Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Una historia para dormir

« — Ya no eres la Osa Menor... —.» Eran las palabras que se repetían una y otra vez en su cabeza.

La situación no pintaba para mejor. Los ojos de Giyuu habían vuelto a cerrarse ¿Y que más podía esperarse? El frío calaba tan dentro de su húmedo cuerpo llevándolo a la hipotermia, la inconsciencia y el delirio.

Pero Shinobu no reaccionaba.

En aquel preciso momento, el deseo realizado frente a kamisama hace tantas décadas atrás no parecía más que una tortura para dos muchachos que no lograban terminar de entender lo que ocurría tanto a su alrededor como en sus propios corazones.

Las memorias y sentimientos de una venenosa mariposa atrapados en el cuerpo de una niña de doce años, por petición propia, revolvían el subconsciente de un pequeño de siete, dejando su veneno actuar hasta lo profundo de su alma.

— T-tomioka-san... — susurró como si esperara una respuesta que no conocía.

Por más que costara aceptarlo, ellos no eran los mismos de hace 100 años atrás. Sólo se estaban aventurando en un misterio llamativo, sobretodo la pequeña mariposa, quien cumplía nada más que el anhelo que se despertaba dentro de ella gracias a la petición realizada por su vida pasada.

El brillo de sus ojos desapareció en el momento que se dio cuenta que no recibía respuesta por parte de su acompañante —¡Tomioka-san! —.

¿Qué estaba haciendo?¿Por qué no podía reaccionar? 

El pequeño cuerpo entre sus brazos caía sin fuerzas y ella no podía hacer más que llorar a su lado.

Pero ya fue suficiente. 

Apretó sus dientes y un ligero — Tsk — escapó de sus labios.

Usando todas sus fuerzas colocó a Giyuu en su espalda, y sosteniéndolo por su piernas comenzó a caminar con gran dificultad de regreso a casa.

Iba con tanto cuidado para no resbalar que llegaba a sentir que apenas avanzaba, no quería rendirse pero todo el panorama se veía tan desalentador.

Es mi culpa... — susurró — Todo esto es mi culpa... —.

Las lagrimas deslizaban pero no podía darse el lujo de secarlas, la verdad ni siquiera importaba ya que las gotas de lluvia cumplían la labor de llevárselas con ellas hacia la tierra.

Si tan solo no tuviera estos recuerdos... —.

Un paso, seguido de otro, un pequeño desliz que le hace mantenerse quieta para no terminar de bruces en el piso.

Si tan solo no te hubiese encontrado... —.

Su boca se abrió al sentir los pequeños brazos rodear su cuello. Giyuu se aferraba a ella con todas sus fuerzas y un débil — Sabía que vendrías, senpai — escapó de sus labios.

Reprimió un sollozo mordiendo su labio. Sentía como los azules cabellos se refugiaban en su cuello buscando algo de calor al cual acogerse.

No podía rendirse. Su alma vibraba.

Y eso de seguro, no era nada más que el regocijo y la valentía que le brindaba la mariposa cazadora de sus recuerdos.

De pronto el brillo de unas luces a la lejanía captaron su atención y unos gritos debilitados por el ensordecedor sonido de la tormenta se hacían presente.

— ¡Shinobu-chan!... — y tras unos segundos — ¡Giyuu-kun! —.

Eran las voces de sus padres, quienes habiendo regresado a casa, fueron alertados por Kanae, la cual les indicó en que dirección había corrido la menor de las hermanas.

— ¡Estoy aquí! — gritaba ella intentando correr con gran dificultad, resbalando y chocando contra algunos troncos de los inmensos arboles — ¡Otoosan!¡Okaasan!... ¡Estamos aquí! —.

Más sin resultado, podía ver como las luces y los gritos se alejaban.

— Otoosan.... — suspiró.

Más el grito en su espalda le animó a seguir.

Con todas las fuerzas que tenía, Tomioka se sumó a ella — ¡Heeeeeey! —.

—¡Estamos aquí! — gritaban ahora al unísono.

Y funcionó, ya que tras unos segundos pudieron observar como los llamados de los padres cesaban y las luces rápidamente se acercaban a ellos.

Fue cosa de un momento a otro para que ambos se vieran envueltos en un cálido abrazo bañado en lágrimas de sus progenitores.

