Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

❈•≪04. Decepciones≫•❈

Y el día tan esperado, había llegado. Eclipsándose sobre Hongjoong con una crudeza innegable. Era sábado y la fiesta había comenzado hacía una hora. Todos parecían estarla pasando bien, disfrutando de la música y de la comida con excesos de grasa. Algunos bailaban y otros se mantenían sentados, conversando cómo podían.

La euforia teñía algunos rostros y la jovialidad mantenía viva la noche.

El híbrido de cabellera gris, no conocía ni a la mitad de los invitados, sólo sabía que eran casuales de Wooyoung y compañeros de clases. Nada más. Y aunque éste se hubiera mantenido firmemente a su lado, era obvio que quería hacer algo más que sólo estar en un rincón. Charlando de banalidades.

Se había arreglado a lo grande, luciendo una camiseta negra y unos pantalones estrechos. Delineador negro en los ojos y sombras cafés de acompañamiento. Lucía espectacular. Listo para impresionar.

Él por su parte, había optado por usar una remera gris, ajustada a las proporciones de su cuerpo y con transparencia en la zona de los hombros. Un pantalón de mezclilla azul en las piernas y unos zapatos básicos. El pelirrojo había insistido por decorar sus ojos con sombras rosas y ponerle tinte en los labios.

Pese a su reticencia, tenía que admitir que no lucía mal. Al contrario, se veía bastante bien. Y todo gracias a su amigo, aunque éste le restara importancia a su participación.

—¿Quieres bailar? —preguntó Wooyoung con una sonrisa. Viéndolo expectante.

El pobre había estado meneando la cabeza desde hacía rato, al son de la música. Y con tal de hacerlo feliz en su noche, él aceptó.

Al fin y al cabo, ¿qué daño podían causar el que bailaran?

—Claro.

Mostrándose complacido, el híbrido lo tomó de la mano y lo llevó hasta un espacio en la sala donde podían moverse lo suficiente sin colisionar con otros cuerpos.

Y al principio no hicieron nada alocado, sólo se balancearon de un lado al otro, a pesar de estar fuera de ritmo. Luego, con un par de cervezas en su organismo, empezaron a saltar. Lo que fue divertido por alguna extraña razón. Y esa euforia repentina, se plasmó en sus caras a modo de sonrisas.

Y estuvieron de esa forma por alrededor de diez minutos, tal vez veinte. No estaba seguro. La única certeza que tenía, es que la cabeza comenzaba a darle vueltas y su visión empezaba a tornarse borrosa por la brusquedad de sus movimientos.

Fue a causa de eso que se detuvo y pasó a rodear el cuello de Wooyoung con los brazos. Buscando estabilidad y un descanso, principalmente. Su amigo entendió el mensaje enseguida y con naturalidad, bajó su intensidad. Acoplándose a su ritmo tranquilo. Lo que agradeció.

De esa manera, volvieron a mecerse.

Disfrutando de su pequeño momento entre todo ese bullicio.

Y riéndose de manera tonta sin saber porqué, el de cabellera gris, apretó sus brazos entorno al cuello del otro híbrido y procedió a reposar su cabeza allí. La actividad, aunque corta, lo había agotado. Y necesitaba algo de tiempo para recuperarse.

Fue luego de pasados unos segundos, que Hongjoong abrió los ojos. Los cuales no recuerda haber cerrado. Sin darle importancia, y a causa de la inercia como del anhelo, barrió la sala con la mirada. Buscando inconscientemente a quien había invitado. Hasta que de golpe, su corazón se paró que dio miedo. El híbrido de zorro negro se encontraba recostado en un rincón cerca de la cocina. Y eso no era lo más impactante de la situación, el hecho de que estuviera viendo en su dirección, lo era.

Y él estaba parcialmente seguro que no era una alucinación. Tampoco una broma retorcida de su cabeza, haciéndole creer lo que no era.

Era real. Estaba allí.

Y lucía sensacional. Irresistible, incluso. Su cabellera iba revuelta intencionalmente, mientras que en el torso llevaba una remera negra y lisa, sin mangas y con un amplio corte en U en el cuello. Revelando sus clavículas de manera sutil. Por encima llevaba una remera de red, también negra. En las piernas tenía unos pantalones azul oscuro con algunas roturas, acentuando la estructura fornida de sus piernas. Botas militares como cierre del conjunto.

Él no podía dejar de verlo. Se hallaba completamente hipnotizado. No sólo por su apariencia demoledora, sino que también por aquellos ojos oscuros que parecían traspasarle el alma. Eran dos obsidianas abrumadoras.

