, pero a su vez siempre se mantienen conectados. Por ello...'

Kazuma trató de recordar la idea, pero se le complicó.

Fue ahí cuando una voz en su mente, Anular, apareció.

[-Podemos migrar ciertas ondas de nuestra materia para hacer que avance a través de todo. Solo debes negar las conexiones entre átomos.]

- Ah, si... –murmuró, como si hubiera recordado algo básico.

[-Controlar los átomos y la materia es lo tuyo, ¿Cómo diablos no lo sabes?]

-Trato de no pensar mucho en ello. –respondió Kazuma, sin darle demasiada importancia.

Los rayos verdes rodearon el cuerpo de Kazuma, al mismo tiempo que sus células comenzaban a disolverse, difuminándose como tinta en el agua.

Sus manos se tornaron borrosas mientras las extendía hacia la puerta, atravesándola como si no existiera.

Era un principio, pero de cierta forma gracias al uso del programa anular este había logrado la intangibilidad.

Acostumbrándose al sentimiento, Kazuma terminó notando como al extender aquello por su rostro le sucedía un cierto fenómeno que era bastante particular.

'No puedo respirar ni ver nada.'

Esto era de esperarse, ya que, al desconectar sus átomos del entorno, ni el aire ni la luz interactuaban con su cuerpo.

Si bien ya no necesitaba respirar, dormir o comer gracias a ser un programa, la falta de visión seguía siendo molesta.

'Tengo que mejorar esto.'

Después de unos segundos, atravesó por completo la gruesa puerta y entró en la última sala del museo.

Delante de él, una impresionante colección de artefactos y reliquias lo recibió, pero su objetivo era claro:

En el centro, descansaba una espada que relucía bajo una luz brillante.

Aunque el diseño parecía ser sacado de un manga Shonen de algún Isekai, Kazuma sabía por qué había venido.

Sin perder más tiempo, avanzó hacia la espada, confiado en que su intangibilidad mantendría todas las alarmas inactivas.

Extendió la mano y, sin vacilar, tomó la empuñadura. Al sentir el frío del metal, una extraña sensación lo invadió.

Pero su confianza le jugó una mala actuación.

Riiiiing*

Un sonido robótico comenzó a repetir el mensaje a todo volumen:

"¡¡Hurto de la espada sagrada en el sector D!!", "¡¡Hurto de la espada sagrada en el sector D!!", "¡¡Hurto de la espada sagrada en el sector D!!"

Kazuma se confundió y alarmó del porque pasaba esto, si estaba manteniendo anular en todas las alarmas del museo.

Pero nuevamente se golpeó el puente de la nariz al recordar que eran magos carmesíes.

'¡Me lleva la que me trajo! ¡Seguro pusieron alguna trampa oculta dentro de otra trampa!'

Kazuma apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando escuchó los pasos apresurados detrás de él. La gran puerta se abrió de golpe con un estruendo metálico.

Tuuuuuk.

*Apertura*

Un ejército de guardias Carmesíes irrumpió en la sala, todos armados con rifles mágicos que apuntaban directamente a él.

El que parecía ser el líder dio un paso al frente y gritó con una sonrisa apenas contenida:

-¡Ladrón! ¡Deja la pieza de arte y pon la cabeza al suelo! ¡No me tientes...! ¡¡Digo, no me obligues a usar la fuerza letal!! – grito el guardia carmesí.

'Oye, bastardo, se te escapó una sonrisa, ¡Ni siquiera disimulas un poco!'

[-¡Y acabo de escuchar a uno celebrando por lo bajo!]

Kazuma miro el rostro de los guardias, los cuales se miraban emocionados.

'Sus rostros dicen: "¡Viva! ¡Podemos dispararle a algo!" ¿Tan aburrido era su trabajo?'

En un segundo, desde las ventanas aparecieron más guardias descendiendo desde el techo, rompiendo los ventanales y cayendo por cuerdas, como si estuvieran en medio de una operación militar de alto riesgo.

-¡¡33-12!! ¡Repito, 33-12! –vociferaba uno de ellos con una energía desbordante.

-¡Por fin! ¡Voy a estrenar mi rifle! –gritó otro, claramente demasiado entusiasmado.

Craaaaash*

Craaaaash*

Craaaaash*

Kazuma estaba rodeado. Los rifles mágicos lo apuntaban desde cada ángulo posible. Era ridículo. ¿Todo esto por una espada?

