Rendición Colosal
-¡Ay!
-No te muevas mucho, o te va a doler mas.
-S-si.
Las heridas de Mitsurugi habían sido bastante especiales, ni siquiera la magia de sanación de Aqua actuaba por sí sola.
Pero luego de remover algunos fragmentos dentro de su ser, este sería sanado al momento por Aqua.
-[Curar].
Una luz tenue recorrió el cuerpo de Mitsurugi, sanando todas sus heridas de manera acelerada.
Luego de ser curado, Mitsurugi movió su brazo para comprobar su estado.
-Si, ya no me duele. Gracias, Aqua-sama.
-Bien, pero deberás practicar el control del mana, tus nuevas reservas son absurdas.
Aqua comenzó a guardar el kit médico con el que extrajo fragmentos en el cuerpo de Mitsurugi, a la ves que sentía sus reservas de mana.
Estas habían sido expandidas a un ritmo alarmante, pudiendo darle pelea a un dios en términos de reservas de mana.
Aunque la mayoría no radicaba sólo el mana que podía usar libremente, siendo más bien por Gram.
-No creo que sea del todo mío, sino de este de aquí.
Desde el cuerpo de Mitsurugi emergió una energía visible, la cual pronto tomó la forma de Gram en sus manos.
Aqua sintió como gran parte de sus reservas se dirigían a esa espada, nacida de energía pura.
-Aún así, sólo hazlo y cállate, es un buen consejo.
-Lo haré, Aqua-sama. Y por cierto... ese corte le queda bien.
Mitsurugi admiro la caballería de Aqua, antes larga y sedosa. Ahora era más corta, aunque mantenía un aspecto elegante en la diosa.
*Que bonito me quedo a Aqua longito*
Aqua sonrió por el cumplido.
-Uhm~. Veo que los golpes en la cabeza no te han hecho tonto, ¡sigue admirándome!
-No, ya estoy bien así.
-¡Heh!
Aqua comenzó a emitir algo de enojo, el cual se manifestó el malas vibras hacia Mitsurugi.
El las pudo sentir, más que nada con sólo verlas. El agua en un vaso comenzó a vibrar, casi como si fuera a explotar.
A Mitsurugi le sorprendió y asustó este hecho, aunque más que nada era sorpresa.
Aqua era la diosa el agua, más nunca le había visto hacer gala de un poder de dominio sobre esta.
Al menos hasta este momento.
-No, conozco otra forma de cobrarme esta ofensa.
Aqua hizo una sonrisa completa, cosa que aterro a Mitsurugi. Ya que él sabía que una mujer hacía esa sonrisa, pero sólo si haría algo muy perverso.
Sin darse cuenta, trago un poco de saliva atorada por no respirar.
Aqua se acercó a la puerta de la habitación, susurrando una frase.
-Ya se admiten visitas.
Aqua abrió la puerta, dejando escapar un grito desesperado desde el otro lado.
-¡¡KYOYA!!
Mitsurugi se alertó por escuchar ese grito, ya que reconoció la voz.
-... ¡!
Intento escapar para evitar ese conflicto, pero ya había sido demasiado tarde.
Mitsurugi sintió como dos pesos se abalanzaban en su contra, tumbándolo sobre la cama.
-¡Fio! ¡Clemea! ¡Espacio personal!
Sus atacantes no eran otras que Fio y Clemea, sus compañeras de equipo.
Ambas tenían un rostro casi bañado en lágrimas, aferradas al cuerpo de Mitsurugi.
-¡No! ¡Eres un insensible!
-¡Kyoya se fue por mucho tiempo! ¡No nos dijiste nada!
-¡¡Nada!!
-Están tan enojadas... que a Clemea se le olvido actuar tsundere.
-¡¡Cierra el pico y dame un abrazo!!
Ambas comenzaron abrazar a Mitsurugi con todas sus fuerzas, aunque a este no le hacía el más mínimo daño.
La razón era la gran diferencia entre sus físicos.
Mitsurugi sólo dejó que ellas se desahogaran, contento por ver a sus amigas más cercanas nuevamente.
Aunque esa felicidad se moriría con una sola frase.
-¡Aquí estas, esposa!
