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Capitulo 14: ¿Pelea de Hermanos?


Un trauma es aquella cicatriz invisible, una marca que se adhiere al alma.

A pesar del tiempo, aquello permanece en las sombras, recordándonos aquello que queremos olvidar.

-¿Onii-sama?

La voz de Iris sonaba lejana, como un eco que apenas lograba cruzar el muro de su mente.

El tiempo puede cerrar heridas, pero no siempre borra la huella de lo que fue.

Hay heridas que, por más que cicatricen, siguen latentes en el fondo de la memoria.

-¡¿Onii-sama?!

Acompañado de un leve tirón, ese grito ansioso lo devolvió a la realidad.

Frente a él, esta Iris lo miraba con ojos llenos de preocupación.

Tal parecido era que, al mismo tiempo, era tan distinto a la que Kazuma recordaba.

En ese instante, Kazuma sintió como si le hubieran arrancado el aire de los pulmones.

-¿Te encuentras bien? Estabas... diciendo cosas raras.

Ella lo examinó con sumo cuidado, tanto que lo hizo sentir como se encogía desde adentro.

-Yo...

Intentó apartar la vista, pero cuando de repente, las sintió.

Casi como si fueran las caricias de la brisa, las de ella, manos tan suaves y delicadas tocaron su miserable rostro, la miserable máscara de su vulnerabilidad.

Ella, lo obligó a mirarla. Ese gesto, tan cálido y familiar, lo estremeció.

-Pareces agotado... —susurró ella, mientras sus pulgares dibujaban círculos leves sobre sus mejillas—. ¿Has estado durmiendo bien, Onii-chan?

Él no respondió. Apenas podía y respirar.

Miró aquel rostro tan conocido, era casi idéntica a la Iris de sus memorias, de aquel futuro destrozado que él mismo había ayudado a construir.

Era ella... pero a la vez no lo era.

Esta Iris, con su piel radiante y sus largos cabellos adornados con las mismas uvas violetas, le recordaba todo lo que una vez intentó proteger al tiempo que su enorme fracaso.

Y en ese momento, la imagen de esa chica, aquella Iris inocente que había dejado atrás, se mezclaba con la mujer que ahora tenía frente a él, tan pura y luminosa.

Kazuma respiró hondo, como si intentara llenar el vacío en su pecho, y le regaló una sonrisa.

-Sí, solo fue... un mal sueño.

'Un horrible sueño.'


***


De repente, como si se hubiese dado cuenta de la situación, Iris espabiló.

-... ¡!

El rubor en sus mejillas fue casi instantáneo al darse cuenta de la cercanía de sus manos. Con un casi salto, se apartó bruscamente.

-¡A-ah! Y-yo... ¡Perdón! Solo quería... asegurarme de que estabas bien... Y b-bueno, me dejé llevar un poco... ¡Es que hace tanto que no hablamos! Y, uh... Eris-sama, ¡llévame ya!

Ella chilló bajo mientras se cubría su rostro, siendo que la vergüenza no la dejaban pensar con naturalidad.

-...

Mientras Kazuma controlaba sus expresiones por fuera, la realidad era otra por dentro.

'¡¡QUE LINDAAAAAAAAAAAA!! ¿Cómo que el bastardo del otro yo no la veía a cada rato?'

[-¡! C-carajo, me estás contagiando las ganas de abrazarla... Urgh, ¡Contrólate! ¡Contrólate! ¡Mira como reaccionaste tan de repente!]

La voz de Control, trató de mantener a raya los impulsos de ambos, Pero ciertamente le costaba... Demasiado.

'¡Debería ir preso por casi romperle el corazón! ¡Mírala, se nota a leguas que lo extrañaba!'

En ningún momento apartó sus ojos de ella, lo que hizo que la pobre chica solo se sumiera más en dicho sentimiento de vergüenza.

Provocando que esta balbuceara con cada palabra.

-¡N-no me mires así! ... Solo quería asegurarme de que estabas bien, Kazuma-oniisama, ¡eso es todo! Pero... d-debo haberte asustado, ¿verdad? ¡No es que quisiera invadir tu espacio!

Mientras ella movía sus manos con violencia tratando de explicarse, "Kazuma" luchaba contra sus propios impulsos.

'Podría seguir mirándola toda la noche...'

Kazuma estaba absorto, disfrutando de la paz momentánea mientras miraba a Iris con una sonrisa ligera.

-¡Princesa Iris!

El hechizo se rompió cuando un grito agudo interrumpió sus pensamientos.

Claire apareció al fondo del pasillo, corriendo con su característico traje blanco que combinaba lo medieval con lo moderno.

Su misma existencia se vio iluminada al ver a Iris, pero todo eso cambió al ver a Kazuma.

'¿Está corriendo hacia acá... con una espada... y apuntándome?' pensó Kazuma, sintiéndose cada vez más fuera de lugar.

[-Juro que está levantando el polvo.]

-¡Detente, Claire! —Iris, todavía con un leve rubor en sus mejillas, dio un paso adelante, tratando de bloquear el paso de Claire.

Pero Claire no se detuvo. Señalando a Kazuma con su espada como si fuera un dedo acusador, ella escupió con total veneno en su voz:

-¡Escoria andante! ¡Te dije que no tenías nada que hacer aquí! ¡Eres una maldita mala influencia para la princesa, imbécil! ¡Si te atreves a acercarte de nuevo, te juro que te haré trizas, pedazo por pedazo!

Kazuma suspiró y le lanzó una mirada aburrida.

-Sí, sí, también me alegra verte, traje blanco... Veo que todavía no te consigues un novio.

-¡¿Cómo te atreves a hablarme así, igualado?! —espetó Claire, con los ojos encendidos de odio—. ¡Eres un zángano inútil, sin la menor clase o educación, y estás contaminando a la princesa con tus tonterías!

-Mira, no sé de qué hablas —replicó Kazuma.—. En cualquier caso, creo que hay que partir desde la idea del ejemplo que le estas dando ahora mismo.

-¿Ah, sí? —gruñó Claire—. ¡Mira nada más cómo has corrompido a una princesa tan dulce como Iris! ¡Todo lo que sale de su boca ahora son tus ideas idiotas y absurdas!

En ese momento, Iris intervino mientras forcejeaba para calmar a Claire, sin perder la chispa de su inocencia.

-Pero admítelo, Claire: si alguien se declara "transespecie" y no paga impuestos, ¿no deberían asumir también los cuidados que les corresponden como animales? ¡Castración y eutanasia incluidos!