[-No activamos el truco de las cinco estrellas, ¿no?]

'Soy solo un ladrón... ¿y traen a todo un maldito ejército? Definitivamente están demasiado aburridos,' pensó, con otro suspiro, esta vez cansado.

*Suspiro*

Los rayos verdes de Anular comenzaron a desvanecerse a su alrededor. Su primer instinto fue usar el programa Control y acabar rápido con la situación, pero luego se detuvo.

'Siempre uso más el Control que el Anular para luchar. Debería aprender a administrar ambos... esto es perfecto para no quedar en la deriva.'

Los rayos verdes se concentraron en el cuerpo de Kazuma, haciendo que sus ojos brillen con un intenso color esmeralda.

Los guardias, al ver los rayos, reaccionaron instintivamente, disparando en ráfagas desde todas las direcciones. El sonido de los proyectiles mágicos resonó en la sala.

Tat-tat-tat-tat.

Pero los disparos no lograron acercarse ni un milímetro a su ropa. Los proyectiles se detuvieron en el aire, desviándose como si una barrera invisible los rechazara.

Este los miró con unos ojos algo emocionados.

-Testeemos esto.



***



Las luces mágicas de los edificios cercanos parpadeaban debido a la extraña interferencia que emanaba del museo, y las sirenas de la policía resonaban en el aire.

Los ciudadanos, tanto locales como turistas, fueron atraídos por el evento principal. Manteniéndose tras las barricadas que los oficiales habían colocado rápidamente para asegurar la zona.

A las afueras del museo, varios grupos de oficiales de la policía carmesí junto a algunos miembros de su fuerza armada aparecían acorralando las cercanías.

El jefe de la policía Bukkoroii, se acercó a quien parecía ser el general de los soldados de nombre Funtariou.

-¿Quién diablos sería tan estúpido como para robar en el centro de la ciudad? Digo, está al lado de la jefatura de la policía y de la base militar. – se cuestionó Bukkoroii.

-Según el registro, el tipo se quiso robar la espada sagrada. – explicó Funtariou.

-¿La que tiene sellada a la diosa? ¿Siquiera es verdad eso? Que yo recuerde solo la sacamos de un taller y dijimos eso.

-Esperemos que sea una broma, en cualquier caso es buen turismo decir eso. – dijo Funtariou antes de mirar por una pantalla.

En la pantalla salían las cámaras del lugar, mostrando como todos abrieron fuego contra el ladrón al mismo tiempo.

Bukkoroii solo puso lamentarse por el pobre tipo que tuvo la mala suerte de atacarlos.

Aunque era asesinato, estaban en todo su derecho. Aunque en lo profundo sabía que sus hombres solo estaban desahogando la frustración acumulada.

De repente, la imagen en la pantalla comenzó a parpadear, distorsionándose en estática.

-¿Huh? – Bukkoroi arqueó una ceja, confundido.

-¿Qué pasó? – preguntó curioso Funtariou.

Bukkoroii sacó un comunicador y comenzó a hablar a través de el.

-(Oficial Bonks, ¿Qué pasó?)

(-...)

-(Le estoy haciendo una pregunta, Oficial Bonks.)

(-...)

-(Oficial Bonks, conteste o le obligaré a limpiar los escusados este mes.)

De repente sonidos raros comenzaron a escucharse del comunicador, terminando en el sonido de cristales rompiéndose.

Craaaaash*

-... ¡!

Bukkoroii estaba a punto de dar órdenes para mandar más oficiales al museo, pero antes de que pudiera reaccionar, algo inesperado lo detuvo.

Traaaaash

Pues desde el techo del museo, varios cuerpos salieron disparados en todas direcciones, volando como muñecos de trapo.

Él logró reaccionar rápido ante la amenaza inminente.

-¡¡Atrapen a esos hombres!! ¡¡Qué no toquen el suelo!! – gritó Bukkoroii.

Al oír la orden, varios soldados militares equipados con propulsores mágicos se elevaron en un parpadeo, alcanzando alturas increíbles para interceptar a los oficiales en el aire.

Los atraparon antes de que pudieran estrellarse contra el suelo, aunque no hubo tiempo para respiros.

Un último estruendo resonó desde el interior del museo, un sonido sordo y profundo que hizo eco en toda la plaza.

Trooooomp.

-... ¿¿??

