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Rugido por mi gente

Una guerra había iniciado en el gran bosque del mundo.

Las fuerzas de la brigada se habían desplegado en solo cuestión de segundos, pudiendo tomar terreno antes de que siquiera las fuerzas aliadas pudieran llegar al llamado.

Una batalla más intensa como jamás antes vista inicio, ninguno podía comparar aquel campo de batalla con algún otro de los últimos 5 años.

La brigada estaba yendo con todo, había tanta calidad como cantidad a lo largo de todo el bosque y el valle cercano.

Pero incluso con toda esta calamidad, un rey aun tenia la esperanza de proteger el hogar que tanto amaba con cada gota de sudor y sangre que tenía su ser.

Kurst, aunque ya estaba bastante desgastado y cansado por tener que contener al dragón de carne, aun así, estaba luchando para, aunque sea ganarle tiempo a su pueblo al escapar.

Los pocos puestos de teletransporte que tenia la ciudad oculta entre el bosque estaban abarrotados, y poco a poco estos estaban cayendo bajo los ataques de la brigada.

Su más grande defensa era la fuerza armada de la ciudad junto con el rey de las bestias, Kurst, quien ya estaba volviendo poco a poco a su forma demi humano por el cansancio extremo que generaba luchar contra tanta calidad y cantidad a la vez.

—¡Nadie tiene permitido avanzar! ¡Luchad con todo hasta la muerte!

—¡Luchad hasta el final por su rey y por su pueblo!

Los elfos se encargaban de la distancia y de mejorar el ataque y defensa de las bestias y demi humanos, eran una coordinación perfecta entre razas.

Pero cuando por fin parecía que la calamidad estaba cesando, un golpe estruendoso se escucho resonar por los árboles del bosque.

Las bestias fueron las primeras en sentir un terror hacia un depredador muy por encima de estas, una fuerza colosal que estaba caminando hacia su dirección.

Un cuerpo gigantesco bañado en puro musculo y con un tono de piel grisácea, él era Heracles, uno de los pesos pesados de la brigada de la resurrección.

—Afeminados no deben meterse, pelea o abandonar este terreno deben.

Los elfos sintieron un terror helado recorrer su cuerpo al notar que Heracles los miraba fijamente.

Pero su miedo comenzó a apaciguarse cuando notaron a un hombre, un rey, con el pelaje de un lobo blanco recorrer todo su cuerpo.

Kurst se paro frente a Heracles, firme para poder hacerle frente a la bestia que osaba asustar a su pueblo.

'Heracles... Estaba en el documento que me dio Kazuma.'

Hace años, Kurst había recibido varios documentos con información sobre la brigada por parte de Kazuma, esto durante el tratado de paz que firmaron hace mucho tiempo.

Con esa información la sabia claramente quien era su oponente, teniendo en mente que él podía ser un rey de este mundo...

'Tal vez incluso sea algo mas que solo un rey.'

Kurst sintió un poco de nerviosismo al estar frente a Heracles, cosa no normal para alguien que se gano el titulo de rey de dos razas.

—Supongo que voy a tener que ir con todos mis ases en contra tuya.

—¿El perrito quiere venir a jugar conmigo?

Heracles miro a Kurst mientras apretaba su gran espada, cosa que no asusto al rey de las bestias.

'Ha llegado la hora.'

Kurst empezó a susurrar algunos canticos mágicos, demostrando que el no solo era el rey de las bestias, sino que también era el actual rey de los elfos.

El poder mágico corrió cada célula de su cuerpo hasta que este se hincho mas de lo que alguna vez pudo aparentar, mostrando un aura brillante con marcas rúnicas en todo su cuerpo.

—Lo diré por ultima vez...

Kurst rugió con ferocidad hacia Heracles, quien se preparó para la batalla.

—¡LARGENSE DE MI TERRITORIO!

Kurst se lanzo hacia Heracles, quien lo espero con un golpe de su espada apuntando directamente hacia su cabeza.

Pero Kurst no solo era unas bestias sin cerebro, el era mejor que cualquiera de su raza, logrando esquivar el ataque al predecir su trayectoria.

Un fuerte arañazo enviudo de mana fue dado en el pecho de Heracles, dejando un rastro de sangre por el golpe de un rey.

—Perro malo... ¡Perro malo!

Heracles dejo a un lado su espada, no podía perder velocidad en contra de un enemigo tan ágil como Kurst, empezando un duelo a mano limpia.

