Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Reencuentro

Sus violáceos ojos brillaron en el momento que pudo comprobar que se encontraba en los brazos de aquel chico que vivía en su mente noche y día.

— Tomioka-san... — susurró sin querer apartarse de él  — Si me reconociste —.

Tomándola por los hombros, Giyuu fue quien la alejó hasta una distancia prudente.

— No fue difícil — sus mirada le recorrió de pies a cabeza desde lo alto — no has cambiado mucho —.

Sin saber por qué, un profundo silencio se instauró entre ellos. Shinobu tenía muchas cosas que decirle, tanto que preguntar, incluso esperaba que fuera Giyuu quien, al igual que en el tiempo pasado, no dejara de contarle hasta la cosa mas insignificante que haya hecho.

Pero no fue así.

— Me voy a clases — dando media vuelta estaba listo para marcharse cuando siente la presión de una mano sujetándole por la manga de su sweater.

— Ne~ Tomioka-san... — murmuró — Tu... ¿Viniste a buscarme? —.

Sus ojos se clavaron en el piso, una mezcla de miedo, alegría, confusión y nostalgia se había formado en su pecho. Sentía que estaba hablando con un desconocido, pero a la vez sabía que ese muchacho de pie frente a ella era él mismo que conocía incluso desde su vida pasada, solo que ahora se había transformado en una persona muy distante, igual que en la era Taisho, pero actualmente incluso, era distante con ella.

— Vine a buscar algo al laboratorio — sentenció elevando levemente su mentón, veía el nerviosismo reflejado en el puño apretado de la chica que le sostenía.

Con delicadeza usó su mano para soltarse del agarre que está ejercía y poder continuar su camino.

Ella le observaba alejarse sin poder reaccionar.

¿Quién era esta persona? Ni siquiera sabía mentir.

Su masculino semblante se alejaba un metro tras otro en dirección a su salón de clases y ella no podía dejar de pensar en lo sucedido.

«¿Cómo que vino a buscar algo al laboratorio? Que mentiroso...»

El eco del sonido de sus pasos corriendo resonó en aquel pasillo vacío, Giyuu estaba a punto de entrar a la sala de clases cuando los gritos tras él le hicieron detenerse.

— ¡Ni siquiera entraste a buscar algo! — le recriminó aferrándose a la esperanza de que desde un inicio él le habia seguido hasta el laboratorio del primer piso.

Para su sorpresa, Giyuu le dedicó una sutil y ligera sonrisa.

— Nos vemos, Kochou —.

Deslizando la puerta del fondo del salón se perdió tras ella sin esperar respuesta. El corazón de Shinobu parecía estar a cien latidos por minuto.

¿Qué había sido todo eso? Aun no terminaba de procesarlo.

— Ara ara~ — susurró viendo la hora en su teléfono — definitivamente ya no alcanzaré a tomar el tren... —.

A paso lento se marchó en dirección a la parada de buses, dentro de su cabeza habían mil preguntas y para todas quería una respuesta.

Pero por hoy se conformaría con aquel extraño reencuentro que la vida le había regalado.

—Nos vemos, Tomioka-san... — musitó en aquella vacía parada de autobús.

Por otro lado, dentro del salón el ambiente era totalmente diferente. La voz del maestro se escuchaba muy lejana para aquel último estudiante que entró a tomar asiento en su pupitre junto a la ventana.

Un papel arrugado cayó sobre su mesa, en el se podía leer "¿Donde estabas? El maestro te nombró tres veces".

Yae, la dueña de aquella interrogante, le observaba con una mirada confundida.

Giyuu no respondió nada, cruzó sus brazos sobre la mesa y recostó su cabeza sobre ellos.

¿Por qué había ido tras ella? La pregunta que se repetía una y otra vez en sus pensamientos.

«Él estaba a punto de entrar a la sala de clases con su amiga cuando le vió, sus mechones violeta bailaban con la brisa que se producía mientras corría.

— Creí que ya se había marchado — murmuró sin darse cuenta.

Yae no alcanzó a escuchar bien sus palabras — ¿Dijiste algo? —.

Sus pies parecieron moverse solos — Entra sin mi — alcanzó a decir antes de comenzar a caminar más rápido — vuelvo en un momento —.»

La vuelta a la realidad se enmarcó con un suspiro que escapó de sus labios para luego levantar la cabeza y mirar por la ventana de aquel salón.

Ahí estaba nuevamente ella, abandonando el edificio a paso lento. Por mas que quisiera no podía quitarle la vista de encima.

Una fría corriente de aire resopló en el patio y muchos pétalos de cerezo volaron con el viento obligando a la mariposa a mirar hacia atrás, sus ojos cayeron en la profundidad de los azules mares que le observaban desde aquella ventana.

Sus miradas permanecieron unidas por unos segundos que parecían interminables.

¿Cómo era posible seguir coincidiendo con ella por más que intentó evitar encontrarla durante la semana?

Porque si, él no era una persona impuntual, sus atrasos solo tenían una justificación. Estaba huyendo de ella, de su pasado y de todos los sentimientos que esa sonriente mariposa le generaba.

Pero por más que lo intentaba, ahí estaba ella, observándolo fijamente.

Era cómo si el destino, actuando de forma bromista, la pusiera una y otra vez en su camino.

Y él, no podía resistirse.

¿Cuánto había pasado desde la última vez que le vio? No estaba segura, pero a pesar de quedarse esperando en la entrada del edificio hasta que sonaran las campanas de ingreso para los estudiantes de la tarde no lograba encontrarlo.

Él por su parte le vio algunas ocasiones de pie junto al portón de la secundaria — Tendré que llegar mas tarde mañana...— era lo único que murmuraba antes de dar media vuelta y perderse unos minutos en alguna tienda de artículos de conveniencia.

Así continuaban día tras día, semana tras semana, hasta que pasado al rededor de tres meses, el destino, deseoso, jugó nuevamente sus cartas.

— Shinobu-chan ¿Vamos por un helado? — Naho, junto a otras dos chicas que había conocido llamadas Kiyo y Sumi le esperaban mientras guardaba las cosas en su bolso — Sumi no tiene mucho tiempo ya que debe ir a su trabajo de medio tiempo así que debemos apresurarnos —.

— ¿Y si van todas a la tienda donde trabajo? — preguntó Sumi con emoción a sus amigas — quizás si le digo a la jefa que son mis amigas les haga un pequeño descuento —.

Alegres pensando en el posible descuento todas aceptaron, incluso Shinobu quien les había dejado de lado en muchas ocasiones por quedarse esperando en el portón del establecimiento.

Habían caminado poco mas de cinco minutos cuando llegaron.

— ¡Debiste decirnos que era así de cerca! —.

Todas juntas entraron a aquella tienda de conveniencia que quedaba a tan solo unas cuadras de la secundaria, las niñas parecían ir conversando de alguien que seguro debía ser una nueva estrella musical, y Shinobu recorría con la mirada cada rincón de aquel lugar, vendían cosas muy variadas, ya no sabía si quería un jugo, un helado o... — Tomioka-san...—.

El nombrado elevó su mirada hasta encontrarse con la persona que había llamado su nombre.



— Kochou... — murmuró viéndola a los ojos, pero ninguna expresión se dibujaba en su rostro.

—Ne~Tomioka-san ¿Qué haces acá? — con curiosidad la pequeña mariposa se acercaba hasta llegar a sus lado — Tus clases comenzarán pronto —.

Aún no podía creer que la persona de la que había estado huyendo todo este tiempo volviera a aparecerse frente a él sin mayor esfuerzo. Desvió su mirada hacia el ventanal de la entrada y dejó escapar un pequeño suspiro de sus labios.

—  Yo.. — dijo sin terminar.

El sonido de las campanas del edificio se escucharon hasta el lugar donde ellos estaban.

—Debes dejar de llegar tarde a clases — Tomándolo por el brazo le proporcionó pequeños tirones hasta conseguir que este recogiera su bolso y le acompañara.

—¿Se conocen? — preguntó Sumi al verles tan cercanos, ella siempre atendía a Giyuu cuando su turno comenzaba y el aún se encontraba en la pequeña tienda.

— Por desgracia — susurró Giyuu mientras era traccionado por Kochou.

