☆Capítulo V☆
(Narro io)
La alarma del cuarto de Stan sonó a las 4:30 y en la de Mason a las 5.
El castaño entro al baño para poder despertar.
El agua tibia rozar con su cuerpo lo hacían sentirse de alguna manera relajado.
Al salir solo tenía puesto una toalla alrededor de la cintura, por lo que fue a ver que cosa podría usar, abrió la maleta de ropa (Ya que todavía no vaciaba nada en los cajones) y empezó a rebuscar su nuevo atuendo.
No tardo mucho, escogió unos pantaloncillos café y una camisa negra, obviamente tomo su sudadera roja y sus tenis del mismo color.
No quería llamar la atención, por lo que pensó que ese sería un buen atuendo.
Cubrió su marca de la frente. El día de ayer, también lo había hecho, por lo que tendría que hacer lo mismo para que las personas no le preguntaran por ella.
Cogió su mochila y bajo a desayunar.
En la cocina estaba su tío escuchando música en la radio, movía la sartén de un lado a otro y una extraña alegría era perceptible en él.
—¿Te pasa algo Stan?— Preguntó mientras se sentaba.
El mayor se giro poniendo un plato de huevos revueltos frente a él.
—Sabes chico, nunca tuve hijos pero sinceramente me hubiera gustado poder hacer esto con ellos. Ya sabes el desayuno y acompañarlos a la escuela.— El castaño se atragantó con lo último.
—¡¿Q-Qué?!— Preguntó mientras se golpea el pecho. —¡¿Me vas a llevar?!— Volvió a interrogar.
—¡Pero por supuesto que sí!— Dijo el mayor mientras se quitaba el mandil de cocinero. —Y no me reniegues, recuerda que soy tu cuidador.— Alegó antes de recibir alguna respuesta.
—Que fastidio...— Dijo el menor mientras volvía a llevarse un pedazo de comida a la boca.
Pero antes de lograrlo, un flash lo cegó.
Confuso dirigió la vista con su tío, quien en manos tenía una cámara Polaroid antigua.
—Un recuerdo para tus padres...— Al ser una cámara instantánea, la foto salio rápido mostrando a un castaño con la boca abierta. —Hermoso...—
(...)
Como ya le había dicho antes, Mason le ayudo al mayor en la tienda hasta la hora de clases.
—Soos, hoy te encargaras del mostrador.— Dijo el anciano mientras le daba las demás ordenes del día.
—¿Qué hay de Roobie?— Preguntó Mason quien alcanzó a escuchar.
—Hoy también inicia clases, solo podrá ayudarnos en la tarde.— "Creí que el ya había acabado la prepa..." pensó el chico mientras colgaba unas camisas con el logo de la cabaña.
—¡Buenos días!— Se dejo oír un saludo de la puerta, todos voltearon a ver de quien se trataba, sorprendiéndose de ver al pelinegro ahí.
—¿Qué sucede chico, no tienes que llevar a la escuela a tus hermanas?— Preguntó Stan al acercarse.
—La mayor esta en secundaria, ella se encargara.— Dijo divertido. —Además, sé que Mason no ha conocido a alguien aquí que lo acompañe en su primer día de clases, así que me ofrezco como voluntario.— Dijo alegré.
El anciano apenas renegaría cuando el castaño se acerco.
—Me parece bien, además de que es tarde así que ya me voy.—
Tomó sus cosas y se despidió de Soos y su tío, antes de que este último hablara.
(...)
Al ser un poco temprano, el sol apenas iluminaba la corona de los árboles y el ambiente se mantenía tranquilo.
El silencio entre ambos no parecía ser molesto, pero Roobie fue el primero en hablar.
—Ayer tu tío me contó que deseaba llevarte a la escuela, por eso vine a salverte.— Una ligera sonrisa apareció en su rostro.
—Gracias.— Fue lo único que respondió el mayor. —¿Por qué estas en prepa?, pareces de universidad.— Agregó curioso el menor.
—Tengo 18, reprobe este año por unos asuntos...—
Quería preguntar la razón, pero no quería meterse en asuntos personales de él.
(...)
—A por cierto, debemos pasar por los Cipher...— Dijo el pelinegro mientras entraba a la cafetería de Linda S.
"¿Hasta ahora me lo dices?" se quejó el menor al acompañarlo.
—¡Hola cariño!— Se escuchó a la mesera del lugar saludar mientras se acercaba a ambos.
Beso ambas mejillas del mayor quien no se resistió a tal gesto, para luego hacer lo mismo con el castaño quien aunque odiaba el contacto físico, no podía decirle que no a aquella señora.
—¿Los chicos están listos?— Preguntó Roobie.
Linda Susan camino hasta la cocina y regresaba con un par de bolsas cafés.
—No, ya sabes que son un desastre buscando sus cosas.— Dijo y les extendió una bolsa a cada uno. —Son sus almuerzos.— Dijo alegre.
El pelinegro lo tomó sin discutir, pero Mason se quedo quieto, no estaba seguro de si aceptarlo estaba bien.
Pero un codazo por parte del mayor lo hizo acceder.
—G-Gracias...— Dijo un tanto apenado.
—No es nada querido.— Dijo esa dulce anciana mientras iba de nuevo a la cocina.
—No te preocupes...— Habló el mayor. —Es común que ella cuide de nosotros los jóvenes, sabe que cuidaremos a sus hijos y esta es una manera de agradecernos.— "¿Cuidarlos?"
(...)
Parecía que los chicos ya estaban levantados debido a que sus gritos se hacían cada vez mas fuertes.
—¡Mamá, Bill me esta molestando!—
—¡Mamá, Will es una niña!—
—¡Ambos callense y apuranse, los están esperando!—
A los 5 minutos, pasos rápidos se escucharon bajar.
Con unos pantalones negros, una camisa roja de cuadros negros y su mochila, el rubio se hizo presente.
—¡Hola amigo!— Saludo alegre al pelinegro antes de dirigir su vista al menor. —¿Tu que haces aquí?— El desagrado en su voz era perceptible.
Mason apenas respondería un "No te interesa" pero se vio interrumpido.
—Yo lo traje, es su primer día en la escuela y necesita que lo guiemos.—
—Te recuerdo que no vamos en secundaria.—
—¡Soy de prepa!— Alegó el menor.
—Primero crece y después me lo dices, ¿Ok?— La paciencia del castaño se había agotado, estaba preparado para darle un buen golpe en el rostro, pero nuevamente alguien le había ganado.
Un sartenazo de parte de la madre del rubio hizo que este cayera de rodillas al suelo.
—¡Dejen en paz a este chico, si me vuelvo a enterar de que lo están molestando se las verán conmigo!— Dijo molesta, sin preocuparse de la posible contusión cerebral de su hijo.
—Ya estoy listo.— Agregó el peli-azul quien traía puesto una camisa celeste y sus pantalones azules.
Su madre se le acerco y beso ambas mejillas.
—Eres el único de mis hijos guapo.—
—Oye, eso dolió.— El mayor de los Cipher apareció con su chaqueta negra, una camisa blanca y pantalones grises.
—Diría lo mismo de ti si no te hubieras puesto esos aretes en la oreja.— Respondió su madre sin prestarle atención. Les entrego su almuerzo y acompaño a los 5 a la puerta. —Que les vaya bien a todos.— Dijo alegre con una gran sonrisa.
Una especie de calor envolvió al menor, le agradaba sentirse querido, hasta de cierta manera le gusto que Stan se preocupara por el en la mañana.
Una sonrisa se grabo en su rostro mientras caminaba a la escuela al lado de esos extraños compañeros.
"Tal vez... Solo tal vez..."
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