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Capitulo 15: Reino Tecnológico


El zumbido de los helicópteros llenaba el aire mientras los flashes de las cámaras iluminaban la avenida principal, haciendo que la escena pareciera sacada de una película.

La multitud se apiñaba alrededor del imponente edificio corporativo, compuesta por una asombrosa variedad de razas.

Los murmullos emocionados iban y venían, rivalizando así con la algarabía de los reporteros.

Desde la cima de las escaleras principales en ascenso, una hermosa alfombra roja se desplegó, atrapando la atención de cámaras y miradas.

-¡Mantengan la distancia, atrás, atrás!

El perímetro estaba blindado: policías armados y unidades especiales vigilaban desde las azoteas, con los callejones convertidos en puestos de control blindados. Todo estaba calculado al detalle.

¿El motivo de semejante operativo?

*Estática*

El logo de las noticias internacionales parpadeó en las pantallas mientras el presentador entraba en escena.

-Buenos días a todos. Aquí Roland Stark, transmitiendo en vivo desde el corazón de la capital del reino tecnológico. Nos encontramos frente a un evento que está marcando un antes y un después en la historia contemporánea. -Mencionó el elfo de melena gris hablando hacia la cámara.

A su espalda, la bandera holográfica del reino tecnológico ondeaba imponente, brillando con tonos de azul y plata.

-Hoy precisamente 7 de junio, delegados de todos los reinos existentes llegaran para su encuentro sin precedentes... ¡Oh, justo ahora están aterrizando los elfos! ¡Enfoca, enfoca!

La transmisión se enfocó en los cielos, donde grifos colosales descendían.

Sus jinetes, estaban envueltos en capas blancas como la nieve, lucían expresiones estoicas mientras aterrizaban frente al edificio.

La cámara se enfocó en el grupo principal, destacando a un elfo de cabello plateado y porte majestuoso que lideraba el grupo.

-¡E-es el rey Valtherion y su hijo! E-e... es la primera vez que los veo en persona. -Exclamó Roland en un tono casi sumiso.

Antes de que se dispusieran a andar hacia la entrada, el rey y su hijo se colocaron lentes de sol.

Click, click, click!

Luego un bombardeo de flashes llovió sobre ellos y sus guardias.

-Los elfos somos algo fotosensibles. -Dijo Ronald lanzando una broma.- La nación de los elfos se erige como una de los reinos más avanzadas tanto en arte como en magia conservadora. Pero no todo es armonía. Durante los últimos años, han surgido pequeños roces entre los ciudadanos elfos y enanos del vecino reino de Korrund.

La comentarista enana del estudio, Elisa, intervino con una sonrisa burlona:

-"Roces" es quedarse corto, compañero. Mis primos de Korrund dicen que los elfos siempre quieren presumir sus bosques, pero cuando se trata de compartir rutas comerciales, ¡ni una rama les prestan!

Roland continuó, ignorando el comentario:

-Cierto, la rivalidad entre ambos reinos es más cultural que política. A pesar de estos desacuerdos menores, su majestad ha sido elogiado por su papel como mediador, logrando mantener la paz entre las dos naciones. No olvidemos que en más de una ocasión ha intervenido personalmente para resolver disputas fronterizas sin recurrir a la violencia.

El enfoque de la cámara cambió hacia el príncipe Arlanor, el hijo del rey. quien ayudaba a una diplomática elfa a desmontar de su grifo.

-Y aquí lo tenemos, el príncipe Arlanor, considerado una de las figuras más prometedoras de su reino. Aunque joven, ha sido clave en la modernización de rutas comerciales y el fortalecimiento de alianzas con otros países. Aparentemente su presencia aquí podría dar un claro indicio de un punto clave entre todos los bandos.

La imagen volvió al rey Valtherion, quien intercambió un breve, pero cargado asentimiento con uno de los delegados enanos al fondo.

-El mensaje está claro, este encuentro podría ser una oportunidad única para reforzar dichos lazos, aunque como bien sabemos, los desacuerdos entre ciudadanos a menudo tardan más en desaparecer que los tratados sobre el papel -concluyó Roland mientras las cámaras cambiaban a los siguientes participantes en llegar.

Rooooooooar!

Un rugido atronador distrajo a la audiencia cuando un escuadrón de dragones atravesó el cielo. Yendo a la cabeza, casi como un ángel, un dragón albino descendió junto a un escuadrón.

El jinete en armadura perlada descendió de la bestia, e inmediatamente los ojos de los curiosos vieron a una chica con un vestido color jade posada sobre el dragón.

-Tal como lo dictan las costumbres de los domadores de Brydle, una vez más muestran su orgullosa unión con la sangre dracónica. Y ahí está, ¡la princesa Leonor! -anunció Roland con entusiasmo-. Junto a ella, su escolta y general de la guardia, el renombrado Lain Sheyka.

La cámara enfocó al caballero, quien este haciéndole gestos a su dragón, ésta última, captando el mensaje de su maestro. asintió y comenzó a retirarse junto a las demás bestias de su escuadra.

-El general Sheyka y su dragona Faitfore, hasta hace menos de 1 año volvieron a sus servicios. Aunque, claro, no podemos ignorar los rumores que en su momento circularon sobre él. -Reportó Elisa viendo algunas notas.

Desde las calles, Roland asintió y continúo:

-Ciertamente, hubo especulaciones sobre cierta relación con una joven princesa y su guardaespaldas. Algunos afirmaron que los vínculos entre ellos iban más allá de lo estrictamente profesional, pero esas historias nunca fueron confirmadas.

-Por supuesto -añadió Elisa con un matiz neutro-. Lo único que sabemos con certeza es que Sheyka fue enviado a otro reino, de lo que pasó después no hay detalles.

Retomando la narración, Roland inclinó levemente su cabeza, consultando algunos de sus apuntes.

-Su retorno fue gracias a un acto de heroísmo. En las fronteras de Brydle y Belzerg, enfrentó a la tercera calamidad, una criatura que aterrorizó esas tierras por años. Junto a Faitfore, logró derrotarla, ganándose el reconocimiento de ambos reinos.

Elisa cerró con un comentario más concreto:

-Ese triunfo no solo le devolvió su lugar como escolta de la princesa, sino que lo ascendieron a general de la guardia personal de Leonor. Siendo hoy uno de los pilares de la avanzada real de Brydle.

