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Acuerdo con la curiosa Elfa

Kazuma miró a Cleo en silencio, su figura le llamó la atención.

Aunque a simple vista ella era una flor delicada, Kazuma vio más allá de sólo la apariencia.

El poder mágico que tenía Cleo en su interior, fácilmente podía combatir con enemigos de rango General.

Ella era la princesa de los elfos de hielo, esa era una verdad que no dejaba duda.

Tanto como su apariencia y su cantidad de poder mágico, todo eso fueron pistas que notaban su procedencia.

Cleo miraba a Kazuma con curiosidad y nerviosismo, ya había pasado unos segundos en los cuales se le había quedado mirando.

Esto la puso un poco incomoda, aunque su curiosidad seguía vigente, ya que ella pudo sentir parte del poder mágico de Kazuma.

Al instante, ella supo que Kazuma no era alguien normal.

-Disculpe… ¿sucede algo?

-No, solo debo hablar algo contigo.

-Conmigo?

-Sí, pero…

Kazuma sintió las presencias a su alrededor, pudo sentir a Ryuu escondida entre los árboles junto a un grupo de 10 elfos.

‘Debe ser en privado, no se como reaccionara ella o los demás cuando le diga la verdad.’

Kazuma pensó en sus opciones, recordando una característica útil que había usado en el pasado.

(-Oye, ¿podrías usar el ‘Sistema del Jugador’ con mi autoridad para meter a Cleo en mi mente?)

Una voz resonó en la mente de Kazuma, siendo la Monarca haciendo presencia.

(-Si, eso es algo fácil a decir verdad, solo mirala a los ojos.)

(-Bien…)

Kazuma se acercó hacia Cleo, causando una sensación de intimidación de forma accidental.

-… ¡!

Cleo miró directamente a los ojos de Kazuma, mirando un brillo que la hipnotizaba.

Si pudiera descubrirlo, una palabra que usaría sería inestable.

Una oscuridad inestable y sin final, un brillo oculto en lo más profundo del vacío.

Con ese pensamiento, su conciencia fue extraída de su mente, vagando entre la línea de la ilusión y la realidad.

La conciencia de Cleo ahora estaba dentro de la mente de Kazuma, perdiéndose en el vacío de sus ojos.


***


Una ciudad oculta entre el bosque y la nieve, ese fue el reino de los elfos del hielo.

La ciudad helada, ahí era donde había sido colocada la conciencia de Cleo.

Kazuma creo este paisaje de forma intencional, quería hablar con ella en un entorno familiar.

Cleo miraba todo el jugar asombrada, notando la presencia de Kazuma a su lado.

-Esto es…

-Tu hogar, al menos un recuerdo que tengo de él.

-Se siente… solo.

-Es por que así es como está ahora.

Kazuma extendió su mano, causando que una repetición del pasado apareciera frente a Cleo.

Era el día de la conquista y la destrucción, un día que incluso el reino helado sufrió el helado toque de la muerte.

Cleo miraba como soldados negros atacaban a los elfos de hielo, matando y destruyendo todo a su paso.

‘Esto es… lo que me contó Wolbach.’

Cleo miró hacia el centro de la ciudad, mirando al rey de los elfos de hielo.

Hockwam, a quien ella alguna ves conoció como su padre.

El estaba enfrentando a Kazuma, causando que creó los comparará al instante.

Miró a ambos Kazuma, notando que los rostros de ambos no desprendían los mismos sentimientos.

Cleo sólo se quedó en silencio, observando como se desarrollaba toda la situación.

Al final, vio cómo Hockwam moría a manos de Kazuma.

-…

Cleo se quedó en silencio, su entorno volvió a estar en calma y sin los recuerdos de aquella batalla.

Kazuma lo sentía, Cleo estaba desprendiendo muchos sentimientos a la ves.

Eran tantos, que no podía sentir con exactitud que había en su corazón.

Sin embargo, Cleo puso una sonrisa que confundió a Kazuma.

-¡Hahaha! Así que tu mataste al viejo ¿no es así?

