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Capitulo 4: Lagrimas De Un Programa



Entre todo ese mundo de confusión, Kazuma escuchó un par de presencias acercándose.

-Kazuma, ¿estás bien o bien muerto? –gritó Aqua, bajándose apresuradamente de la camioneta.

Al ver a Kazuma tirado en el suelo, su expresión se transformó en una mueca de exasperación.

-¡Darkness, ya es la tercera vez este mes que lo atropellas! Entiendo que Kazuma-san sea un desastre de ser humano, ¡Pero esto ya es abuso!

-¡N-no fue mi culpa, Kazuma salió de la nada! ¡Lo juro por Eris-sama! –respondió Darkness mientras apagaba el motor.

Ambas llevaban ropa distinta a la habitual. Darkness tenía un suéter gris de cuello alto con una chaqueta verde, y Aqua vestía una camisa azul marino con un collar llamativo. Era ropa moderna.

El alboroto pronto comenzó a atraer la atención de los transeúntes. Empleados y vecinos de las mansiones cercanas se asomaron curiosos, pero al ver quiénes eran, simplemente volvieron a sus labores, como si este tipo de alboroto fuera completamente normal.

-¡Oigan ustedes! –gritó una voz desde una de las ventanas de la mansión.

Megumin, con un buzo rojo, observaba la escena con exaspero.

-¡Solo me doy la vuelta un segundo y ya mataron a Kazuma! ¡Darkness! ¿Qué pasa, los nobles obtienen su licencia en la caja de cereal o qué? –gritó Megumin desde la ventana, con sus ojos rojos centelleando de indignación.

-¡N-no digas eso! ¡No fue mi culpa! –protestó Darkness, avergonzada y tratando de mantener la compostura.

-Lo dices como si los nobles no hicieran cosas turbias todo el tiempo... –suspiró Aqua

-Espera Aqua, ¡¿Por qué me metes en ese saco?! ¡No todos somos así! –replicó Darkness, claramente irritada.

Mientras Aqua y Darkness se enredaban en su típica discusión, Kazuma, aún en el suelo, se retorció levemente.

Grish!

-... ¿Eh? –Megumin ladeó la cabeza en confusión al notar lo que sucedía.

Nadie más notó el ligero destello esmeralda que chispeó en su hombro... excepto ella, quien observaba la escena desde la ventana.

Darkness y Aqua seguían discutiendo, tan distraídas que no se dieron cuenta de que Kazuma ya estaba de pie, observándolas con confusión.

-¡¿Kazuma?! ¡No te moriste! ... Bueno, en fin, ya que estás de pie, Te importaría ayudarme con... ¡Esto! ¡Esto! ¡Y esto!

-¡¿Qué Mier...?! –Exclamó Kazuma confundido.

Sin darle oportunidad a Kazuma de procesar lo que acababa de ocurrir, le empujó un par de cajas.

Megumin, desde su posición, seguía mirando sumamente confundida. Se frotó los ojos, preguntándose si lo que había visto era real o una simple ilusión.

-Tengo que dejar el celular un rato... –pensó para sí misma.

Habiendo bajado desde el segundo piso, pronto Megumin se unió al grupo, mientras observaba como Aqua y Darkness discutían, por el rabillo de su ojo vio como Kazuma miraba la camioneta.

-¡Te juro que la próxima vez me voy a parar en medio del tráfico solo para demostrar que mi manejo al volante es impecable! –protestó Darkness, cruzando los brazos, intentando defender su orgullo como caballero.

-Si, claro... Pero recuérdalo, no tienes que atropellar a la gente para probar tu punto. –respondió Aqua, agitando la mano con fastidio–. Además, ¿Quién demonios se viste como Barney el dinosaurio en plena avenida? ¡No se podía ni pasar! Si no fuera por ese desvío, hubiéramos llegado antes.

-¿Cómo iba a saber que hoy habría tráfico? De no ser por el GPS junto con las redes que fallaron por aquel apagón, entonces nada de eso hubiese sucedido. Por Eris... Aunque al menos conseguimos algo de ropa decente y comida fresca, así que no fue tan malo.