La cámara mostró el momento en que Sheyka ayudaba a la princesa a bajar con un gesto cortés. Luego, ambos caminaron hacia donde los esperaba la gran cúpula.

Bruuur!

El rugido profundo de motores interrumpió el bullicio de la avenida, llamando la atención de todos. Una caravana de camionetas negras, se detuvieron frente al edificio.

De sus puertas emergieron figuras colosales: gigantes de aproximadamente de tres metros de altura, vestidos con trajes oscuros perfectamente adaptados a su tamaño.

Con el simple andar muchos miraban admirados a estos seres, otros no pudieron evitar sentirse intimidados con su mera presencia.

-¡Quien lo diría! Los delegados del reino de los gigantes han llegado al evento -anunció Roland con cierto asombro.

La cámara hizo otro enfoque, esta vez al grupo descendiendo de las camionetas.

Desde el estudio, Elisa intervino con un análisis más neutral:

-Siempre es impresionante cómo los gigantes logran combinar su presencia física con la elegancia de estas ceremonias. Y no olvidemos su capacidad para adaptar tecnología y armamento a su tamaño. Lo que para ellos son utensilios de cocina, para nosotros es el equivalente a cuatro refrigeradores.

La cámara pronto se centró en un gigante que destacaba entre los demás. Su piel oscura brillaba bajo el sol y sus cicatrices cruzaban con obviedad sus brazos.

-Oh, ahí está Vulkan, una de las figuras más reconocidas del reino de los gigantes. -Roland admiró-. Famoso por su fuerza y por su participación en el torneo de campeones internacional "Manos del Coloso"

Elisa consultó hacia sus notas antes de añadir, con un tono más contenido:

-Si bien es cierto, él también es conocido por su enfrentamiento más reciente en ese torneo, llevado a cabo hace unas semanas. Su oponente fue el príncipe Jatice, en un combate que dejó a todos impactados por su... rapidez.

Roland retomó, con respeto:

-Jatice no solo derrotó a Vulkan, sino que también le infligió una herida significativa, cortándole cuatro de sus ocho brazos. Un resultado que sorprendió a muchos, dada la reputación de invencibilidad que Vulkan llevaba consigo.

-A pesar de la derrota y las secuelas físicas -continuó Elisa, en un tono más neutral-. Vulkan no tardó en recuperar su lugar en la sociedad de los gigantes. Actualmente, lidera iniciativas clave para mantener la unidad en su reino, especialmente entre los clanes más jóvenes, que a menudo enfrentan tensiones internas.

La cámara mostró a Vulkan, acompañado de su delegación, ofrecía un saludo formal ante las masas antes de avanzar hacia el edificio.

*Encender*

De repente, una luz púrpura se acentuó en la entrada del gran edificio. Rápidamente, grabados e inscripciones flotaron en el aire antes de materializarse en varias siluetas.

-¿Eh? ¿Los del Reino Demoníaco ya están aquí? ¡Pero si apenas y se ven sus sombras! -exclamó Ronald, entre asombrado y nervioso.

Aunque el comentario atónito del reportero fue natural, su compañera, Elisa, respondió con más control.

-El Maou y los suyos tienen la costumbre de evitar presentarse mucho ante la prensa, especialmente su hija, la princesa Lilith. Como muchos sabrán, constantemente se reportan casos de... uso extremo de violencia en sus interacciones públicas -comentó con seriedad, mientras en la pantalla aparecían grabaciones.

En una de ellas, se veía cómo un grupo de reporteros se acercaba demasiado a una chica de cabellos blancos y orejas puntiagudas.

KABOOM!

Pero una explosión ígnea envolvió el espacio a su alrededor, empujando a los reporteros hacia atrás con fuerza.

Como si hubiese vivido en carne propia lo que era el verdadero reinado del terror, Ronald tragó saliva al ver la grabación y continuó:

-Por nuestra propia seguridad y la de muchos televidentes, hemos decidido no realizar entrevistas públicas con ella. Sin embargo, algunos funcionarios asociados al Reino Demoníaco han compartido información valiosa...

Desde el estudio, Elisa retomó la conversación, mirando a la cámara con una expresión reflexiva:

-Belzerg y el Reino Demoníaco han permanecido en un choque milenario constante e igualado.

Ronald asintió, adoptando un tono más analítico:

-Y todo esto, en gran medida, se debe a los herederos al trono de ambos reinos, Jatice y Lilith. Sus encuentros en el campo de batalla no solo han evitado que uno de los dos reinos tome ventaja, sino que han mantenido la guerra en un punto de equilibrio inquietante.

En la pantalla, un segmento especial mostró imágenes de tropas de Belzerg marchando hacia un campo de batalla devastado, seguidas de escenas de demonios en formación defensiva.

-Por lo poco que se sabe -continuó Elisa-. se dice que Lilith podría ser la segunda persona más fuerte del mundo, o al menos igualar a Jatice en combate. Su dominio de la magia oscura y sus tácticas brutales han sido suficientes para mantener a raya incluso a los héroes más experimentados de Belzerg.

Ronald intervino mientras ajustaba sus gafas:

-Ambos son unos verdaderos prodigios, y su rivalidad ha hecho que este conflicto se mantenga sin un vencedor claro durante esta nueva generación.

Elisa tomó aire antes de añadir con seriedad:

-Pero en los últimos meses, ha habido reuniones entre Belzerg y el Reino Demoníaco con la intención de negociar una tregua y un cese al fuego.

Las imágenes cambiaron a las de una reunión en un terreno neutral, donde figuras de ambos lados se sentaron en largas mesas bajo estricta vigilancia.

-Esta reunión, según muchos analistas, podría marcar el punto decisivo en esos esfuerzos. ¿Será posible que finalmente se alcance un acuerdo de paz?

Fshhhh...

Casi interrumpiendo esa pregunta, el sonido de un motor lujoso rompió el aire.

Una limusina blanca con adornos dorados, símbolo inequívoco de la realeza de Belzerg, se detuvo frente a la entrada principal.

-¡Atención, señoras y señores! Una limusina acaba de detenerse frente al edificio principal. ¡Es la delegación del Reino de Belzerg! ¡El príncipe Jatice es el primero en salir!

Justo cuando la bota bien encerada de Jatice pisó el pavimento...

-¿¡Donde!?

Ante ese chillido, la cámara giró rápidamente hacia la entrada del edificio, donde la figura de Lilith se asomaba en el marco de la puerta.

