El último objeto del ritual, parece que era la máscara, un objeto maldito, el cual es quien escoge al próximo Rey Demonio.

- Hmm, eso quiere decir que aunque seas poderoso, sin importar si eres un liche, un nigromante, un demonio de raza pura, un vampiro, un elfo oscuro, incluso si eres un humano; es la máscara quien decide si eres digno, quien te da el poder para volverte el Rey Demonio o tener toda tu energía y poder mágico absorbido por ella.

Debo encontrarla, ya que Eris-sama no es lo suficientemente poderosa como para romper la maldición, vaya que si es inútil, ni siquiera sabe que pasó con Aqua, incluso piensa que está muerta, pero yo sé que ella está en algún lugar... Yo te liberare de tu prisión, no importa lo que tenga que hacer, en lo que me tenga que convertir, tú le diste un propósito a mi existencia, no voy a permitir que te hundas en las tinieblas...

Ahora me toca salvarte!

Habiendo reunido la información que necesitaba, Kazuma inicio la parte final de su viaje.

__En otro lugar__

Mientras tanto, en un lugar, se veía a una chica rubia, practicando con su espada, sin embargo aún seguía fallando y no le atinaba ni al tronco que tenía en frente. Aún así, no perdía las ganas, es como si algo en su corazón la estuviera motivando a mejorar, el deseo de recuperar a una amiga, a pesar de que no recuerde quien es...

___Nuevamente con Kazuma, dos semanas despues__

Ahora Kazuma estaba en medio de un paisaje de jungla, totalmente distinto a las montañas donde había estado anteriormente, buscando la última localización conocida de aquella máscara, usada por última vez hace cientos de años para elegir al anterior Rey Demonio.

Kazuma venía acompañado de dos guías, en este mundo, los mosquitos viven debajo de la tierra, y en temporada de caza salen para atrapar a sus presas, si, puede que no tenga mucho sentido, pero acaso algo lo tiene en este absurdo mundo, donde los sapos son gigantes, donde las verduras y plantas tienen vida propia.

Kazuma, quien ahora parecía más un arqueólogo que un aventurero, buscaba pistas, pistas de las ruinas de una antigua fortaleza, durante la búsqueda rápidamente cayó la noche, aún no había signos de las ruinas.

Mientras el aún se encontraba pensativo sobre lo que se encontraría, escucho unos ruidos, al abrir un poco los ojos, vió a los dos sujetos que lo acompañan, estaban revisando sus cosas.

- Oe, que creen que están haciendo!?

-Ahh, está despierto señor, esto... Estamos limpiando sus cosas señor, sabe, hay una enfermedad extraña que da en esta selva y puede ser contagiosa, hacemos esto por su bien

Es más que obvio que esa es una historia inventada y lo que en realidad quieren es robarme. Acaso creen que soy tan estúpido!?

Justo cuando me disponía a sacar mi daga y deshacerme de ellos, pisé sobre una roca extraña, sonó como si un mecanismo de activara. La tierra alrededor de nosotros empezó a temblar, de pronto, el suelo se convirtió como en arena movediza, yo estaba en el centro del remolino y no pude escapar. Se supone que tengo buena suerte!?

...

...

Cuando desperté estaba al fondo de lo que parecía ser una red de catacumbas, con féretros a lado y lado de las paredes, espero que no haya liches y no muertos por aquí...

Kugg! Krak! Kugg! Krak!

Con un demonio lo que faltaba! Como desearía que Aqua estuviera aquí, esos no muertos no serían problema... Es cierto, Aqua, no puedo darme el lujo de morir aquí.

Durante estos años, entrené mis habilidades a más no poder, ahora era lo suficientemente rápido como para evadir a estos esqueletos y dejarlos atrás sin ningún problema.

- Flash Run!

Con esta nueva habilidad que aprendí de unos monjes hace unos años, pude dejar a la horda de esqueletos que me venía persiguiendo, corriendo a alta velocidad. Corrí durante varios minutos, no se cuanta distancia corrí, solo se que llegue a un gran salón, muy parecido a la habitación donde enfrenté al antiguo Rey Demonio, parece que estas son las ruinas de un antiguo palacio.

Con lo que leí de las bibliotecas, me enteré que a lo largo de la historia no ha habido uno, sino muchos Rey Demonio, usualmente, después de que el Rey Demonio es derrotado, la humanidad vive periodos de relativa paz (sin contar las guerras y conflictos que se libren entre los reinos humanos), pero por alguna razón, el Rey Demonio siempre regresa. Así ha sido el ciclo siempre, desde hace miles de años, incluso desde la edad de los dioses antiguos, aquellos que existieron antes que las iglesias de Eris y de Axis.

Parece que, estoy a punto de descubrir el secreto, el secreto de tantos Rey Demonio, el secreto de aquel maldito que me quito a Aqua.

Encendí una antorcha con la habilidad Tinder, como un dominó, toda la línea de antorchas adyacentes se encendió, parece que eran antorchas mágicas, las cuales se encienden al encender una de ellas, así, iluminando por completo todo el salón.

Al fondo, había una gran pared con geroglificos, figuras y lineas incomprensibles para mí; aunque, lo que si podía distinguir en el centro era una máscara blanca de piedra, idéntica a lo que había visto en los libros.

Me acerqué, me disponía a tomar el objeto cuando escuché una voz:

- Detente ahí Kazuma Satou!

Pero qu...?

Voltee la mirada para ver al ejército de no-muertos al que creí que había dejado atrás, adelante de ellos, había una chica albina de cabello blanco; lo más notable en ella, aparte de su piel pálida y su cabello, eran unos cuernos que salían de su cabeza.

- Así que, no solo te bastó con matar a mi padre, ahora también vienes a quitarme mi derecho a heredar el puesto de Reina Demonio!? Crees que un aventurero patético como tú tiene algún derecho...

Así que está era la hija de ese Rey Demonio, la misma chica que atacó la capital mientras nosotros luchabamos contra su padre.

- He esperado esto por tanto tiempo, el momento para matar al aventurero de pacotilla al que llaman héroe del mundo, he esperado este momento con ansias

- Sigue esperando perra - Dije.

- Hell's Fire! - Conjuro la albina, lanzando fuedo de sus manos, como si fuera un lanzallamas

Mis reflejos, producto de mi entrenamiento, me permitieron evadir con maestría aquel ataque, en ese momento, contraataque.

- Water Pistoru!

Otra de las habilidades que aprendí durante mis viajes, si me hubiera puesto así de serio hace años, habría podido salir de más de un problema y realizado misiones con éxito, en lugar de siempre renegar de mis compañeras.

Como si fuera un súper pistolero, rápidamente me deshice de múltiples esqueletos, usando mis manos como si fueran revólveres, disparando agua a alta velocidad, rompiendo cráneos, sin embargo, esa albina desgraciada era tan rápida como yo, evaporada las balas de agua creando fuego y agitando sus manos...

Destruí a tantos esqueletos y liches como pude, fueron docenas, no, cientos, pero aún así no paraban de venir. Al parecer eran los esqueletos de miles de guerreros, ejércitos de la humanidad que en la antigüedad pelearon contra el Rey Demonio. Que acaso los esqueletos no se acaban.

A pesar de que ahora era más resistente, mi maná estaba empezando a agotarse, si esto sigue así, pronto caeré.

- Tsk, maldición!

- Eso es todo lo que tienes, de verdad fuiste tú quien derrotó a mi padre? Acepto que no eres tan débil como pensé, pero no eres rival para mí, prepárate para volverte cenizas.

Tsk, parece que tiene razón, vaya, no por nada es la hija del Rey Demonio, sin embargo... Es verdad, la máscara, si es tan importante para ella, supongo que esto debería funcionar.

- Flash Run!

Rápidamente me moví hacia la extraña pared, la albina dejó de atacarme, parece que estaba en lo correcto.

Tomé la máscara de piedra en mi mano

- Vaya, parece que esto es importante para ti

- Maldito insolente, no sabes con lo que estás lidiando... Ataquen! - Comando la albina al ejército de esqueletos

En ese momento me coloqué la máscara, pero para mi sorpresa, no paso nada.

La albina me atacó con sus llamas nuevamente, a duras penas pude conjurar 'create water' para defenderme, la onda de choque me envió volando hacia la pared.

Cuando me di cuenta, mi frente estaba sangrando, un poco de la sangre había caído sobre la máscara que aparentemente no hacía nada, unas púas salieron de esta y se clavaron en mi cabeza.