Megumin, quien había escuchado pacientemente la conversación, se unió con una sonrisa burlona mientras miraba a Darkness de reojo.

-¿Y que tal estuvo el trabajo? Vi que tus etiquetas rebasaron a Jatice por unos cuantos miles. –preguntó Megumin con tono casual.

-¿Uh? ¿En serio? ¡Ah, olvidé que se venció mi paquete de internet! ¡Kazuma! ¿Me prestas dinero? –Gritó Aqua toqueteando su teléfono.

-Está en tendencia en Magicram, lo puedes buscar ahora. –Avisó Megumin.

Ante la pregunta de Megumin, Darkness se sonrojó levemente y desvió la mirada, toqueteando nerviosamente el borde de su chaqueta.

-No... No fue nada, solo regalos... No es nada de lo que deban preocuparse. –respondió rápidamente, tratando de sonar despreocupada.

Por el contrario de la conversación tan animada que tenían las chicas, Kazuma estaba fuera de si.

Sus pensamientos seguían atrapados en una maraña de revelaciones que lo descolocaban.

Observó a Aqua, Darkness y Megumin interactuar, notando cómo encajaban perfectamente en este sitio.

Eran sus amigas... ¿O solamente tenían la apariencia de serlas?

Pero sin lugar a dudas, una verdad que no podía ignorar era...

Que este no era su mundo.

Estaba lejos de lo que podía considerarse "Hogar"

Él se sentía como una pieza fuera de lugar. En medio de su ensimismamiento, su mirada se posó en la camioneta una vez más.

Nada tenía sentido. Finalmente, incapaz de contener su confusión, rompió su silencio:

-... E-esto ¿cómo consiguieron esa camioneta? –preguntó Kazuma, con un tono vacilante, casi susurrado.

No podía creer que estuviera viendo un vehículo tan fuera de lugar en un mundo que, para él, debía ser completamente medieval.

¡Y sobre todo una maldita camioneta familiar!

-¿Hmm? ¿Qué te pasa? Ya tenemos meses de estar usándola, conociendo tus andanzas, permíteme que esta diosa te refresque la memoria. –Respondió Aqua en su clásico tono de vanagloria al tiempo que tecleaba su celular.

Al mostrar su pantalla, Kazuma vio una conversación privada que tuvo con Aqua.

Aunque por alguna extraña razón, desde el celular de Kazuma sale con que él la tiene bloqueada.


[@Aqua_Heavenly_💧_Perfection_🌸 a @KazumaNoKamisama]


[Hace tres meses]


@KazumaNoKamisama: ¡Oye, tonta! ¿Cómo que te llevaste a Megumin y Darkness al GYM y le distes alcohol en lugar de agua?

@Aqua_Heavenly_💧_Perfection_🌸: ¡El alcohol da la energía suficiente! Es un hecho científico, lo vi en un video.

@KazumaNoKamisama: Y ese video no vendrá de esa red social donde te pones a bailar como estúpida frente a la cámara, ¿no?

@Aqua_Heavenly_💧_Perfection_🌸: ¡No me llames estúpida! Y es una plataforma que también sirve para video blogs, Pero... ¡Como lo supiste! ¿Ya me estas siguiendo?

@KazumaNoKamisama: ... Eris-sama, te la llevas o te la mando.

[Hace 2 meses — Lunes: 12:00 PM]


@Aqua_Heavenly_💧_Perfection_🌸: Kazuma, ¿recuerdas la recompensa que nos dieron por capturar a la red de tráfico de manatitas?


@Aqua_Heavenly_💧_Perfection_🌸: Tome la mejor decisión para el futuro de nuestras aventuras, un medio de transporte, por cierto. Lo cargué a tu cuenta, debido a que tengo multas sin pagar, debes declarar impuestos el mes siguiente.

@KazumaNoKamisama: ¡¡PERRA DE MIERD@!!]


Kazuma leyó los mensajes sin poder procesar lo que veía.

Cada palabra se le hacía lejana, extraña, como si pertenecieran a otra persona. Eran decisiones que jamás tomó, palabras que jamás salieron de sus pensamientos o de su boca.