-¡Princesa Iris! —exclamó Claire, horrorizada—. ¡No puedes andar diciendo esas barbaridades! ¡Y mucho menos en redes oficiales! ¿Es que no entiendes que eres una figura pública?

'... ¿Qué es transespecie? ¿De qué están hablando?' Preguntó Kazuma.

[-Un sabio dijo una vez: mientras más ignorante seas, más feliz eres.]

Mientras la voz de Control se perdía en su mente, vio como Iris le lanzó una mirada de quejica a Claire.

-¿Puedes dejar de ser menos odiosa, Claire? ¡Me llevas asfixiando todo el día! —Replicó Iris.

-¡Urh! —Exclamó Claire, como si el aire hubiera abandonado sus pulmones.

'Uy... Golpe bajo para la siscona.'

Aquellas palabras fueron como si una daga atravesase derecho su corazón, Los ojos de ella se ensombrecieron un momento, como si hubiera recibido un golpe bajo.

- ¡Tú...! ¡Kazuma! ¡Egoísta, maleducado, descarado! —gritó Claire con furia contenida—. ¡Le has llenado la cabeza de ideas erróneas! ¡La volviste una rebelde sin escrúpulos! ¡Déjame enseñarte lo que es una lección de verdad!

-¡Claire, espera! —Iris se colocó entre ambos, tratando de calmarla.

Trskk...

Una chispa esmeralda casi imperceptible atravesó a Claire, provocando que esta se paralizara.

Iris, ladeó la cabeza, observando a su guardiana como si estuviera frente a una persona completamente diferente.

Fue cuando, en un total contraste con su actitud, Claire palmeó el hombro de Kazuma con una sonrisa repentinamente cordial.

-Ah, qué bueno verte, Satou-dono, querido amigo de la princesa. ¿Vienes a acompañarla esta noche? —preguntó, de manera antinaturalmente amable.—. Ella tiene un asunto que discutir contigo. Princesa, permítame prepararles una habitación. 

-¡¡¿Ah?!! — Iris apenas pudo procesar la escena.

Claire se volvió, despidiéndose con una reverencia antes de irse.

-No se queden hasta muy tarde. La princesa tiene práctica de lengua élfica temprano en el instituto mañana. Es un lugar exigente, ¿sabes? —añadió, con una sonrisa antes de desaparecer por el pasillo.

Iris se quedó mirando el espacio vacío, todavía tratando de entender lo que acababa de pasar.

-¿Qué... Caraj?

-¡¡Iris!!

'Puta madre, ¡Son como cucarachas! ¿¡Cuantos van a interrumpirnos!?'

[-Sinceramente... Esos pensamientos son algo "funables", ¿Es lo que dice la gente de ahora, no?]

Una nueva figura apareció en el jardín, y Kazuma sintió cómo la postura de Iris cambiaba rápidamente a una de suma cautela.

-Jatice-niisan...

Más alto que la propia Darkness, era un joven de cabellera rubia bastante apuesto, con un traje negro que decía mucho qué acababa de salir de una reunión.

Tap*

Tap*

Jatice se acercó mientras aplastaba el césped bajo sus pies.

Su aire de seriedad parecía absorber cualquier rastro de ligereza en el aire. Aunque no llevaba armas ni armaduras, Kazuma sintió un cambio en el ambiente.

'¿Hmm? ¿Algo se sacudió alrededor de él?...' Pensó, activando su visión espiritual.

Lo que vio a través del otro plano, lo desconcertó:

Los hilos espirituales de Jatice eran de un dorado tan intenso que casi parecían brillar en la penumbra de la noche.

'¿Están tan atados a él que apenas puedo moverlos...?'

Su concentración se rompió cuando Jatice se detuvo justo frente a él. 

La intensidad en los ojos del príncipe hizo que el aire se volviera aún más pesado, dejando en claro que esto no se trataba de una simple reunión.

'Creo que es incluso más fuerte que el Jatice de mi mundo...'

[-¿No perdieron el tiempo y también los buffearon con la actualización, eh?]

Este era el príncipe de Belzerg, hermano mayor de Iris, el guerrero que peleaba codo a codo con el rey contra las fuerzas del Rey Demonio.

El "elegido", si uno se ponía poético.

Kazuma recordaba vagamente haber tenido que unirse a Dust para enfrentarlo en su propia línea de tiempo. Y que incluso entonces, Jatice había sido superior hasta que el programa Mimo completó su escaneo.

Iris, quien los miraba a ambos con una respiración contenida, se quedó muda.

Por otro lado, el castaño quien ya sabía por dónde iba esto, se contuvo así mismo para no rodar los ojos de la exasperación.

'Otra pelea... No puede ser, ¿qué acaso el otro yo de aquí compite con él por ser el hermanito preferido?' pensó con resignación.

Sin previo aviso, Jatice lo tomó firmemente del brazo.

'¿Eh?' Expresó Kazuma.

Pero antes de que pudiera procesarlo, Iris se aferró con fuerza a su otro brazo, plantándose con terquedad.

'¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo?'

-¡Jatice-niisama, él vino a verme a mí! —protestó Iris, echando chispas.

-¡¡Tú siempre lo quieres acaparar!! ¡Ya estas demasiado grande como para que te comportes así! —Regañó Jatice.

-¡No te atrevas usar tú papel de hermano mayor, eso es sucio! ¡Él aceptó mi invitación! ¡Es justo que yo pase tiempo con él!

-Oh, deja de ser tan caprichosa y suéltalo, no seas egoísta —insistió Jatice, tirando suavemente de Kazuma hacia él.

'Pero, ¿Qué carajos...?' Pensó Kazuma tratando de procesar.

-¡No! —Gritó Iris decidida, aferrándose aún más fuerte.

Mientras ambos hermanos lo jaloneaban, Kazuma sentía que el desconcierto crecía dentro de él.

'¿Qué? ¿Qué está pasando...?'

[-¿Es esto la típica pelea de hermanos? ... ¿Y están peleando por mí?]

Él no recordaba haber tenido una relación tan cercana con ellos en su mundo, a excepción de Iris, pero no de esta forma. ¿Qué había hecho el Kazuma de aquí para establecer dichos vínculos?

Los empleados del castillo y algunos caballeros que pasaban se detuvieron para observar el peculiar espectáculo, muchos de ellos con caras de resignación y algo de diversión.

Curiosamente algunos parecían estar preparando sillas y pasándose dinero entre sí, como si estuviesen haciendo apuestas entre ellos.

-Oh... ya están en sus cosas de nuevo. —comentó un guardia, cubriéndose la cara.

-Voy a avisarle a Dave para que traiga más pasto sintético. Esos dos se van a cargar el jardín otra vez —murmuró un empleado mientras sacaba su teléfono.

