❈•≪02. Diferencias≫•❈
Luego de lo ocurrido en la azotea, la relación entre él y Seonghwa quedó notoriamente tensa. Siempre que compartían un mismo espacio, podía verse que algo no estaba bien. Sin embargo, ninguno decía nada. Tampoco Wooyoung. Quien tan avispado como siempre, se había percatado de ese bache. Aún así, eligió el silencio como compañero.
Pero ese era asunto para otro día.
Lo más importante ahora, o bueno, lo que más le concernía a Hongjoong en ese preciso instante, era el hecho de que, definitivamente, no tenía la menor idea de qué se encontraba haciendo. Es decir, había sido un tanto irreflexivo a la hora de dirigirse hacia la biblioteca con una confianza mal presentada. Sin embargo, ya estaba ahí. De forma estúpida, había seguido al híbrido de zorro negro. Procurando, según él, no ser detectado.
El caso era que, tan pronto lo vio por le campus, sus piernas se movieron por cuenta propia. Siguiéndolo, reiteraba. La distancia entre ellos era grande, por lo que asumía, que el otro híbrido no lo había notado.
Y para cuando ingresó al edificio, ya no hubo marcha atrás. Fue recién en ese instante, que él se dio cuenta de qué estaba haciendo. Y no pudo evitar abofetearse mentalmente. Porque siendo sinceros, su comportamiento era un poco tétrico. Y lo reconocía sin pena alguna. Aunque eso fuera mentira y en el fondo de sus entrañas sintiera una masa solidificada de vergüenza.
Actuaba como un acosador. No importaba que Wooyoung quisiera normalizar sus actitudes, era lo qué era.
Pero es que su curiosidad resultaba siendo más grande de lo que se podía cuantificar. Asimismo, su intensidad acababa siendo el doble de grande. Lo que lo empujaba a cometer esas pequeñas faltas. Por llamarlas de alguna manera.
Y encontrándose en la sección de matemática, no sabía qué hacer a continuación. No tenía tarea para terminar, y fingir que sí, sería absurdo de su parte. Ya había cometido bastantes ridiculeces como para sumar una más. Perder el tiempo en una mesa mientras usaba su celular, parecía ser buena idea, aunque delataría que no estaba allí con fines educativos. Sin embargo, no sería ni el primero ni el último en hacer lo mismo. O algo peor en un espacio de uso común.
Claramente, espiar al otro híbrido no estaba en sus planes. Ni de cerca. Sólo lo había seguido, como ya bien dijo, gracias a un impulso del momento. Ahora, y estando consciente, se arrepentía.
Pasándose una mano por el flequillo, el híbrido de cabellera gris, suspiró profundo. Sus orejas moviéndose ligeramente ante la percepción de un sonido cercano al cual no le dio importancia. En su lugar, pensó en lo patético que era al no poder actuar con normalidad y simplemente ser como Wooyoung, quien tenía la capacidad innata de acercarse a cualquiera y entablar una conversación.
De ser ese el caso, no vacilaría tanto a la hora de interactuar con el moreno. No lo haría, directamente. Sería más libre y expresivo.
Y cansando de sus pensamiento negativos, se decidió por irse, no obstante, pasó lo inesperado. Al momento de doblar en la sección de ciencias, y por ir distraído, colisionó con otro cuerpo en movimiento. Fue más como si diera contra una muralla de músculos bien construidos que con otro híbrido.
Y a pesar de cómo pudiera lucir o su estatura promedio, era alguien atlético. Lo que muchos atribuían a sus características como híbrido de gato, no obstante, él pensaba lo contrario. Ya que en su lugar creía que se debía a su interés genuino por las actividades físicas. Era a causa de eso, que su cuerpo se mantenía en buena forma. No era impactante, pero estaba bien objetivamente hablando.
