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☆Capítulo IV☆

(Narro io)
—P-Phill...— Dijo el peli-azul sacando al menor de su trance.

—¿Qué haces aquí?— Preguntó el rubio.

El pelirrojo suspiró pesadamente mientras llevaba una de sus manos a la frente.

—Mamá me dijo que tenía que venir a buscarlos, pero ahora que llegó me encuentro con que están peleando.— Renegó el mayor.

—¡N-No nos estamos peleando, soló le digo a este chico quien soy y que quiero ser su amigo!— Señaló al castaño quien lo miró con cara de odio.

—Bill, te conozco... Seguramente lo estabas molestando.— Volvió a suspirar, pero ahora miró a Mason quien se había mantenido callado tratando de entender toda la situación. —Pido disculpas por mis hermanos.— Dijo de manera seria. Pero al ver que el chico seguía molesto miro al rubio. —Disculpate tu también idiota.— Con una sola mirada, el otro se acercó con desgano.

—Lo siento, es solo que nunca vemos caras nuevas por aquí. Soy Bill Cipher, este de aquí. —Tomo al peli-azul del cuello de la camisa jalandolo hasta él. —Es Will, mi gemelo.— Sonrió.

Mason fruncio el ceño.
—¿Gemelos?— Repitió el gesto con duda.
Ahora que miraba a ambos con mas detalle, notó como es que si tenían una apariencia muy similar, si no fuera por el cabello tan extravagante, pasarían a ser comunes.

—H-Hola...— Dijo mientras levantaba la mano en señal de saludo, esta vez, cuando Mason lo miró se dio cuenta de que era mas callado, simple e inocente (?) a comparación de los otros dos.

—Y supongo que conoces a nuestro hermano mayor.— Señalo a Phill quien seguía de pie en la puerta. —Somos Phill, Bill y Will.—

—Nombres que riman, ¡Que tierno!— Agrego Roobie sin moverse del mostrador.

—Supongo que es tarde.— Habló el pelirrojo. —Bill y Will vámonos.— Sentenció mientras se hacía a un lado de la puerta para permitir su salida.

Los menores no renegaron y de despidieron de Roobie quien miraba todo desde su lugar.

Cuando Mason y Phill terminaron frente a frente, ni hubo ninguna palabra.

El mayor salió cerrando la puerta detrás de él y sumiendo en silencio toda la habitación.

Tras unos breves segundos, Mason y Roobie se quedaron mirando a la puerta con la idea de que alguno de los Cipher entrara diciendo una idiotez.

(...)
—¿Y bien?, ¿Qué tal tu primer día en el pueblo?— Pregunto Stan mientras le servía la cena a su sobrino quien jugaba con un tenedor y una cuchara en la mesa.

—Bien, supongo.— Dijo sin prestar atención. —Por cierto.— Miró a su tío. —¿Conoces de alguna forma a los Cipher?—

El anciano rió por lo bajo.
—Tenía la sospecha de que preguntarías por ellos.— Se dio la vuelta y dejó un plato con hot cakes frente a su sobrino. Apenas el menor preguntaría a que se refería cuando se vio interrumpido. —Conocí a los padres de los chicos de joven, Ford y yo éramos muy unidos a ellos.— Un ligero tono de melancolía era perceptible en su habla.

—¿Qué sucedió?— Preguntó el castaño.

El mayor suspiro. —Pues, por desgracia el padre de los chicos dejó a Susan y ella tuvo que mantener a sus hijos sola.— Se recargó en su mano mientras miraba a el castaño quien se había quedado estático.

—O-Oh... Ya veo.— Sinceramente no esperaba una respuesta así, claro que eso no justificaba el comportamiento de los chicos, pero estaba seguro de que esa era una razón por la cual lo trataron tan arrogantemente.

Bueno, de hecho solo el rubio había demostrado ser así.

Se notaba que el peli-azul era una persona más penosa que los otros dos, y Phill demostraba ser quien los cuidaba.

Pero si sentía un poco de lástima por Susan, una mujer tan linda y humilde que había perdido su apoyo y no se dio por vencida, había criado a sus hijos sola y tal parecía que había hecho un buen trabajo.

O por lo menos con dos de ellos.

—Voy a dormir.— Habló Stan. —Mañana tu tienes un día muy ocupado y yo tengo que trabajar.—

Se levantó dejando al castaño con sus pensamientos y unos hot cakes fríos.

(Narra Mason)
Me di un baño para poder descansar, pero ciertas ideas daban vueltas en mi cabeza mientras el agua tibia caía sobre mi espalda.

Mañana tendré que ir a la escuela... Demonios, esto sería mas sencillo si tuviera a Mabel conmigo.

Ni siquiera tengo un teléfono para hablarle.

¿Alguien me extrañara?...

Supongo que no.

Ni siquiera pude hacer amigos mientras vivía en California, ciertamente nadie quería estar conmigo por miedo a que los lastimará o meterlos en problemas.

A veces me pregunto que hubiera pasado si hace dos años hubiese ganado esa competencia.

¿Sería en orgullo de mi familia?

Nunca dije las razones por las que lastime a mi contrincante aquella vez, pero sinceramente lo siento mucho por él.

Todos sabían que mi padre era entrenador de Mabel y mío, pero era mas duro conmigo.

Día tras día me hacía esforzarme al máximo para enorgullecerle.

Nunca renegue o me rendí, siempre haciendo una lucha por él mas que nadie.

Pero... Nunca pensó algo bueno de mi.

(Narro io)
El castaño salió de la ducha con un ligero dolor de cabeza, recordar el pasado era algo abrumador.

Tenía puesto sólo un pantaloncillo y una camisa de resaque.

Siempre trataba de borrar aquellos recuerdos de su pasado, pero de una u otra forma estos siempre volvían.

Tal vez ahora que cambio de vida todo sea diferente.

Ahora había una pequeña vela de esperanza en todo ese caos que le rodeaba.

Cualquier personas estaría nerviosa de iniciar clases en un lugar desconocido, pero no para Mason.

Solo quería estar en los brazos de morfeo y olvidarse de todo lo demás por lo menos unas horas.

Se dejo caer en la cama con la ilusión de que el sueño llegara rápido y así descansar.

"Todo estará bien mañana..."

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