El general Funtariou fue el primero en notar algo extraño. Su rostro se tornó pálido, como si hubiera visto un fantasma. En todos sus años de servicio, jamás había presenciado algo así.

Pues una figura bañada en oscuridad que parecía estar ignorando la luz de la luna apareció por encima del museo, rodeado por rayos verdes.

-¿Pero qué...? – susurró Bukkoroii.

El ladrón misterioso solo lanzó un último hombre que tenía en sus manos, esto antes de volar hacia el cielo y alejarse a gran velocidad.

Fuuuuuush*

El general Funtariou, todavía en shock por lo que acababa de presenciar, recuperó el sentido lo suficiente como para sacar su comunicador del cinturón.

-(¡¡Tropas aéreas!!)



***



Kazuma sobrevolaba las nubes a gran velocidad, estaba usando anular para eliminar su peso y la gravedad a su alrededor para patear el aire.

Gracias a esto, él estaba simulando el vuelo que hacía con control, dándose cuenta de que le costaba menos esfuerzo.

'Voy un poco más lento, pero aún así es buena forma de viajar.'

Mientras seguía ese vago tren de pensamiento, empuñó la espada dejando que el reflejo de la hoja fuera iluminado por el brillo lunar.

Este se disponía a sentir algo a través de aquella arma, pero sus sentidos lo alertaron de un peligro inminente.

-... ¡!

Kazuma se logró girar a tiempo, mirando como a pocos centímetros de su pecho pasaba un misil balístico a gran velocidad.

Logró reaccionar a tiempo para cubrir su cuerpo con rayos verdes, los cuales lo protegieron de la explosión de aquel misil.

Booom*

La onda expansiva lo sacudió, pero apenas logró desestabilizarlo. Aún alerta, Kazuma barrió el cielo con la mirada, buscando el origen del ataque.

-A la mierd...

No tardó en verlos: varios cazas se aproximaban a toda velocidad, las luces de sus cabinas parpadearon como ojos de depredadores.

'¿Es enserio?'

No tuvo ni tiempo para quejarse, porque otra ráfaga de disparos ascendió desde la tierra.

Booom*

Booom*

Booom*

El cielo nocturno se iluminó por las explosiones siendo que Kazuma abanicó el humo alrededor suyo.

Este logro dar con varias defensas antiaéreas en tierra queriendo derribarlo, siendo las suficientes como para proteger un país entero de un asedio enemigo.

Kazuma maldijo su suerte, pensando: "¡¿Me lanzan cazas y artillería antiaérea por una espada?!"

[-En serio... Otra vez me olvido de lo desquiciados que son estos idiotas.]

A su alrededor, el aire chisporroteaba con rayos verdes. En ese instante, los pilotos de los cazas notaron algo extraño: los controles de sus aviones empezaron a fallar, las pantallas se oscurecían, las palancas no respondían.

Había fijado su mirada en las naves que se dirigían hacia él como depredadores a punto de atacar a su presa.

Pero esta vez, él era quien iba a cazar.



***



El piloto dentro de uno de los cazas sentía el miedo aferrarse a su pecho. Todo había comenzado de manera rutinaria, pero en cuestión de segundos, todo cambió.

De las nubes, rayos verdes comenzaron a iluminar el cielo, zigzagueando con una intensidad que lo dejó atónito.

Estas cortaron las nubes como sí fueran látigos luminosos. No eran rayos normales. Algo en ese hermoso esmeralda lo llenó de pavor.

¡Zzzt!

Fue cuando uno de esos rayos impactó de lleno en su caza.

Trskkkkkkkkkkk*

El tablero explotó en sonidos de alerta. Luces rojas parpadeaban frenéticamente mientras pitidos ensordecedores resonaban en sus auriculares.

-¿Qué demonios...? –murmuró, apenas capaz de respirar.

Intentó con todas sus fuerzas mantener la calma, pero el sudor frío ya le recorría la frente.

Con las manos temblorosas, trató de agarrar los controles, solo para darse cuenta de que nada respondía. Desesperado, activó el comunicador.

-(Aquí Charlie 4... ¡Bravo en tierra, los controles están fallando! Repito, ¡los controles están fallando!)

Trskkkkk*

No hubo respuesta.

Antes de que pudiera hacer algo, el piloto notó como su motor comenzaba a fallar y toda la nave comenzaba a ser rodeada por los rayos verdes.