Al momento de levantar la mirada para disculparse con quién sea que hubiera chocado, Hongjoong quedó atónito. Su corazón se paró que dio miedo y sus ojos se abrieron en grande. Inmediatamente, sus orejas cayeron, aplastándose contra su pelo, al mismo tiempo que su cola empezaba a golpear contra un estante. Eufórica. Y por mas increíble que suene, había impactado contra el híbrido de zorro negro.
Quien de cerca y con esa expresión de descanso mortal que tenía, lucía mucho más intimidante. Ojos oscuros y filosos, junto con una nariz recta que caía de forma limpia. Dos lunares en la superficie de su rostro. Eso fue lo más que pudo apreciar antes de sacudir la cabeza y espabilar.
—Lo siento, no iba viendo y...
—Está bien.
Una oración corta que vino acompañada de una cadencia plana y una distinción grave, rasposa, que le heló la sangre. Nunca imaginó qué tipo de voz tendría el otro híbrido, ya que en base a las apariencias, no podía hacer mucho. Aún así, lo que escuchó, ese tono profundo, le gustó.
Era tan diferente a lo qué estaba acostumbrado.
Por otra parte, no podía creer que sus palabras hubieran salido tan estables y audibles. Teniendo en cuenta lo nervioso que se hallaba.
—De acuerdo —murmuró, suave, sin saber qué más decir.
Estando bajo presión o en situaciones estresantes, se inhibía. Lo que era raro, ya que contradecía lo qué estaba escrito en los libros.
Y, ¿qué se supone que eran los libros? Básicamente, manuales antiguos escritos por la civilización anterior, donde se detallaban las características de cada híbrido en el mundo. Algunos siendo descritos de manera general o por familias.
De los híbridos de gatos, por ejemplo, se aseguraba que eran criaturas astutas, escurridizas y coquetas. Lo que en su caso, al menos, no era del todo cierto. Sí era alguien listo, pero en algunas áreas, en otras flaqueaba de forma penosa o tenía que esforzarse demás. En las ocasiones que había salido corriendo a ocultarse del mundo, había sido por fuerza mayor o vergüenza. En el ámbito sexual, no era ni bueno ni malo. Había coqueteado con algunas personas, seguro, pero nada del otro mundo. Tampoco tenía que ver con rasgos de su genética, sino que con el interés.
Espabilando por segunda vez, o tercera, ya no sabía bien, observó cómo los ojos del moreno se desviaron de los suyos un instante y, muy para su sorpresa, un atisbo diminuto de sonrisa, rompió su máscara de seriedad impenetrable.
—De acuerdo —repitió el otro híbrido, en un tono que no permitía saber sus intenciones. Aún así, Hongjoong pensaba que lo estaba burlando. Pensamiento que no duró mucho en su mente—. Nos vemos por ahí...
—Hongjoong —dijo de inmediato, atropellándose con las palabras. Sin embargo, eso no lo detuvo de mantenerse expectante.
—Claro, Hongjoong.
Y eso fue todo, el híbrido de zorro se fue, sin más. Dejándolo desorientado y con un anhelo por conocer su nombre suspendido en el tiempo.
El felino no lo podía creer, y para cuando tomó consciencia de lo grande de la situación, también se percató de un detalle no tan pequeño. Su cola seguía golpeando con entusiasmo el lomo de un libro de química.
Poniéndose rojo hasta las orejas, detuvo el movimiento y se cubrió el rostro con las manos. Estaba casi seguro que el pelinegro lo había notado. Se había dejado en evidencia de una manera demasiado estúpida.
Y mientras regresaba a su dormitorio, no podía parar de pensar en ello.
✦• ───── ⸙ ───── •✧
—Así que, sólo para que no hayan malos entendidos, ¿él te respondió?
Levantando la cara de la almohada, Hongjoong asintió hacia Wooyoung.
Al llegar al dormitorio del pelirrojo, en un principio, el más bajo se sorprendió de ver ahí a Seonghwa, sin embargo, lo saludó con un cabeceo antes de proceder a derrumbarse en la cama ajena debido a la pena. El recuerdo de la biblioteca, fresco en su memoria.