Sin embargo, tan rápido como se asomó fue la misma velocidad a la que se desvaneció. Cuando una mano delgada pero firme la sujetó desde dentro y, sin previo aviso, la jaló bruscamente hacia el interior.

-¿Qué... acaba de pasar? -preguntó Roland, claramente desconcertado.

Elisa trató de mantener la profesionalidad:

-Bueno... Es posible que haya habido un malentendido o algo interno entre los asistentes. La princesa Lilith ha regresado al edificio rápidamente.

Dentro de la limusina, Kazuma, que había observado todo desde una ventana ligeramente abierta, soltó un leve resoplido.

'... Qué incómodo.'


***


Desde el último piso del imponente edificio, con una vista privilegiada de la capital, una gran mesa circular dominaba la sala.

Delegados de todos los reinos se encontraban reunidos, cada grupo con sus propias interacciones.

Mientras algunos vestían trajes de gala elegantes, otros optaban por ropa formal de trabajo, que en muchos casos significaban relucientes armaduras de combate.

En un rincón más distendido de la sala, la conversación era de otro calibre.

-Hmm, ¿quieres jugar al UNO? -preguntó Yunyun, sosteniendo un mazo de cartas esperanzada.

Megumin, a su lado, apenas levantó la vista del teléfono.

-¿Para qué? -respondió con indiferencia-. Siempre terminas llorando cuando te gano.

-¡Eso es porque haces trampa! ¿Qué es eso de andar invocando a Exodia en medio del juego?

Megumin soltó una risa burlona mientras dejaba el teléfono a un lado.

-¿Ves? Por cosas como esas sigues soltera. Bien, luego no digas que te lo advertí.

El rostro de Yunyun se enrojeció por completo, y estuvo a punto de replicar cuando sintió una mano firme en su hombro.

-Yo jugaré contigo, hija. -dijo Hiropon, con una sonrisa que intentaba ser alentadora.

Pero el rostro de Yunyun cambió al instante, volviéndose con un matiz más oscuro de lo habitual.

-... Ya no quiero.

-¿¡Por qué!? -exclamó Hiropon con voz llena de dolor.

Tic, tic, tic

-¿Qué haces? -Preguntó Jatice hacia su hermana.

-Usando tu tarjeta.

-... ¿Y cómo sabes mi contraseña?

Iris ignoró la pregunta mientras continuaba navegando en la tienda en línea.

-Menos preguntas, Jats. -Iris respondió al fin sin siquiera apartar la mirada de su pantalla.

Jatice chasqueó la lengua y decidió no darle más importancia. Sus ojos se desviaron hacia Kazuma, sentado tranquilamente a su lado.

-Y como te venia diciendo... ¡Ese maldito Mitsurugi siempre hace trampa! -Señaló el puesto del lado de Kazuma.

Este ultimo alzó sus manos en señal de rendición al tiempo que comentaba:

-Amigo, te ganó justamente.

-¡Si, díselo, díselo! -Dijo Mitsurugi al lado suyo.-. No es mi culpa que tus bendiciones locas no te funcionen en los videojuegos.

-¡Ustedes los reencarnados tienen buffos desde que llegan, no vengas a joderme con tu superioridad moral! -Replicó Jatice.

-...¿Disculpa? -Preguntó Kazuma.

-Te disculpo. -Dijo Jatice.-. ¡Pero ese cobarde me debe una revancha!

Mientras ellos dos se enfrascaban en su discusión, la ironía golpeó brevemente a Kazuma.

'El humano más fuerte, incapaz de ganar una partida... de videojuegos.'

[-Lo típico.]

-Me voy a morir... me voy a morir... alguien máteme, por favor... ¿Por qué tenía que pasar esto justo aquí?

A unas cuantas sillas de distancia, Darkness susurraba para si misma en un intento de que la tierra la tragara.

-Lady Lalatina.

De repente, una mano se posó sobre su hombro. Al alzar la vista, se percató de que el rey le sonreía.

-Relájate un poco, ¿sí? Lo importante en este tipo de reuniones es ser uno mismo.

Darkness lo miró, parpadeando varias veces como si procesara sus palabras. Luego, casi al borde del llanto, respondió:

-Su majestad... Eso es muy mala idea.

Sin esperar una réplica, volvió a hundir la cabeza en la mesa, lo que provocó que Kazuma suspirara nuevamente mientras la observaba con algo de lástima.

'Ush, que se controle un poco. ¿Si quiera esto es una reunión profesional?'

[-De no ser por qué conozco a la mayoría de aquí, diría que es una fiesta cosplay.]

Era la primera vez que Kazuma se involucraba en algo como la política y diplomacia.

Sin embargo, no había esperado mucho de esta reunión diplomática, por qué el nivel de informalidad que se respiraba en el salón superaba sus ya bajas expectativas.

A unos cuantos puestos, podía ver como el rey de los elfos y su hijo, charlaban de forma casual con los enanos.

'¿No sé supone que elfos y enanos se odian? Urh, ¿Dónde quedó lo épico de los isekais?'

[-Esto parece más un mal episodio de relleno.]

Kazuma dejó caer su cabeza sobre su mano y cerró los ojos por un momento, intentando no bostezar.

'Aunque no tenga sueño, esto es absurdamente aburrido. Y nada que comienza.'

[-Incluso estaba pensando en hacerle caso omiso a la advertencia de Mitsurugi, y traer a Aqua para animar un poco estos lares.]

Pero recordó con claridad lo ocurrido antes de partir hacia esta reunión.


***


-¡Aqua, baja de ahí, deja de comportarte como una niña! ¡No tenemos todo el día! -Gritó Darkness.

-¡Te prometemos traerte algo, pero no podemos irnos si sigues de ese modo! -Acompañó Megumin.

-¿Emm? ¿Por qué la señorita Aqua está en la cima de la torre? -Preguntó Yunyun a su lado.

En las afueras del castillo real acalorados gritos llamaban la atención tanto de caballeros como auxiliares del castillo.

-¡No me llamen mocosa! ¡No puedo creer que no me invitaran! -vociferaba, aferrada al borde como si estuviera a punto de lanzarse al vacío.- ¡Soy una diosa! ¡Una diosa! ¡Y me tratan como una segundona!

Desde lo más alto de una de las torres de vigilancia, Aqua, con su hagoromo habitual, estaba tan fuera de lugar entre los demás que tenían atuendos de gala.

Desde abajo, Darkness sostenía un megáfono, claramente avergonzada, pero intentando razonar con ella.

