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Capítulo XV

Un sonido agudo y constante se apodera de mi atención poco a poco. En medida que iba abriendo mis ojos pude darme cuenta que el sonido se trataba del monitor de mis signos vitales.

Siento un enorme dolor de cabeza, al igual que me siento todo el cuerpo dolorido y unas nauseas terribles.
Los recuerdos empiezan a fluir poco a poco, el hombre en mi sala, la pistola Taser, los ojos brillantes del hombre clavados fijamente en mí;
Un escalofrío producto del miedo inunda mi piel por un momento.

Dirijo mi vista por las periferias y detalles de la habitación, donde lo último que logro observar es a Nate sentado en un sofá de la esquina. El pobre tiene los ojos cerrados luciendo un rostro de cansancio, y como no tenerlo si cada vez que me encuentro en un asunto de gravedad, es él quién está asistiendo de mi salud.

La mirada cansada de Nate se posa en mi en el momento que le dedico una leve sonrisa.

- Khloe, ya despertaste. - Se puso en pies y camino para situarse a mi lado.

Volví a sonreír de una manera más amplia. - Si, aún me siento extraña corporalmente. - Pasé una mano por mi cabeza. - Al igual que los recuerdos empiezan a fluir. - Frunzo mi ceño en el momento de volver a ver a Nate. - Llegan como descargas eléctricas de pocos segundos.

Colocó su mano en la parte superior de mi rostro y me observó detenidamente. - Dime quién te atacó Khloe?. - Apretó sus labios en una fina línea.

Su voz era dura y firme. Se que se encontraba muy enfadado. - No lo sé Nate. - Miré la intravenosa que tenía en mi mano izquierda. - No creí salir viva de esto. - Susurré mientras acariciaba mi mano.

Pude escuchar la fuerte respiración de Nate al escucharme. Sé que esto está siendo muy difícil para él.

- Llamaré a la Doctora para que pueda chequearte ahora que despertaste. Ya luego tendremos el tiempo para hablar sobre esto. - Se giró y salió por la puerta de la habitación del hospital.

Traté de adoptar una posición más cómoda cuando una mujer de entre unos cuarenta años se adentro en la habitación.

Al verme me dedicó una amable sonrisa. - Buenas tardes Khloe. Me alegra saber que has despertado, Soy la Doctora Elisa y estoy a cargo de ti mientras te encuentres en el Monte Sinaí.

- Buenas tardes Doctora Elisa, no le diría que me es un gusto porque a nadie le gusta venir al hospital.

- Me alegra saber que estés en condiciones de tener buen ánimo. - Su amplia sonrisa denotaba que le había causado gracia mi comentario.

Miré fijamente todos sus movimientos los cuales se dividían en revisar todas las cosas que tenía conectadas a mi organismo. - Qué día es hoy y que hora es?. - Mi voz se escuchaba algo débil, pero lo suficientemente alta para que la Doctora pudiese escucharme.

Buscó entre las bolsas de su bata blanca una pequeña linterna. - Hoy es viernes Khloe y son las veinte horas con doce minutos. Solo has durado veinte horas en coma inducida. - Se acercó a mi para revisar mis pupilas con la linterna.

Esto último captó mi atención por completo. - Podría explicarme que sucedió?

Terminó todos los chequeos y me quedó viendo un momento. - Creo que esa es la pregunta que todos desean hacerte a ti.

Mi rostro de confusión solo se intensificó un poco más. - No comprendo.

Una sonrisa tranquilizadora asomó en sus labios. - Se a lo que te refieres. Al parecer, la persona que te atacó tenía indicado asesinarte, ya que las dosis de medicamentos que te suministraron era para que murieras. Gracias a a Dios y a tus amigos que lograron traerte a tiempo al hospital.

Mis ojos se ampliaron grandemente por la noticia. - Ahora entiendo Doctora, muchas gracias. - Solté un poco de oxigeno que tenía retenido y volví a recuperar la estabilidad.

- No hay nada que agradecer. En base a tu evolución te daremos el alta mañana a las ocho de la mañana. Hasta pronto. - Tomó sus apuntes y salió por la misma puerta que había ingresado.

Inhalo y exhalo un poco de oxígeno mientras relajo mi cuerpo y cierro mis ojos para pensar en esta situación. Alguien trató de matarme y gracias a Dios, no lo logró. Me siento ...

- Khloe amiga, ya despertasteis?. - Esa voz tan conocida invade mis sentidos interrumpiendo mi diálogo interno.

Un repiqueo de tacones ingresando me hace sonreír antes de abrir mis ojos. Mi ojo izquierdo se abre un poco para confirmar la presencia de April.

- Si, ya desperté de mis vacaciones merecidas.