-...
Fio y Clemea se dieron la vuelta, mirando a la mujer recién llegada.
-¿Dijo esposa?
-¡Oh! ¡Es esa mujer que estaba gritando ser la esposa de Kyoya!
-¿Quién eres y por qué le dices esposa a Kyoya? ¡Responde!
-¿Huh? Yo soy Lafcer, ser esposo de humano Mitsubushi.
-M-mitsurugi.
Los ánimos de Mitsurugi cayeron al suelo en un segundo, habiendo recordando viejos traumas.
Aqua dejó escapar una risita, viendo toda la escena apoyada en la pared.
-Kiukiu~. Es bueno ver que no se pierden viejas costumbres.
-Aqua-Sama... ¿no tiene nada más que hacer?
-No, y espero que siga así. Es el día perfecto para beber una cerveza y...
-¡Aquaaaaa! ¿Dónde estás?
-... ¡Hik!
De repente se escucho un llamado hacia Aqua por el pasillo, sobresaltando a la diosa.
En la puerta apareció Megumin, quien guio su vista a Aqua.
-Oh, aquí estabas. Ven, te necesitan en la iglesia.
-¡Heh! ¡Pero si Eris ya esta ahí!
-¡No se pueden desbloquear cientos de reliquias sagradas con solo una diosa!
-¡No tiene sentido ¿De dónde salen tantos?!
-Culpa al señor : "Me voy cuando me sale en gana".
-¡Maldito seas Nini!
Aqua levantó su puño hacia el cielo, deseando las peores maldiciones a Kazuma.
Megumin sólo tomó del brazo, jalándola hacia fuera.
-Solo ven.
-¡Nooooo! ¡No quiero trabajar! ¡Quiero que Kazuma vuelva para mantenerme!
-El no vendrá en un tiempo, así que acostúmbrate.
-¡Nooooooo!
Megumin abandono la habitación mientras llevaba a Aqua, dejando solos al grupo.
Con la partida de las dos, nuevamente se retorno a la discusión anterior.
-¡Habla, Kyoya! ¿Quién es ella?
-¿Y por qué te llama esposa?
-¡Pero es eso se responde fácil!
Lafcer cruzó sus brazos mientras sonreía, cosa que aumentó la preocupación de Mitsurugi hasta el tope.
-Mi esposa prometió procrear si lo ayudaba con la batalla en el valle de la muerte, cosa que sucedió. ¿No es así, esposa?
En ese instante Fio y Clemea miraron a Mitsurugi mas serias que nunca, esperando su respuesta.
-...
Sin embargo solo hubo un silencio, pero ese silencio valió más que mil respuestas.
La primera en atacar fue Clemea, apretando a Mitsurugi desde su cuello.
-¡Maldito, infiel! ¡Te la pasaste de gigolo en tus viajes! ¿Eh?
-¡Que no es así...!
-¿¡Seguro!?
-Bueno... no exactamente.
-...
Mitsurugi miró a Fio en busca de apoyo, pero está solo se mantenía tranquila.
-Le diré a Melissa.
-¡No, no, no! ¡Todo menos eso!
Al escuchar el nombre de Melissa, fue suficiente para causar que Mitsurugi sintiera todo su cuerpo pálido.
El no se despidió de ella al partir, y tampoco la había visitado mientras se recuperaba.
Sabía que si ella lo miraba, entonces era un fin del juego.
-Si Melissa se entera, esta más que segura que... me matara.
-¿Eso haré?
-... ¡!
Mitsurugi giro aterrado al escuchar esa voz, mirando hacia la puerta.
Ahí estaba Melissa, quien apretó un par de nueces hasta quebrarlas por su interior.
¡Crack!
Mitsurugi trago saliva nuevamente, mirando con miedo a Melissa.
Gulp
Ella se acercó a Mitsurugi, manteniendo su mirada acusadora.
-C-chicas... ¿podemos hablar?
-Primero procrear y luego hablar.
-¡No ayudas, Lafcer!
-Kyoya...
-... ¡!
Mitsurugi escucho como Melissa tornaba sus dedos, buscando una explicación para no haber podido sentirla llegar.