Y con toda la casualidad del mundo, el moreno levantó su botella de cerveza y asintió, a modo de saludo. Lo único que pudo hacer el más bajo, fue intentar reprimir su sonrisa. Con la finalidad de no ser tan evidente.

—Tu cola está golpeándome —avisó Wooyoung por encima de la música. Obligándolo a espabilar.

—Lo siento —murmuró de forma torpe, no se había dado cuenta de qué estaba haciendo hasta que se lo dijeron. Lo que resultaba vergonzoso. Y apartándose unos centímetros, conectó su mirada con la ajena—. Apareció.

Arrugando el ceño con fugacidad, el pelirrojo fue rápido para comprender a qué se refería.

—¿Dónde está? —preguntó mientras giraba la cabeza en todas las direcciones posibles.

Estirando las manos, el híbrido de gato sostuvo al zorro rojo por las mejillas, haciendo que se detenga.

—Cálmate —le pidió—. Se encuentra en un rincón cerca de la cocina.

Asintiendo lentamente, esta vez, su mejor amigo fue más discreto en sus acciones. Y cuando pareció dar con el pelinegro, sus ojos se entrecerraron, confundidos.

—No sabía que tuviera admiradores —comentó con simpleza, para enseguida de ello, agregar:—. Hay un par de chicas hablando con él.

Dando un vistazo rápido, Hongjoong confirmó lo dicho por el celebrado esta noche. En efecto, habían tres híbridos rodeando al moreno. Dándole plática con entusiasmo. Lo sabía por la manera en la que se movían sus diversas orejas.

Y él comprendía que estuvieran tan exaltadas por el híbrido de zorro negro, es más, ni siquiera las juzgaba. Es decir, era un sujeto atractivo y singular. Sin importar que su expresión de descanso diera miedo, no era alguien a quien se pudiera ignorar fácilmente. Todo lo contrario, su figura entera invitaba a ser observado. Anhelado.

—Aunque básica la elección de color, se ve bien —murmuró su mejor amigo, alejándose unos centímetros—. Deberías de acercarte —le aconsejó luego de soltar su cintura—. Tú lo invitaste, ¿recuerdas?

Relamiéndose los labios, él se mostró indeciso—. ¿Crees que esté bien?

—¿Por qué no lo estaría? —preguntó de regreso, ladeando la cabeza.

—No lo sé, se ve ocupado. Además, ¿qué harás tú?

—Probablemente busque a San, baile con él un rato, beba más y tengamos sexo —contestó con calma—. A diferencia de ti, siempre tengo en mente qué hacer en las fiestas.

Rodando los ojos, golpeó de forma inofensiva a su amigo en el hombro. Éste siempre se había caracterizado por tener una franqueza inigualable y una lengua imparable. Si se encontraba en confianza, compartiría lo que muchos catalogarían como "información de más" o "innecesaria". Que a veces lo era, no iba a mentir. No obstante, así lo quería. A su vez, con el correr del tiempo, uno se terminaba acostumbrando a su actitud desvergonzada.

Era parte de su encanto.

Y con respecto a Choi San, él no podía decir mucho. Sólo lo conocía de lejos. Habían cruzado alguna que otra palabra, pero nada muy profundo o extendido. Seguro, era alguien agradable y carismático. Y después del pelirrojo, sabía que el otro híbrido era igual de sociable. Pero eso era todo.

Ah, también era el acostón usual de Wooyoung. Su liberador de estrés certificado.

—¿Está aquí?

El híbrido más joven se encogió de hombros—. Dijo que vendría pero todavía no lo he visto. Quizás le escriba si no lo encuentro.

El mayor asintió—. Recuerda usar protección. Y si sales del edificio, no te olvides de mandarme un mensaje.

—Lo sé. Si las cosas no salen bien entre ustedes, escríbeme. Vendré enseguida. ¡Suerte!

Sacudiendo la cabeza y sonriendo con afecto, Hongjoong lo despidió con la mano. Tan pronto Wooyoung desapareció de su campo visual, se volteó, dispuesto a ir donde el zorro negro. Sin embargo, éste ya no se encontraba donde antes. Ni a la vista. Suspirando de forma prolongada, se encogió de hombros y caminó hacia la modesta terraza que tenía el edificio.

Bah, todas las tenían. Excepto los que se hallaban en la primera planta.

Dando su oportunidad por perdida, salió al exterior en busca de aire fresco. Lo que no era buena idea, teniendo en cuenta cuánto había bebido. La brisa fresca hacía que la sangre trabajara más rápido para calentar el cuerpo, lo que significaba que el alcohol se le subiría a la cabeza de golpe.