Tomó asiento en el borde de mi cama de hospital mientras me veía fijamente y con rostro de preocupación.

- No vuelvas a decir eso Khloe, todos creerán que te merecías que te hayan intentado asesinar. - Cruzó sus brazos sobre su pecho en símbolo de molestia.

Una muestra barata de risa se escapó de mi boca. - Claro que sé a que te refieres. Pero en estos momentos quiero pensar que fueron horas de vacaciones y no que hay un psicópata con ansias de verme muerta allá afuera.

Su rostro de preocupación se apoderó de inmediato de ella. - Sabes que eso jamás lo permitiríamos Khloe. Nate y yo te amamos tanto que jamás dejaremos que suceda eso.

Le tomé una de sus manos y la acaricie un poco. - Yo también les quiero. Por ello jamás les expondría a nada que atente con sus vidas. - Abrió sus labios para protestar esto, pero de inmediato continúe. - Si hay alguien ahí afuera con ansias de verme muerta es porque el problema es con migo, no con ustedes. Así que prefiero me ataque a mi, antes que a ti o a Nate.

- Que sepas que nadie va a acercarse a ti nuevamente con intenciones de lastimarte. Nate, Ben y yo hemos contratado a muchos guarda espaldas para cubrir todo New York. Además de tener especialistas investigando al idiota que intentó matarte.

- Ben?. - Mi desconcierto era enorme.

- Si!, Ben. Que por cierto, me debes una extensa explicación respecto a lo que está sucediendo entre ustedes dos.

Nate y Ben ingresaron en ese momento a la habitación seguido de Thiago. Ver a este último me sorprendió muchísimo.

- Cómo te sientes Khloe?.

La pregunta de Ben me hace concentrar toda mi atención al ojos azules que se encuentra a la par mía.

Me sonrío con todos en muestra de bienvenida antes de responder. - Pues, me siento algo cansada o adormecida aún, pero es algo que puedo manejar. Además creo que los mismos medicamentos me reducieron el dolor en el golpe de la boca.

Los ojos de Ben se posaron en mis labios y con delicadeza examinó la parte del golpe. - Hijo de puta. - Sus palabras se escucharon cargadas de rabia.

- Cómo sabes que fue un hombre quién le hizo daño?. Ella aún no dice quien le atacó.

Ocho pares de ojos se instalaron de inmediato en el rostro de Thiago quien se encontraba en la parte trasera de April.

La mandíbula de Ben se contrajo un poco como muestra de molestia. - Porque una mujer no tendría la fuerza suficiente para hacerle ese daño. - Terminó su frase señalando el área de mi rostro lesionado.

- Pues yo digo que una mujer ...

- Nadie está pidiendo tu opinión en este lugar. - La mirada que le dedicó Ben a Thiago fue más que obvia en respecto a su enojo.

Thiago hizo el ademán de responder a la actitud de Ben cuando decidí intervenir.

- Podrían no discutir en mi presencia por favor. - Me dolía la cabeza cada vez que pronunciaban algo.

Nate se abrió paso y se situó a mi lado. - Necesitas descansar hermanita. - Me tomó de la mano y depositó un beso en mis nudillos. - Luego vendré para quedarme y acompañarte.

Le miré agradecida por su gesto y le acaricié la mano unos segundos antes que se pusiera en pies e hiciera salir a todos de la habitación.

...

No me di cuenta en que momento quedé sumamente dormida, mi subconsciente logra despertar antes que mi consciente. Una ráfaga de escalofríos recorren parte de mi piel, ese tipo de escalofríos que sientes cuando hay una persona observando.

Abrí mis ojos rápidamente y el techo del hospital captó toda mi atención. Parpadeo un par de veces antes de escuchar unos pasos en la habitación y estos atrajeran mi atención en dirección a la puerta, giré mi rostro y logre captar la figura de un hombre alto y de buena contextura saliendo ágilmente.

Nate se encontraba dormido en el sofá de la habitación con una manta en cima y un poco de baba escurriendo por su boca, estaba cerca de la puerta y mi primer instinto fue gritar su nombre para que hiciese algo. Pero la razón de mis temores se adueñan de mis pensamientos en este instante. Y si ese hombre se encuentra armado y le hace daño a Nate?. Sé que él le seguiría el rastro y ya en la calle tanto el hombre como sus compinches podrían hacerle daño a Nate. Mi corazón estaba trabajando aceleradamente preso del temor, así que preferí callar por la seguridad de mi hermano.

Los minutos pasan como si fuesen el agua de un rio, y aún mi cuerpo se encontraba rígido por el temor. Temor a que el hombre regresase y me matara o matase a Nate. El sonido del monitor de mis signos vitales ya había recuperado el ritmo normal y eso significaba que mi corazón ya no se encontraba trabajando doblemente. Nate removiéndose en el sofá me hace girar a verle y captar su rostro despreocupado mientras duerme profundamente.