Cleo corrió hacia Kazuma para darle un abrazo, el no entendía que estaba pasando.

Se había imaginado que Cleo lo atacará, incluso que lo intentaría matar.

Pero todo menos esto.

-Muchísimas gracias, Kazuma, gracias a ti fui libre.

-… ¿?

Kazuma se separó de Cleo, señalando confundido hacia ambos lados.

-¿Eh? Oye yo mate… a todos en tu pueblo.

-¿Y que con eso? ¿Quieres una medalla o…?

-…¿?

-Para serte sincera nunca me sentí cómoda ahí, por ser una flor delicada.

Cleo se sentó encima de un tronco que había por el lugar, comenzando a mirarse las uñas con una expresión tranquila.

-No hagas esto Cleo, no tomes cosa de los humanos Cleo, no puedes masturbarte Cleo, esta mal hacer daño por placer Cleo, comportate como una princesa Cleo… ¡estaba harta! ¡HARTA!

Cleo empezó a desquitarse golpeando el torno, Kazuma solo miraba la situación con curiosidad.

-¡SI soy curiosa! ¿Y que? Es normal para alguien que fue encerrada toda su vida.

Cleo se echo en el trono, suspirando por el cansando mental.

*Suspiro*

-¿Sabes lo reservados que son los elfos? Solo podría conocer la reproducción durante 1 ves cada 100 años.

Cleo empezó a rodar por el sueño, gracias a que era un espacio mental ella no logró ensuciarse.

Kazuma miró como ella actuaba como una niña aburrida, necesitada de atención y mimos.

Recordó a Aqua luego de pensar en ello.

-Tu… ¿tu ibas a matarme o…?

-¡No, claro que no! Solo quería ver si podía hacer algo para compensar…

Cleo puso una sonrisa tétrica al escuchar eso, por alguna razón Kazuma se tapó su cuerpo.

‘Esta chica es rara.’

Cleo se levantó para ir con Kazuma, dejándose caer para ser sostenida en sus brazos.

-Oh. Bueno hay una que otra cosa que podrías hacer por mí…

-No exageres, tampoco voy a desperdiciar mi tiempo.

-Bueno ya, entonces solo quiero una cosa.

-¿Y esa es?

-¡Sácame de aquí!

Cleo sujeto a Kazuma por su camiseta, apretando con fuerza y algo de desesperación su agarre.

-… ¿Eh?

-¡Este lugar es muy aburrido! ¡No hago mas que comer y dormir todo el día! ¡Solo puedo beber alcohol en reuniones importantes, solo una simple copa!

Kazuma ahora si estaba extrañado, este comportamiento era el último que esperaría de una princesa.

Pero luego de pensarlo un poco, logró a entenderla, sin duda había sido las sobreprotegida que Iris o Darkness.

Su curiosidad por el mundo era normal, algo que el respetaba y entendía.

-Bien, te sacare de aquí… aunque sólo te puedo llevar al reino humano ¿vale?

-¡Fantástico! Los humanos saben como divertirse, quiero comprar uno de esos esclavos se…

-… ¡!

Kazuma tapó la boca de Cleo antes de que pudiera seguir hablando, quería evadir el tema.

-Bien, te sacare de aquí, así que salgamos de aquí y no hagas un escándalo.

-Vale.

Cleo asintió animada, un peso tomo la espalda de Kazuma por su nueva responsabilidad.

‘Maldita sea, esto va a ser un fastidio.’


***


Al día siguiente.

Las negociaciones avanzaron con normalidad, teniendo ideas compartidas a lo largo de la reunión.

Varios consejeros de los elfos y hombres bestias estaban conformes con la decisión tomada.

Neutralidad, en estos momentos buscar salirse exento de una guerra de tales proporciones podría llevar al desastre.

Pero, era aún más catastrófico elegir un bando y tener la posibilidad de caer junto a él.

El ‘Rey de las Bestias’ sabía esto, decidiendo confiar en Kazuma por la seguridad de su nación.