Estaban a salvo.

El chocolate caliente que le había servido la señora Tomioka reconfortaba cada centímetro de su cuerpo, y la manta que Tsutako había colocado sobre ella le ayudaba a recuperar algo del calor que había perdido.

En ese momento se encontraba junto a su madre en la sala de estar de sus vecinos, esperando noticias de parte de la madre de Giyuu, quien había ido a acostar a su hijo, sobre el estado de este.

Al cabo de unos minutos le vieron descender la escalera y acercarse a ellas.

— ¿Cómo está Giyuu-kun? — preguntó la madre de la mariposa quien, dando ligeros toques y apretones, secaba el cabello de su hija con una toalla.

— Ya se encuentra mucho mejor — respondió esta a la vez que se arrodillaba frente a la pequeña — Más no deja de repetir que quiere ver a Shinobu-san —.

Un leve — ¿Ara~? — escapó de los labios de la niña llamando la atención de ambas madres — Yo... — intentó preguntar más no fue necesario terminar la oración. 

Ya le habían entendido.

— Puedes subir Shinobu-chan, Giyuu está acostado en su cuarto —.

Y tras asentir, subió velozmente por la escalera para poder llegar a su destino. Y ahí estaba él, tan pequeño y vulnerable, como nunca habría pensado en llegar a verlo.

— Kochou-senp... —.

No alcanzó a terminar y una tos lo interrumpió, volviendo a despertar en ella un par de imágenes que viajaron por delante de sus ojos.

«Un hombre de aspecto similar, quien debía de ser Giyuu en su anterior vida, estaba recostado en un futón sobre el tatami. Un paño húmedo cubría su frente y la respiración le salía entrecortada.

En el piso una pequeña sombra que asomaba de la puerta, por lo visto era ella, y en sus manos, una fuente de agua fría y unas hierbas que de seguro debían ser medicinales.

— Kochou... — musitó el cazador que yacía recostado en su cama.

La puerta se cerraba tras de la muchacha — Ne~ Tomioka-san ¿Alguna vez podrás confiar y pedir ayuda a los demás — con cuidado se arrodilló a su lado.

El mencionado solo desvió la mirada — No es más que un resfriado — dijo por voz baja sin buscar sus ojos — no es necesario que estés acá —.

Shinobu sonrió, falsamente, como siempre.

En lo profundo, ella deseaba que el huraño cazador mostrara un poco más de interés en su visita. Ya que, aunque no quisiera aceptarlo del todo, ese hombre había despertado en su corazón unos sentimientos especiales. Los cuales no tenía por ningún otro compañero.

— ¿Kochou? — llamó con curiosidad al ver como una lágrima volaba por los aires en el momento en que la cazadora se levantaba y dejaba las cosas a su lado.

—¡Por eso todos te odian Tomioka-san! — fueron sus últimas palabras antes de desaparecer por la puerta dejándolo con un amargo trago en su garganta.

Porque en lo profundo, el deseaba que se quedara. »

— ¿De verdad querías verme? — preguntó aun estática en la puerta, aquellos recuerdos le hacían dudar sobre si debía entrar o no.

Pero él en cambio, le dedicó una dulce mirada — Por favor.. — susurró avergonzado — No me dejes sólo —.

Aquello era todo lo que necesitaba para ignorar sus temores y obedecer a su corazón. Ahora, sentada en el borde de su cama mientras cambiaba las compresas para bajar la fiebre que Giyuu tenía encima, sentía que estaba ayudando a su yo del pasado a sanar unas cuantas heridas.

Aunque por lo que tenía entendido, fue ella quien provocó las mayores heridas, aquellas que desgarraban cualquier alma, y que, en este caso, lamentablemente había correspondido al alma de un brillante cazador de antaño.

— Ne~ Tomioka-san — le llamó buscando su atención — ¿Por que hiciste eso? Todos estábamos preocupados —.

El muchacho solo apartó la mirada por unos segundos, mas luego con un susurro se explicó — Gomen... Yo... Realmente quería ver el cielo con Kochou-senpai —.

Una sonrisa se esbozó en los labios de ella. Quería regañarlo pero realmente no podía.

El golpe de un llamado a la puerta captó la atención de ambos y la señora Tomioka entró con unas prendas entre sus manos.