-¡Baja de ahí ahora mismo! ¡Esto no es el momento para comportarte así! ¡Debes entender que esto podría decidir el futuro del reino!

-¡No! ¡Mi sola presencia es indispensable! ¡No pueden irse sin mí! -declaró, alzando los brazos como si estuviera impartiendo una lección divina.

Al ver que no iban a llegar a ningún lado, Megumin, agarró el megáfono de Darkness y apuntó a Aqua.

-¿Qué no se supone que te aburren las reuniones? ¡Deja de ser tan cínica y baja!

-¡Ir a esa estúpida reunión no me importa, yo quiero ir a su capital y divertirme! ¡La invitación es la que contaba, pero planearon esto sin comentarme nada! ¡La traición, la decepción! ¡Lo he decidido, si no me invitan, juro que me lanzo y los dejo sin agua durante tres días!

Un murmullo colectivo de los caballeros y sirvientes que miraban la escena se extendió por la zona, mientras Darkness parecía arrepentirse profundamente de haberla traído.

-¡Te dije que no le dijeras nada! ¡Mira el desastre que armaste!-Gritó Mitsurugi hacia Kazuma.

Este último, quien se encontraba vistiendo un traje verde oscuro se encogió de hombros y respondió:

-Amigo, mira qué llevamos puesto. Ella es la única que sigue con su ropa de siempre. ¿Cómo esperabas que no sospechara algo?

-¡Ah, claro, excelente lógica! -bufó Mitsurugi, antes de fruncir el ceño al procesar algo.- Espera un momento... ¿Cómo que nos dejará sin agua por tres días?

Kazuma suspiró y señaló hacia Aqua.

-Si una deidad "muere", hace "puff"

-... ¿Puff?

-Se transforma en un bebé. Mientras tanto, el concepto que encarna desaparece por tres días seguidos. Así que sí, sin agua por tres días.

Mitsurugi parpadeó, incrédulo.

-Ah, bien... espera, ¿¡qué!?

Mientras tanto, Megumin miraba hacia la torre con el ceño fruncido.

-Esto es un desastre total. -murmuró. - ¿Por qué no se quedó en mi casa cuidando a Zell y Chomusuke?

Al escuchar eso, Kazuma volteó hacia ella.

'Un momento, si Yunyun y su padre están aquí, ¿entonces quién...?'

-¿Y quién los está cuidando? -Inquirió el castaño.

-Komekko. -Mencionó en un tono casual.

'... Pobres, más tarde enviaré a Charlie para comprobar si todavía no son el almuerzo de esa chica.'

-¡Ya te lo dije, baja y hablaremos sobre esto!

Saliendo de su burbuja de pensamientos, escuchó como Darkness intentó una vez más razonar con la diosa del berrinche.

-¡Hasta que no me traigan mi vestido y mi propia invitación, no bajaré! ¡Y si no lo hacen, me voy a arrojar! -Amenazó.

'Tengo que admitir que ésta inútil tiene mucho valor.'

[-Pero es mucho más egoísta que mi Aqua... Hah~ ¿Por qué esta idiota es muy necesaria?]

'Iris va a volver de la escuela e inmediatamente partiremos. ¡Tch! ¿Por qué el Kazuma de aquí no dejó un maldito manual para estas cosas?'

[-Sabes, he estado leyendo que cuando un cachorro se le deja de prestar atención, entonces este optará por tendencias destructivas para llamar la atención del dueño.]

'Incluso sí optamos por ese pensamiento... Un perro tiene más razonamiento que Aqua.'

Mientras se acariciaba el puente de su nariz, Kazuma caminó hasta posicionarse del lado de Darkness.

-Dame eso.

-¿Eh, Kazuma?

Antes de que ella pudiera protestar, Kazuma le quitó el megáfono de las manos y lo llevó a su boca.

-¡Oye, Aqua!

Arriba, como si le hubiesen presionado "pausa". Aqua detuvo su escándalo para mirar hacia abajo.

-¿Qué quieres ahora, Traidor-zuma? ¡Si quieres que baje, más te vale pedirme disculpas!

Sin embargo, Kazuma no contestó. Este arqueó sus labios solo para decir:

-Haz una voltereta.

Un silencio absoluto cayó sobre el lugar. Casi pudo sentir como miradas heladas se clavaron en su espalda mientras Aqua lo observaba como si no hubiera escuchado bien.

-...¿Q-qué has dicho?

Kazuma se encogió de hombros, completamente tranquilo.

-Que des una voltereta. Así será más entretenido.

Tramp!

Tomándolo de sorpresa, una fuerza abrumadora lo arrastró hacia atrás, directo al agarre de Darkness. Era como si lo hubieran atrapado con una garra mecánica de feria... solo que esta tenía la presión de un elefante adulto.

'Espera... ¿Cómo sé exactamente cuánto presiona un elefante? ¿Debería preocuparme más por esto o por lo que está a punto de hacerme?'

Darkness, ahora desprendiendo un aura completamente distinta y como si su aliento le estuviese arrebatando su alma, habló.

-Vuelves a decir una pendejada de tal calibre... y el próximo que hará una voltereta desde lo alto de un rascacielos, serás tú.

Nota: Aquí pondría a @GabrielSalgado981 si tan solo el idiota no habría perdido la cuenta.

-S-Solo era psicología inversa... Urgh...

'Es oficial. A partir de ahora, mantendré los programas activos 24/7. Mi supervivencia depende de ello.'

-Deberíamos enfocarnos en bajar a Aqua... -comentó Yunyun tímidamente, tratando de cambiar el tema.

Pero desde lo alto de la torre, Aqua gritaba:

-¡¿Alguien puede prestarme atención por un minuto?! ¡Esto se suponía que era sobre mí!

Fshhhh...

Todos se giraron al unísono cuando una limusina blanca y con acabados dorados emergió por uno de los caminos de las instalaciones del castillo, para acto siguiente estacionar frente a Kazuma y compañía.

La ventana del conductor bajó lentamente, revelando nada más y nada menos que al rey, con gafas de sol y con una postura relajada.

Él bajó ligeramente sus lentes y, tras una breve mirada a todos, habló:

-¿Ya están todos listos?

-¡Oh, su majestad! -Hiropon, siempre elocuente, se apresuró a inclinarse en un gesto solemne-. Es un honor inmenso haber sido elegidos como representantes de los demonios carmesí.