Zzzzzzt... BOOM!

-¡Mierda...!

Trssssssssssk*

El pánico se desató en la cabina. Pitidos y más pitidos. Las luces de emergencia titilaban sin parar, y las explosiones se multiplicaban en el cielo.

Por un segundo, pudo ver que no era el único. Todos los cazas a su alrededor también estaban siendo atrapados en esa tormenta verde.

-(¡¡El eyector no responde!! ¡¡Repito, no responde!!)

Ya desesperado, este notó como su caza se estaba dirigiendo hacia tierra. Con el miedo de la muerte, este comenzó a golpear de forma desenfrenada el cristal superior para buscar una salida.

Pero no importaba cuánto golpeara, el cristal no cedía. Era irrompible, reforzado para soportar ataques mágicos.

Estaba atrapado. Intentó alcanzar la varita en la parte trasera de su cinturón, pero el espacio era tan reducido y la presión del aire tan fuerte que no podía mover su brazo lo suficiente.

-¡¡Carajo!! ¡Vamos, Vamos! – gritó desesperado el piloto sacándose el casco.

Boom!

Boom!

Eufórico siguió golpeando el tablero, notando como los rayos verdes solo aumentaban. A su vez, miro como miles de explosiones tomaban el cielo, pero una especie de barrera invisible no permitía que las llamas llegaran a una zona en el cielo.

¡Trssssssssssk!

De repente, todo se detuvo.

-¿Huh?

El caza quedó congelado en el aire, suspendido en medio de la tormenta de rayos.

Pero antes de que pudiera reaccionar, sintió un tirón brutal. El avión fue arrastrado hacia el centro de aquella tormenta de fuego. Su corazón se aceleró, el miedo subió por su garganta.

-¡¡No, no, no, no!! ¡¡Por favor, para!! –gritó, golpeando desesperado, queriendo destruir el cristal.

No fue capaz de ello, terminando por detenerse en el centro de la cúpula de fuego. Curiosamente las llamas y las explosiones no parecieron dañar en lo más mínimo el caza, cosa que le pareció extraño, fue como ver que a pocos centímetros de llegar el fuego jamás lo tocaría.

Entonces, lo vio. Una mano, oscura como la noche, surgió de la nada y atravesó el fuselaje del caza como si ignorara la misma materia.

Aquella mano lo agarró por el cuello del chaleco y lo levantó con una fuerza que no parecía humana.

El piloto en fechas futuras solo pudo describir eso como:

"Fue como si la muerte me reclamara a un plano superior"

Miró aquella silueta, bañada en sombras, sin reflejar la más mínima luz. Era como un agujero en el espacio.

-T-tu... – trato de pronunciar con miedo el piloto.

-...

La figura no dijo nada. Simplemente lo observó durante un segundo eterno, y luego lo soltó.

Fshh...

El piloto comenzó a caer, con el vacío debajo de él.

Pero antes de que el miedo lo consumiera por completo, sintió cómo la figura tiraba del cordón de su paracaídas, liberándolo justo antes de que fuera demasiado tarde.



***



Kazuma observó al piloto, quien lo miraba con ojos llenos de incredulidad tratando por todos los medios de describir lo que pasó.

Este miró sus propias manos, percatándose de un detalle.

'Claro... anulé el contacto de mi cuerpo con la materia. Por eso no pudo verme. Así que... ¿es así cómo funcionan los colores y la vista?'

Comprendió que lo que permitía a los seres vivos percibir su entorno era la luz. Lo que vemos no es más que la luz reflejándose en los objetos, los colores y las formas que nos rodean.

Cuando Kazuma anuló ese principio, se volvió "invisible" para aquellos que dependían de la luz para verlo.

Lo que estaba experimentando en este momento, era la verdadera forma del universo desde que su mente se llenó de tanta información para procesar.

Era como si algún vestigio de lo que había vivido prevaleció en lo más profundo de su sistema para procesar la realidad.

El universo y todo lo que nos rodea son átomos, solamente son cadenas de átomos que terminan tomando ciertas formas y colores debido a cosas como la luz y la gravedad entre muchos otros factores.

'Es como ver un problema de matemáticas sin números... Esto me va a dar dolor de cabeza.'

Fiuuuuuuuuuuuush!

Fiuuuuuuuuuuuush!