— Shinobu-chan, tu madre ha enviado una muda de ropa para que puedas acompañarnos por esta noche — mencionó entregando el pijama seco a la muchacha para luego dirigirse a un armario a sacar un futón celeste que mantenían guardado para las visitas — avísame si quieres tomar un baño caliente antes de dormir — con dulzura acarició sus cabellos antes de volver a desaparecer por la puerta.

Los muchachos se observaron con una dulce sonrisa que expresaba todo.

Tras haber ido al baño a cambiar sus ropas Shinobu volvió al dormitorio y se sentó en el futón llevándose una tierna sorpresa.

— ¿Ara~? Creí que armarías los juegos de mesa — comentó al ver a Giyuu dormido abrazando la cabecera.

Quizás fue el efecto de su voz o tal vez no estaba dormido del todo, pero sus azulados ojos se abrieron suavemente y fijaron su mirada en ella — ¿Me leerías algo para dormir? — preguntó con anhelo.

Ante esto, Shinobu no pudo resistirse.

Se dirigió a la repisa y, de entre algunos muñecos de acción, retiró un libro no muy grueso. Acto seguido se sentó a su lado en el espacio que el muchacho le había hecho en la cama.

— ¿Cuál has elegido? — preguntó con bastante curiosidad, aunque sus ojos lentamente se cerraban. Estaba agotado.

Ella sonriendo le respondió — Ya lo sabrás — y con dulzura desordenó sus azulados cabellos.

Hace unos años — comenzó a leer — en un pequeño pueblo habitó un chico...

—¿Cuál era su nombre? — le interrumpió Giyuu.

— Él... — sus miradas se encontraron con melancolía por unos segundos — Él no tenía nombre...—.

—¿Pero entonces como lo conocían? —.

— No era conocido, todo esto es un cuento Tomioka-san — argumentó ella para luego continuar— Pero desde el momento en que nació, fue odiado como... un demonio, todos lo odiaban, por eso este chico recibió un castigo —.

Giyuu le observaba fijamente más sus ojos poco a poco se cerraban, hasta que al parecer, cayó rendido. Más la historia continuó.

Tristemente para él cosas lamentables pasaban, y tras perderlo todo, se convirtió en un fuerte... cazador. Conoció muchas personas, pero no llegaron a ser sus amigos, de todas estas él se apartaba. De todas... Menos de una —.

Suspiró y bajó el libro para poder observarlo. Su rostro reflejaba paz absoluta.

— Quizás era porque esta insistente mariposa fue diferente a los demás. Si bien, le molestaba su indiferencia y manía por alejarse de todos, jamás le permitió apartarse de su lado, ni se veía afectada por sus palabras, al contrario, siempre parecía tener una venenosa broma con la cual contraatacarlo — sus ojos se habían vuelto vidriosos — Hasta que finalmente, derritió su frío corazón. Más ella, no tenía un lugar al cual regresar —.

El rostro de Giyuu había cambiado. Continuaba dormido pero su ceño se había fruncido y sus labios de vez en cuando se apretaban.

— Una tarde, en aquel atardecer, él estrechó sus manos, y sin darle tiempo a que su compañera pudiera reaccionar, le pidió verla en la noche. Más sin esperar a recibir una respuesta, se marchó — la voz de Shinobu comenzaba a quebrarse — La cazadora tuvo miedo, miedo de que ocurriera lo que ella estaba pensado, que él dijera esas palabras que tan feliz le hubieran hecho en otro tiempo. Pero no ahora, no cuando faltaba un día para el momento que cambiaría la vida de todos... —

— Kochou... — musitó el muchacho que al parecer estaba teniendo una pesadilla, más ella no se detuvo.

—La noche cayó y la finca donde vivía se decoró con el brillo de hermosas luces que ayudaban a poder observar al rededor. Y tal como había mencionado su compañero, él apareció...

— Necesito que hablemos — dijo en el mismo momento que llegó a su lado.

— Ne~ Tom... —.

Por un segundo, la narradora, olvidó que el personaje de aquel cuento no tenía nombre.

— Ne~... ¿No te parece que es una hermosa noche antes de la misión? — preguntó distrayendo la atención de su acompañante.

— Hm.. — asintió él sin hacer mayor comentario.