Antes de que el rey pudiera responder, la ventana del copiloto se bajó, revelando a Rain, que con una voz casi estoica, comentó:

-Su majestad, ¿es realmente adecuado que usted esté conduciendo en estas circunstancias? -preguntó con reprimienda.

El rey rio profundamente, sin inmutarse por su comentario.

-Jojojo, tranquila, tranquila. ¿Acaso un padre no puede venir a recoger a sus hijos?

Luego volvió su atención a Hiropon y añadió:

-En cuanto a ti, Hiropon, el honor es mío. Tenerte a ti y a tu hija en esta reunión es un privilegio. Bueno, ¿qué están esperando?

Mientras hablaba, Darkness, que hasta ese momento había estado intentando recomponerse del escándalo causado por Aqua, empezó a ponerse pálida.

Y no de la manera elegante, sino más bien como si estuviera a punto de desmayarse.

[-... ¿Debería traerle un refresco?-Preguntó Anular para sí mismo.]

-M-m-mi rey... E-e-este... Aqua... Mis amigos... ehm... -balbuceaba mientras trataba de formular algo coherente-. ¿Dónde está Jatice?

-Llevo aquí parado al lado de mi bro desde hace dos minutos.

Una voz respondió tranquilamente desde un lugar cercano.

Casi todos giraron hacia la nueva voz. Ahí estaba Jatice, impecable en un traje ejecutivo que parecía sacado de una revista de moda, palmeando amistosamente el hombro de Kazuma.

-¡Ya parale! ¡No me gusta que me toquen! -Gritó Kazuma apartándose horrorizado.

Jatice soltó una carcajada corta ante la reacción, pero levantó ambas manos en un gesto de rendición.

-Tranquilo, brother, no sabía que eras tan sensible.

-No soy tu brother.

Jatice, ignorando la protesta, se volvió hacia el resto del grupo con una sonrisa educada.

Haciendo una breve reverencia, saludó a Yunyun y a su padre.

-Señorita Yunyun, he oído mucho sobre usted. Una archimaga que toma misiones en solitario, reconocida por su inmenso poder y valentía. Su dedicación es inspiradora para todos en el reino, necesitamos a más gente como usted.

Yunyun, que vestía un elegante vestido morado, enrojeció de inmediato. Apenas logró devolverle una reverencia torpe mientras balbuceaba:

-A-a-ah... Es un honor, Jatice-sama...

'¿E-este es el hermano de Iris-chan? ¡Por Eris-sama! Lo había visto en fotos, ¡pero en persona es aún más guapo!' pensó, con el rostro ardiendo de vergüenza.

Jatice, como si no notara la incomodidad de la archimaga, se volvió hacia Hiropon con la misma cortesía.

-Señor Hiropon, líder de los demonios carmesí. Es un placer volver a verlo. Su gente ha sido una fuerza admirable y clave para la seguridad de la corona real y el reino en general.

Hiropon sonrió ampliamente, llevando una mano a su pecho.

-Los elogios siempre son bienvenidos, aunque, por supuesto, nuestra grandeza habla por sí sola.

Jatice le devolvió una sonrisa ligera antes de volverse hacia Megumin, quien lo miraba con expectación, claramente esperando algo.

Plap!

Sin decir palabra, alzó una mano, y Megumin respondió con un enérgico choque de palmas que resonó en el aire.

-Con que finalmente me hiciste caso, ¿eh? El nuevo look te queda muy bien. -dijo Jatice, mirándola con aprobación.

Megumin alzó la barbilla, orgullosa, dejando ver gran parte de su largo cabello castaño.

-¡Pff! Lo dices como si no supiera de estilo. Admito que me gustaba el cabello corto, pero a la hora de lanzar explosiones... ¡Mi pelo se ondea con el viento, es simplemente épico!

Jatice rió con naturalidad, como si hubiera anticipado esa respuesta.

-Tu explosión de la última vez fue... sublime. Una obra de arte. Espero tener el privilegio de presenciar más en el futuro.

Megumin infló el pecho, radiante de orgullo.

-¡Por supuesto! ¡El arte del camino de las explosiones solo mejora con cada lanzamiento! Si quieres, puedo enseñarte a apreciarlas aún más...

-O podrías ahorrar el maná para cuando realmente sea necesario, digo, no sé, tal vez en una pelea real. -Interrumpió Kazuma.

Pero Megumin lo ignoró por completo, continuando:

-...Aunque claro, necesitaría algún testigo de calidad que aprecie la perfección.

[-... Auch.]

Jatice soltó una risa suave, asintiendo con aprobación, antes de girarse hacia Mitsurugi, quien ya lo esperaba con una risa desafiante.

-¿Qué dices? ¿Te animas a un Clash? -dijo Mitsurugi, levantando su teléfono mostrando un juego.

Jatice alzó una ceja, sonriendo.

-Solo si no te importa perder frente a una verdadera leyenda. -chocó su puño con Mitsurugi, quien soltó una carcajada confiada.

Kazuma, viendo la escena, pensó para sus adentros.

'Esto solo puede terminar en una de dos formas: violencia gratuita o alguien llorando. Apostaría a las dos.'

[-¿Si apuesto por el cliché de la espada estaría apoyando a los estereotipos?]

-Lala, ¿Qué es esa cara? Vamos, no es como si fuera un extraño.

Pero entonces Jatice se inclinó hacia Darkness, mientras le daba un pequeño golpecito en la frente con dos dedos.

-¡No estoy haciendo ninguna cara! Es solo que... todo esto es mucho más estresante de lo que esperaba.

En respuesta y sin casi conteniendo su risa, Jatice respondió:

-¿Estrés? ¿Tú? ¿La mujer que se río a carcajadas mientras una manada de minotauros la pisoteaba? ¿La misma que cuando encontró a un oso de un golpe lo terminó asustando?

-¡No estas ayudando en nada! -Gritó Darkness.

Al fondo, Kazuma no pudo evitar torcer su rostro.

-Son demasiado cercanos, ¿No? ¿Qué es esta sensación...? -Dijo, murmurando para si mismo.

[-¿Arritmia cardiaca?]

-¡¡Waaaaaahh!!

Antes de que nadie pudiera reaccionar, Aqua cayó desde lo alto.

Tap*

Con una facilidad casi fuera de este mundo, Jatice atrapó a Aqua en sus brazos.

-¿Están lloviendo bellezas? -Preguntó Jatice mirando el cielo en broma.

-Mas bien, pendejas. -Replicó Kazuma.