Con una gran sonrisa, pero una vena marcada en su frente, la mayor le empujó por su espalda hasta sacarlo de aquella tienda — Ne~ ¿Qué quieres decir con que por desgracia? — preguntó sin dejar de sonreír y un escalofrío recorrió la espalada de Tomioka.

— Iré a clases — fue lo único que respondió para empezar a caminar en dirección a la secundaria. No quería voltear pero podía sentir aquel par de pasos avanzando tras de él — Kochou... ¿Cuánto más planeas seguirme? —.

Habían avanzado al rededor de una cuadra caminando juntos, en silencio, hasta que Shinobu decidió romper con eso.

— Llevas meses llegando tarde, pero Sumi dijo que siempre estas en la tienda... Ne~ Tomioka-san ¿Lo estás haciendo a propósito? — sus pies se detuvieron de golpe sin pasar desapercibidos para el muchacho — ¿Estás evitándome? —.

Imitándola él igual se detuvo un metro más adelante. — Kochou — susurró mientras volteaba —¿Estas espiándome? —.

Inevitablemente su rostro tomó un leve color carmín al escuchar esa pregunta, técnicamente si lo estaba haciendo, pero que se lo dijeran de esa forma automáticamente le hacía sentir como una acosadora.

— Ya puedes dejarme aquí, conozco el camino — sus pasos continuaron mientras volteaba nuevamente hacia el frente.

Unas traviesas lágrimas comenzaron a brotar de los violáceos ojos que le observaban alejarse.

—Espera...— susurró de forma imperceptible.

Las lágrimas se volvieron abundantes provocando que su visión comenzara a ser borrosa.

— Espera... — continuaba susurrando — ¡No te vayas por favor! —.

Los pasos de Giyuu parecían volverse más rápidos a medida que se acercaba al portón principal, la mano de Shinobu intentaba en vano secar sus mejillas, y sus pies parecían no responder. Solo podía observar en silencio como él se encontraba cada vez más lejos.

En el segundo que este se giró para poder doblar e ingresar al establecimiento sus miradas se encontraron y algo parecía partirse dentro de su pecho.

¿Qué había pasado?¿Por qué Giyuu actuaba de esta forma con ella? Su corazón dolía y sus ojos parecían lluviosas nubes de invierno.

Dándose media vuelta comenzó a caminar de regreso a la tienda para despedirse de sus amigas ¿O mejor les enviaba un mensaje? Definitivamente tendría que dar unas buenas explicaciones si le veían llegar en este estado.

Sus pasos se volvieron mas lento ¿Qué debía hacer? Se sentía perdida, desorientada, y no físicamente, si no, hablando de sus emociones. 

Escuchó rápidos pasos detrás de ella, pero no pudo reaccionar hasta que sintió una mano posarse sobre su cabeza. Fue guiada por un hombro para girarse, quedando completamente resguardada en el agitado pecho de alguien que intentaba recuperar el aliento después de correr para alcanzarla.

— No llores, Kochou... — murmuró cerca de su oído, su grave voz tenía toques de aflicción muy marcados — No dejes que alguien como yo te haga llorar... —.

Sonaba como una linda idea pero nada de eso se cumpliría, al contrario, gracias a su actuar las lágrimas de los ojos de la mariposa se desbordaron con mayor facilidad que antes.

Él la abrazó en silencio, sin pronunciar palabra alguna. Escuchaba sus sollozos inconsolables resonar en su pecho, lo cual solo aumentaba el dolor en su corazón.

En ese silencio roto solo por el llanto, se sentía como si el peso del dolor se apoderara de cada momento, y sus almas se unían en una danza melancólica, marcada por la inevitable tristeza compartida.

En la soledad de aquella plaza de juegos dos jóvenes se encontraban sentados en silencio.

Shinobu bebía de una agua que Giyuu le había comprado en la máquina expendedora de aquel lugar, sin dejar de sentirse culpable por la ausencia a clases de Tomioka.

— Debiste haber vuelto a la academia... — murmuraba — No me siento bien por haberte hecho faltar —.

El muchacho afirmó los brazos en sus piernas para recargarse hacia delante — Ya iba tarde de todas formas Kochou, no me habrían dejado entrar —.