Los misiles no dejaron de venir, siendo que Kazuma ahora con una idea sobre el funcionamiento de la realidad optó por extender su mano.

'Entonces si es así...'

Kazuma concentró el límite del programa anular en algo que parecía casi imposible, pero a su vez no era más que la punta del iceberg tan enorme que tenía en sus manos.

Él decidió concentrar su mente en las cadenas, las interminables cadenas que unían los átomos y todo lo que nos predominaba como algo existente sobre esta dimensión.

Con ello, él anuló los enlaces con las cadenas. Ya había hecho algo similar en el pasado, aunque eso parecía más bien una especie de espada en el espacio al cortar las cadenas, él lo llamó:

"Desplazar"

Sin embargo, cuando su autoridad bañada en rayos verdes logró penetrar todo a través de una lanza casi cósmica, su idealismo finalmente se trasmitió a través de aquella cadena de realidad.

TRSSSSSSSSSSK*

TRSSSSSSSSSSK*

TRSSSSSSSSSSK*

Atravesando la realidad y rompiendo las conexiones atómicas de los misiles. Los proyectiles comenzaron a desintegrarse en el aire, no en una explosión, sino desapareciendo, como si nunca hubiesen existido.

Era una forma de desplazamiento absoluto, como si la realidad misma los hubiese tragado. Aquello era lo más cercano a la eliminación absoluta, aunque más bien simplemente era una especie de desorden que no podía revertirse por sí solo.

-¿Eh...? –Un soldado en el suelo murmuró, incapaz de entender lo que acababa de presenciar.

La confusión se extendía entre los presentes como un fuego lento. Los misiles, que cargaban con la potencia destructiva de cientos de kilotones de energía mágica, habían desaparecido sin dejar rastro.

El aire olía a ozono, y la ausencia de las explosiones que jamás ocurrieron resonaron en los oídos de los soldados.

El cielo, apenas cubierto de nubes, se veía iluminado por la luz de la luna, siendo que para ellos, Kazuma era un punto de oscuridad devorando la luz a su alrededor.

Aun levitando entre las nubes, Kazuma se llevó la mano al rostro y sintió la tibia humedad de su sangre fluir desde su nariz.

El líquido carmesí contrastaba con el frío aire nocturno que mecía suavemente su cabello y golpeaba su piel cansada.

'... ¿Este es mi limite actual?'

Obviamente aquella acción que mostraba la realidad de un poder tan absoluto no sería fácil de conllevar, siendo que a él le faltaba porcentaje para poder manejar el concepto de negar algo en el universo a esa escala.

'... Ahora sé lo que se siente estar en el lugar de Kazuki o Lelouch, no. Esto está muy por encima de ellos.' Pensó para sí mismo.

Pero él no era un monstruo.

Al menos no en este momento. Con eso en mente, Kazuma solo bajo controlando su velocidad hasta estar cerca de la tierra.

En el suelo, él logró ver un gran número de soldados aterrados y con el agarre en sus rifles temblorosos, nadie quería explicar o siquiera haber presenciado lo que sucedió.

TRSSSSSSSSSSSSK*

-¿Eh? – mencionó un soldado aturdido y confundido.

Se miraron unos a otros sin saber que había pasado, pues ninguno recordaba siquiera porque estaban ahí.

Todo eso mientras que lejos estaba Kazuma controlando la luz a su alrededor para ser transparente, recordando la frase: "El mejor regalo de Dios es el olvido".

-Bueno... Al menos ya tengo lo que quería.

Kazuma se dio la vuelta y empezó a caminar mientras amarraba la espada en su cinturón, alejándose del lugar sin darse la vuelta envuelto en sus pensamientos.



***


Para evitar distracciones y cualquier contratiempo, Kazuma optó por abandonar la ciudad y buscar un lugar completamente abierto.

Las llanuras nocturnas se extendían como un océano, solo interrumpido por suaves ondulaciones del viento en el paisaje. La luz de la luna bañaba las sábanas de césped, haciéndolas brillar en tonos plateados.

En medio de ese vasto y tranquilo escenario, una silueta solitaria se alzó.

Kazuma sacó la espada que puso amarrada en su cinturón para verla, notando una gema en la empuñadura.

Mientras sus ojos se detenían en la gema, pudo sentir una presencia, algo dentro de la piedra. No era solo un adorno; contenía una esencia, una existencia.

[-En el pasado... Sin duda hubiera negado mucho sobre estas decisiones.]