-¿Hmm? Oye, ahora que te veo bien, ¿desde cuándo tienes esas ojeras? –Aqua lo miró con curiosidad.–. No me digas que te quedaste despierto toda la noche viendo esas páginas para adultos, ¡cochino!

Kazuma sintió que la mirada de Aqua lo atravesaba, pero evitó el contacto visual a toda costa.

Todo le resultaba tan ajeno, tan irreal, como si estuviera leyendo una vida que no le pertenecía, escrita con su nombre.

Apenas alzó la vista, notó que Megumin lo observaba con desconcierto.

También, aunque no fue muy evidente, notó como Darkness le lanzaba miradas fugaces.

-Necesito... necesito dormir un rato... –respondió con la voz quebrada y algo distante.

-¿Eh? ¡Espera! –Aqua protestó mientras veía a Kazuma alejarse–. ¡¿Y mi dinero?! ¡Al menos llévate las cajas antes de esconderte en tu cueva!

Silenciosamente, tanto Darkness como Megumin vieron como el castaño huyó de la conversación de forma apresurada.

-¿Perdió una apuesta o qué? –Preguntó Aqua.

Megumin y Darkness alzaron sus hombros en señal de confusión.

Para ellas, Kazuma simplemente estaba en uno de sus habituales arranques de mal humor.

Sin darse cuenta de que aquello iba más allá de toda su compresión.


***


La luz del atardecer se filtraba por las cortinas, proyectando sombras en las paredes de la habitación de Kazuma.

Sentado al borde de su cama, miraba el reloj digital en la mesa de noche junto a su colchón, inmóvil como estatua.

-¿Hacer las paces... conmigo? –murmuró, mientras observaba sus propias manos como si fueran las de un extraño.

[-... ¿Tengo una bomba de tiempo en mi interior?]

Anular trató de convencerse a sí mismo de que la confesión de Time solo había sido un intento de quebrar su espíritu.

'Me quedan dos meses de vida...'

Un pensamiento que se repetía sin cesar, Sabía que Time vendría por él tan pronto como ese tiempo se agotara. No quería ni saber en qué día estaba ni cuánto tiempo exactamente le quedaba.

-¿Zumito?

Kazuma levantó la vista y se encontró con Aqua, quien le ofrecía una caja de jugo con una sonrisa despreocupada.

Abrir

Sin decir nada, tomó el jugo y dio un sorbo, sin molestarse en preguntar cómo había entrado sin que él lo notara.

-Dejaste la puerta abierta. Estás tan perdido en tu mundo que ni cuenta te diste. –comentó Aqua con un tono sarcástico, observando cómo Kazuma bebía.

Kazuma solo sorbía en silencio, como si el gesto automático de beber pudiera distraerlo de su realidad.

-Ah, y por cierto, Megumin dice que tus ojos están rojos. Kazuma-san, hemos estado hablando de esto, si quieres oler al menos hazlo en un lugar donde no contamine toda la casa, ¿no? –Aqua rió un poco, pensando que estaba bromeando. Sin embargo, Kazuma apenas reaccionó.

-También me contó que últimamente has estado raro. No me digas que es por lo de Darkness. –continuó Aqua, ahora con un tono de curiosidad.

Kazuma la miró con cansancio, sin comprender del todo a qué se refería.

-¿De qué... hablas? – respondió, frunciendo el ceño.

-¡Hey, es de mala educación responder con otra pregunta! Tú mismo lo has dicho mil veces, así que no te atrevas a cuestionarme ahora. –replicó Aqua, señalándolo con un dedo acusador.

En respuesta, Kazuma bajó la mirada, al notarlo Aqua vio su expresión vacía, desproporcionada de todas ganas de vivir.

-¡Kuskuskus! ¿Y ahora qué mosca te picó? –preguntó Aqua con un tono burlón, dándole un suave codazo a Kazuma–. ¿Acaso Megumin y Darkness te atraparon husmeando entre sus cosas otra vez?

Aqua se sentó a un lado, invadiendo su espacio personal sin ninguna vergüenza, hasta llegar a pincharle la mejilla de forma juguetona.

Normalmente, Kazuma habría explotado, gritándole con su típica mezcla de fastidio y desesperación.