-Eso sería todo.

El ‘Rey de las Bestias’ se inclino en su asiento, relajando sus músculos luego de llevar varias horas sentado.

Pará alguien de su naturaleza, actuar de político jamás había sido algo a lo que pudiera acostumbrarse.

Kazuma miró esto con seriedad, pues había un asunto extra del cual quería hablar.

-De echo… hay otra cosa de la que quisiera hablar.

Kazuma llamo la atención de la sala, ya que la reunión aún no había terminado según sus palabras.

Una segundos en silencio, hasta que Cleo apareció por la entrada llamando la atención de los consejeros.

Cleo se paro al lado de Kazuma, sintiendo bastante nerviosismo por la situación en la que iba a meterse.

-Kurst, rey de las bestias. Pido que me entregues a la princesa Cleo del reino del Hielo para ir conmigo a Belzerg.

-…

El silencio era pesado.

Kurst empezó a liberar una cantidad abismal de poder mágico, causando un temblor en el árbol del mundo.

Pero para Kazuma, esta cantidad de poder mágico no era nada del otro mundo.

-¿Por qué debería cumplir esa petición?

-Por qué es mi responsabilidad.

-¿Responsabilidad?

Kurst ahora estaba interesado, solo había una forma en la cual Kazuma podría sentir responsabilidad de Cleo.

‘¿Acaso este joven humano fue el que asesino a Hockwam?’

Esa era la única forma, que Kazuma será el causante del exterminio de Hockwam.

La sed de sangre se aumentó, los instintos de matar de Kurst no se contuvieron ningún segundo.

-Tu joven humano ¿tuviste algo que ver con la muerte de Hockwam?

-…

Kazuma se tomó un tiempo para responder, la alianza y acuerdo de neutralidad dependían de eso.

Pero su palabra era algo que ya no quería malgastar, así que decidió seguir su instinto.

-‘Aisue’.

Desde el suelo emergió ‘Aisue’, dejando impactados de toda la habitación por esto.

Un elfo de hielo, solo que con una apariencia oscura de tenebrosa.

Solo había una persona en el mundo capas de lograr esta hazaña, los rumores que habían llegado desde todos los reinos.

-¿Tu eres el ‘Rey de la Muerte’?

Kazuma pensó en ese apodo, dedujo que así era llamado entre las demás razas.

-Sí, soy el ‘Rey de la Muerte’.

-Entiendo...

La presión era considerable, Cleo estaba apuntó de perder la compostura por la sed de sangre que se apoderaba de la atmósfera.

Pero antes de ello, una risa se empezó a escuchar desde Kurst.

-¡Kuhahaha! ¿Es así? ¡Pensar que Hockwam perdió en contra de un humano! ¡Kuhahaha!

-…

Kazuma se quedó en silencio, no esperaba esa reacción por parte del ‘Rey de las Bestias’.

Aunque después sonrió, ya que se había dado cuenta de algo al recordar a Cleo.

‘Creo que no debo juzgar a un libro por su portada.’

Kurst se levantó de su asiento, llamando la atención de Kazuma al señalarlo.

-Bien, te entregaré a Cleo para tus deseos sexuales…

-¿Eh? Espera, yo no…

-¡Pero, solo con una condición!

Antes de que Kazuma pudiera explicarse, Kurst se señaló a sí mismo con su mano.

-¡Pelea conmigo, Kazuma Satou! Si me ganas firmaré el tratado y además te entregaré a Cleo.

-… ¿?

Kazuma se puso a pensar en ello, pero no era un tonto, sabía que está era la forma más rápida.

Si de algo eran conocidos los hombres bestias, era por la lealtad a sus acuerdos además de sus ansias de batalla.

Kazuma sabía que cualquier palabra dicha por un hombre bestia, la cual tuviera ‘Batalla’ y ‘Acuerdo’ de por medio eran sinceras.

Kazuma se levantó de su lugar, con una sonrisa confiada.

-Bien, si tanto lo quieres, entonces te partiré el hocico para acabar con esto.