Un potente golpe fue dado en el estomago de Kurst, cosa que le saco todo el aire que había acumulado en sus pulmones.

BLAM*

Kurst retrocedió unos pasos hacia atrás, ese golpe le había hecho demasiado daño para ser solo el primero.

'Que fuerza tan monstruosa.'

Kurst ignoro todo el dolor para seguir adelante con su intercambio de golpes, aunque claramente era muy inferior a la fuerza de Heracles.

El rey se dio cuenta que tal vez tenía delante a algo mas que un rey, incluso tal vez tratándose de un dios que caminaba con una apariencia de mortal.

'No, el no es un Dios...'

Kurst negó ese hecho con obstinación, no había forma de creer tal especulación tan estúpida.

—¡No eres mas que un saco de músculos al cual puedo comer en un banquete!

Kurst siguió con su ataque, aunque poco a poco este iba perdiendo la batalla.




***




Sin importar que tan poderoso seas, no eres nadie ante alguien mucho más poderoso que tú.

Esa era la verdad de Kurst entendió luego de luchar en contra de Kazuma, ahora retomando ese pensamiento en su pelea en contra de Heracles.

El estaba en el suelo con varios moretones que ya eran tardados de regenerar, esto por la abismal fuerza que poseía Heracles en cada uno de sus golpes.

Gracias a las raíces del árbol del mundo en ese terreno, era la única razón por la cual todo el suelo no había sido devastado con la presión de cada golpe.

Kurst empezó a caer al suelo arrodillado, apoyándose con un brazo para no bajar la cabeza hasta el suelo.

—...Mierda...

Heracles camino lento hacia su presa acabada, una costumbre para infligir miedo en un oponente que ya no podía dar más para entretenerlo.

'No puedo... aun... '

Kurst sentía como aun había varios habitantes de su pueblo detrás suyo, los cuales intentaban correr hacia los puestos de teletransporte para huir de aquella batalla.

El deber de un rey era proteger a su pueblo, el deber de un alfa es proteger a su manada, ese era el deber que tenía que cumplir Kurst.

'¡Aun no!'

Kurst no podía darse por vencido si aun tenia algo que hacer antes de morir, lanzándose hacia Heracles con fuerzas que sacaba de su alma de ser necesario.

Este fue directamente al cuello de Heracles para ahorcarlos con sus brazos, ganándose varios golpes en su estomago por parte de este.

Blam*

Blam*

Blam*

Todos sus órganos fueron destruidos, junto con sus huesos los cuales estaban hechos añicos. La única razón por la que aun estaba vivo era por que este no era un hombre ni una bestia, el era un rey.

—¡¡¡¡AUN NO ME HAS GANADO!!!

Kurst uso toda su fuerza para clavar sus garras en el cuello de Heracles, logrando adentrar estas bastante en su tráquea.

Pero esto... No era nada para el titan de la fuerza, o su mismo pináculo.

—Ha sido suficiente juego con el perrito.

Heracles sujeto a Kurst desde su cuello, apretándolo con tanta fuerza que este trono.

—Adios.

Con un rápido apretón, Heracles le había doblado el cuello a Kurst para dejarlo caer de su mano.

Cluck*

El rey de las bestias cayo al suelo con los ojos en blanco, mostrando aparentemente como la vida se iba de su ser.

Heracles se dio la vuelta para sujetar su espada, había presentido lo siguiente.

—¡¡¡Te dije que aún no!!!

Kurst logro regenerar el daño en su tráquea, mostrando como nuevamente su cuello estaba en su lugar.

—Lo se.

Heracles no estaba dispuesto a seguir perdiendo el tiempo, dando varios golpes con su tan filosa gran espada.

Fush*

Fush*

De un momento a otro los brazos de Kurst habían caído al suelo, sumándose a todo el daño que había en su cuerpo.

Kurst ahora ya no tenia forma de luchar, parado ante la merced de Heracles.

—Fue interesante jugar contigo, perrito.

Kurst poco a poco comenzó a perder la mejora por el mana que se había dado, perdiendo la única forma de supervivencia que tenía ante aquel titan.

Este finalmente estuvo dispuesto a agachar la cabeza por el cansancio, mostrando su cuello ante la hoja de la espada de Heracles.

—...¡¡¡!!!

De forma repentina Heracles dio un paso hacia atrás, logrando esquivar por los pelos una guadaña que avanzo hasta llevarse consigo una gran cantidad de árboles.