Pero ahora, Kazuma solo pensó en la Aqua de su tiempo. Comenzó a cerrar sus ojos con presión, Pero luego de dejar escapar un suspiro de agotamiento, habló:

-Tú siempre lees cosas raras, ¿verdad? Mangas, novelas, cualquier cosa con historias de mundos extraños.

-¡Obvio! –respondió ella, con un tono despreocupado–. Una vez empecé un libro de historia grecorromana y... la encargada de tu mundo me dejó a cargo un rato. Bueno, un poco más de lo planeado. ¡Ja! Ustedes terminaron pisando la luna y luego me regañaron. Es que la trama era genial, como una novela ligera, ¿sabes?

Kazuma apretó la caja de jugo en su mano, sintiendo cómo la amargura se filtraba en su corazón. No estaba seguro si Aqua realmente entendía lo que él intentaba expresar, pero siguió adelante, esperando que, al menos, el peso en su pecho disminuyera.

-¿Alguna vez has leído un manga que no es tuyo? Como si encontraras una historia a medio contar, donde los personajes conocen al protagonista, lo llaman por un nombre familiar, pero sus recuerdos no encajan en su mente.

Aqua ladeó la cabeza, tratando de seguirle el hilo, aunque la seriedad inusual en Kazuma le hacía fruncir el ceño.

-¿Ah? ¿Cómo esos mangas en los que el prota pierde la memoria? Siempre se siente como si el autor se quedara sin ideas y solo quisiera sorprender con giros que todos ven venir. –dijo Aqua con un tono jocoso.

Kazuma hizo una pausa, sintiendo el nudo en su garganta volverse más y más fuerte.

-Imagínate que ese protagonista... no es quien debería estar ahí. Quiere ser solo un extra, alguien del montón, pero lleva dentro algo que nunca pidió, algo que puede destruir todo a su alrededor. Vive rodeado de personas que lo tratan como si fuera parte de su vida, pero él sabe que no pertenece a ese lugar. Todo se siente como una copia rota de lo que realmente era.

-Kazuma, no sé qué tanto te afectó ese manga, pero...

-Y aunque deseara con todas sus ganas retroceder y volver al lugar donde empezó. –Interrumpió Kazuma sin prestarle atención a Aqua. –. No puede... porque ese lugar dejó de existir. –continuó Kazuma, dejando que su voz se quebrara un poco al final.

-Eh...–Musitó Aqua.

Aqua dejó de sonreír. Por primera vez en mucho tiempo, parecía escuchar más allá de sus propias palabras.

-Oi, oi... no tienes que ponerte tan profundo. ¿Era una novela tan buena para dejarte así? Seguro que el autor lo arreglará todo al final. Siempre lo hacen, aunque sea con un Deus Ex Machina. –Mencionó Aqua, en un intento de broma tratando de aligerar el ambiente.

Kazuma dejó caer la caja de jugo vacío en la mesita y se quedó en silencio por unos segundos, su mirada se perdió en un punto indefinido de la pared.

'Un deus ex machina por el autor, ¿eh?' Pensó Kazuma para sí, tratando de asimilar las palabras de Aqua.

[-"Dios obra de maneras misteriosas" ... Pero, ¿Qué pasa cuando el autor de estas historias dejó el puesto hace tiempo? Y solo 6 imbéciles intentan ocupar esa silla vacía.]

Su mirada se posó sobre el suelo, dejó que esa idea se esfumara de su cabeza.

-... ¿Y sí todo lo que se perdió en ese mundo no afecta en nada a ese personaje? –murmuró Kazuma, esperando respuestas.

-¿Mhm? ¿Te refieres a...? –Aqua lo miró confundida, pero atenta.

-Que al enterarse de que no puede regresar, de que nunca verá a su familia, de que todo lo que conocía se desvaneció... No siente dolor alguno. No hay lágrimas, no hay lamentos. Solo un vacío que no puede llenar. –dijo Kazuma, con un tono tan frágil que casi parecía romperse.

Las bromas y comentarios sarcásticos de Aqua se evaporaron en el aire, dejándola sin palabras ante la vulnerabilidad que Kazuma mostraba por primera vez.