Y lo comprobó tan pronto estuvo contra el barandal. Agarrándose con fuerza mientras intentaba estabilizarse. Dándose por rendido casi al instante, se desplomó en uno de los sofás individuales que estaban allí. La comodidad del asiento lo acogió en segundos, haciéndolo sentir a gusto.

Pasándose una mano por la cabellera, miró hacia el cielo. Las estrellas cubiertas por la contaminación lumínica y la luna carente de brillo, lo hicieron resoplar. No era un escenario memorable ni digno de admirar, lamentablemente.

Sacando su móvil del bolsillo, se dispuso a navegar por entre las aplicaciones hasta dar con Kakao Talk. Una vez dentro, observó los momentos compartidos de sus contactos y familiares por varios minutos. Nada interesante, a decir verdad. Bostezando, se puso de pie nuevamente. Su garganta seca le pedía a gritos algo de hidratación.

Y con eso en mente, volvió a la sala, la cual lucía más caótica ahora. Los bajos de la música extranjera resonaban contra los cristales y los cuerpos en la "pista de baile" parecían ser el doble. Dificultando su andar. Pese a ello, logró llegar a la cocina entero. Allí sólo habían tres híbridos más. Hablando y riéndose. Claramente de mejor humor que él.

Ignorándolos, se dirigió hacia la heladera y extrajo una botella de agua. Cerrando la puerta con más fuerza de la necesaria. Lo que le hizo ganar algunas miradas. Pero de nuevo, las pasó por alto. Nada en esa noche le había salido cómo esperaba, y eso era lo más decepcionante. Si bien se había divertido, no podía negar que una parte de él se había desilusionado.

Todo por culpa de las expectativas que se había creado en base a una estructura de arena.

Recostándose contra la encimera del lavado, bebió de su agua en paz. O eso creyó hasta que una voz se proyectó, directo hacia él. Una tesitura suave y familiar.

—¿Una noche dura?

Levantando su mirada del suelo sucio, Hongjoong se topó con la presencia no prevista de Seonghwa. Quien lucía una sonrisa en la cara mientras sostenía una cerveza en la mano derecha. Cabellera café en su sitio y prendas prolijas.

Debatiendo si contestar o no, el felino más joven terminó asintiendo. ¿Qué podía salir mal de una conversación pasajera?

Pronto lo descubriría.

—Se podría decir que sí —murmuró contra la botella, viéndolo acercarse.

Las escleróticas ajenas estaban un poco enrojecidas, señal de que había bebido bastante. No sabría precisar cuánto.

—¿Por qué? —preguntó—. ¿Tu príncipe no llegó al baile?

Y esa fue la primera señal. Enarcando una ceja, fue rápido para darse cuenta de las intenciones maliciosas de Seonghwa. Lo que le asombraba, el mayor nunca había mostrado ese tipo de actitud condescendiente antes.

Dándole un trago a su agua, el de cabellera gris, se mostró indiferente a lo escuchado. Adjudicando el comportamiento impropio a que estaba borracho.

—¿Qué, tengo razón?

—Eso no te incumbe —musitó con el ceño fruncido.

Riéndose de su pobre respuesta, el mayor negó con suavidad—. Es obvio que es cierto. O acaso vas a decirme que te vestiste así por ti. Ambos sabemos lo necesitado que estás porque ese sujeto te joda.

—¿Cuál es tu maldito problema? —masculló, entre dientes. Crispado.

Los otros híbridos en la habitación cruzaron miradas, incómodos con el creciente enfrentamiento, pero a él le dio igual y no dudó en colocarse frente a Seonghwa.

—Sólo digo la verdad. Actúas como una perra cuando se trata de él.

—Vete al demonio —farfulló una vez lo empujó con las manos, haciéndolo tambalearse—. Tú sólo estás resentido porque te rechacé. Admítelo.

—No vales el intento —replicó el otro con acidez.

Pasando por su lado, se dijo que no era lugar para iniciar una discusión. Sin embargo, no vaciló a la hora de mostrarle el dedo medio. Lo que incentivó una reacción en Seonghwa.

—Sólo serás un pedazo de carne para él, recuérdalo.

—Imbécil —soltó cerca del umbral.

«Definitivamente, esta es la peor noche de mi vida», pensó para sí, disgustado. Esquivando los cuerpos en movimiento.

Sacando el celular de su bolsillo, procedió a mandarle un mensaje a Wooyoung, avisándole el motivo de su partida. Una vez hecho eso, se encaminó hacia la puerta.

Había sido una noche marcada por la frustración y condenada por la decepción.

Una que no olvidaría pronto.


🌱

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro