capitulo 2 (IV: el mago ambulante)
XXX
— Hemos llegado.
Escuche decir al conductor mientras la carreta decendia su velocidad al igual que entrábamos en el pueblo.
Buenos dias, Señor Genderson.— Buenos días.
"Parece que el conductor es conocido por aqui" fue lo que pensé al ver a más de uno saludarlo en el trayecto. Desde otros conductores, viajeros, misioneros y campesinos lo reconocian y daban avisos sobre el camino.
Pero eso no podía importarme mucho debido a otra cosa que llamaba mi atención.
— zzz... zzz... zzz...
Wiz, mi acompañante, se encontraba dormida plácidamente apoyada sobre mí. Cosa que no entiendo es como alguien puede dormir así.
Recuerdo que ayer hablamos mucho y pronto el sueño nos afecto a ambos, ella fue la primera en caer rendida, mientras que en mi caso era más difícil por lo mucho que se agitaba el carruaje.
El carruaje era algo pequeño y seria muy incómodo de haber ido con más personas por solo tener dos asientos de madera a cada lado. Así que no tuvimos mejor idea que dormir juntos en uno de los asientos.
"Esta mujer se mueve mucho mientras duerme".
—Despierta. Despierta, Wiz. –intente despertarla pinchando sus mejillas con mi dedo índice.
— Eh... ay... que pasa?... –somnolienta, atendió a mis llamados aferrándose a su manta.
— Estamos próximos a la estación de carruajes. Así que sería mejor que te arregles.
"Es algo dulce de ver"
—Ay! Mi cabeza. Se sobo dolida.-
Se levantó chocando con el techo de carruaje.
— Jajaja.
— No te rías. –hizo un puchero galáctico.
— Pueden bajarse.
...
Tras un rico desayuno junto a la tendera nos encontramos en la calle yendo a su proveedor.
A diferencia de Axel las casas se delimitaban por extensos terrenos de cultivo en los que trabajaba cada familia.
El único lugar céntrico era una pequeña plaza donde se encontraba la alcaldía, una pequeña iglesia, los baños, y la herrería.
— Aquí es, Kazuma-San.
Señaló mi acompañante a una casona de tejas azules y puerta verde que se encontraba frente a ella. No era tan grande como uno esperaría, pero toen este pueblo era pequeño.
- ¡Otro, otro, otro! –coreaba una multitud frente a un ambulante.
Era un mago que estaba frente a una multitud, haciendo aparecer y desaparecer un vaso, luego lo hacia levitar, y para culminar lo hacia incendiarse sin tocarlo.
"Es muy sorprendente, pero ¿Qué hace frente a la casa un mago ambulante?"
Wiz, que también noto el gentío, sonrió y se acercó al mago.
Hey! No tomes el lugar de otros. Le dijeron–.
— Hola James-chan.
"James–chan?..."
...
— ¿Y como has estado, Wiz?
Dijo el susodicho James tomando un sorbo a su té.
— Me ha ido muy bien.
Sonrió Wiz tomando una de las galletas de mermelada y llevándose a la boca.
*crunch*
— Mmj~ ¡estas galletas son deliciosas! Te has superado.
— Gracias. Estuve esforzándome cuando supe de tu visita.
"Estos dos son bastante cercanos. Aunque no entiendo por qué estoy aqui."
Me encontraba sentado junto a Wiz tomando té en silencio. Escuchando a estos dos buenos amigos.
Según parece ambos vienen del mismo pueblo y son amigos cercanos.
— Por cierto Wiz, ¿Quién es tu amigo?
— Ah, si. –señaló con su galleta en mi dirección.– Él es Kazuma, un aventurero que conocí en Axel y ahorame esta acompañando.
El rostro de James so torno oscuro repentinamente y me fulmino con la mirada. Luego si rostro regreso a la "cálida bienvenida".
— Bueno, creo que querías una nueva guarnición de pociones ¿verdad?
Wiz asintió con la boca llena.
"¿¡Y las galletas!?"
El mago se levantó y en un dos por tres trajó levitando cuatro cajas que tintineaban por cada sacudida.