Mentira, había llegado mucho más tarde en otras ocasiones y si bien le regañaban, jamás le habían dejado fuera de clases.

—¿Qué harás cuando tus padres se enteren de tus atrasos? Ahora incluso tendrás inasistencias... — preguntaba aun lamentándose.

«¿Tus padres?» Con esto se confirmaba una de sus sospechas, Kochou jamás se enteró del accidente de hace un año, y según Giyuu lo mejor sería que todo se mantuviera así. Conociéndola, se sentirá aún más culpable por no haberle acompañado en el funeral.

— Seguro se enfadaran... — susurró intentando no levantar sospechas.

Un incómodo silencio se instauraba tras cada frase que salía de sus labios. 
¿Desde cuando se habían vuelto tan distantes? Además, a los ojos de Shinobu, Giyuu actuaba de una forma demasiado madura y reflexivo para su edad.

— Ne~ Tomioka-san... — continuó hablando — Esto puede ser incómodo pero... Te he enviado muchos mensajes desde que me compraron un nuevo teléfono pero jamás te llegó ninguno de ellos... ¿Tu me has bloqu..?—.

— Cambié mi numero Kochou, no te lo tomes personal —.

De cierta forma se sintió muy aliviada al oír esas palabras. Entonces Giyuu jamás la había bloqueado. Una nueva esperanza de recuperar la relación que perdieron se formaba en su corazón.

— Y.. ¿Has visto a Mako-chan y Sabito-kun? — Shinobu realizaba todo un esfuerzo por mantener una conversación, pero su acompañante se limitaba a asentir o negar dependiendo el caso.

—Hm — asintió — Ahora son pareja —.

Una gran sonrisa se dibujó en sus labios — Ara ara~ Eso si que se veía venir ¿También estudian en la academia Kimetsu? No les he visto —.

— Continuaron con el plan de estudios de la primaria —.

—Ya veo... —.

Nuevamente el silencio invadía el ambiente.

— Ahhh~ se ha vuelto muy difícil conversar contigo Tomioka-san — confesó finalmente — Incluso he pensado que solo quieres marcharte, pero por alguna razón que desconozco te has mantenido acá conmigo... ¿Por qué lo haces? — preguntó afirmando sus manos en la banca mientras se inclinaba hacia delante. Él permanecía quieto con la vista clavada en el horizonte.

— Quien sabe... — fue lo único que respondió ante tremendo acto de valentía, desafiando los aires juguetones de Shinobu — ¿Quieres que me marche? — estaba por colocarse de pie cuando la mariposa ágilmente le sostuvo por su sweater.

— Aún quiero seguir conversando contigo Tomioka-san — exclamó con una sonrisa en su rostro. 

Sabía que sería difícil, pero si su yo del pasado logró ganarse la confianza de aquel cazador de demonios, estaba en su sangre el volver a lograrlo, y daría todo de si para que se volviera un hecho.

— No soy una gran compañía Kochou — declaró observándola de reojo, pero para su sorpresa ella seguía sonriendo.

Entonces con gracia, le picó en las costillas — Tomioka-san... Ne~Tomioka-san — Por más que el le ignorara y le pidiera que se detuviese ella continuó — ¿Dónde estas viviendo ahora?—.

Un suspiró escapó de sus labios — Mi nuevo hogar queda cerca de la academia — su mirada volvía al horizonte.

Ella se inclinó para colocar su rostro frente a él — ¿No me dirás donde? —.

Con una mano apartó su cara de en frente — ¿Por qué se lo diría a una acosadora? No me extrañaría verte fuera de mi casa un día de estos —.

— No habría tenido que recurrir a esos métodos si no me hubieras estado evitando — quitando la mano de encima de ella volvió a acercar su rostro — Si que eres injusto Tomioka-san —.

— No soy injus.. — giró la cabeza para encontrarse con ella y dedicarle una seria mirada. Sin embargo, su sorpresa fue inmensa al descubrir que estaban a escasos centímetros de distancia.

Un destello iluminó sus ojos y sus mejillas se tiñeron rápidamente de un suave tono carmesí, generando una sensación incómoda de vergüenza mutua en ese inesperado momento cercano.