Kazuma levantó la mirada hacia Aqua, con los ojos cansados y llenos de un anhelo imposible.

-Y simplemente, leer la historia de ese pobre imbécil...–susurró Kazuma, su voz quebrándose con cada palabra.– . Me hizo pensar en lo que ya no tengo. En lo que no puedo recuperar. En casa.

Fue ensordecedor aquel silencio.

Quería que ella lo rompiera con una de sus clásicas burlas.

Quería que ella dijera, aunque sea algo fuera de lugar.

No la iba a regañar, mucho menos golpear, él buscaba alguna verdad que no podía enfrentar solo.

Pero no hubo más que silencio.

Kazuma, con todo el dolor de su alma totalmente fragmentada, habló:

-Aqua... –continuó, con un temblor en su voz–. ¿cómo están mis padres? Mi hermano... No, no importa eso. Dime... ¿Cómo está la Tierra?

Al escuchar aquellas palabras, Aqua se quedó totalmente muda, sin saber que responderle al chico.

La usual luz de inmadurez y despreocupación que siempre la caracterizaba se desvaneció de un momento para otro, siendo reemplazada por un aire un poco más... divino.

-Perdón. –Aqua inclinó su cuello en un gesto desolado.

Kazuma había intentado convencerse a sí mismo de que estaba decidido a asesinar a Time. Se había armado de una determinación fría y calculada.

Sin embargo, al escuchar la noticia, todas esas emociones reprimidas comenzaron a desbordarse, y una horrible sensación de arrepentimiento lo acechó con la intensidad de un maremoto inesperado.

-Pero así... funciona el tiempo. –murmuró Aqua.

Las lágrimas, gotas que se acumulaban una tras otra, comenzaron a resbalar por su rostro pálido y demacrado.

Sus ojos, marchitos y sin brillo, parecían hojas secas arrastradas por un viento otoñal, incapaces de contener por más tiempo el torrente de emociones que había reprimido durante tanto tiempo.

Ahí, en esa pequeña cueva, una humilde habitación que se había convertido en su refugio temporal, Kazuma se desmoronó. La única presencia en la sala vio a través de su coraza, observando al verdadero Kazuma, al chico frágil y perdido que había estado oculto bajo máscaras de sarcasmo y falsa indiferencia.

-Así funciona, Kazuma... –susurró Aqua con una voz rota y llena de culpa–. Lo siento tanto.

Sus brazos lo rodearon, cálidos y gentiles, como las caricias de una madre que intentaba consolar a su hijo después de una pesadilla interminable. Palmadas suaves en la espalda, un consuelo tierno que Kazuma no había sentido en mucho tiempo.

-Mi...er... –sollozó, las palabras quedándose atrapadas en su garganta.

Kazuma lloró. Y lloró. Y siguió llorando, sin detenerse, sin importar que Aqua lo viera en su estado más vulnerable, con su rostro hundido en el pecho de la diosa. Las lágrimas corrían como un río desbordado, lavando una pena que ni siquiera él había podido comprender hasta ahora.

Pero lo que realmente le dolía a Kazuma, lo que lo hacía llorar con tanta desesperación, no era la pérdida de su Darkness, de su Aqua, de su Megumin.

No era el hecho de que sus padres, Artemisa, Eris, y su hija habían sido borrados de la existencia. No. Lo que más le dolía, lo que lo destrozaba por dentro, era la desgarradora verdad de que no sentía nada al respecto.

Que no le dolía.

Cada día, su humanidad se desvanecía un poco más, alejándose de lo que alguna vez fue. Y Kazuma se preguntaba, ¿es esto lo que significa ser un programa? ¿Una deidad eterna y vacía, incapaz de sentir lo que alguna vez lo hizo humano?

"La vida y la muerte para nosotros no son más que la manecilla que gira, una y otra vez. La gente muere, vive, se suicida, nace... Y en cada vuelta, se borra lo que fue para dar paso a lo que será." resonaba la voz de Time en su mente. Esta era la fría lógica de un ciclo infinito, donde todo se desvanece sin dejar rastro.