— Aquí tienes, son todas las que podrías necesitar.
— Pero son muchas. No necesito más que dos.
— Tranquila. Sabes que esto es por lo que hiciste por mí. –puso su mano en su hombro, haciendo que sus pechos reboten.– Es mi modo de agradecerte.
— Si ese es el caso. ¡Gracias! –su sonrisa se interrumpió por algo que la hizo dudar.– ¿Cómo voy a llevar todo esto?
El mago, extrañado, me miró a mi.
— Él debería poder ayudarte ¿cierto?
— ¿podrías Kazuma-San?
"Eta tipo de coacción debería ser delito".
— Esta... bien.
—Gracias, Kazuma-San. –sonrió agradecida.
...
Y así di mi alma por una sonrisa de Wiz.
— Me esta doliendo un montón
Frote mi espalda, ya cansada por la carga.
El sol estaba por ocultarse. Me hacía pasado la tarde sin investigar si buscar a los kobolds, cosa que no me emociona.
Pero hay una ganancia a todo este esfuerzo:
— ¡Kazuma-San, la cena está lista!
Además de conseguir un conjunto de pociones, puedo quedarme a dormir en la casa de Wiz.
"¡Ese es todo un premio!"
Baje apresuradamente para encontrarme con Wiz, vestida con prendas más holgadas y un delantal de cocina.
"El hecho de no marcar ninguna de sus formas la hace mas linda"
Nos sentamos y comimos una cena cacera. Yo tendría que proseguir con la misión por lo que nos separaremos mañana por la mañana.
Esto me recuerda a las cenas que tenia con mi hermana, ella era la única que se encontraba para cuidarme por las tardes, aunque con el tiempo dejo de hacerlo.Supongo que llego a aburrirse o tenia mejores cosas que hacer.
— Yo me encargo de los platos. -tome la iniciativa y tome la vajilla hacia el lavatorio.
— Pero yo puedo hacerlo - Wiz, tan servicial como siempre intento protestar.- debes estar cansado tras las cajas que cargaste por mí.
"ciertamente me duele la espalda, pero..."
— Estoy bien, y debo pagarte de alguna manera el hecho de que me dejes quedarme.
— En ese caso, buenas noches Kazuma-San.
— Buenas noches, Wiz.
Después de lavar los trastes, abrace mi cama y me quede dormido.
...
Tomen agua.
XXX
Esa misma noche, desde lo profundo de una caverna maloliente solamente iluminada por musgos boiluminisente, unas retorcidas criaturas se resguardaban con crujientes sollosos.
-Señor... ¿Me oye?
Eran los kobold. Criaturas pequeñas y retorcidas carentes de raciocinio. Estas se encontraban hambrientas y deseosas de liberar sus salvajes instintos sobre sus presas, los habitantes del pueblo.
- Dejen de moverse malditos.
"aak... arr... ack..."
Aunque quisieran salir no podían pues eran controlados por una fuerza superior. Esos eran los lagartoides, demi-humanos de facciones terribles, cosa que los excluyo del tratado de paz entre humanos y semi-humanos. Al final de cuentas terminaron aliándose con el Rey demonio.
Eran reconocidos por su versatilidad y estrategia, además de poder hablar el idioma humano.
Uno de estos, el líder en esta operación, se comunicaba por un pequeño aparato con su general, El General Dullahan, Beldia.
- Mi señor, soy Darka... ¿Me oye?
- Dime, Darka.
- ¿Cuánto tiempo más debemos resguardarnos aquí? debemos atacar.
- ¿Soltaste a los kobolds que te indique?
- Así es señor...
- ¿Ya han mandado ha alguien a por ustedes?
- ¿Se refiere a aventureros?
- Así es.
- No, señor.
- Entonces debemos ser más directos, manda a dos de los tuyos y acaben con un par de oficiales, tras eso dejen un aviso para asustar y alertar a los pueblerinos.
- ¿Pero no seria peligroso mostrarnos? ¿De que sirve escondernos entonces?
- Tu solo hazme caso... ya lo veras...
Con eso se cortó la comunicación.
XXX
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