Una lágrima se filtra de mis ojos al saber que ambos estuvimos a merced de aquel hombre en esta habitación. Perfectamente pudo haber metido una bala en la cabeza de ambos con una pistola y un silenciador. Así que eso es lo que más llama mi atención, vino solamente a verme. Observar como me encontraba, y esto solo puede confirmarme que no era el mismo tipo que me atacó. Pero tampoco era la figura de algún hombre que yo conociese.

...

- Khloe indudablemente se quedará con migo. Así que no discutas Nate. - La voz de April se apoderaba de la habitación completa.

- Cómo podrás defenderte o defenderla de otro ataque April?. Tu no puedes ni contigo misma. - La mirada de Nate se posó en mí fugazmente para guiñarme un ojo y darme a saber que estaba molestando a April.

- Tú. - Posó su dedo índice en el pecho de Nate. - Querido amigo, no sabes absolutamente nada de mis entrenamientos en defensa personal. A mi lado estará más segura que con tigo. - Retiró su dedo del pecho de Nate y se giró para tomar su bolso y el mío.

- Ahora que ya han terminado. - Volví mi vista a mi nuevo guarda espalda. - Puedes llevar mi bolso a la camioneta y luego llevarme a mi Ático.

El rostro de los tres presentes fue de completo asombro.

- Eso si no está a discusión Khloe. Tu no te quedarás nuevamente sola en ese lugar. No es seguro. - La voz y mirada tensa de Nate se fijó duramente en mi.

- No voy a exponerles a ambos en esto. - Mi rostro y palabras fueron con determinación. - Además, me han impuesto dos guarda espaldas sin contar con los otros dos que se encuentran en la base de todo lugar al que me dirija o me encuentre, es un total de cuatro inútiles. - Dirijo fugazmente la mirada al jefe de seguridad personal que tenía a partir de ahora.

- Ellos no están siendo inútiles Khloe. - El reproche de April se abrió paso entre la habitación antes de entregar mis cosas al guarda espaldas y salir por la puerta enfadada.

Bajé la vista y la fije en el pomo de la puerta. - Sabes perfectamente que si desean verme muerte ya lo estuviera. - Nate abrió sus labios para comentar algo, pero le interrumpí. - Ellos no van a salvarme de una bala disparada por un franco tirador Nate. - Mencione lo último en referencia a los guardias de seguridad.

Tomé las ruedas de mi silla y me giré para salir de la habitación y del hospital.

Mi ahora nuevo guarda espalda me abre la puerta del BMW 750 Li sedan. Azul por supuesto, para transportarme directamente al ático.

- Aún no puedo creer que seas mi guarda espalda. - Fijo la mirada en las activadas calles de New York.

- Aún no puedo creer que hayas sufrido un atentado y hayas estado tan cerca de la muerte. - Sus ojos van fijos en la carretera.

Me giro para verle más detalladamente. - Nunca pensé que fueses bueno en defensa personal y este tipo de cosas, para mi parecer eras Solamente un maromero.

La sonrisa ladeada de Jared se apoderó de su rostro mientras se detenía en un semáforo en rojo. - Hay muchas cosas que no conoces de mi Isabelle. - Posó sus ojos fijamente en los míos por unos segundos. - Pero con el tiempo irás conociendo. - Tomó la marcha nuevamente después de que sonora el claxon del auto tras nosotros indicando que la luz del semáforo había cambiado a verde.

Permanecí en silencio el resto del camino y sumergida en mis pensamientos en respecto a todo lo sucedido en menos de cuarenta y ocho horas.
Mi vida acaba de tomar un giro que jamás lo creí posible, de hoy en adelante tendría más seguridad que el propio presidente y todo por un estúpido que tiene algo en mi contra. Quién puede ser? Eso aún lo desconozco.

- Subiré con tigo hasta tu ático y permaneceré en la puerta todo en tiempo. Si necesitas algo, solo debes llamarme. - Salió del auto para dirigirse en abrir mi puerta.

Al poner un pies fuera del auto, una muralla de carne con trajes y caras de culos congelados me reciben con un asentimiento de cabeza.

Jared al ver mi cara de desconcierto se dispone en hacer las presentaciones. - Señorita Khloe. - Me mira fijamente y sonríe malicioso recordando lo que una vez hablamos por teléfono. - Ellos son el nuevo equipo de fuerzas especiales encargados de su seguridad.

Me Sonreí con todos ya que no tenía mucho que decir al ver a esos tres hombres ahí.