Con sus sentidos actuales el podía sentir una hormiga dentro de un bosque entero, así que no se explicaba como no sintió a la chica.
'¿Cómo...?'
Pero al ver la puerta vio su respuesta, mirando un trazado que anulaba la percepción.
'¡Aqua-sama, me ha traicionando!'
Fácilmente pudo deducir que había sido obra de Aqua, en una búsqueda por molestarlo.
Mitsurugi sintió como todas menos Lafcer aumentaban su sed de sangre, siendo encabezadas por Melissa.
-Vamos a probar tu nueva resistencia, héroe. Uno y dos huesos no son nada ¿verdad?
-...
Pero incluso ante la intimidación, Mitsurugi no hizo un rostro de miedo.
Había aceptado su destino con valentía.
Sonrió calmado, mientras miraba la ventana con un pensamiento.
'Sólo espero... Que a Kazuma le esté yendo peor.'
***
-¡Me la estoy pasando de maravilla!
Kazuma exclamó su felicidad en un grito, causando la curiosidad de Tusk, quien estaba junto a él.
-... ¿?
-Oh. Ignórame, sólo sentí la necesidad repentina de gritar eso
-Como usted diga, mi rey.
-Bien, espera un poco más, ya estoy acabando con esto.
Kazuma estaba terminando de hacer un trabajo que tenía entre manos, ante la mirada atenta del chaman alto arco.
Tusk había logrado avanzar hasta convertirse en un comandante, estando al mando de las fuerzas de destrucción.
Luego de unos segundos, Kazuma logró terminar su trabajo entre manos, mostrando un báculo.
-Listo, aquí tienes.
Kazuma le entregó el báculo a Tusk, quien lo sostuvo como si fuera un gran mago humano.
El báculo tenía como gema al orbe de la avaricia, enrollado en una madera con la capacidad de resistir tanto poder.
Esta era un fragmento del árbol del mundo, tomando recientemente por Kazuma de la ciudad de los elfos y las bestias.
-Le agradezco mucho por este obsequio, mi rey, ¡juro que le haré sentir orgulloso!
-Que va, me haces sonrojar. Dijiste que tenías problemas con la espalda ¿no?, espero que así te ayude un poco.
Tusk asintió y agradeció el regalo de Kazuma, cosa que ayudaría con su reciente incomodidad en la espalda.
Aunque era inmortal, este no era invulnerable. Seguía sintiendo dolor, y uno de esos fue provocado por un fastidio en su columna.
Kazuma le dio una solución gustoso, ya que Tusk era parte esencial de su legión de sombra.
-Que te parece si lo pruebas, tienes un objetivo justo ahí.
-Si, lo haré, mi rey.
Tusk comenzó a cantar un "Himno de la Destrucción", apuntando hacia un colosal objetivo.
Este era el rey de los gigantes, Legia, quien luchaba contra un gran número de soldados de sombra.
Tusk disparo su hechizo, provocando un rayo bañado en llamas que arrasó con todo a su paso.
¡¡WIUSHH!!
¡¡BLEER!!
¡¡BLEER!!
El rey de los gigantes recibió el impacto de lleno, causando que este fuera enviado varios kilómetros hacia atrás.
En el pecho de Legia ahora había una gran quemadura, culpa de las poderosas llamas de Kazuma.
-¡¡Maldito desgraciado!! ¡¡Te atreves a hacerle esto a él rey de los gigantes!! ¡¡Atacar mi hogar con tu ejército, rey de la muerte!!
Kazuma había iniciado una repentina invasión en contra del reino de los gigantes, comenzando una masacre que ya había cobrado varias vidas.
Pero no lo hacía por farmear niveles, sino por una razón más específica que algo tan general como ello.
-Vamos, vamos. No te enojes conmigo, Legia. Tu eres quien inició un tratado con la brigada.
Kazuma dio un gran salto impulsado con mana, cayendo directamente delante del caído Legia.
-Es normal hacerle eso a mis enemigos, ¿no?
-¡Bastardo!
Legia se levantó con fuerza del suelo, dejando admirar su colosal tamaño, el cual alcanzaba los 200 metros de altura.