—Wow —susurró el más joven, sinceramente impresionado—. Para ser franco, creí que sería más grosero que eso. Ya sabes, por la apariencia frívola que tiene.
—No fue grosero...
—Se fue sin decir su nombre luego de haber preguntado por el tuyo, llámame anticuado, pero eso es de mala educación —replicó Wooyoung sin reservas. Interrumpiéndolo en el acto. Rodando los ojos, el híbrido de gato no tuvo tiempo a decir algo, cuando el híbrido de zorro rojo agregó:—. ¿Sabes? Ahora que lo pienso, si no es demasiado despistado, puede atar cabos sueltos y concluir que eres quien lo mira todos los días en la cafetería.
—No lo miro todos los días, sólo cuando sé que está ahí.
—Peor —destacó su mejor amigo. Haciéndolo fruncir el ceño.
Sin embargo, su contestación se quedó atrapada en el medio de su garganta, tan pronto Seonghwa se pronunció. Bastante se había mantenido callado ya.
—¿Sabes que los zorros son seres lujuriosos? No te ven como nada más que no sea un pedazo de carne. Disponible y jugoso.
Chasqueando la lengua, Hongjoong se enderezó y apuntó hacia su mejor amigo, pero en el instante que iba a dar su argumento, este mismo murió ante sus faltas evidentes. A ver, Wooyoung no era un monstruo libidinoso con un apetito insaciable, según lo que tenía sabido gracias a lo hablador que era el pelirrojo, pero sí es verdad, que había tenido una vida sexualmente activa. Yendo de compañero en compañero.
Lo que no juzgaba, él había tenido una etapa similar a inicios de la universidad. En su primer año. Donde las hormonas más estuvieron despiertas.
El punto era, que no podía usarlo de ejemplo.
Pero para su sorpresa, el híbrido de zorro rojo, sacó la carta del sentido común. Algo que ninguno anticipó.
—No todos los zorros son iguales —comentó de forma casual el más joven de los tres. Sin mirar a nadie—. E incluso si ese fuera el caso, ¿cuál es el problema?
—¿Quieres que tu mejor amigo sea tratado de esa manera?
—¿De qué manera? —preguntó Wooyoung con una ceja en alto, sereno y con los brazos cruzados detrás de la cabeza—. Hasta donde sabemos, no podemos hacer conclusiones porque no tenemos información alguna de cómo es ese sujeto. Sólo hay rumores. Y con eso no se puede trabajar.
—¿Un híbrido de gato con un zorro, es en serio? —terminó cuestionando Seonghwa, totalmente desencajado.
—Eres demasiado anticuado —señaló el más joven como si nada—. La mezcla de especies es divertida. Te puedes topar con diversos mundos compactados en el interior de otros híbridos. Además, la dinámica predador y presa es emocionante. Dependiendo de con quién te involucres, tu rol puede cambiar.
—Pero...
—Y si te molestan las otras especies, deberías haber pensado mejor la universidad que elegiste. Después de todo, la nuestra es mixta. Lo que significa, relacionarse con otros híbridos. No sólo felinos.
Lo que era cierto, a lo largo del mundo, existían diversos centros de estudio: mixtos y homogéneos. Los primeros aludían a que no sólo serían chicos y chicas en un mismo espacio, sino que también, te verías en un círculo rodeado por otras especies ajenas a tu familia. La segunda, en cambio, significaba que sólo te verías asociado por híbridos de tu misma especie o familia: félidos, cándidos y otros.
Era más cerrado y conservador, en cierto punto.
A él nunca le gustó ese tipo de concepto, a pesar de que en sus primeros años, tuvo que asistir a una secundaria homogénea, y fue lo peor que le pudo suceder en la vida. La mayoría eran tan racistas que lo volvían loco. Literalmente, le sacaban canas verdes.
—Estás siendo grosero —musitó Seonghwa con el ceño lleno de relieves de inconformidad.
—Y tú racista —replicó Wooyoung sin inmutarse, todavía luciendo relajado sobre la silla de su escritorio. Su cola descansaba en su regazo, lánguida.