-¿¡Lo escuchaste!? ¡¿Si lo escuchaste!? ¡Anda, dile algo, Jatice! ¡Dale una paliza a ese nini!

En lugar de aportar leña al fuego, Jatice bajó a Aqua y caminó hasta la puerta de la limusina para abrirla.

-No seas dramática, Siempre y cuando no causes problemas, puedes venir con nosotros. ¿Verdad? -Mencionó mirando a Kazuma.

-¿"Siempre y cuando no cause problemas"? ¿Sabes a quién estás invitando, no?

'... ¿Por qué me está dejando la responsabilidad a mi?'

-¿¡Qué dijiste, estúpido!? ¡Te recuerdo si no fuera por mi, habrías muerto hace...! ¿Waaah?

Jatice la terminó empujando hacia dentro de la limusina, para luego lanzarle las indicaciones a todos.

-Vamos, todos adentro. No tenemos todo el día.

-¡Hey! ¡Espérenme!

Kazuma, al igual que el resto del grupo, giró instintivamente hacia la fuente del llamado. Sin embargo, lo que vio hizo que todo lo demás desapareciera de su mente.

Era Iris.

La forma en que abrazaba su figura, la abertura lateral que dejaba entrever sus piernas de forma discreta, y el contraste del color con su cabello dorado, que brillaba con la luz del sol, le daba una especie de atractivo tierno y atrevido con su vestido azul.


'... Es bellísima.'

-¿Qué te pasa? -dijo Iris con un tono molesto.-. ¿Acaso pensaban dejarme atrás?

-No es mi culpa que seas una lenta. Te dije que llegaras a tiempo -Comentó Jatice rodando sus ojos.

-¡Claramente sabías que estaba en la escuela! -reprochó Iris, fulminándolo con la mirada.

-Blah, blah, blah. Excusas. -Jatice agitó una mano, dando por terminada la discusión.

Mientras ellos discutían, el grupo parecía igualmente cautivado por la llegada de Iris, aunque Kazuma estaba particularmente absorto.

-Iris-sama... Se ve maravillosa. -Comentó Darkness con asombro.-. Ese vestido le queda perfecto. Pareces sacada de un cuadro muy famoso.

Yunyun asintió con entusiasmo, revisando a Iris de pies a cabeza.

-Si, si, si. Es verdad. Es como si ese vestido estuviera diseñado especialmente para ti. ¡Te ves increíble!

Iris sonrió tímidamente ante los elogios, jugando con la tela de su vestido.

-Gracias, chicas... La verdad es que Claire insistió bastante. Yo no estaba tan segura al principio.

Al tiempo que los elogios hacia Iris llovían de acá para allá, De repente, un tenue destello esmeralda cruzó el cuerpo de Kazuma, siendo apenas perceptible.

[-¿Eh? ¿De nuevo?]

Control notó el cambio al instante. La consciencia que había estado dirigiendo las acciones de Kazuma fue desplazada por Anular, sin previo aviso.

'... No puedo apartar la mirada de ella.'

Megumin, notando el estado de Kazuma, le dio un codazo en el costado.

-¡Oye! -dijo con un tono acusador-. No te quedes en silencio y responde la pregunta.

-¿Eh? ¿Ah?

El golpe y las palabras fueron suficientes para que enfocara nuevamente su atención en Iris.

Ella lo miraba con expectación, con los dedos jugueteando entre sí. Era un gesto algo mono, en su opinión personal.

-¿Qué te parece? No he escuchado tú opinión al respecto. -Dijo Iris en un tono suave, casi tímida.

Por un momento, Kazuma sintió que su garganta se cerraba. Las palabras no llegaban fácilmente, pero no podía quedarse callado. No frente a ella.

-Es... -Se aclaró la garganta, intentando recuperar su compostura-. Es increíble. Te ves... hermosa, Iris.

-¿De verdad?

En respuesta, Kazuma asintió, intentando añadir algo más para aliviar la tensión en su interior y distraerse de sus propios recuerdos.

-Ehm... Te queda... Perfecto. El azul resalta tus ojos, y el diseño... bueno, creo que nadie podría lucirlo mejor que tú.

Megumin, quien observaba la interacción de ambos, entrecerró sus ojos. Percibiendo el cambio en la voz de Kazuma.

'¿Son ideas mías o debió actuar un poco más suelto?'

Ella sacudió dichos pensamientos y codeó a Kazuma.

-Vamos, el día será algo largo.

-Como dato curioso, también ha habido reportes qué en las prisiones violan. -Codeó Mitsurugi a un anonadado Kazuma.

-... ¿Qué mierda quieres decir con eso? -Preguntó Kazuma irritado.

-No lo sé, ahí tú si no lo entiendes. -Comentó mientras se subía al vehículo.


***


Click!

El sutil sonido del teléfono fue suficiente para sacar a Kazuma de sus pensamientos. Sin levantar demasiado la vista, dirigió su mirada hacia el otro lado de la mesa.

Allí estaba Lilith, completamente absorta en su teléfono, sosteniéndolo como si fuera una joya preciosa.

-Jeje... las del club de fans pagarán una fortuna por estos ángulos -murmuró para sí misma, deleitada con lo que sea que estuviera haciendo.

[-¿Necesito decirle?]

'¿Y causar un incidente para que conlleve una guerra? No quiero lidiar con relleno, Mejor no.'

-¡...!

Lilith, tan inmersa en su pequeño mundo, no notó de inmediato que había atraído la atención equivocada.

Entonces, sus ojos se encontraron con los de Kazuma. Por un instante, su cara se congeló, y la burbuja de autocomplacencia en la que estaba inmersa estalló de golpe.

La sonrisa en su rostro desapareció como si nunca hubiera existido. Instintivamente, escondió el teléfono debajo de la mesa, como si eso pudiera borrar lo que acababa de hacer.

-Yo a este lo conozco... -murmuró Lilith para sí misma, ladeando la cabeza mientras trataba de recordar.

'Mierda...'

Kazuma apartó la mirada, fingiendo desinterés.

Sobre todo, porque la última vez que la había visto había sido en circunstancias bastante incómodas.

Plap*

Antes de que la situación pudiera volverse más incómoda, un fuerte aplauso resonó en la sala.

Las conversaciones murmuradas se apagaron al instante, y las miradas se dirigieron hacia el origen del sonido.

Encabezando la mesa circular, de pie. Había un hombre de mediana edad vistiendo un traje impecable.