'O incluso, le habría pedido en un mar de lágrimas a Wolbach de que me protegiera.'

Pero ahora...

Sus ojos se enfocaron en el horizonte vacío. Ahora, lo único que importaba era la venganza.

No le interesaba qué o a quién debía sacrificar para restaurar su mundo a la normalidad. La resolución ardía en su pecho, tan clara como la luz de la luna que iluminaba la pradera.

El temor, la duda y el pavor no tenían cabida en su corazón. No esta vez.

-Regina.

Con un gesto solemne y un poco exagerado, pasó su mano sobre la afilada hoja, provocando un pequeño corte en su piel.

-¡Ay, duele más de lo que pensaba! –se quejó entre dientes, pero intentó mantener su fachada seria.

Ya se había acostumbrado al cuerpo que le otorgó la marca del pecado, pero. Volver a sus inicios no era nada sencillo, y mucho menos acostumbrarse a la gran desventaja física de su estado actual.

Justo cuando estaba por continuar con el "ritual", una voz resonó en su cabeza cortando dicho hilo de pensamiento.

[-¿¡Que carajos estas haciendo, Edgy de mierda!?]

Kazuma parpadeó y se detuvo en seco, viendo cómo el espectro de Anular se manifestaba a su lado.

Al verlo, signos de interrogación se pronunciaron en la cabeza de Kazuma, provocando que este ladeara la cabeza en confusión.

-Eh... Se supone que es una diosa malvada, ¿no? Entonces pensé que tal vez se podría invocar con... ya sabes, ritos de sangre y ese tipo de cosas.

Anulate, se palmeó el rostro ante la ingenuidad de su contraparte.

[-Y decían que yo era el emotivo... ¡No hace falta que nos hagamos tremenda raja, pedazo de animal!]

Trskk!

Sin darse cuenta, Kazuma había activado ligeramente el programa Anular.

Una chispa verde golpeó la gema incrustada en la espada y, de repente, una neblina tenue comenzó a rodear su espalda.

Mientras él y Anulate seguían discutiendo, una voz femenina, cargada de irritación, resonó a sus espaldas:

-¿Podrías callarte un segundo? Estaba durmiendo tan a gusto...

-¿Are?

Al darse media vuelta, ahí vio la silueta de una mujer, parada en medio de la llanura, la luna realzaba sus dotes físicos.

Sí Kazuma la tuviera que describir en una descripción breve seria: "Pelinegra con figura seductora"

-Ara, ara... –pronunció con una voz suave, pero cargada de intención–. ¿Pero qué tenemos aquí? ¿Otro mortal buscando el toque de la retribución?

Kazuma no dijo absolutamente nada. Simplemente, se quedó mirando, con su mente divagando en una sola cosa.

'... Qué tetas.'

[-Sí.]

Ambas almas asintieron en aprobación.

La diosa, arqueó una ceja. Sumamente confundida por la despreocupación de Kazuma, sin embargo, tosió un poco para continuar:

-¿Jajaja, en serio? –soltó, claramente divertida–. No puedo creer que un mortal haya tenido la osadía de despertarme, ¡y encima es un niño! Los humanos cada vez son más imprudentes con cada generación.

Kazuma seguía observándola sin mucha reacción, su mente estaba perdida en el detalle que más destacaba a sus ojos, o sea las bubis.

De repente, una oscuridad que parecía eclipsar los mismos rayos lunares, se apoderó de la llanura, al alzar la mirada, notó como una sonrisa tétrica era desprendida por Regina.

-Como sea... finalmente un humano estúpido que me libera, ¡Tú, mortal avaricioso, cometiste un grave error sí pensabas que no podías pagar un alto precio al clamar mi presencia...! ¡Y ese destino es, convertirme en tu ama!

Kazuma frunció el ceño, un poco confundido por lo dramático del asunto.

-¿Eh? –soltó, sin realmente entender qué había hecho mal.

-¿Eh? ¿"Eh" es todo lo que tienes que decir? –respondió Regina con un tono aún más petulante–. Soy Regina, la gran diosa de la retribución. ¡Tu ingenuidad te ha condenado! Desde ahora, serás un fiel más en mi séquito y tú alma será...

-Sí, sí, mira no me importa lo que digas, mejor vuelve a la gema, ¿vale? –Anunció Kazuma enseñando la piedra.