—Es sólo preocupación.
El híbrido de zorro, sonrió de manera austera—. A otro perro con ese hueso, hyung.
—Sólo creo que, si hay tantos rumores sobre él, debe ser por algo.
—Ambos sabemos que las probabilidades son cincuenta-cincuenta. Puede tener un muerto en el armario como ninguno.
Asintiendo de manera lenta, Seonghwa se puso de pie y empezó a recoger sus cosas. Se lo notaba tenso y algo molesto. Su cola estaba rígida al igual que sus orejas. Nada de la conversación le había caído bien, eso era evidente.
—Será mejor que me vaya, no quiero arruinarles el ánimo —dijo el mayor, sin ver a ninguno—. Nos vemos por ahí.
Tan pronto se escuchó el ruido de la puerta cerrarse, Hongjoong se giró a mirar a Wooyoung.
—¿Qué fue todo eso? —preguntó, incrédulo.
Su mejor amigo tenía un especial afecto por Seonghwa, desde que se conocieron, de hecho. No obstante, hoy había demostrado una rigurosidad inusual para con él que le asombraba.
—La verdad —replicó con un encogimiento de hombros—. Además, ya te lo dije. Si caes tú, caigo yo. Estás enganchado en esto, por lo tanto, yo también. Aparte de eso, eres mi mejor amigo. Voy a defenderte siempre. No importa de quién se trate.
Levantándose de la cama, el híbrido de gato fue rápido para envolver sus brazos en el cuerpo menudo del zorro rojo.
—Eres el mejor.
—Sí, sí, lo sé. Ahora dime, ¿qué planeas hacer?
—¿Con respecto a qué?
—Hyung —respondió como si no fuera obvio, una vez se apartó. Tan sólo unos centímetros—. Le gustas. Pienso que va siendo hora de que le aclares las cosas. Ya sabes. Que le digas que no sientes lo mismo. Toda esa porquería de no eres tú, soy yo...
—No vivimos en un drama. No voy a usar esas frases, simplemente le diré que no me interesa y que debería mantenerse a raya. Es todo. Simple y efectivo.
—Eso crees tú —replicó el pelirrojo, acercándose hasta tomarle el rostro con las manos y presionar sus narices juntas—. Pero seamos honestos, los gatos son testarudos. Aunque te amo, eres el claro ejemplo de ello.
—No me salgas con eso también —pidió en un ruego, apartándose del contacto ajeno.
—Aunque no lo creas así, la genética influye algunos aspectos de tus acciones.
—Tienes razón, no pienso igual.
Suspirando de forma exagerada, el híbrido de zorro lo apuntó con un dedo—. Estás comprobándolo ahora mismo. Actuando todo terco y arisco.
—Es porque no...
—No te gusta el contacto físico a menos que tú lo empieces —repitió a modo de burla, sonriendo con socarronería—. Típico de los felinos.
Dándole una patada en la planta del pie, Hongjoong lo miró mal—. No me imites —le ordenó con seriedad.
Sobándose el área lesionada, Wooyoung chasqueó la lengua—. Continuas comprobando mi punto con esas actitudes.
—Vete al demonio.
—Ven conmigo.
—Dios —exclamó, fingiendo un escalofríos—, eres insoportable cuando te comportas así.
Riéndose, el pelirrojo se cruzó de brazos—. Aún así me adoras.
—Lárgate de mi vista. Pesado.
Como era de predecir, Wooyoung no se terminó yendo, después de todo ese era su dormitorio, y en cambio, le ofreció al felino que pasara la noche en su cuarto. Lo que aceptó. Luego de haber avisado al vigilante de su edificio.
Mientras el pelirrojo dormía plácidamente. Hongjoong por su lado, apenas logró conciliar el sueño. Las memorias de una voz áspera y baja, resonaron en sus oídos con una fuerza inolvidable. Perdurando en los planos de la vigilia.
Había sido un día cargado de adrenalina, pero dentro de lo que cabe, estaba satisfecho.
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