Megumin, la cual hace unos momentos se encontraba entusiasmada, entusiasmada por encontrar a Kazuma, decirle que Aqua estaba viva y celebrar el encuentro del cuarteto después de tanto tiempo, tuvo que enfrentarse a la horrible realidad de manera difícil, ahora, estaba en un charco de sangre en el piso, con un agujero en el pecho, viendo como si amigo, el hombre por el que sintió deseo alguna vez, caminaba con una mirada fría como si nada, como si no las reconociera. En ese momento Megumin se dio cuenta, aunque físicamente fuera idéntico a Kazuma, con quien estaban tratando no era su viejo amigo, sino el temible Rey Demonio.

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Mientras esto sucedía, Iris, aún fuera de la sala, tenía que lidiar con una demonio molesta, la telekinesis de la misma, arrojaba cientos de objetos, ladrillos, losas del suelo en dirección a ella. Con gran destreza, Iris cortaba con su espada todo lo que se le venía, sin embargo, esta es una tarea que le quita tiempo, tiempo del que no dispone, ya que con cada segundo que pase, sus compañeros y compañeras podrían estar en peligro.

- Maldita ¡quitate de mi camino!

- ¡Obligame humana!

En un momento de descuido, los cortes de Iris abrieron la puerta, ella, ignorando a la demonio, continuó hacia el salón principal, solo para encontrarse con una escena desoladora. Las amigas de su onii-chan, las tres compañeras que hacían parte del equipo de cruzada contra el Rey Demonio y el infierno, se encontraban cada una en su propio charco de sangre.

- Megumin... Yunyun... La... Lalatina-san...

Anteriormente, la muerte de Mitsurugi no le había afectado tanto, ya que él era un caballero, y un caballero está dispuesto a morir luchando por su honor. Sin embargo, ver a las tres, muertas, así sin más... Sin embargo, lo siguiente dejaría a Iris sin palabras, casi como si sus pensamientos y su cuerpo físico se desconectaran al no poder procesar lo que está pasando.

Más allá de los cadáveres de sus amigas... Se ve a un joven con cuernos, sin embargo, su apariencia...

- ¿¡P... porqué!?... ¿¡Qué se supone que eres tú!?... ¿¡Porqué...!? ¿¡Por qué te ves como onii-chan!?

- .....

- ¡Esto no puede ser cierto! No, ¡no! ¡Es!... ¡Es imposible!

Una expresión de desesperación se formó en el rostro de Iris, la cual soltó su espada y se acurrucó en el piso, poniendo sus manos en su cabeza, diciéndose así misma que lo que ve no es real, tratando de convencerse de que todo es un truco, una ilusión, no hay manera de que su amado onii-chan, aquel al que no ve hace tanto tiempo, no hay manera de que él y el Rey Demonio sean la misma persona, no quiere aceptarlo. Sin embargo, su corazón, su corazón le indica que este cruel destino no es un sueño.

No obstante, la imagen de las tres chicas muertas ante ellos, hace que Iris sienta ira, ira por no poder salvarlas. Su mano, aunque temblando, lentamente se acerca de nuevo hacia la espada que dejo en el piso previamente.

Aunque su mente le dice que debe reaccionar y luchar, vengar la muerte de Mitsurugi, de los ciudadanos y gente que murió en Belzerg por el ataque de los demonios, y más importante, vengar a Lalatina-san y sus amigas, su corazón le dice que no lo haga, le dice, que su querido onii-chan está frente a ella.

Frente a ella, está el castaño, con una mirada fría, como si fuera simplemente un cascarón vacío, como si la bestia se hubiera apoderado de él, borrando su conciencia, sus recuerdos, lo que él era antes, siendo solo una máquina que existe para segar la vida de la humanidad.

Tomando valor, finalmente Iris secó las lágrimas en su rostro y tomo su espada, haciendo caso a la voz de su conciencia, la voz de la razón. Tomó su espada y caminó unos pasos, disponiéndose a atacar al individuo, el cual no decía palabra alguna; sin embargo, antes de que pudiera hacer cualquier movimiento, una fuerza invisible la detuvo, la fuerza telequinesia de aquella demonio que había dejado atrás.

- Lo siento su majestad, deje que esta maldita humana se colara a sus aposentos, no volverá a ocurrir – Dijo Neassa, dejando inmóvil a Iris, llevándosela a la prisión, mientras llamaba a otros esbirros para que recogieran los cadáveres y limpiaran la sangre.

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- ¡Cursed Ice Prison!

- ¡Shadow Coffin!

- ¡Vanir Death Style Ray!

- ¡Demonic Finger Beam!

La batalla del duque demonio contra el otro demonio de igual rango y la lich hechicera continúa.

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Ya habían pasado varias horas, el cadáver de Mitsurugi se hacía frio, en eso, una presencia se acercó.

- ¡Sacred Resurrection Goddess Blessing!

Mitsurugi despertó...

- ¡A.. Aqua-sama! ¿¡Por qué me ha revivido!?

- ¡Dónde están los demás Katsuragi!

- Es Mitsurugi Kioya

- Bueno si, lo que sea, ¿dónde está Wiz? ¿Y Iris?

- No tengo idea Aqua-sama, lo último que recuerdo es a un demonio muy poderoso frente a Iris-sama y yo, son su poder, el me asesinó, es peligroso Aqua-sama

- Bien, entonces están más adelante no es así, nos vemos – Dice la diosa, adelantándose al caballero, sin embargo, aunque ahora sea fuerte, su sentido de dirección no es el mejor, por lo que seguirá perdiéndose en el gigantesco palacio, el cual es tan grande como si fuera un país entero.

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Continuará...