Regina frunció el ceño, claramente irritada.

-Hoh~ Qué encanto. Ha pasado mucho tiempo desde que hablé con un humano tan... –Su tono pasó de coqueto a siniestro en cuestión de segundos–. ¡Arrogante! Debería enseñarte tu lugar, mortal flacucho. ¡La verdadera oscuridad te...

*Suspiro*

Kazuma se rascó la cabeza, ya hastiado por los monólogos presumidos de las deidades.

-No, en serio que te lo digo... Te ordeno, entrar.

-Humano delgado, déjame enseñarte tú... ¡¡LUgaAAAAARRRHHHHHH...!!

Fuuuuuuuuuuuuuuuush!

De repente, una chispa carmesí brilló en la gema. Sin previo aviso, la figura de Regina comenzó a ser succionada hacia la espada como si la estuvieran absorbiendo con una aspiradora mágica.

La oscuridad que había traído consigo fue barrida de la llanura, y los gritos de frustración de Regina se desvanecieron junto con ella.

Como si nada de lo ocurrido fuera importante, Kazuma arrancó la gema de la espada y lanzó el arma a un lado, como si fuera un juguete roto.

-Yo capturaba pokémons legendarios sin necesidad de la masterball. 

[-Con trampas, cualquiera.]

Justo cuando se disponía a irse...

-(¡¡E-Espera un momento!!)

La voz de Regina resonó en la gema cargada de absoluta indignación.

-¿Hmm? – Kazuma alzó la gema, mirándola como si fuera un pendiente de baja calidad.

De repente, la gema empezó a temblar, mientras la voz etérea cargada de frustración salía de la piedra.

-(¡Dame un segundo para procesar esto! ¿¡Quién demonios eres!? ¡Y cómo es que tienes el poder del séptimo pétalo...! ¡Oh, maldita sea...!)

Kazuma no pudo evitar soltar una risita interna, pensando: '¿En serio apenas te diste cuenta? Qué predecible. Hasta los monstruos parecen saber más de mi rango que yo.'

-(¡No, idiota! ¡Sea lo que sea que estés planeando, me niego! ¿¡Entiendes!? ¡¡Suéltame ya!!)

Kazuma arqueó una ceja, sorprendido por la agresividad repentina de la diosa, pero recordó algo que Wolbach mencionó.

-Ah, cierto... –dijo, con una sonrisa burlona en los labios–. Wolbach me advirtió sobre tu obstinación. Dijo que eras como un perro aferrado a un hueso.

-¡¿QUÉ?! ¡¿COMO TE ATREVES A COMPARARME CON UN PERRO?! –gritó Regina, herida en su orgullo divino.

Kazuma mostró una sonrisa afilada, mientras miraba lo que parecía ser la "pupila" de Regina reflejada en la gema.

-Es simple. Si sigues negándote, puedo cortar la conexión con tus seguidores. Sabes lo que eso significa, ¿verdad? Sin devotos, una diosa deja de existir. Desapareces, te mueres. Y, sinceramente, no creo que el reino divino esté muy interesado en rescatarte.

-(...¡! T-tu... ¡No, no, no! ¡No te atreverías!)

-Oh, lo haría –dijo Kazuma con una sonrisa torcida–. Después de todo, soy conocido como un cobarde en mi línea de tiempo. Siempre evito las peleas, me escondo detrás de otros y aplico el nigerundayo cada que puedo.

-(E-eso es... ¿Bueno? ¡No, eso es patético! Pero espera... ¿qué línea de tiempo? ¡¿De qué estás hablando?!) –Gritó Regina reaccionando.

Kazuma acercó el pendiente a sus ojos, para lanzarle un vistazo carmesí.

-... Pero no estamos en mi línea temporal.

Trssssk!

Un rayo verde salió de su dedo y golpeó la gema. Regina sintió un sacudón en su ser, como si algo vital dentro de ella hubiera sido cortado.

-¿Ves? Acabo de cortar la conexión con uno de tus seguidores. Ahora solo te queda una devota. Y créeme, no me costará nada hacer que desaparezca también.

Regina intentó liberar su poder, agitando la gema desesperadamente, pero era inútil. Estaba atrapada.

-(¡No lo haré! ¡Ya he tenido suficiente con ustedes! ¡Parecen pollitos de colores cada vez que nosotros los guardianes los cuidamos!)