WOSH*

Heracles miro hacia el lado de donde había llegado aquella guadaña, pero tubo que esquivar nuevamente cuando esta volvía hacia su dueño.

Mirando a Heracles con frialdad desde lo alto, empuñando la guadaña creada a partir de un par de reliquias divinas.

Ella era Iris, princesa de Belzerg.

—Menos mal llegue a tiempo.

Iris miro a Kurst en el suelo, logrando reconocerlo después de 3 años de verlo durante una reunión de estrategia.

Kurst miro a Iris, aunque a diferencia de ella, este no podía reconocer a la mujer que ahora tomaba el lugar de esa niña.

'No se parece en nada.'

Iris volvió a mirar a Heracles, rebozando su cuerpo con una gigantesca cantidad de poder mágico.

Varias alas de cristal emergieron desde su espalda, al mismo tiempo que ella apuntaba su guadaña en contra de Heracles.

—Es tu fin, Heracles.

Sin esperar un segundo más, Iris se lanzó en contra de Heracles.




***




Valac caminaba hacia el árbol del mundo, sin ninguna preocupación mientras que sus tropas erradicaban con todo.

Este solo comenzó a monologar para pasar el tiempo, pues estaba bastante aburrido mientras buscaba algo en especial.

—Creo que la armada de Thama será suficiente para retener a esas fuerzas aliadas por un rato.

'No puedo creer que enserio las estoy llamando como los nombro Yumi. Tal vez sea nostalgia.'

En los bordes del bosque se encontraba el nuevo ejercito de Thama, ganando cada ves mas poder con cada muerte que se sumaba a sus números.

Apenas había uno o dos que lograron tener la misma fuerza que el primero, aunque llegar a ese nivel solo era cuestión de tiempo.

Valac miro su mano, llamando la atención de la mujer que tenia sujetada por el cuello.

—Tú que piensas... Rain, ¿Verdad?

La maga de la corte apenas logro conseguir fuerza para decir una frase la cual incluso escupió con odio.

—¡¡¡Jodete!!!

Valac frunció la seño cuando escucho eso, no le había gustado.

—Incluso después de dejarte vivir un rato luego de cometer la aberración de ir en contra mía con un miserable numero de humanos... Que decepción, has colmado mi paciencia.

Valac comenzó a imbuir el cuerpo de Rain con su poder, ganando un grito de agonía por parte de la misma.

—¡¡AGGGGGGGGGGHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!

No paso mas un par de segundos hasta que el cadáver de Rain cayo al suelo, el mismo que empezó a desaparecer en polvo por culpa del gran poder que la había recorrido.

Valac solo miro hacia delante, pues había notado una molestia más.

—La tonta.

En un instante Akayuki apareció frente a Valac, moviéndose a la velocidad de la misma oscuridad para lograr encestar un golpe.

—Tonta tenia que ser. Cuando entenderás que jamás me ganaras con un poder al cual considero mi hogar.

Para mala suerte de Akayuki, la velocidad de la oscuridad era la velocidad normal a la que iba Valac en su estado actual.

Este no solo fue capas de esquivarla, sino que también fue capas de arrebatarle un brazo con solo el simple roce de su uña del dedo meñique.

Slash*

Akayuki cayo al suelo sin uno de sus brazos, empezando a sentir la sangre recorrer su cuerpo.

'Bueno, ya no me es útil dejarle amigos al mocoso, así que...'

Valac se acerco a Akayuki para terminar lo que inicio, pero otra cosa llamo su atención.

—Ya has llegado, si te preocupan.

Valac alzo su mano para retener el impacto de un puñete, el cual vino de Kazuma.

Este apareció en un solo instante, dejando una estela de oscuridad ante el recorrido que había hecho a través de las nubes.

—¡¡Ha llegado la hora de la revancha, Valac!!

—¡¡No sabes cuanto he esperado este momento!!

Ambos tomaron distancia, al mismo tiempo que Kazuma invocaba a un dragón el cual tomo de forma cuidadosa con su hocico a Akayuki.

El dragón emprendió un vuelo a gran velocidad lo mas lejos del lugar, dejando solo a Kazuma y a Valac.

Kazuma se lanzo hacia Valac, activando su máximo poder en solo un parpadeo.

[¡El "corazón negro" ha sido activado!]

Kazuma invoco la muerte sobre la tierra en forma de una armadura oscura, chocando puños en contra de Valac.

Eso causo una onda de choque que se llevo todo a su alrededor, a excepción del árbol del mundo.

¡¡BLAM!!*

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