Este era acompañado por dos soldados cuya armadura relucía bajo la luz del día que entraba por los grandes ventanales del edificio.

-Damas y caballeros, eminencias de sus reinos y representantes destacados-comenzó con una voz clara y cálida-. Nuevamente les quiero dar la bienvenida al corazón de la capital, Luminira.

(-Je~, ¿Ya empezó? ¿Por qué no me despertaste? ¡Auch! ¿¡Qué demonios te sucede!?)

Kazuma golpeó ligeramente su guante derecho contra la mesa, tratando de callar a la diosa molesta que residía allí.

-Es un honor recibirlos a todos ustedes, el día de hoy no somos naciones ni razas separadas, sino un solo cuerpo trabajando por el futuro de este mundo.

Todavía medio distraído, Kazuma trató de reprimir un bostezo.

'¿En serio? Discurso típico de líder. Esto va para largo.'

(-¿Quieres que te despierte a golpes? Al menos finge estar interesado. ¡Y no me babosees con tus pensamientos aburridos! -regañó Regina con evidente fastidio.)

-Soy Alphonse Carmichael, presidente del Reino Tecnológico y representante de Luminira ante esta asamblea.

Mientras el organizador hablaba, Kazuma sondeó la mesa redonda.

Cada asiento estaba designado según los reinos representados, y las figuras de reyes, príncipes y emisarios se destacaban.

En la sección correspondiente a Brydle, Kazuma reconoció al rey del reino, acompañado por la princesa Leonor y su escolta, entre los cuales estaba Dust.

Dust, notando su mirada, le dedicó un leve asentimiento, alzando un poco la barbilla en un gesto que claramente decía: "Mira dónde estoy ahora."

Apenas pudo resistir el impulso de rodar los ojos, pero lo que realmente lo desconcertó ocurrió al siguiente momento.

'¿Eh? ¿Me está saludando?'

Leonor, sentada junto al rey, agitaba la mano hacia Kazuma con una sonrisa amistosa.

Confundido, este igualmente levantó una mano de forma torpe, sin saber si debía devolver el saludo o fingir que no la había visto.

'En mi mundo, de cosa y la conozco por las anécdotas de aquel idiota. ¿Pero aquí...?'

Intentando calmar su creciente incomodidad, desvió la vista hacia otra parte de la mesa.

En la sección del Reino Élfico, observó al rey elfo con su primogénito, lo mismo se repetía con los enanos, los gigantes y las tribus de demihumanos, cada delegación reflejaba la diversidad de sus culturas, con sus monarcas y herederos liderando la representación.

Pero su mirada finalmente se detuvo en el lado del Reino Demoníaco.

Ahí estaban.

Figuras que le resultaban imposibles de ignorar.

Desde el Dulluhan conocido como Verdia, el limo humanoide Hans, el trauma viviente conocido como Sylvia e incluso...

-Vanir y Wiz. -Murmuró casi sin aliento.

Vanir, quien parecía estar observando al presidente con aire despreocupado, giró de pronto su atención hacia Kazuma, como si hubiese sentido algo extraño.

-¿Hmm?

Los ojos del enmascarado se iluminaron un poco, evaluando al muchacho con inusual curiosidad.

'... ¿Por qué moi no puede leer a ese joven?' Pensó, dirigiendo disimuladamente su atención hacia el presidente.

Por el contrario, todavía inmerso en sus pensamientos, Kazuma bajó la mirada hacia los pequeños carteles frente a los que una vez fueron los Generales del Rey Demonio.

"Cancilleres", era lo que decían.

'Siento que estoy perdiendo mucho el hilo de la historia a este punto.' Pensó, conteniendo la jaqueca.

Pero no tuvo tiempo de procesar demasiado.

Algo más llamó su atención.

Su respiración se detuvo por un instante, y su rostro cambió por completo.

'Wolbach...'

Ahí estaba ella, una mujer peliroja y con orejas de elfa que recordaba muy bien.

En su llegada, sintió un peso en el pecho, uno que no había sentido desde que llegó a esta línea de tiempo.

Sabía que este momento llegaría, pero enfrentarlo era otra cosa.

Sé que no podía escucharla, no podía dirigirle la palabra. Y aunque quisiese, se le imposibilitaba revivir esas memorias perdidas.

'Esto no es justo.'

Cerró los ojos un instante, tratando de calmarse.

Pero los recuerdos golpeaban con fuerza. Recordaba la decisión que había tomado, las consecuencias que tuvo que enfrentar por ella.

No podía hablarle. No podía siquiera mirarla mucho tiempo. Algo en él se quebraría si lo hacía.

'Perdóname, Wolbach.'

No sabía si estas versiones de ella y de los demás eran exactamente las mismas que conoció. Pero si había una mínima posibilidad...

Por más doloroso que fuera, Kazuma tenía claro lo que debía hacer.

Esta vez, cumpliría su promesa, la que había hecho silenciosamente en su corazón desde el principio.

Cuando todo esto terminara...

'Te devolveré a tu verdadera forma. Y luego... te dejaré libre.'

La pupila en su guante lo miró, para luego girar hacia la ubicación de Wolbach.

(-Ah, ¿La conociste en tu otra linea?)

Ante la pregunta, Kazuma solo se quedó en silencio, mientras la voz de Regina solo continuaba.

(-Es que te pones a hacer caras de estreñido cuando piensas en algo. Deduzco que tal vez si. Es muy sádica, ¿Verdad?)

Kazuma inclinó ligeramente la cabeza hacia su guante:

-Cállate o haré que Kalat te use como papel de baño.

La pupila en el guante se contrajo un poco, pero Regina dejó escapar un bufido.

(-¡Tsk, yo solo decía! Esa estúpida felina tiene un problema serio, ¡se encariña muy rápido con las personas! Literal pasas 5 minutos hablando con ella, ¡Y hasta es capaz de bajarse media capital por ti!)

Tenía que admitir que el bicho del chisme era demasiado fuerte en su interior, quería saber más, pero aún no era el momento.

-En primera instancia, el propósito original de la reunión era discutir entre acuerdos y llevar a la conciliación, exponiendo así los términos concretos en cada reino.

¡Blam!

Un golpe resonó en la sala, cortando el discurso del presidente.

Todas las miradas se dirigieron hacia Lilith, quien se había puesto de pie, con la palma aún apoyada en la mesa y una expresión que decía... No estar muy contenta del todo.