Avergonzado, Giyuu se apartó rápidamente — Creo que ya es momento de volver a casa — Se colocó de pie evitando cualquier contacto visual con la pequeña mariposa, quien había llevado una mano a su boca para disimular la sorpresa que aquella cercanía le había generado.

— ¿Puedo acompañarte? — preguntó Shinobu colocándose de pie tras él.

Tomioka vio la parada de autobús que se encontraba al cruzar la calle — Es mejor que nos despidamos aquí —.

Sabía que era cierto, pero por alguna razón no quería separarse de él, su corazón dolía de solo pensarlo.

— Nos vemos en la academia Kochou —.

Metiendo las manos a sus bolsillos se dio media vuelta para retirarse, pero los brazos de la ex-hashira lo envolvieron desde atrás en un abrazo cálido que provocó que sus ojos se abrieran de sorpresa. Un instante de melancolía se apoderó de él al sentir esa conexión efímera, recordando tiempos que parecían distantes.

— Kochou..— murmuró sin mostrar expresión alguna, aun mirando hacia el frente — ¿Qué sucede? —.

La de menor estatura hundió su cabeza en la espalda que se encontraba entre sus brazos mientras respondía entre susurros — Tengo miedo... Siento que si te dejo ir ahora no volveré a verte en mucho tiempo más —.

Sintiendo el peso de sus palabras, Giyuu apretó las manos que se posaban sobre su vientre, como si quisiera retener el tiempo en ese instante fugaz.

Después de un breve silencio, él levantó suavemente su cabeza, quería decirle que estuviera tranquila, que él dejaría de huir. Sin embargo, las palabras no brotaban con facilidad, ya que sabía que podía romper esa promesa sin dificultad.

Estar a su lado le transmitía tranquilidad y felicidad, pero su conciencia le recalcaba que él no podía darse ese lujo, no después de haber arruinado la vida de su familia, y peor aún, provocar la muerte de su padre.

Finalmente, rompiendo el silencio, Giyuu habló con un atisbo de ternura en su voz — Nos volveremos a ver Kochou — le pareció que finalmente, aquella era la frase mas cierta de todas, ya que de una u otra forma, el destino colocaba una y otra vez a aquella chica en su camino — Asistimos a la misma academia —.

Shinobu, aunque con un dejo de tristeza en sus ojos, asintió lentamente, comprendiendo la realidad de la situación — Promételo —.

— Te lo prometo.. —.

Soltando el abrazo, se ubicó ágilmente frente a él — Por el meñique —.

Entrelazando sus dedos, se miraron fijamente a los ojos — Por el meñique —.

Con una sonrisa en su rostro Shinobu se alejó mientras mencionaba de forma cantarina — ¡No lo olvides, lo prometiste por el meñique!— dando pequeños brincos para luego caminar a gran velocidad se dirigió a la parada de autobús.

Giyuu le observaba desde la plaza, y sin que alcanzaran a pasar ni treinta segundos, el bus apareció.

Shinobu agitó su mano en alto en señal de despedida, volviendo a repetir en voz alta — ¡Por el meñique! —.

El muchacho vio como el autobús se alejaba de aquel lugar llevándose consigo a la mariposa.

—Lo siento Kochou... Tu nunca cumpliste nuestras promesas — dándose media vuelta dejó escapar un profundo suspiro — ni en esta, ni en nuestra vida pasada—.

Ese encuentro marcó el final, una despedida que se prolongaría por un tiempo considerable.

Kochou, sin importar cuánto lo buscara, se vería incapaz de hallarlo.

En su ausencia, el vacío de las promesas rotas resonaría con una tristeza que se quedó suspendida en el aire...

Como un eco solitario de un adiós sin retorno.

Konnichiwa <3

Tamare Giyuu déjese querer :'(, no fue tu culpa el accidente de tu padre. 

Aproveché de dejarles la fotito que me inspiró para la apariencia de Giyuu en la secundaria, ni se imaginan por cuanto tiempo tuve guardada esa imagen en una carpeta jajajaja, son cosas que pasan cuando abandonas una historia por tantos años.

Los tkm, hidrátense, duerman temprano, y no descuiden los estudios <3

Sayonara


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro