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Sin sentido ni sentimientos


1 año después.

Planeta Oratorios.

Era un mundo que gozaba de paz, y aunque no fueran físicamente los más fuertes de su galaxia, estos podían defenderse gracias a su armamento sofisticado.

Las mentes más brillantes del mundo habían logrado crear una utopía que gozaba de paz mundial, ya sin razones para luchar entre ellos.

Pero esa paz murió una ves que una amenaza nació para erradicar su mundo, era una oscuridad que devoraba todo a su alrededor.

Un ejército que vivía en la muerte, no había forma de parar el avance de aquellos monstruos que llegaron en un meteoro oscuro.

Luego de tanto esfuerzo, los habitantes no lograron más que demorar su fatídico final. Refugiándose en los árticos del planeta, luchando en la última fortaleza que quedaba en pie de el planeta.

Varios disparos de energía arrasaban con todo a su paso, nacidos de los cañones más poderosos de aquella sociedad tecnológica.

¡Plush!*

¡Piu!*

¡Piu!*

El impacto causó un brillo en el cielo, esto duró varios segundos. Habían acabado con el pelotón de asalto que habían atacado sus muros.

*Irradiar*

-¡Hemos acabado con el pelotón!

-¡Finalmente estamos tomando la delantera! ¡Podremos recuperar nuestro mundo!

-¡Si, así se ha...!

De repente el general se quedó mudo, mientras que sus soldados miraron el repentino silencio con confusión.

-... ¿?

No pasó mucho para que notarán que había pasado, pues su general fue dividido por la mitad.

*Dividir*

-... ¡¡!!

A través del cadáver del general, se logro ver la figura de una hormiga humanoide.

Este era Beru, quien tenía sus garras manchadas en sangre.

-Mi rey reclama estas tierras...

Beru apuntó directamente hacia la fortaleza, empezando a brillar todo su cuerpo en una señal sonora.

-¡¡Mi rey tendrá estas tierras!! ¡¡Kieeeeehk!!

Un chillido comenzó a retumbar toda la fortaleza, causando que todas las armas apuntarán a Beru.

Pero los cañones fueron destruidos por un sinfín de hechizos y ataques mágicos, esto debido a una colina de oscuridad que se miraba en el horizonte.

Más de 5000 soldados de sombra ahora corrían en contra de aquella fortaleza, acabando con todo a su paso.

En la retaguardia, Tusk ya había terminado de cantar un poderoso ataque, disparando directamente hacia la central.

Un disparo de que era al menos 10 veces más grande que el cañón de aquella civilización fue disparado.

El ataque de Tusk destruyó los muros de aquella fortaleza, dejando a los humanoides y insectos entrar a ella.

Tum*

Tum*

Tum*

Los soldados intentaron retroceder ante la repentina horda de sombras, pero una cosa era segura...

Su muerte estaba asegurada.

-Mierda...

Un soldado lo sabía mejor que nadie, ya habiendo gastado toda su munición en los soldados.

Su arma se atasco luego de varias rondas de disparos.

Click*

Click*

Click*

Cuando vio cómo una especie de cucaracha gigante venía hacia el, no pudo hacer nada más que aceptar la muerte.

-Dios... ¿Qué te hemos hecho...?

La cucaracha terminó devorándolo vivo, dejando pasar a cientos de insectos hacia la zona de refugiados.




***




Kazuma estaba comiendo helado en un mundo lejano a su hogar.

Esta tenía la edad de una civilización moderna, casi igual que la Tierra.

Este mundo era Mahtar, pero este no contaba con ningún rastro de mana. Se asemejaba más a la misma normalidad, que a la realidad actual.

Kazuma comía poco a poco pote tras pote de helado, probando todos los sabores.

El heladero miraba esto mientras limpiaba una copa de helado, sonriendo de forma amable.

-Es bastante feliz saber que aún hay gente que le encante el helado.

-No creo que haya alguien a quien no.

-Pues... en estos instantes...

-Entiendo. Su helado es bastante bueno, señor.

El heladero sonrió feliz al escuchar esto de su único cliente en todo el día.

-Me alegra oír eso, joven.

Kazuma siguió comiendo del pote de helado frente a él, saboreando aunque sea la más mínima sensación dulce.

De repente una sombra se asomo por su codo, la cual era Verdia en una especie de forma miniatura.

-Ya hemos conquistado el mundo, mi rey. ¿Cuáles son sus siguientes órdenes?

-Pues...

Kazuma dejó de comer del pote de helado, levantándose mientras se acercaba al mostrador.

Dejó una buena cantidad de dinero para pagar su cuenta, para seguir su camino hacia la salida.

Una ves que había salido, finalmente le respondió a Verdia.

-Observar hasta que haya algo más interesante que hacer.

Kazuma miró el cielo, en el cual se miraba un gigantesco meteoro que se encaminaba hacia el planeta.

Todas las personas en la calle solo miraban el meteoro, un caos y una paz estaba a lo largo del mundo.

Al final, esta humanidad no se pudo salvar de la extinción, estando condenados a repetir el siglo que aparecía cada tantos años.

Kazuma miraba esto con indiferencia, atento hacia las acciones de los humanos de este mundo.

Todos habían aceptado el fatídico destino en lo más profundo de sus corazones, aceptando así la muerte.

'Veamos si mi teoría era cierta.'

Kazuma dio un gran salto hacia el meteoro, rodeando su cuerpo con la "Autoridad del Gobernante" para volar hacia el mismo.

Una ves que Kazuma de encontró frente al meteoro, el cual apenas llegaba a la estratosfera, este levantó su mano.

De repente una oscuridad comenzó a devorar el meteoro, así enviándolo al abismo directo, o más conocido como el "Inventario".

Ningún humano podía creer lo que habían visto, pues un meteoro que era al menos tan grande como Estados Unidos había sido devorado en un segundo por una masa oscura.

Kazuma sólo se mantuvo flotando por el cielo, mientras que las personas empezaban a aclamarlo.

-¡Es un dios!

-¡Un dios nos ha salvado! ¡Es una divinidad!

-¡Gracias! ¡Oh, todopoderoso Dios!

Kazuma solo ignoro las alabanzas de la gente, comenzando a subir hacia arriba.

No se detuvo hasta salir de la atmósfera del planeta, mirando todo el globo azul desde el cielo.

-La muerte es una cura...

Kazuma empezó a activar su autoridad sobre el tiempo, la cual ya no necesitaba a los "Ojos del Administrador" para regirse.

El tiempo del planeta empezó a avanzar a pasos agigantados, viendo toda su historia.

Kazuma vio cómo los humanos del mundo comenzaron a aclamarlo como un dios, pero esto no duró mucho tiempo.

Luego de un par de siglos, la gente olvidó su religión y la empezaron a usar como una herramienta para estar por encima de los demás.

Las guerras por la religión y las diferentes culturas iniciaron, así causando después de tanto tiempo...

Un holocausto que acabó con erradicar la vida en todo el planeta, todo ante la mirada de Kazuma.

Kazuma tuvo un solo pensamiento con esta escena.

-La muerte es la cura para el más tan grande que es la avaricia. Lo único que cura este mal es la paz.

Kazuma sacó el meteoro de su "Inventario", para así devolverlo a su origen primordial.

[Se ha equipado "Meteoro".]

El meteoro nuevamente tomó rumbo hacia el planeta ya sin vida, erradicándolo de la faz de ese sistema solar.

¡¡POLOOOSH!!*

*¡¡RUPTURA!!*

No quedaron más que simples fragmentos de lo que alguna ves fue un mundo lleno y rebosante de vida.

Pero incluso después de todo, Kazuma no había sentido ni siquiera la más pizca de sentimientos.

Este empezó a flotar en el espacio mientras se mantenía pensativo, ya había analizado lo suficiente.

Había aniquilado suficientes vidas para entender esa cosa, algo que lo fastidio.

-De verdad lo he perdido...

Kazuma cerró sus ojos al darse cuenta que... sus sentimientos habían muerto.

Ya no podía sentir felicidad o alguna clase de fastidio. Ni siquiera el enojo era algo que pudiera aparecer.

Junto con Hanna se habían muerto todos sus sentimientos, acercándose así cada ves más a la muerte.

Ahora Kazuma no era más que sólo un abismo de oscuridad infinita, la cual apenas se podía esconder.

Pero entre toda esa oscuridad... Kazuma era capas de ver una luz que se aferraba a su existencia.

Aunque sea poco, muy escasa, aún así... Kazuma seguía teniendo un poco de vida dentro de él.

Gracias a eso había logrado recobrar sus sentidos luego se entrar en contacto con su verdadero territorio.

El ahora estaba cerca de dejar de ser Kazuma Satou.

-... ¿?

Entre su soledad, Kazuma sintió como una voz lo llamó.