-¿¿Acuerdos?? ¿¿Conciliación?? ¡Ja! ¡¡Aquí los que deberían pedir disculpas públicas son estos magos de feria!!

La atención de todos se centró en el grupo de los demonios carmesís. Megumin, quien había estado sentada tranquilamente, se levantó de golpe.

-¿¡Como nos llamaste!? -Gritó Megumin, claramente indignada.

[-Uh, sus ojos están brillando. Me huele a que vamos a salir volando.]

-¡M-Megumin! -Chilló Darkness desesperada.

Pero antes de que pudiera decir algo, Jatice posó su mano sobre el hombro de ella.

Ante la mirada de él, la paladín bajó la cabeza como si hubiese entendido.

-¡Eso es un insulto que no puedo dejar pasar así como si nada! -espetó Hiropon, golpeando la mesa también.

(-Vaya, puedo sentir cómo esa chica arde en deseos de venganza. Apenas la conozco y ya me cae bien~)

Ignorando el comentario juguetón de Regina, Kazuma escuchó como la sala se llenaba de murmullos. Lilith, alzando su mano como si fuera una juez, apuntó directamente a los representantes carmesís.

-No vengan con su indignación fingida. ¡Piensan que no me he dado cuenta de sus ridículas prácticas!

-Lilith... -intervino el Maou, con un tono que intentaba calmarla.

-¡No te hagas el desentendido, papá! -gritó ella, girándose hacia su progenitor-. ¡Esos magos usan su estúpido telescopio modificado para espiar mi habitación!

Ante esa "revelación", y tomando la voz de los magos carmesís, Hiropon tosió y explicó.

-Esos son rumores infundados, "su majestad". Nuestro telescopio está exclusivamente destinado a monitorear las fronteras en busca de posibles amenazas. Me temo que usted ha sido víctima de una grotesca malinterpretación de la información. -Explicó Hiropon con sarcasmo.

El sarcasmo de Hiropon fue tan obvio que incluso Kazuma tuvo la necesidad de palmearse el rostro, ¿Tanto les gustaban los conflictos esta raza de humanos modificados?

-O tal vez... -Añadió Megumin.-. Solo le molesta que le recuerden que ciertas amenazas son demasiado asombrosas como para ser ignoradas.

-E-h... Megumin cálmate, por favor.... -Dijo Yunyun a su lado.

Lilith apretó sus puños en impotencia, provocando que Wiz. Quien estaba a su lado, se crispara un poco.

-Lilith-sama, eh... Por favor tómelo con calma, usted prometió no armar un escándalo, ¿lo recuerda?

Kazuma, que había estado observando todo, dejó escapar un largo suspiro mental.

'Incluso en un mundo diferente, Wiz sigue siendo esa liche con corazón humano. Realmente es un título que le quedaría perfecto.'

Ante las palabras de Wiz, el cuerpo de Lilith dejó de temblar. Su semblante, aunque más relajado, cambió a una sonrisa afilada que provocó un escalofrío en algunos presentes

-Claro, no vale la pena discutir con presumidos que perdieron ante un emo volador.

-¡¡!!

El aire en toda la habitación se congeló.

-¿¡Cómo te atreves!? -exclamó Hiropon, con las venas casi explotándole en la frente.

-¡N-no puedo dejar que insultes a los míos! -Gritó Yunyun eufórica.

Megumin, por su parte apuntó su bastón hacia ella.

-¡Retira lo que acabas de decir!

Lilith simplemente se recostó contra su silla, disfrutando de la reacción.

-Oh, ¿me equivoqué? Ciertamente las evidencias están en internet, pero si estamos en esa, quedemos que son "Rumores infundados"

-Esto se va a poner feo... -Susurró Kazuma.-. ¿Tienen zumito?

Uno de los comensales, que llevaba vasos de agua y refrescos a las mesas, se apresuró a atenderlo, entregándole un vaso pequeño lleno de jugo.

'Ir con Charlie a vigilar a Aqua era más divertido...' Pensó mientras sorbia un poco de jugo.

Justo cuando se pensó que Megumin mandaría todo por los aires, del lado de Belzerg, Jatice se puso de pie.

-Lady Lilith, señor Hiropon... Esto no es un patio de recreo, ¿vale? Si vamos a discutir, que sea sobre cosas importantes y no sobre quién es más ruidoso o quién tiene el telescopio más grande.

Ante las palabras del príncipe, Lilith chasqueó su lengua.

-Oh, mira quién decidió hablar. El "principito correcto". ¿No te cansas de jugar a ser el héroe perfecto?

En lugar de molestarse, Jatice pasó una mano sobre su cabello y se rió levemente.

-Jaja, lo sé. Es que ya lo soy. Pero, ¿sabes? No vine aquí a presumir, sino a evitar que alguien pierda la cabeza y haga una escena innecesaria.

Lilith levantó una ceja, ladeando la cabeza con un aire de desafío.

-¿Escena? Estoy señalando lo obvio. Aunque claro, tú siempre tienes que actuar como si estuvieras por encima de todo. Quizás debería ponerte en tu lugar... o dejar que alguien más lo haga.

Jatice soltó una carcajada breve, pero no había burla en ella, solo confianza inquebrantable.

-Claro, claro, hasta entonces, ¿por qué no te relajas un poco?

Lilith apretó los puños bajo la mesa mientras trataba de calmar su mente.

'¡Argh! ¡Ahí va otra vez con esa cara de "soy intocable"! Me encanta, pero... ¡Ugh, lo odio!' pensó mientras sus mejillas se encendían ligeramente.

Las intenciones de Kazuma eran seguir escuchando con total desinterés, pero no fue hasta que Jatice soltó la siguiente bomba.

-Tengo que lucirme ante mi prometida, ¿qué esperaban? Lalatina-san, por favor, ponte de pie.

...

Aquello cayó como balde de agua fría.

Kazuma, en medio de un sorbo de jugo, casi lo escupió, pero de algún modo logró tragarlo.

-....... ¿Uh? -Fue lo único que expresó.

Darkness se puso de pie, y mostrando sus modales de noble, se inclinó ante los demás representantes.

-Dustiness Ford Lalatina, de la casa de los Dustiness. Es un gusto estar aquí con ustedes.

Lilith, por su parte, se desplomó en su asiento como si el aire se le hubiera escapado, mientras su mente bullía de emociones contradictoria

'Pro... Pro... Pro... Pro...'

-¿Prometida...?

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