— Finalmente todo se terminará mañana, es increíble todos los años que he logrado mantenerme con vida para poder finalmente presenciar este momento ¿No lo crees? —.

— Eres la mujer más fuerte que conozco — Dijo él tras recordar a qué se había dirigido a ese lugar.

Escuchar sus palabras era como sentir una daga que poco a poco se clavaba en el pecho de la muchacha. Y es que su instinto estaba en lo correcto, ya no tenía dudas al respecto. Él estaba ahí con un sólo objetivo en mente.

— Es por eso que no puedo esperar a mañana para decir esto Koc... —.

Shinobu, quien retenía las lágrimas estuvo a punto de volver a delatarse, más no fue necesario, quien dormía terminó la frase por ella.

— Kochou... — musitó Giyuu antes de apretar los labios.

— Así es.. Kochou —Él estaba dormido, ya no debía para que tener mas cuidado con aquellos detalles. Entonces, continuó.

— No puedo esperar a mañana para decir esto, Kochou...— suspiró profundamente y apretó los puños que caían a cada lado de su haori multipatrón — Yo.. Yo te a... —.

— Tomioka-san... ¿Podrías no decir esas palabras? — preguntó ella interrumpiéndolo con una sonrisa antes que acabara — ¿Quieres decirlas hoy para así entregarte fácilmente a la muerte mañana? —.

Los azulados ojos del cazador se clavaron anonadados en su pequeña compañera que se veía tan calmada, pero su mente, estaba hecha un caos.

«¡No digas esas palabras!  por favor..  ¿No sabes que duelen todavía mas...?» 

Gritaba ella una y otra vez por dentro, sin que nadie pudiera imaginar la guerra que estaba viviendo ya que todo lo camuflaba tras su serena sonrisa. 

«Dices que me amarás, que sentido tiene... Yo desapareceré para siempre.» 

— Yo... — Giyuu parecía dudar un poco de lo que estaba por decir, más finalmente, armándose de confianza, respondió — Volveré aquí después de la misión Kochou, por favor escucha entonces todo lo que tenga que decir... —.

«Por todo el tiempo que pasaste solo, en serio espero que conozcas
 a alguien que te ame tanto como mereces.»

— Te estaré esperando, Tomioka-san — y esta vez, decoró su rostro con una dulce sonrisa, diferente a todas las que siempre llevaba, lo cual no pasó desapercibido frente a los ojos que la contemplaban — Así que prométeme que darás todo de ti para volver —.

Él la miró fijamente y asintió.

«Asegúrate de comer bien, porque todo esto pasará, serás capaz de conciliar el sueño como jamás lo has hecho. Realmente lo siento, tienes derecho a ser más feliz... »

— Ten cuidado camino a casa — mencionó la cazadora para despedirse y lo acompañó hasta el portón de ingreso en medio del muro — Démoslo todo mañana ¿si? —.

Su compañero llegó hasta el camino de tierra que había fuera de la finca y se volteó a observarla por unos últimos segundos.

— Buenas noches, Kochou —.

Y entonces, le sonrió.

Le sonrió de una forma que jamás había visto, y si bien ya era privilegiada por haberlo visto ser tan feliz cuando comió su plato favorito, esta sonrisa no podía compararse a aquella.

Era tan pura que terminó por partir su alma.

Él se dio la vuelta y emprendió su camino, más tras haber dado un par de pasos, un grito de esa conocida voz le hizo detenerse.

— ¡Ne~ Tomioka-san! — Ella mantenía su brazo en alto mientras agitaba su mano para captar su atención. Tras tenerla, llevó ambas manos a su pecho y dulcemente exclamó:

— ¡Esta noche la luna está preciosa! —.

Él observó la luna, era grande y brillante. Su compañera tenía razón estaba preciosa.

Le devolvió la despedida con la mano y se marchó.

«Lamento no ser esa persona... »

Aquella, fue la última vez que se vieron...

Fin.

Tomando aire respiró profundamente, Giyuu aún dormía pero ahora con una expresión de profundo dolor.

— Gomen ne, Tomioka-san... — susurró mientras dejaba el libro en la cama para cambiar el paño de su frente y apagar la luz del velador — debió ser una historia agotadora —.

Con cuidado volvió a colocar el texto en el lugar del cual lo había sacado. 

En el lomo del libro el título relucía con letras doradas.

Pinocho.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro