Capítulo 10: El Giro de la Fortuna
Después de haber enfrentado y derrotado al Señor de las Sombras en Narnia, los aventureros de Konosuba regresaron a su mundo, Axel, y fueron recibidos como héroes una vez más. La tranquilidad regresó a la ciudad, y disfrutaron de un breve período de descanso y relajación en la taberna.
Sin embargo, la fortuna no siempre sonreía a nuestros protagonistas, y pronto se vieron envueltos en un giro inesperado de los acontecimientos. Un día, mientras disfrutaban de sus bebidas en la taberna, un hombre misterioso con una capucha oscura se acercó a su mesa.
El hombre habló en un tono grave y misterioso. "He oído hablar de vuestras hazañas en Narnia y vuestra valentía. Pero ahora, me enfrento a un enemigo formidable y necesito aliados poderosos. Os propongo un trato."
Kazuma, siempre interesado en las oportunidades que prometían emociones y recompensas, le preguntó: "¿Quisiera saber de qué se trata ese importante trato que usted nos sugiere? Claro, si no es mucha molestia."
El hombre continuó. "Estoy en posesión de un artefacto mágico extremadamente valioso, conocido como el 'Rubí de los Deseos'. Con este rubí, podéis obtener cualquier deseo que tengáis en mente, sin restricciones. Sin embargo, hay un precio. Deberéis ayudarme a enfrentar al temible Dragón de las Sombras, que amenaza con destruir nuestra tierra."
El grupo de Konosuba se miró con curiosidad.
Megumin se dijo así misma: "Un rubí que puede conceder cualquier deseo, es sin duda una tentación demasiado grande como para poder ignorarlo..."
Darkness replicó también así misma: "Pero enfrentar a un Dragón de las Sombras será una tarea aún mucho más monumental y peligrosa, podríamos correr incluso el riesgo de perder la vida."
Finalmente, Aqua habló con determinación. "Aceptamos tu trato. Con el Rubí de los Deseos, podremos obtener cualquier cosa que necesitemos para enfrentar al Dragón de las Sombras."
El hombre misterioso sentenció: "Bien, trato hecho."
El hombre misterioso les entregó el Rubí de los Deseos y les proporcionó información sobre la ubicación del Dragón de las Sombras. Se encontraba en una caverna en las montañas, rodeado de una oscuridad absoluta y criaturas malignas.
El grupo de Konosuba se embarcó en su nueva misión, armados con el Rubí de los Deseos y decididos a enfrentar al temible dragón. Pero al llegar al inicio del valle, se encontraron con nadie más y nadie menos que con Aslan, el león legendario.
Kazuma exclamó: "¡Qué gusto verte de nuevo, Aslan!"
Aslan le respondió: "¡El gusto es mío, Kazuma! ¡Y veo que has traído de nuevo a tus amigas!"
Megumin dijo: "Si. Estamos listas para enfrentar al enemigo."
Aqua prosiguió: "Listas y preparadas para la acción, Aslan."
Darkness afirmó: "Con mi espada, puedo atravesar a cualquier oponente."
Aslan sonrió y declaró: "Bien. Vayamos al interior de la caverna a enfrentarnos al enemigo final."
Aslan comenzó a guiar a Kazuma y compañía en dirección hacia la caverna. El camino hacia la caverna de las montañas estaba lleno de peligros y desafíos, pero nada podía detener su determinación.
Cuando finalmente llegaron a la caverna, se encontraron con el Dragón de las Sombras, una criatura colosal de ojos brillantes y escamas negras como la noche.
Aslan exclamó: "Mis leales jóvenes, prepárense para la más grande prueba que van a tener en sus vidas."
A lo que Kazuma respondió: "Como usted ordene, Comandante."
La batalla que siguió fue épica y llena de peligro, aunque el Dragón había llevado la ventaja en un principio; pero con la valentía de Kazuma, la explosiva magia de Megumin, las bendiciones de Aqua y la resistencia de Darkness, lograron derrotar al Dragón de las Sombras.
Después de la batalla, el hombre misterioso apareció una vez más, impresionado por su valentía y habilidad.
Con una sonrisa, el hombre exclamó: "Muchas felicidades por vencer al temible Dragón de las Sombras; ahora ustedes pueden usar el Rubí de los Deseos para obtener cualquier cosa que desearan."
Kazuma, siempre buscando una ganancia personal, deseó riquezas y tesoros más allá de su imaginación. Aqua deseó paz y prosperidad para su mundo. Megumin deseó una explosión más grande y poderosa que nunca, y Darkness deseó valentía y fuerza para proteger a sus amigos.
El Rubí de los Deseos brilló intensamente y comenzó a conceder sus deseos. Pero dicho brillo representó una señal de alarma para Aslan.
Aslan exclamó: "¡Tengan cuidado con lo que desean! ¡Esto bien puede tratarse de una trampa!"
Los aventureros de Konosuba habían obtenido lo que deseaban, pero a un costo inesperado: El hombre misterioso reveló su verdadera identidad: era un ser maligno que buscaba el poder del Rubí de los Deseos para sus propios fines.
El ser maligno exclamó: "Ahora, es momento de que reciban mi regalo especial."
El ser maligno creó, con su propia magia, una especie de "espada maligna" que a gran velocidad avanza en dirección hacia Aslan, hasta que finalmente logra asestarle un feroz golpe que provoca en Aslan una herida muy grave y profunda.
Todos los miembros del grupo Konosuba, al ver al león herido, gritaron al unísono: "¡¡¡ASLAN!!!"
El maligno continuó: "Lo siento, pero si quieren salvar la vida de su amigo el leoncito, primero deberán vencerme, antes de que sea demasiado tarde."
Con el precio pagado por los deseos de los aventureros, el Rubí de los Deseos estaba ahora en manos del enemigo.
El grupo de Konosuba se enfrentó al dilema de haber perdido el Rubí de los Deseos y haber liberado al hombre misterioso. Pero sabían que debían enfrentar las consecuencias de sus acciones y que la verdadera fortuna radicaba en su amistad y valentía. Ahora el grupo tendrá dos misiones importantes: Vencer al ser maligno, y salvar la vida de Aslan.
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