Kurst sonrió con emoción por esto, había pasado siglos desde su última batalla enserio.

El sentimiento de medirse en lucha contra otro guerrero, era algo que su forma de ser no le podía negar.

Kurst y Kazuma se dieron la mano, habiendo acordado aquella batalla.


***


La noche había tomado el reino del gran bosque.

Estas zonas eran conocidas, una de sus razones eran por sus aguas termales mágicas.

Sus aguas termales ricas en mana eran incluso superiores a los de Alcanredia, ya que estaban nutridas de mana natural puro.

Wolbach sabía esto, por eso había elegido estas tierras como escondite.

Estaba asustada, ya que al ver a Kazuma temió por su vida, después de todo era conocimiento militar que el iba tras su cabeza.

Pero al verlo indiferente luego de darse cuenta de su presencia la calmo, podría vivir mucho más.

Wolbach tomaba un baño en las aguas termales, calmando sus nervios restantes.

-Me preocupe de más, es una buena persona.

Ella hablaba para sí misma, una forma de calmar sus pensamientos.

-Hable pensado mal, no hay forma que algo como él ‘Monarca de las Sombras’ hubiera renacido.

Wolbach mojo su cuerpo con el agua, refrescándose con el calor de estas.

-Se siente bien poder vivir mucho más tiempo~.

-Oh. Yo no estaría tan segura de eso.

-… ¡!

Wolbach se dio la vuelta, notando a un gato negro recostado a su lado.

Ella no la había sentido, incluso después de poder sentir a su otra mitad en cualquier lado del mundo.

Habían veces en las cuales su otra mitad se perdía de su rastro, ella no tenía explicación para ello.

De la misma forma, su presencia había aparecido de forma abrupta delante de ella.

-T-tu…

Wolbach iba a atacar a Chomusuke, después de todo una ves juntas volvería a ser una diosa.

Ya no le volvería a temer a la muerte, o al menos eso creía.

-No te muevas.

-… ¡!

Wolbach sintió un filo en su cuello, mirando una daga que había cortado un pequeño hilo de sangre.

Vio a Kazuma, quien sonreía con calma mientras estaba a su lado en las aguas.

-No nos bañamos juntos desde… ¿Alcanredia, cierto?

-…

No había sentido ninguna presencia, sin embargo ahora estaba bajo amenaza de muerte.

No se podía mover, no podía pensar, tenía miedo y pánico a Kazuma.

Era el miedo a la muerte, la peor pesadilla de alguien a quien le gustaba ser inmortal.

En estos momentos sus labios solo pudieron decir algo.

-P-por… favor…

Wolbach empezó a lagrimear.

-Por favor n-no me mates… no quiero m-morir…

-¿Así?

Kazuma sonrió ante esto, ver el rostro de sufrimiento de una molestia era bastante agradable.

-Por tu culpa luche contra Kamish, por tu culpa mi búsqueda se puso durante más de medio año.

La daga de Kazuma empezó a ser sujetada con más fuerza, causando que Wolbach temblara ante esto.

-T-te daré lo que quieras… ¡conozco todo sobre los dioses! ¡Incluso… soy una diosa virgen!

-¿Diosa? No me hagas reír.

Chomusuke comenzó a acercarse a Wolbach, ronroneando a su lado.

-Solo estas a la mitad.

Wolbach sabía que iba a morir, no tenía escapatoria.

Pero incluso en sus últimos momentos, ella iba a luchar si eso le daba alguna oportunidad de escapar.

-¡Maldito bastardo arrogante!

Wolbach rodeo todo su cuerpo con su poder mágico, comenzando a generar un gran círculo mágico de destrucción.

Pero Kazuma no iba a dejar que llamara la atención, iba a terminar rápido con ella.

‘Probemos esto.’

Desde el interior de Kazuma, la oscuridad emergió como un domo que cubrió todas las termas.

Todo se desconecto de ese lugar, solo habían nada, para luego haber simple oscuridad.

Ese era su dominio, ese era su…

-‘Territorio’.

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