De repente cientos y miles de círculos mágicos aparecieron a su alrededor, encerrándolo en un domo de un tamaño inconmensurable.

Kazuma ni siquiera le dio importancia a esto, dejando que los círculos empezaran a girar.

De repente se escucharon unos coros angelicales, de los cuales emergieron un sinfín de ángeles.

Aquellos ángeles rodearon a Kazuma hasta cubrirlo en un nido de alas blancas, así devorándolo.




***




En la dimensión de sombras.

Beru estaba liderando las nuevas tropas que se unían a las filas de la Legión de Sombras, calificando los rangos por su rey.

Desde su última batalla de gran magnitud, el año pasado, el había pasado por mucho.

Tanto había sido su crecimiento que Kazuma lo nombró : "Almirante". Este era el primero que había en toda la Legión de Sombras a manos de Kazuma.

Con su nuevo rango, una gran responsabilidad ahora estaba bajo los hombros de Beru.

Este se preguntaba sobre que sería del mañana, aunque sin siquiera poder pensar en las ideas de su rey.

'Hacer lo que él rey quiera hacer, eso me hace feliz.'

Puede que Beru no tuviera tanto tiempo con Kazuma como otros en la Legión, pero este sin duda era el más leal.

Sin importar cuál fuera el trabajo, Beru jamás dudaría siquiera en la palabra de su rey. No lo haría ni aunque esto causará la desaparición de todos sus camaradas.

Beru había estado encargado de comandar los diferentes asaltos a mundos, siendo un capricho de Kazuma.

No tenía ningún objetivo al erradicar tantas vidas, sólo quería comprobar un punto de vista.

Beru sabía esto, más no me importaba las razones que tuviera Kazuma.

Sin importar el trabajo, Beru lo haría. Sin importar la meta, Beru lo lograría. Sin importar la dificultad, Beru lo conseguiría.

Esa era la única forma que tenía Beru para así poder mantenerse en el lugar tan privilegiado que tenía.

El soldado más fuerte sirve directamente al rey, este siempre estará parado a la derecha del rey, pues vive para el rey.

El "Almirante" de la "Legión de Sombras" esperaba pacientemente la siguiente misión que su rey le fuera a encomendar.

-Todo por mi rey.




***




Kazuma se mantenía indiferente a todo lo que había a su alrededor.

El claramente podía sentir, percibir y diferenciar la energía que ahora lo rodeaba.

Pero nada de esto le importaba, nada era capas de llegarle a importar.

De repente un sinfín de luces resplandecieron en sinfonía, para así lograr iluminar todo ese espacio.

Kazuma vio como ahora estaba en una especie de salón con un tamaño sin fin, mirando a varios seres mirando alrededor.

De repente una mujer de apariencia hermosa y sabía aparecieron en el medio de toda la sala, la cual estaba caminando hacia Kazuma.

Kazuma la miró, así descubriendo quién era.

[Diosa de la vida, "Liba".]

La diosa de la vida camino hasta estar frente a Kazuma, para así darse la vuelta luego de darle una mirada rápida.

La diosa se giro hacia los demás seres, los cuales desprendían una esencia divina.

Kazuma ya sabía quienes eran ellos, y incluso también su razón de estar aquí.

De repente Liba apareció en lo más alto, parándose a la derecha de un trono con un hombre en el.

Kazuma también miró al ser del trono, reconociendo un flash de hace un año en su memoria.

Esa cabellera rojiza era imposible de olvidar.

[Primogénito de la destrucción, "Antares".]

Kazuma miró con tranquilidad a Antares, sabiendo que él era el ser "Absoluto" de este universo.

Liba se acercó al podio frente a Antares, para así comenzar a hablar.

-¡Kazuma Satou! ¡Monarca de las Sombras!

Todas las miradas puestas en Kazuma generaron varios sentimientos de formas diferentes.

Pero Kazuma logró sentir todos y cada uno de ellos.

-¡Ahora serás enjuiciado por todos tus crímenes en el universo! ¡Tu existencia depende del veredicto al cual se llegue!

Liba comenzó a aparecer varías cadenas blancas alrededor de Kazuma, las cuales se acercaron a este.

Kazuma sintió el poder de la vida en ellos, pero casi se hecha al reír luego de hacerlo.

-Que ridiculez. 


Ahora Kazuma miro directamente hacia Antares, quien solo se mantuvo calmado ante la indiferencia de Kazuma.


Antares miro a Kazuma directamente en su interior, viendo que el...


Ya no existia.

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