Kazuma sin muchas opciones por la hostilidad de Regina, tuvo que cambiar su semblante a uno más amenazante.

- Ah, ¿me amenazas? –Su voz adquirió un tono peligroso–. Te lo pondré fácil. Si aceptas someterte a mí, te dejaré vivir. Si no, ya sabes lo que pasará.

Regina, acorralada, intentó mantener su dignidad.

-(¡Primero aprendan a cuidarse ustedes antes de dar órdenes! ¿Y este es el portador del programa Mimo? ¡Un enclenque sin bendiciones! ¡Aaaah! ¡Debí haber hecho caso a Zenarith-neesama desde el principio)

Kazuma apretó la mandíbula.

'... Esta idiota habla como si uno entendiera todas las tramas ocultas detrás de todo esto.'

[-Sí, todas las diosas parecen tener ese complejo de superioridad. Qué cansancio...]

Kazuma levantó su dedo una vez más, haciéndolo chisporrotear con destellos verdes que iluminaban la gema.

-Bueno... Supongo que la siguiente en mi lista será Wolbach.

[-Tomará tiempo encontrarla, pero, ¿qué más da?

Regina empezó a temblar dentro de la gema, sabiendo que sus opciones se reducían rápidamente.

-(¡Ayudarte! ¡No, no! ¡Sería mejor que te murieras! ¡No tienes idea de lo que significa cargar con el séptimo pétalo! ¡Estás condenado! ¡Dejarás de existir de una forma u otra!)

El dedo se acercó a un más, siendo que Regina podía ver el resplandor de aquello como su perdición.

-La diferencia es que, a diferencia de ti, yo tengo opciones. Tú, en cambio, solo tienes una: o te unes a mí, o desapareces para siempre.

La gema tembló y tembló, amenazando con romperse cual cascaron. Pero dicha acción no iba a ocurrir nunca. 

-Entonces... ¿Cuál es tú respuesta?



***



En el suelo, Regina jadeaba con extrema dificultad. Mientras veía un burlesco Kazuma acercarse.

-No pienso olvidar esto... –Dijo, Alzando su dedo corazón.

Kazuma estaba a punto de soltar una carcajada interna cuando, inesperadamente, Regina soltó una risa entrecortada.

-Puedo sentirlo... ¡tu sed de venganza! Por eso viniste a buscarme, ¿no? –soltó, con una sonrisa malévola–. Hehehe...

Kazuma permaneció en silencio ante la sonrisa tétrica.

-No, solo es coincidencia.

-¡¡¡DEJA QUE TERMINE MI MONÓLOGO, MALDITO IMBÉCIL!!! –Regina comenzó a patalear furiosamente en el suelo.

Kazuma dio un paso hacia atrás, levantando las manos en señal de rendición.

*Suspiro*

[-... Que carácter.]

Regina tosió varias veces, tratando de recuperar la compostura y, tras unos segundos, volvió a adoptar su pose "divina", como si nada hubiera pasado.

-Entonces... Satou Kazuma, ¿no? Hagamos un trato.


-Te prestaré mi fuerza, a cambio de que tú... –Regina se interrumpió, esperando una condición por parte del castaño.

-¿Y si no te doy nada y trabajas para mí solo por qué soy tu superior?

El silencio se apoderó del ambiente mientras Regina procesaba lo que acababa de escuchar.

-... Exijo hacer un sindicato celestial.

Kazuma parpadeó, confundido.

-¿Un sindicato... qué?

-¡Sí! Con beneficios, horarios flexibles, y un día de descanso a la semana. ¡Ah, y café gratis en las reuniones! –Regina empezó a enumerar con entusiasmo, su semblante "divino" completamente olvidado.

Kazuma no pudo evitar poner sus ojos en blanco.

-¿De verdad estás negociando tu "fuerza divina" por un café gratis y un sindicato?

[-Esto es ridículo...]

-¡Lo ridículo es que no lo tengamos ya! –Regina lo miró con seriedad–. ¿¡Sabes cuántas deidades trabajan sin contratos decentes?! ¡Esto es explotación celestial!

Kazuma suspiró profundamente y se dio media vuelta, dejando a Regina en su berrinche sindical.

-¡Oye! ¡No te vayas! ¡No hemos terminado de negociar, mortal explotador!

Kazuma ni siquiera se molestó en voltear.

-Me voy antes de que intentes pedirme seguro de maternidad...

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