Kazuma apretó los puños con impotencia, sintiendo que la realidad se le escapaba entre los dedos.

Las palmadas de Aqua seguían, constantes y suaves, pero no eran suficientes para llenar el vacío que crecía en su interior.

Ella lo sostenía como una madre sostendría a un hijo perdido, pero Kazuma sabía que ni siquiera eso podía aliviar el dolor de lo que estaba perdiendo:

Y eso era...

A sí mismo.


***


Antes de que el sol se perdiera en el horizonte, Kazuma sintió que había llegado el momento de salir.

La mera idea de respirar un poco de aire fresco se le antojaba la excusa perfecta para despejarse, aunque fuera por un rato.

En la sala, Megumin estaba recostada en el sofá, con un buzo holgado y unos pantalones largos que le daban un aire despreocupado. Tecleaba en su teléfono con un ritmo algo mecánico.

Tap, tap, tap.

Los pasos de Kazuma bajando por las escaleras hicieron que ella levantara la mirada por un instante.

Llevaba su suéter verde habitual y jeans sencillos, nada fuera de lo normal.

Megumin observó, casi de reojo, cómo el castaño se arrodillaba junto al marco de la puerta, atándose con firmeza los cordones de sus zapatos.

Al percatarse de que Kazuma estaba a punto de salir, Megumin apagó su teléfono de forma apresurada. Inmediatamente se escabulló en silencio por la esquina de la sala, colocándose sus zapatillas rojas y blancas.

Abrió la puerta y, al ver la figura de Kazuma alejándose, no lo pensó dos veces.

¡Tap, tap, tap!

Blop!

Se lanzó sobre la espalda de Kazuma sin previo aviso, rodeándolo con sus brazos en un abrazo súbito.

-¿A dónde vamos? –Preguntó Megumin, fingiendo casualidad.

Kazuma sintiendo el peso repentino en su espalda, giró la cabeza, solo para encontrarse con los ojos carmesí de la chica.

-... ???? –Kazuma la observó sin entender su comportamiento repentino.

El atardecer despejado se desplegaba ante ellos, bañando las calles con un resplandor anaranjado que le recordaba las innumerables veces que habían huido juntos de sapos gigantes.

Kazuma contuvo un suspiro y rompió el silencio.

-Solo iba a dar una vuelta. –murmuró el chico finalmente, rascándose la nuca, incómodo por el súbito contacto de Megumin.

Ella no se apartó. En lugar de eso, apoyó la barbilla sobre su hombro, observando las mansiones que decoraban la cuadra con indiferencia.

-En ese caso, iré contigo. –dijo ella, su voz más suave de lo habitual, casi un susurro.

-¿? Aqua y Darkness están...

-Ellas están ocupadas en sus propios asuntos, ¿No crees que es justo que ambos nos demos una escapadita? –preguntó Megumin con una sonrisa traviesa.

Kazuma buscó en su mente alguna excusa, pero sus pensamientos se disolvieron entre las palabras no dichas. Sin saber exactamente por qué, simplemente asintió, dejándose llevar.

-No vas a llevar la camioneta. –Interrumpió Megumin de forma súbita.

-... ¿?

[-¿Y esa frialdad? ¿Qué le sucede tan de repente?]

Su mirada llena de severidad se evaporó de un momento para otro, Megumin pensó un poco y habló:

-Mmmm, hay una cafetería que abrieron hace poco. –dijo Megumin. –. Dicen que tiene un buen lugar para relajarse... ¿Vamos?

Él no pudo evitar mirarla de reojo.

Su Megumin le habría pedido insistentemente que la llevase a hacer su rutina diaria y nada más. Pero ahora, esta nueva "ella" le sugería algo tan simple como un café.

[-¿Es esto lo que hubiese pasado si iba por la ruta Megumin? ]

'O solamente soy yo el que nunca se dio a la tarea de profundizar en las relaciones con las otras...'

Kazuma suspiró, agradecido por la distracción.

-No tengo nada mejor que hacer. –respondió de forma vaga.


***


La noche cubrió a Axel, y la ciudad se transformó bajo un mar de luces brillantes.