- Él es el ex teniente de unidad SAD, Pither Rickell. - La mano de Jared señalaba a la muralla de carne del costado izquierdo, el cual era completamente calvo. - Él es el RANGER retirado de labores gubernamentales, Jimmy Hunter. - Ahora su mano se colocó en dirección al tipo de en medio el cual respondió con un asentimiento. - Y él, es el SEAL en retiro, Bard Green. - Concluyó su presentación con el hombre fuerte de la derecha quien solo me mostró una mueca de sonrisa.

Les dediqué una sonrisa amable y apacible a estos tipos mientras les tendía la mano a cada uno.

- Agradezco sus disposiciones en querer trabajar con migo. Ahora mi seguridad está en sus manos.

El ex teniente me miró con rostro de seguridad. - No se preocupe Señorita Oconaill. Su seguridad es nuestra misión. Nosotros nunca fallamos ninguna.

- No se imagina lo mucho que me alegra escuchar esto. - Les miré a los tres para despedirme. - Me disculpo pero hay mucho trabajo que me espera en mi ordenador.

Sin más que agregar me encaminé a la entrada del edificio.

- Señorita Khloe, me alegra tenerle nuevamente aquí. - La voz de Vicent me recibe en el momento de abrir la puerta.

- Hola Vicent, me alegra estar de regreso nuevamente. - Me sonrio mientras paso a la par. - Los chicos ya se encargaron del vídeo de seguridad de esa noche?.

- El mismo día por la mañana le entregué la cinta al joven Nate.

- Perfecto, gracias por todo Vicent. - Entré en su caunter y le abrace fuertemente. - Si no fuera por ti, estaría muerta en este momento. - Me separé del agarre y pude ver un rostro conmovido.

- No es nada señorita Khloe, yo solo cumplía con mi trabajo.

- Para mi lo es todo Vicent, tu trabajo no era llamar a mi amiga. Pero aún así te preocupaste por mi y le llamaste. - Coloqué mis manos sobre sus hombros. - Minutos más tarde, si nadie me hubiese encontrado ahorita estuvieran en mi funeral.

El rostro de Vicent se dirigió para ver sus pies. - Señorita Khloe, si yo no me hubiese movido al baño en ese momento, usted no hubiese pasado nada. - Su voz denotaba culpabilidad.

Le tomé de la barba y le hice verme a la cara. - Si no te hubieses movido al baño ese tipo te hubiera asesinado, y nadie se hubiera tomado la tarea en saber si yo estaría bien. Así que ambos hubiéramos muerto.

Su expresión cambió de inmediato y me dio una mirada de compresión.

- Ahora debo retirarme y subir a trabajar. No olvides que estaré eternamente agradecida con tigo. Pither, Jimmy y Jared abordaron el elevador con migo, ya que Bard se quedaría resguardando la entrada junto a Vicent. Al llegar al pasillo de la entrada Jimmy decidió que esa sería su área de trabajo para asegurar mi seguridad.

Abrí la puerta y Jared fue el primero en entrar.

- Qué estás haciendo?. - Le interrogué mientras colocaba mi bolso en el recibidor y me dirigía a la cocina por un vaso con zumo de naranja.

- Asegurando el área. - Respondió lo más obvio posible.

Tomé asiento en uno de los taburetes de la cocina mientras le observaba revisar hasta las lámparas de todo el lugar.

- Podrías dejar de seguirme cada movimiento con tu mirada?. Siento que me incomoda. - Salió debajo de la mesa del comedor mientras posaba su ruda mirada en mi.

- Estás en mi casa, y en mi casa hago lo que quiero, además que trabajas para mi. Por ende, yo no recibo las ordenes, yo las impongo.

Me levanté y me dirigí al fregadero a dejar el vaso de cristal para luego ir a mi habitación y empezar a trabajar.

Antes de tomar el pomo de la puerta de mi habitación su gruesa voz me detuvo.

- Que sepas que me quedaré en la habitación de invitados.

Me giré sobre mis pies para verle y saber que no está de broma. - Disculpa?.

Sacó su cabeza del horno de la cocina para concentrarse en mi. - Lo que has escuchado. - Se ajustó la camiseta blanca antes de volver a hablar. - Dormiré en la habitación de invitados, Jimmy en el sofá cama de tu sala y Bard en la ante sala del pasillo de afuera. Además que solo serán cinco horas, en las que haremos turnos.

Abrí y cerré mi boca en muestra de sorpresa. - Genial!. - Fue lo único que pude pronunciar.

Caminé de un lado a otro mientras digería la noticia. - Toda una vida sin que un hombre pisara una vez mi espacio personal y Ahora cuatro murallas de carne vivirán con migo. Genial!. - Alcé mis manos todo lo que pude. - Por qué a mi Dios?. Por qué a mi?. - Me giré nuevamente y abrí mi habitación para entrar a ella y luego cerrarla de un portazo.

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