Jatice tiró de Kazuma hacia él con firmeza, mirando a su hermana con el ceño fruncido.

-¡Iris, ya basta! —dijo, claramente irritado—. Hace un montón que no lo veo. Déjame pasar tiempo con él, ¿sí? ¡Deja de ser tan posesiva!

Iris se aferró al brazo de Kazuma aún más fuerte, mirándolo desafiante.

-¿Posesiva? —replicó, resoplando—. ¡Tú eres el que aparece de la nada y empieza a arruinarlo todo! Ve a grabar una película o a derrotar un coloso, ¡Así que lárgate! ¡Yo lo invité primero, así que es mío por hoy!

-¿Puedo opinar? —Preguntó Kazuma.

-¡NO! —Respondieron al unisonó.

Jatice soltó un bufido, mirando a su hermana con exasperación.

-¿Ah, sí? ¿Y por qué siempre tienes que quedártelo tú? —se quejó, tirando un poco más de Kazuma—. ¡No es justo! ¡Siempre haces lo mismo cada vez que viene!

-¡No tienes derecho a arrebatármelo!

Esta vez, como si fuera un juguete, Iris pegó su cuerpo con el de Kazuma.

Cruuck

'¡Estos dos van a terminar rompiéndome!' pensó Kazuma, sintiendo la presión en sus costillas.

Si no fuera por el programa Anular, probablemente ya tendría algunas costillas rotas.

-¡Hace tiempo que no veo a mi amigo! —gritó Jatice, levantando la voz mientras tiraba de Kazuma—. ¡Deja de ser una mocosa mimada!

Iris abrió los ojos, ofendida como si Jatice acabara de lanzar el peor insulto posible.

-¡Ahhhhh! ¡Lo dijiste! ¡Me dijiste mocosa mimada! —chilló, casi como un berrinche infantil—. ¡Papáaaaaaa!

-¡¿Papá?! —gritaron Kazuma y Jatice al unísono.

'¿¡Realmente va a llamar a su papá...?! Eh... Esta es la primera vez que lo podré ver cara a cara, ¡pero aun así esto se está saliendo de control!' pensó, sintiendo que el ambiente se volvía aún más caótico.

Jatice palideció un poco y le gritó de vuelta, tratando de recuperar el control de la situación.

-¡Oye, eso es jugar sucio! ¡No se vale! ¡No puedes llamar a papá solo porque no te doy la razón!

Mientras los dos hermanos seguían discutiendo, Kazuma miraba a su alrededor, buscando desesperadamente una forma de escapar de la "batalla" en la que lo habían atrapado.

Shuk

De repente, uno de los imponentes cuadros colgados en la pared se deslizó suavemente, revelando un pasadizo oculto detrás.

Con calma, emergió un hombre de porte firme, su barba espesa y canosa enmarcaba su rostro de rasgos serenos, y su cabello rubio, también salpicado de canas.

Vistiendo una especie de túnica de seda oscura que, aunque parecía ideal para descansar, también conservaba un corte real y elegante, además de que era divertido el pequeño escudito de la familia real en su lado derecho.

A su lado, Rain se posicionó del lado del monarca quien parecía acompañarlo.

-Jatice, deja a tu hermana jugar con Kazuma. —Anunció el rey.

-¿¡Qué!? Pero... ¡Quería hablar de un par de cosas con my brother!

Aprovechando que Iris estaba distraída, Jatice se trajo a su lado a Kazuma y lo señaló.

'... ¿Como que "my brother"?'

[-¿Acaso también hay reencarnados de otros países qué no sean japón?]

Fue en ese momento, cuando Kazuma recordó la comida peculiar que vendían hacia los turistas en la Ciudad Carmesí.

-Jatice...

-¡Papá! —protestó Jatice—. Sabes que él no sabe las reglas. ¿Qué mejor persona para enseñárselas que yo?

-¡Tú ya sales mucho con él! —se quejó Iris, fulminando a su hermano—. ¿Y qué dices cada vez que intento acompañarlos? "A volar, mocosa. Solo los hombres van a lugares dignos de ellos." ¡Te juro que si Kazuma-niisama hace algo indebido contigo, te voy a dar una patada que no olvidarás!

Jatice dejó escapar una risita burlona y se cruzó de brazos con suficiencia.

-Pfft... ¿Para qué? Siempre terminas mordiendo el polvo.

-¡Jatice, maldita sea, no empieces otra vez! —lo regañó el rey, suspirando.

-¡No es mi culpa que ella me provoque! ¡Yo solo quiero pasar un rato con Kazuma sin tener que soportarla...!

El rey levantó una mano para interrumpirlo.

-Jatice...

-Pero...

Entre tanto, Iris se escondió detrás de su padre y, con toda la elegancia de una princesa adolescente, le sacó la lengua a su hermano.

-Iris-sama, por favor... no es apropiado. —Susurró Rain, mientras la codeaba con disimulo.

El rey, suspirando como quien ya ha lidiado sientas de veces esta misma situación, llamó:

-¡Guardias!

Los guardias en la puerta reaccionaron al llamado del rey, que se aclaró la garganta y añadió, mirando a Jatice pensativo:

-Quisiera que echen un vistazo a la habitación de mi querido hijo, el príncipe Jatice.

-¡! E-espera, espera, ¡Ni siquiera la he ordenado!

Jatice, que hasta entonces mantenía su aire de noble confianza, perdió el color en el rostro.

-Háganlo. —Ordenó el rey ignorando las suplicas de su hijo.

-¡¿Qué?! ¡Pero si yo no tengo nada raro ahí! ¡No estoy escondiendo nada! —protestó, con los ojos muy abiertos.

En ese momento, el rey embozó una pequeña sonrisa. Al tiempo que miraba a Jatice en un tono pausado.

-Jatice... nunca dije que estuvieras escondiendo algo.

-...

El silencio que siguió fue tan contundente que hasta Kazuma sintió una ligera punzada de simpatía por esta versión del príncipe.

'De todas maneras... ¿Cuántos años tienen?'

[-Cada uno se comporta como niños mimados... Aunque no soy quién para juzgar.]

-¡Guardias! —insistió el rey.

-¡Espera, espera! ¡De verdad, no hay nada raro, papá! ¡No me hagas pasar por esto!

Mientras Jatice se iba tras los guardias, este se volteó y señaló a Kazuma.

-¡Hablaremos más tarde, asegúrate de sobrevivir hasta entonces! —gritó Jatice, lanzándole una última advertencia a Kazuma antes de desaparecer por el pasillo.

'¿Sobrevivir? ¿De qué está hablando?' pensó Kazuma, desconcertado mientras miraba al príncipe alejarse rápidamente.

Entonces, notó que la imponente figura del rey avanzaba hacia él, deteniéndose justo en frente.

-Lamento el escandalo que pueden provocar mis hijos, pero bueno... Ya debes estar acostumbrado, ¿no?

-No es problema alguno... —Dijo Kazuma tratando de recomponerse.

'¿Este viejito es el rey de Belzerg?'

Aunque el rey irradiaba autoridad, Kazuma esperaba una figura un poco más musculosa, más acorde con la imagen de un monarca guerrero.

No obstante, antes de que pudiera seguir evaluando, el rey extendió su mano hacia él, invitándolo a un apretón.

-Iris y los demás me han contado bastante sobre tus hazañas —dijo el rey, esbozando una sonrisa—. Anda, dame la mano. No me mires así, es mala educación no corresponder.

'Debería hacerle caso por ahora, así le evito dolores de cabeza a Darkness.'

Mientras Kazuma extendía la mano, el rey le dedicó una sonrisa cálida, pero en cuanto sus manos se encontraron...

-...

El apretón se sintió como el agarre de una pinza de hierro. .

'... ¿Hmm? ¿Está aferrándose muy fuerte con un simple saludo, no?'

Pues no notaba la diferencia en lo absoluto, era como un simple apretón de manos. Sin embargo por su propia seguridad, Kazuma dejó activo los programas auxiliares.

La mirada en el rey se volvió un poco más intensa.

-Me alegra que alguien tan particular sea de confianza para mis hijos —dijo el rey en voz baja, sin soltarle la mano—. Jatice rara vez permite que alguien se acerque tanto a su familia. Y menos a su hermana.

-Bueno... Es... Es algo que pasa naturalmente. Supongo que tengo algo que les cae bien —dijo, tratando de mantenerse sereno.

[-Bah~ Sigo olvidándome de que este mundo no sigue la maldita lógica de los isekais genéricos.]

'Solo he visto que el único qué tiene ese brillo peculiar en los hilos de su alma, es Jatice. El resto sigue igual por lo que veo.'

Claro, recordaba vagamente que Iris le contó que el rey y Jatice luchaban juntos en la primera línea.

¿Cómo había olvidado que el monarca tenía un historial de combate directo? Aun así, a simple vista no le parecía el tipo de líder que se lanzara a la batalla en una armadura dorada.

'Este hombre definitivamente tiene poder como para destruir una ciudad, o peor...' pensó de forma exasperada.

-Eh, papá... ¿Todo bien? —preguntó Iris, mirando de reojo a Kazuma y luego a su padre—. Se están tardando mucho con ese saludo.

El rey finalmente soltó la mano de Kazuma, sonriendo con una expresión que parecía más tranquila.

-Oh, sí. Ya puedes quedártelo, hija —dijo el rey, guiñando un ojo—. Y recuerda, nada de estar asaltando habitaciones ajenas, ¿entendido?

-¡Papá! —exclamó Iris, su rostro poniéndose rojo de inmediato.

El rey rio suavemente y se volvió hacia Rain.

-Rain, acompáñame. Dejemos a Iris con su juguete personal. —Dijo el rey.

-¡No le digas así! — Regañó Iris, mientras veía a su padre irse.

 -Bien, no seas tan brusca con él. Se me antojó algo de té con galletas... yohohohoho.

-Como ordene, su majestad. —Rain le hizo una reverencia a Kazuma antes de retirarse junto al rey—. Satou-dono, usted ya conoce la habitación de invitados. No se queden hasta tarde, recuerde que la princesa tiene instituto mañana.

Kazuma asintió, viendo cómo la risa tranquila del rey resonaba mientras se alejaba.

Fush!

Al lado del rey, una silueta pasó a toda velocidad. Este la ignoró, como si ya estuviese acostumbrado a estos escándalos.

-Jeje Kazuma-nissan. Siento mucho que hayas escuchado eso, papá suele ponerse algo pesado en ciertos aspectos. —Explicó Iris con vergüenza.

'Se nota, y yo que me esperaba el típico rey altanero y orgulloso...' Pensó Kazuma algo desilusionado.

-Entonces, volviendo al tema. ¿Quieres venir a mi cuarto un rato y...? ¡¡Cuidado!!

Justo cuando Iris se disponía a terminar su invitación, sus ojos se abrieron de golpe.

Bam!

Una figura pesada lo embistió por el costado, posicionándose por encima de él y haciéndole una llave.

De nuevo, gracias a Anular, sus brazos y todo lo demás estaban a salvo.

-¡¿Qué demonios estabas pensando al escaparte de esa manera?! —gritó Darkness, sujetándolo de los hombros—. ¡Te rogué que no vinieras aquí solo! ¡Y mírate!

-En serio... Debes bajarles a los carbohidratos. —Dijo Kazuma en el suelo.

Cruck!

-¡Espera Lalatina-san, no lo rompas! ¡Yo le dije que viniera aquí!

Darkness, todavía sobre él, aflojó el agarre un poco, pero aún le lanzó una mirada de advertencia.

[-En serio que Iris causó que bajáramos la guardia... ¡Aun así es bastante incomodo que este cuerpo no pueda moverse en lo absoluto!]

Justo entonces, escuchó pasos acercándose, y al levantar la vista, notó las inconfundibles botas de sus otras dos compañeras.

'Y encima la censura divina de Aqua sigue sin permitirme ver debajo de su falda.'

[-Bueno... Tampoco es como si me interese verle.]

-Mira que venir a la capital es una cosa, ¡Pero escaparte para disfrutar de los lujos del castillo sin mí, es un acto de traición que no puedo perdonar, Bazuma! —Exclamó Aqua, pisándole la espalda.

-¡Tienes suerte de que decidimos seguirte! —intervino Megumin, ajustándose el sombrero con cara de fastidio—. ¿Ya estabas haciendo de las tuyas con Iris? ¡Te dije mil veces que andar por aquí solo es una idea terrible!

-M-maestra Megumin, creo que exageran un poco. —dijo Iris, tratando de mediar—. ¡Aqua-san, no lo golpees con el báculo!

*Suspiro*

'Necesito arreglar esta mala costumbre mía...' Pensó Kazuma mientras aceptaba el sermón que se le venia encima.

...

Mientras el rey avanzaba por los pasillos con Rain a su lado, no podía apartar la mente del apretón de manos con Kazuma.

'Sin importar cuánta fuerza ejerciera, era como si apretara aire...'

Pues, así como cuantas veces pudieses golpear el aire, este mismo nunca sentiría el golpe recibido.

Aquel apretón de manos, aunque hecho con moderación, debía haber dejado una impresión en un aventurero común.

Sin embargo, Kazuma no solo no mostró incomodidad, sino que pareció responder con una resistencia inesperada.

Además, le llamaba bastante la atención las profundas ojeras del castaño , había algo en los ojos de Kazuma que el rey reconocía bien.

'Los ojos son el reflejo de un alma que ha conocido demasiado...'

Esos ojos, eran de alguien desgastado, la de alguien que ha enfrentado tragedias y regresado cargando una pesada historia que le ha robado algo esencial en su vida.

Rain notó el silencio prolongado del rey, esta lo miró con incredulidad.

-¿Sucede algo, su majestad?

El rey negó ligeramente, aunque sus pensamientos permanecían en el encuentro reciente. Finalmente, miró a Rain y con una voz sosegada, dijo:

-Quiero una revisión del historial de Kazuma Satou. Sólo por curiosidad.

-¿De... Satou-dono? —preguntó Rain, algo desconcertada.

-Sí, pero no ahora. Por ahora, tengo otros temas que atender. Que Iris se encargue de él.

Rain inclinó la cabeza, aún sorprendida, y murmuró en tono reflexivo:

-Satou-dono... Es el compañero de juegos de Iris-sama y, si me permite decirlo, también es la razón de muchas de las discusiones entre sus majestades.

El rey rio suavemente, con una amable sonrisa.

-Yohohoho, no te preocupes. Como dije, solo tengo algo de curiosidad.

Rain asintió, sin más preguntas.

-Como desee, su majestad.


***


Tarde en esa misma noche, una silueta avanzaba entre las sombras de los pasillos del castillo. La figura se detenía en cada esquina, asegurándose de evitar los ojos vigilantes de los guardias y empleados nocturnos.

La tela ligera dejaba sus brazos y hombros expuestos, y los tirantes finos se deslizaban con cada roce, revelando una delicada piel que parecía brillar bajo la escasa luz del pasillo.

Finalmente, llegó a una puerta en particular. Su mano temblorosa se posó en el pomo, y por un instante, las luces se acentuaron y Iris, dudó de las decisiones que tomó hasta ahora.

'¿De verdad voy a hacerlo?' Sus dedos temblaban ligeramente mientras tanteaba el pomo.

Había tenido muy poco tiempo en intercambiar palabras con él en la cena.

Por no mencionar que la problemática de Aqua, terminó derramándole todo el vino espumoso a Kazuma, lo que conllevó a que una pequeña discusión entre ambos le quitara su precioso momento de estar a solas con él.

Recuerdos suyos cruzaron por su mente, tan cálidos como la brisa de la playa.

Aquella primera vez que él apareció en su vida, siendo el único en tratarla como una persona normal, sin importarle que ella fuera la princesa de un reino entero.

En cada momento que pasaron juntos, había visto en él una extraña mezcla de valentía y torpeza que, de alguna forma, le hacía ver las cosas desde una perspectiva única.

Y aunque sus bromas y su lado cobarde fueran cosas que cualquiera juzgaría, para ella solo hacían que él se convirtiera en alguien irremplazable, junto con las historias que siempre le contaba a la edad de sus 12 años.

Sus sentimientos se habían transformado con el tiempo: de un cariño simple, dulce, a algo mucho más profundo.

'¿Se dará cuenta? Ahora soy mayor, ya no soy solo esa niña... ¿Me verá como una mujer?'

La idea de que Kazuma pudiera verla y notar cuánto había cambiado le daba el valor para estar allí, a pesar de los nervios que la asaltaban.

'Que pase lo que tenga que pasar.'

Respiró hondo, sintiendo cómo esa esperanza la empujaba a girar el pomo de la puerta, y con suavidad, se deslizó en la habitación donde él se hospedaba.

Sus ojos recorrieron el cuarto en penumbras, notando la cama deshecha y algunas pertenencias suyas desperdigadas. Sus labios se curvaron en una sonrisa.

-Como siempre, eres un desastre, Onii-sama~ —murmuró con cariño.

Sin pensarlo mucho, se dejó caer en la cama, en un impulso espontáneo, sintiendo la calidez que él había dejado allí. 

Pero la extrañeza rápidamente la consumió.

-¿Are...? —susurró, mirando a su alrededor con desconcierto.

Kazuma no estaba allí.

Sondeó el cuarto una vez más, buscando algún indicio de su presencia. ¿Podría estar en el baño?

Pero las luces estaban apagadas, y no había señales de que alguien se moviera por el lugar.

Entonces, una idea un poco atrevida le cruzó la mente, y sonriendo para sí misma, se envolvió en las sábanas de él, decidida a esperar.

'Hehe, menos mal que Sheyka-san me instaló un VPN en el celular, así Rain nunca podrá ver todas las páginas que visito. ¡Me han dado tantas ideas!'

Ser la princesa significaba que todo, incluso sus búsquedas y redes sociales, estaban bajo el escrutinio de Rain.

Pero, últimamente, ese control constante comenzaba a ser asfixiante.

En ese pequeño acto de rebeldía, se permitió fantasear con cómo podría cambiar el mundo si Kazuma llegara a verla como alguien más que una "hermana menor"

'Siento que él tiene un tipo de fetiche con esos juegos de rol...'

*Pasos*

Justo en ese instante, escuchó pasos acercándose desde el pasillo.

Su corazón empezó a latir más rápido, y sin poder resistir la emoción, se deslizó bajo las sábanas, cubriéndose completamente mientras esperaba en silencio.

*Crujido*

La puerta se abrió suavemente, y una figura entró en la penumbra. Iris sintió cómo la cama se hundía junto a ella cuando la persona se acostó.

-¡Sorpresa!

Sin dudar, se lanzó en un abrazo sorpresivo, rodeando con fuerza la cintura de su "víctima".

-¿Eh? ¿¡Iris!?

En respuesta ese tono de voz diferente, ella abrió sus ojos como platos.

-¿¡Megumin!?

Megumin, quien estaba al igual que sorprendida como ella, trató de liberar sus brazos atrapados por el abrazo.

-¿Qué estás haciendo aquí? ¿¡Qué haces vestida así!? ¡Este es el cuarto de Kazuma, no el tuyo! —dijo con una voz entre desconcertada.

Las mejillas de Iris se tiñeron de rojo, y soltó el abrazo de golpe, apartándose rápidamente.

Tragó saliva, buscando alguna excusa para la situación... pero, de repente, se le ocurrió algo.

-... ¿Y tú qué haces aquí? ¡Este tampoco es tu cuarto! —contraatacó.

Megumin, lejos de mostrar vergüenza, infló el pecho con orgullo y respondió:

-Ah, duh, obviamente. Este es el cuarto de mi novio. ¡Por eso te pregunto qué haces tú aquí!

-¡¿Novio, dices?! —Iris la miró con algo de indignación.—. ¿Señorita "menos que novios, más que amigos"? ¿Qué clase de cuento para virgen es ese?

-¡No le hables así en ese tono, jovencita! ¿Y cómo te enteraste de eso?

-Él suele ser demasiado parlanchín cuando se pone ebrio... ¡Pero ese no es el punto!

-Mira, puede de que hayas crecido un poco, ¡Pero eso no quita que sigo siendo tú maestra! Y no te enseñé para nada en ser una gata rompe hogares.

Iris rodó los ojos y respondió.

-¡Eso suena como un cuento que te inventaste tú sola!

-Oh, no tienes idea de las cosas que hemos hecho. Jugamos juntos todo el tiempo... ¡Auh, auh! ¡Espera, espera! —se quejó cuando Iris le dio un golpecito en el hombro—. ¡D-duele!

Iris, ya entrando en pánico, continuó golpeándola suavemente.

-¿¡A qué te refieres con juegos!? ¡¿Qué han hecho ustedes dos!? ¡Qué tan lejos han llegado!

-¡E-eres una niña todavía, no puedo decirt...! ¡Ay!

-¡No te pongas pendeja conmigo, ya tengo 16 y no me vas a salir con evasivas! —Regañó Iris.

Megumin soltó un suspiro exasperado y echó una mirada hacia la puerta.

'La cena no le habrá caído mal, ¿verdad? ¿Por qué se está tardando tanto?'

-¡Qué respondas mi pregunta he dicho! —Iris le gritó.

Antes de que Megumin pudiera reaccionar, la princesa le plantó una patada directa en la cara.

¡Thump!

Megumin salió volando, aterrizando de cara contra el suelo, donde quedó completamente inmóvil.

-Eh...? ¿Megumin? —Iris se asomó desde la cama, ahora un poco preocupada—. ¿E-estás bien?

Sin girarse, Megumin alzó un pulgar con lentitud... luego lo dejó caer varias veces.

-Tan bien como tus posibilidades... —Murmuró, aún pegada al suelo.

-¡Desgraciada!


***


[-Definitivamente, salir fue un grave error.]

-Eso llevas diciendo desde hace más de una hora... —resopló Control, algo impaciente.

Kazuma, oculto en unos matorrales, trataba de concentrarse.

Mientras Regina y el resto avanzaban con la construcción de la máquina, él había decidido aprovechar el momento para aumentar los porcentajes de sincronización con los programas.

-P-p-por favor... d-déjame vivir... —suplicaba, con una voz entrecortada que vibraba de miedo.

Frente a él, una mujer de curvas exóticas y peligrosas rogaba por su vida, pero no había que dejarse engañar.

Su piel verde y una postura retorcida contra el suelo delataban su verdadera naturaleza: era una "Reina de la Tranquilidad", una criatura madura y mucho más peligrosa que su versión juvenil.

*Suspiro*

-[Infernal.]

-¡Nooooo! —gritó la criatura en un chillido desesperado.

De la punta de sus dedos brotó una llamarada, consumiendo a la Reina de la Tranquilidad en cuestión de segundos.

Todo lo que quedó de ella fueron cenizas y hojas chamuscadas.

Kazuma observó las cenizas esparcidas, sin ninguna reacción en su rostro, y, tras un instante de reflexión, levantó la mano, extendiéndola hacia los restos.

Tsssssk!

Rayos carmesís florecieron de su mano, recorriendo el suelo en un patrón complejo, hasta que las cenizas y hojas muertas comenzaron a juntarse.

Cada partícula y fragmento giró sobre sí mismo hasta tomar forma nuevamente.

La mujer renació, intacta, con la piel tan suave y verde como antes.

-¡AAAAAAAAH! —gritó, estremeciéndose y desplomándose de nuevo contra el suelo.

Aún con los ojos cerrados y el cuerpo pegado al césped, su respiración era entrecortada, y el trauma del renacimiento demasiado reciente.

Ella murmuraba para sí misma, con sus manos aferradas con fuerza a la hierba, aún atrapada en la experiencia que acababa de vivir.

Kazuma ignoró por completo a la horrorizada criatura, y solo se quedó pensativo, viendo su mano chispeante de rojo.

'Ley de la conservación de la energía.' Pensó.

Esta ley establece que la energía en un sistema cerrado no se crea ni se destruye, solo se transforma.

La energía que existía en la "Reina de la Tranquilidad" al morir no desapareció; simplemente pasó a otra forma, dispersándose en las cenizas y el ambiente.

Pero usando el programa Control, Kazuma había reorientado toda esa energía dispersa hacia un solo punto, reconstituyendo cada partícula hasta devolverla a su forma original.

En cierto sentido, se le permitió alterar el flujo natural de la energía, aprovechando los residuos de su reciente "muerte" para reconstruir el cuerpo de la criatura.

'Las almas de los monstruos funcionan de modo distinto a las de los humanos...'

[-Pero el proceso puede ser casi lo mismo en humanos.]

La materia física era solo una parte del todo; para los humanos, la esencia espiritual, el alma, embocaba todo lo que concierne la existencia de alguien.

Kazuma cerró la mano, permitiendo que el resplandor rojo se disipara.

-Para experimentar en humanos... tendría que acceder al reino divino. —Murmuró, tratando de comprender la teoría tras esto.

[-Pero considerando de que no seré bien recibido... Hay que abstenerse por el momento.]

Sus botas rompieron la quietud del bosque, dejando a la atónita Reina de la tranquilidad en un estado psicológico lamentable.


***


Con su abrigo verde ondeando en el viento nocturno, Kazuma suspiró.

-Hah~ Hanna tenia razón... La marca facilitaba el trabajo de obtener porcentaje para el programa.

[-Y aunque queramos acabar con algunas "malas personas" el resultado será el mismo qué matar monstruos.]

Por ahora, tenia que olvidarse por completo de subir de porcentaje, obtener buenos resultados de aquí a dos meses, seria casi imposible.

Fue cuando, el fantasma etéreo de Anular. Se manifestó frente a él.

-Para cualquier enfrentamiento entre programas, siempre ganará quien maneje mejor su autoridad. Además, aún queda por probar aquella teoría...

-Ah, si... Eso. Casi lo olvido. —Mencionó Kazuma con fastidio.

Al tiempo que se posicionaba, el espíritu de Anular se disipó, y la teoría comenzó a ser anunciada.

[-No hace falta que volemos para desplazarnos rápido. Si usas Anular correctamente, puedes 'apagar' ciertas propiedades físicas: gravedad, fricción, y hasta la resistencia del aire para lanzarte a velocidad extrema.]

-Sí, sí, y también la luz para no dejar rastros... — Dijo Kazuma enumerando en voz baja.

[-Es básicamente lo que hemos estado haciendo hace mucho, edgy. Anular la materia para traspasar todo, pero esta vez nos vamos a impulsar.]

-¿No ocurrirá una cosa loca como terminar en el jodido sol, verdad?

[-¿Quieres que me enrolle con la física y matemáticas? No, ¡Puchale play!]

-Puta madre...

Trskk!

Posicionándose como un corredor, los rayos verdosos comenzaron a canalizarse alrededor de su cuerpo.

*Inhalar*

Entonces, se dio la anulación total.

Sin emitir ni el más leve sonido, ni mover una hoja, ni alterar siquiera el aire a su alrededor, Kazuma desapareció.

Apenas y hubo una chispa verde que se perdió en el bosque.


***


Reino de Belzerg —Axel Ciudad de Novatos.


En una calle cualquiera, Luna descansaba en su patrulla, sorbiendo tranquilamente un café.

Era una noche extrañamente tranquila, casi demasiado. Para su sorpresa, el usual causante de problemas no había dado señales... hasta ahora.

¡CRASH!

De repente, ¡Kazuma apareció incrustado en la ventanilla de la patrulla!

-¡¿Eh... K-Kazuma?! —gritó Luna, completamente en shock.

No sólo estaba allí pegado a la ventana, sino que llevaba una expresión de completo desconcierto.

Cuando Kazuma alzó la mirada, vio como Luna tenía uniforme de policía... ¡Con gorra y todo!

-¡¡KYAAAAAH!! —chilló Luna.

El susto fue tal que su café caliente voló directo a la cara de Kazuma.

-¡¡AAAAAARHH, QUEMA!! —gritó él, retorciéndose con el café encima.

-¡¡¿¿QUÉ HACES ATRAVESANDO MI VENTANA??!! —vociferó Luna, mientras Kazuma intentaba quitarse el café.

Ambos se quedaron mirándose, hasta que...

Fiun~

-¿Eh? —parpadeó Luna, mirando la ventana.

Kazuma se había desvanecido tan repentinamente como apareció. La ventana estaba intacta, y lo único que le quedaba era su café salpicado en el asiento.

Mientras algunos peatones le lanzaban miradas extrañas, Luna revisó su café con agotamiento, murmurando:

-... ¿Ya hasta se aparece en mis sueños? E-esto es grave...

*Suspiro*

'Necesito vacaciones.'


Reino de Brydle — Capital.


La habitación estaba a media luz, iluminando apenas el caos de sábanas revueltas y botellas vacías en el suelo.

Fiuu~

Kazuma parpadeó cuando su visión volvió a la normalidad, se encontró cara a cara con un rostro familiar... Demasiado cerca.

-¿K-Kazuma? —murmuró Dust, tratando de procesar lo que veía.

Kazuma tragó saliva. Estaba en una cama de hotel, demasiado cerca de Dust, quien, para agregarle más sabor al asunto, estaba sin camisa y apenas cubierto por las sábanas.

-¿...Dust? —musitó Kazuma, mirando a su alrededor en un intento desesperado de encontrar sentido.

'¿¡Espera... Brydle!?'

Ambos se miraron, congelados en ese silencio incómodo, hasta que unos pasos salieron del baño, rompiendo el momento.

-¡Oye, idiota! ¿Te enteraste? Keith se compró uno de esos androides que simulan una novia.

En paños menores y aún húmeda, Lynn apareció frente a ellos, sin notar lo que ocurría en la cama

-Pero nada como una de verdad, ¿no? ¿Listo para el segundo round? —dijo con una sonrisa confiada, dejando caer su toalla.

De repente, silencio.

-...

-...

-...

Crash!

-¡¿Q-Q-QUÉ DEMONIOS HACES AQUÍ?! —gritó Dust, buscando frenético su lanza para apuntarla a Kazuma.

-¡Esperen, sé que esto se ve mal! ¡Muy mal, pero...! —trató de explicar Kazuma.

Zhuuuk!

Un rayo de energía casi le vuela la cabeza cuando Lynn, roja como tomate, apuntó hacia él con malas intenciones.

-¿¡Explicación!? ¿¡Qué clase de explicación vas a darme, enfermo?! —gritó Lynn, tratando de cubrirse con una sábana.

-¿¡Y yo qué ganas tengo de estar aquí!? —protestó Kazuma—. Ah, así que esa cola de tanuki era solo un adorno tuyo, ¿eh?

Ante tal respuesta, Dust y Lynn se miraron, ambos intensamente colorados.

-¡¡FAITFOREEEEE!! —gritó Dust, enrojecido hasta las orejas.

-¡Urk, perdón!

Trsk!

Prash!

La puerta se abrió de golpe, y entró una chica alta de cabellos albino y ojos dorados.

Su brazo derecho estaba cubierto de escamas blancas y sus ojos brillaban en un intenso carmesí.

-Dust, ¿me llamaste? —preguntó Fore, mirando a su alrededor no notando nada—. ¿Están jugando al Twister otra vez?

-¿Eh? ¿Qué hacíamos? —preguntó Dust, cada vez más confundido.

-¡S-sácala de aquí, que sigo desnuda! —chilló Lynn, desesperada por cubrirse.

-¿Puedo jugar con ustedes? —preguntó Fore, de forma inocente.

-¡NO! —gritaron Dust y Lynn al unísono.


***


Reino de los enanos — Taberna


-Urhhg... —Kazuma se tocó el estómago.—. ¡Este viaje da mareo! No comeré a la próxima y ... ¡¡BUAAACK!!

Toda la cena del castillo fue expulsada en un santiamén hacia adelante.

Sin estar consciente de su alrededor, Kazuma se frotó los ojos y muchos de los residentes lo miraban de forma intensa.

-... ¿Enanos?

Justo en ese momento, sintió un toque en el hombro. Kazuma giró y vio a un enano de aspecto serio, señalando un cartel con una inscripción:

"Los extranjeros pagan entrada."

-¿Entrada...? —Balbuceó apenas entendiendo lo que sucedía.

Pero antes de que pudiera responder, una sombra cayó sobre él. Frente a él, un viejo enano bañado en vómito estaba apuntándolo directamente con un gran cañón, listo para disparar.

-¡Me vomitaste encima, cabrón! ¡¡Te vas a arrepentir de esto!!

-¡No quise hacerlo! —Trató de explicarse.

Trskk!

BAM!


***


*Resplandor*

Kazuma parpadeó, aturdido, mientras su visión volvía a enfocarse.

Observó la habitación a su alrededor: era sorprendentemente moderna, con paredes de tonos oscuros y muebles elegantes.

Snuff

Snuff

'El perfume de aquí es algo fuerte'

De todas maneras, decidió ignorar ese detalle. Con total fastidio, y sin decir nada, caminó hacia la ventana con exasperación.

Por encima del todo, vio el panorama completo del sitio en el que se encontraba.

Ante él se desplegaba una ciudad moderna, iluminada por brillantes anuncios holográficos y luces de neón que resaltaban los altos edificios.

Por las calles transitaban demonios de todo tipo, con apariencia casi humana, pero algunos con cuernos, colas o alas.

Kazuma miró al cielo, donde un dirigible se deslizaba lentamente con un anuncio proyectado:

"¡Bienvenidos a la Capital del Reino Demoníaco!"

A juzgar por los acabados del sitio, y el lugar elevado Kazuma concluyó rapidamente que estaba dentro del castillo del mismo rey demonio.

'Eh, esta cortina me es familiar... ¿No es donde los demonios carmesíes intentan ver a...?'

-Jatice~

-¡!

Kazuma giró instintivamente, cuando vio la escena frente a él, fue como si una bala hubiese atravesado su cerebro.

Ahí, sobre una cama lujosa de sábanas blancas y bordados oscuros, una hermosa chica de largos cabellos blancos y orejas puntiagudas se encontraba completamente sumida en su propio placer.


Pero lo que le llamó la atención fue la imagen en la laptop sobre la cama de la chica.

'¿¡Jatice!?'

Ahí estaba el mismísimo príncipe, mostrando orgulloso su abdomen bien marcado en una foto de traje de baño.

[-¿¡QUE!? O sea, está tipa es... ¿¡Lilith!?]

La segunda mayor amenaza en todo el mundo, y la sucesora al trono demoniaco. Lilith.

Y ahora mismo se estaba tocando como piano embrujado con la foto de su peor enemigo...

-Dame~... Más~... Más~...

Lilith no pareció notar su presencia en lo absoluto, Su voz era tan suave que casi parecía confundirse con un suspiro mientras repetía el nombre de "Jatice" una y otra vez.

Fue entonces, que obviamente la curiosidad le ganó y terminó viendo las partes de la chica.

'Su puta madre...'

Entonces, sin medir bien las consecuencias ni bajar el tono de su voz, dejó escapar un comentario que inmediatamente se arrepintió de haber dicho:

-¡¿Cómo es posible que un demonio la tenga más bonita que una diosa?!

-¡¿...?!

Lilith se detuvo de inmediato, y como si su cabeza se torciera como un no muerto un crujido aterrador se produjo, acompañado de una inmensa sed de sangre.

Kazuma solo alcanzó a ver la ira pura en el rostro de la demonio mientras extendía una mano hacia él.

'¿¡Va a soltar Explosión aquí mismo!?'

-¡¡FISGOOOOOOON!!

KABOOOOOM!!

Una explosión a quemarropa sacudió el castillo entero, derribando paredes y destrozando varias habitaciones alrededor.

Lilith se levantó furiosa, envuelta en una nube de polvo y con una ira indescriptible en su rostro, buscando al intruso para hacerle pagar.

Pero cuando miró a su alrededor... no había nadie. Solo quedaban las ruinas y una pantalla negra en su laptop.

'¿Eh...? Pero...'

-¡Lo acabo de ver! —exclamó, llena de confusión mientras se cubría con una toalla y apagaba la computadora en un intento de parecer inocente.

Entonces, una voz resonó a través del enorme agujero que había dejado la explosión.

-¡¡Lilith, carajo!! ¿¡Qué te dije de andar desquitándote con las paredes!? ¡Le destruiste a Hans gran parte del cuerpo!

-¡ ¡Era una cucaracha voladora! ¿¡Bien!? ¡No me regañes de ese modo, papá! —gritó, tratando de justificar su furia.

Sin embargo, la inquietud no desaparecía. De inmediato, trató de rastrear cualquier rastro de maná del intruso. Pero no había nada, absolutamente nada.

'¿Fue una impresión mía...? Pero se sintió tan real...'


***


Luego de vivir dicha experiencia, Kazuma se dejó caer en el pasto, con la respiración pesada.

*Jadeo*

*Jadeo*

-No más... No más... Esto es una locura controlarlo...

[-Urhk... ¡No me lo recuerdes! ¡No me lo recuerdes!]

Afortunadamente, con Dust y Lynn pudo borrarles la memoria a tiempo. En cuanto al viejo enano y a Lilith...

'... ¿Para qué me preocupo?'

-Demonios, todavía no le llego a los talones a ASM... —Dijo, tratando de recuperar el aliento.

Era plenamente consciente de que no iba a ser fácil controlar correctamente dichas autoridades.

'... ¡Puta madre! ¿¡Por qué no fui prodigio o algo!? ¡Me toca siempre lo peor!' Se quejó, rascándose la cabeza.

-¡¡Arrrghh!! ¿¡Seguramente no fui Cronos en mi vida pasada!? ¡Y me importa un bledo si existió o no!

'Hah~ necesito liberar el estrés...'

Ring~

En ese momento, un mensaje llegó a su celular. Por curiosidad, y casi conteniendo un suspiro vio la notificación.

[Mi Nukemin <3 (Megumin)]

"¿Tendré algo abajo?"

Al abrir el chat, se percató de una foto de ella en sudadera, esta se mostraba algo... Reveladora.


***


Luego de mandar aquella foto, Megumin apagó su teléfono.

'No creo que haya salido del castillo... Seguramente está... caminando por ahí o algo.'

En sus citas con Kazuma, él había dicho que los japoneses tenían ciertas costumbres. Una de esas era caminar un poco antes de dormir.

Para el concepto de ella, era bastante raro.

-No creo que esté haciendo nada raro... —se dijo a sí misma mientras abría la puerta de su habitación.

Al entrar, no alcanzó a reaccionar.

-¿Qué hay? —murmuró Kazuma, recostado en el marco de la puerta.

-¡¿Kazum... AAAAAAAAH?!

Plam!

Sin darle tiempo a replicar, la jaló de la sudadera hacia él, con una sonrisa que mostraba que sus problemas acababan de quedar en el pasado.

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