Pantallas gigantes mostraban anuncios en los edificios, y los carteles de neón iluminaban las calles y los callejones con colores vibrantes, señalando restaurantes y locales que invitaban a los transeúntes a detenerse.

Ruum!

Ruum!

Vehículos circulaban y se estacionaban a lo largo de las aceras, algunos impulsados por la magia y tecnología combinada que definía este nuevo mundo.

Kazuma se sintió como si estuviera caminando en los distritos de Tokyo, y por un momento, casi se olvidó de que aún estaba en Axel.

-Hubiera sido más romántico si no te hubiera tenido que cargar como princesa esa vez. –comentó Megumin caminando del lado de Kazuma.

-... No lo recuerdo así. –murmuró Kazuma, desviando la mirada incómodo.

-¡¿Qué?! ¿Ya lo olvidaste? Fuimos a explotar una guarida de bestias y tú terminaste con el tobillo roto. ¡Tuve que cargarte en mis brazos hasta un lugar seguro! –protestó Megumin, elevando un poco la voz.

[Nota del autor: Irónicamente, eso si es canon.]

'Megumin, el problema no es que no lo recuerde'

[-Sino que lo estás contando como si fuera un gran logro, y la gente nos está mirando raro.]

Ambas almas concluyeron en un pensamiento casi unisonó al percibir una gran cantidad de miradas sobre ellos.

-Jijiji.

Kazuma notó cómo algunas chicas detrás de ellos se reían disimuladamente, murmurando entre ellas. Megumin no pareció darse cuenta de la incomodidad de Kazuma y continuó caminando con una expresión satisfecha.

Las risitas a sus espaldas se hicieron más audibles, y Kazuma no pudo evitar suspirar con resignación. Sentía que todo se estaba volviendo ridículo.

*Suspiro*

'Esto es denigrante...'

[-Espera un momento, ¿no fue Artemisa la que nos cargó así una vez? –preguntó Anular, intentando atar cabos sueltos.]

'¡Cállate!' Regaño Control casi con la intención de golpearse así mismo.

[-No, escúchame. Time dijo algo sobre la teoría del arco... pero no recuerdo de qué se trataba. Necesito tiempo para pensar en esto.]

'Tiempo para pensar dice, tal vez debería alzarle las faldas a esas chicas y hacerles pasar un mal rat...'

De repente, Kazuma frenó en seco, interrumpiendo su tren de pensamientos cuando algo en la calle capturó su atención. Megumin se detuvo un par de pasos después, volviendo la vista hacia él con curiosidad.

-Qué pasa? –preguntó Megumin, notando la intensidad en la mirada de Kazuma.

¡Conocía esta vía!

Kazuma escaneó la calle, reconociendo los edificios y locales que ahora parecían completamente diferentes. Sin embargo, entre todos los cambios, una tienda destacaba.

-Conozco este lugar... –susurró Kazuma para sí mismo, y sin más, comenzó a caminar.

-¡Oi, Kazuma! ¿A dónde vas? –Megumin lo siguió a paso rápido, sin entender su repentina urgencia.

Ring~

Sin pensarlo, Kazuma se lanzó hacia la entrada, empujando la puerta con fuerza y haciendo sonar la campanilla que resonó en todo el local.

-¡Wiz, Vanir! –gritó Kazuma, dejando escapar la emoción contenida.

-Bienvenido, ¿puedo ayudarle en algo? –preguntó una chica de cabellos rubios, sin dejar de sonreír.

Pero en lugar de la tienda de artículos mágicos que esperaba, se encontró en una moderna y elegante cafetería. El lugar estaba decorado con muebles de diseño, luces cálidas y plantas colgantes que le daban un aire acogedor.

'¿Q... que?'

-¿Hmm? Señor, ¿Se encuentra bien? –Preguntó la mesera, mostrando sus modales.

Kazuma se quedó congelado, observando a su alrededor. El lugar que alguna vez había sido la tienda de Wiz ahora era solo un recuerdo enterrado bajo esta nueva fachada.

Ni siquiera conocía a estas personas a su alrededor, siendo ajenas a los pensamientos turbulentos de Kazuma.