El gran rey gigante batió su espada, causando caos hacia todo el ejército de sombra que tenía delante.
Con un solo golpe de su colosal espada, este se llevó consigo a cientos de sombras.
Kazuma vio esto con algo de sorpresa, comenzando a calcular en voz alta.
-Tal ves... no debí usar a los más débiles para atacar a un rey.
'Aunque no quería matarlo, así que... estoy en un dilema.'
Kazuma comenzó a meditar sobre su posicionamiento, comenzando a sentir el gasto de mana en aquellos soldados muertos.
Al final, optó por relevar a sus actuales soldados en campo por unos más poderosos.
-"Cancelar invocaciones".
Todos los soldados de sombra en campo regresaron dentro de la sombra de Kazuma, a excepción de Tusk.
-"Surjan".
Desde la misma sombra emergió un nuevo ejército, pero este tenía un poder mágico aún mayor que el anterior.
El rey de los gigantes, Legia, comenzó a horrorizarse por el abrumador poder mágico que sintió en un instante.
-Te presento a los héroes, Legia.
Aquellos héroes que alguna ves estuvieron en el planeta Tierra, ahora estaban listos para luchar en contra del rey de los gigantes.
Kazuma extendió su mano hacia delante, listo para dar la orden.
-Suprímanlo.
De repente todo el escenario cambió, creando nubes de llamas y relámpagos por los cielos.
El poder mágico se disperso de una gran cantidad de formas, culpa de las colosales fuentes de poder generadas.
El ejército conformados por héroes de sombra avanzaron en contra del rey de los gigantes.
***
Legia ahora yacía en el suelo, ensangrentado y sin uno de sus brazos.
Había sido masacrado por la fuerza de los héroes de sombra, quienes tenían entre ellos a algunos que igualaban el rango rey.
Ellos ahora se mantuvieron rodeando al caído rey de los gigantes, mientras que su propio rey caminaba por el pecho del gigante.
Kazuma se detuvo justo delante del rostro de Legia, mirándolo como si no tuviera valor o importancia.
-Ahora su vamos a hablar, Legia.
-...
Legia miró con un rotundo odio a Kazuma, aunque no había mucho que podría hacer en su contra.
Había sido aplastante y humillantemente derrotado, todo por un humano.
Legia ahora sabía quien tenía delante, siendo la persona que hizo retumbar el mundo entero con sólo la mención de su nombre.
El rey de la muerte, un nombre que le dio la vuelta al mundo en poco tiempo. Ganándose el reconocimiento y el temor de todos los reinos.
-... ¿De qué quieres hablar?
-Huh. Veo que ya quieres cooperar.
Kazuma sonrió confiado, cosa que hundió aún más el orgullo de Legia.
Pero este solo se mantuvo sereno, sabiendo la abismal diferencia entre los dos.
-Bien, hablemos. Solo te voy a pedir una cosa...
Kazuma extendió un dedos, como si estuviera haciendo mímica al número uno.
-Ya no te metas en ninguna batalla, no interfieras en ninguna guerra. Cumple esta petición, te aseguro que tu y gente no morirá por mis manos.
Kazuma dejo escapar un poco de su sed de sangre, congelando la sangre del rey de los gigantes.
-S-si... yo Legia, rey de los gigantes, juro por mi nombre y por todo lo que me acontece que... jamás interferiré.
Legia agachó la cabeza, ganándose una sonrisa aprobatoria por parte de Kazuma.
Kazuma solo aceptó aquel juramento, alejándose del cuerpo del abatido rey.
Camino a través de los cadáveres de los gigantes caídos, quienes expulsaron brasas de oscuridad.
-"Surjan".
Con el llamado, varios gigantes emergieron desde el suelo, uniéndose al ejército de sombras.
Una ves que Kazuma terminó con lo que tenía entre manos, anuló todas las invocaciones en el campo.
-"Anular invocaciones".
Ya con su ejército escondido nuevamente en su sombra, Kazuma empezó a caminar para irse a otro lado.
Legia solo podía mirarlo desde lejos con odio, jurando una cosa más antes de perder de vista a Kazuma.
'¡Juro que te haré pagar por todo lo que me has hecho, rey de la muerte!'
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