[-¿Donde... está Wiz? –Preguntó Anular casi anonadado.]

-Ah... no, lo siento. Me equivoqué de lugar... –murmuró, bajando la voz y sintiéndose un tanto ridículo.

Megumin entró detrás de él y observó el moderno café. Sin perder el ritmo, sonrió con algo de picardía.

-Ah, encontraste la cafetería. Buen trabajo, Kazuma. –dijo ella, cruzándose de brazos. Luego, lo miró con curiosidad–. ¿A quién buscabas?

Al tener a la chica cerca, Kazuma la tomó de los hombros y se acercó a ella de forma súbita.

-¿Dónde está Wiz? ¡La tienda de artículos mágicos! –demandó.

Megumin parpadeó, sorprendida por la intensidad en los ojos de Kazuma.

-... ¿Qué? –respondió, incapaz de seguirle el hilo.

-¡La liche y el maldito demonio con máscara! –insistió Kazuma, apretando los hombros de Megumin–. ¿Dónde están ahora? ¡¿Dónde se encuentra su tienda?!

Megumin, todavía sin comprender la urgencia del chico, simplemente lo miró con preocupación y confusión.

-Kazuma... –dijo suavemente, tratando de comprender–. ¿Quién es Wiz?

-...¡!

Kazuma se quedó inmóvil, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. Esa pregunta, tan simple, lo golpeó como un martillo en el pecho.

'Si Destroyer nunca fue creado... ¿entonces por qué Wiz no está aquí? ¿Qué más cambió?', se preguntó Kazuma, sintiéndose atrapado en un callejón sin salida.

La camarera, al notar la tensión entre ambos, intentó suavizar el ambiente con una sonrisa nerviosa.

-Disculpen, pero... ¿ustedes dos son pareja? –preguntó con una sonrisa incómoda, señalándolos con su bolígrafo.

-Sí, claro, pareja explosiva de aventuras. –Megumin respondió con su típica actitud orgullosa.–. Mesa para dos, por favor. –Luego miró a Kazuma y notó que estaba completamente ido.–. Oi, estás agotado. ¿Por qué no compras algo en esa máquina expendedora? Yo me encargo de todo aquí.

Megumin le había pasado un billete a sus manos, él aceptó el billete, apenas consciente de lo que hacía, y se dirigió hacia la máquina expendedora. Los letreros estaban escritos en el idioma de ese mundo, y las bebidas parecían copias de las de la Tierra. Sin pensarlo mucho, eligió un zumito.

[-¿Qué tanto cambiamos la historia? –se preguntó Anular, con culpa.]

'Solo una persona... y todo se fue al diablo.'

Mientras la máquina procesaba su pedido, la mente de Kazuma se llenó de preguntas.

¿Qué pasó con Wiz?

¿La falta de Destroyer evitó que se convirtiera en una liche?

¿Y si había afectado a otras personas también? El miedo lo asfixiaba, y por un momento, sintió que iba a colapsar.

Preguntas sin respuestas volaron por su mente, un gran numero se adjunto en su cabeza, sin dejarlo procesar correctamente la información.

De repente, una voz familiar lo sacó de sus pensamientos.

-Mou... Kazuma-kun, ¿por qué esa cara larga? ¿Acaso una chica te volvió a romper el corazón?

Kazuma se congeló, su corazón latió de manera descontrolada. Esa voz... no podía créelo. Giró lentamente y ahí estaba, una figura conocida con una sonrisa juguetona.

Pram!

La máquina soltó la soda con un fuerte ruido metálico, y antes de que Kazuma pudiera reaccionar, la figura recogió la lata y se la entregó con una sonrisa maliciosa.

-¿Qué tal?  ¿Perdido o tramando algo raro de nuevo? 

Kazuma tragó saliva, su mirada perdida en el vacío mientras las emociones se arremolinaban en su interior.

-... ¿Chris?

Chris chasqueó los dedos con su típico gesto juguetón, como si todo fuera un juego para ella.

-Te ves bastante perdido. Dime, ¿Aqua-san y Darkness-kun se están portando bien? -Dijo la chica con una expresión familiar.- Si que te ves patético, heheh...




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