☆Capítulo II☆
(Narro Mason)
Odio madrugar, pero por lo visto mi "Querido Tío" (Nótese mi sarcasmo) no lo sabe, me hizo levantar a las 5 de la mañana para ayudarle con sabe que mierda.
—Tus papeles ya están en la escuela, mañana comenzaras clases como todos los demás.— Me dijo Stanley mientras hacía el desayuno, yo por mi parte solo trataba de no caer dormido en la mesa.
—... ¡¿Por qué demonios tengo que despertarme tan temprano siendo domingo?!— Grité al desesperarme de cabecear.
El maldito anciano rió por lo bajo. —Debes ayudarme un poco aquí, solo en lo que regresa mi hermano, además sera por las mañanas, así que no afectará en nada a tu escuela.— Me sirvió lo que parecía salchichas con huevo, no mentiré, olía bastante bien.
—Hug... Ya que.— Tampoco quería estar como niño bonito en esa casa, por lo que no me negué a ayudarlo. —¿Qué no tienes trabajadores aquí o que?— Pregunté un poco molesto al picar del plato. —Mm... Bueno...— Murmuré llevándome otro bocado.
—Sí, ellos no tardaran así que no te preocupes.—
(...)
Mientras llegaban los demás, Stan me hizo acomodar algunas nuevas exhibiciones que había estado guardando.
—¿Dónde pongo esto?— Pregunté al sostener un gallina con plumas doradas, podía oler la pintura estando tan cerca de eso.
—Ponla cerca de los animales extintos, eso que traes en mano es un dr-...—
—¡No me interesa!— Grité al caminar hasta donde él me había dicho.
Pude notar un gruñido de parte de Stanley lo que me provocó soltar una carcajada.
Ya era costumbre interrumpirlo, pero nunca me decía nada o me regañaba, hasta parecía que no le importaba.
La campana de la puerta se escuchó, eso avisaba que alguien entraba a la tienda, pero apenas eran las 6 de mañana, por lo que no debían ser clientes.
—¡Buenos días jefe!— Se dejo oír desde la entrada, supongo que uno de los empleados había llegado.
—¿Qué tal Soos?— Preguntó mi tío mientras se acercaba. —Te presentó a mi sobrino.— Esa era mi entrada, me acerque hasta ellos.
Ese tal "Soos" era un unos 7 años mayor que yo, un poco gordo y con la camisa de la cabaña junto a un gorro café, no juzgó a las personas por su físico por lo que pase por alto lo demás.
—¡Hola chico!— Me saludó alegre el mencionado al acercarse y abrir los brazos.
Por instinto me hice a un lado haciendo que este pasara de largo.
—Je, lo siento Soos, a Mason no le gusta el contacto físico.— Dijo Stan mientras se rascaba la nuca.
—Oh, lo entiendo... ¡Entonces!— Extendió su mano hasta mi. —¡Es un placer!— Dijo alegre sin perder su sonrisa, eso me recordó a Mabel.
Con duda correspondí su saludo.
—Igualmente, soy Mason.— Respondí serio.
Apenas iba agregar algo cuando me vi interrumpido por alguien mas.
—¡Lamento el retraso jefe!— Gritó un chico de cabello negro agachado tratando de recuperar el aire, parecía que había corrido. —T-Tuve que despertar a mis h-hermanas para que se alistaran ya que hoy iban a c-comprar las cosas de la escuela.— Al erguirse pude notar mas acerca de él;
Un chico un poco mayor que yo casi pálido con imperfecciones en el rostro, cabello azabache y de complexión delgada. Traía puesta una camisa verde a cuadros al igual que unos Jeans y botas.
—Buenos días Roobie, y no te preocupes, llegas a tiempo ya casi abrimos.— Se le acercó mientras le tomaba el hombro para tranquilizarlo. —Mason.— Me acerqué. —El es Robbie Cordurey, es quien atiende la caja.— Salude con la cabeza.
—... ¿Es su hijo?— Preguntó curioso el chico al verme.
Una carcajada enorme salió del anciano mientras yo abría los ojos, nunca en mi vida había caído tan bajo.
—¡No, es mi tío abuelo nada mas...!— Aclaré antes de que le diera un infarto a Stan.
—O-Oh...— Roobie se disculpó rápidamente. —N-No sabía.—
—Descuida hijo...— Ese fue Stan. —Ahora sí, todos a sus lugares, es hora de abrir.—
Los dos trabajadores fueron a sus puestos mientras que yo iba ir directo al almacén a buscar mas cosas que acomodar, pero mi tío me tomó del hombro... Odio que me toquen.
Quite su mano lo mas rápido que pude. El anciano sólo sonrió de lado.
—Tus padres me dieron un dinero para que compraras las cosas de mañana, tenía planeado acompañarte pero creo que hoy va ser un día ocupado. Así que toma.— Me acercó un sobre amarillo, me iba a negar pero rápidamente Stan habló. —Descuida, no es préstamo ni nada, es dinero de tus padres. Solo trata de guardar un poco por si necesitas algo en la semana que yo no pueda costear.—
Dudando un poco lo tomé, supongo que no hay problema.
—Gracias...— Susurré sólo para mi tío.
—Sal un rato si quieres, te lo mereces.— Dijo el mayor antes de pasar aún lado de mi.
Supongo que no estaría mal.
(...)
Nunca me ha gustado los fuertes ruidos ni nada, por lo que las calles de este pueblo me resultan muy lindas.
Niños jugando en las calles con pistolas de agua, algunos otros con helados y también se podían ver chicos de mi edad paseando... Unos con sus parejas.
Supongo que al ser el último día del verano muchos aprovechan para salir con amigos y disfrutar, yo por mi parte camine hasta el único centro comercial de todo este lugar.
Pensaba en lo que necesitaba para el día de mañana, no quería algo exagerado ni nada, pero por accidente choque con una persona.
—¡L-Lo siento!— Trate de disculparme mientras me paraba firme, por mi estatura no había podido verle el rostro, pero ahora sí.
—Esta bien, no te preocupes...— Dijo un chico de cabello blanco alto mientras se sacudía un poco la sudadera. —¿Eres nuevo?— Preguntó al verme.
Asentí, supongo que al no tener muchas visitas es obvio cuando alguien se muda.
—Soy Mason Valentino, ¿Y tú?— Directo al grano.
—Lindo nombre.— Sonrió. —Soy Gideon Gleeful...— Extendió su mano hasta mi. —Es un placer.—
Tenía una sonrisa de oreja a oreja, cualquiera creería que era muy amigable, sin embargo, algo me decía que este chico no era de fiar.
Pueden decir que soy paranoico, pero hasta ahora mis instintos me han ayudado mucho para llegar a donde estoy.
Mire su mano, pero no la tomé, simplemente la observe por un largo rato hasta que "Gideon" se incómodo.
—¿Me das permiso?— Pregunté tratando de decir que se quitara.
—Ah, claro... ¿Compraras cosas para la escuela?, ¿Estas en secundaria?— Cerré los puños, seguramente pensaba eso por mi apariencia.
—P-Preparatoria...— Susurré apretando los dientes, me estaba fastidiando mucho este imbécil.
No dije nada y solo pasé por un lado de él tratando de ignorarlo.
No quería problemas ni mucho menos tratar con gente tan estúpida como lo era él, pero debo decir que no lo vi actuar así... Solo lo sé.
(...)
Nunca entendí como es que las mujeres pueden estar de tienda en tienda sin agotarse, yo estoy muriendo por visitar tres papelerías buscando las cosas para mañana, supongo que no fue buena idea venir justamente un día antes a las clases.
Lo mejor que podía hacer ahora:
Ir a la cafetería de Linda Susan y comer una gran rebanada de pastel.
Cargue con todas las cosas y me dirigí hasta el local, podía saborear el delicioso dulce una vez que mi boca probase una gran rebana de aquél manjar que había comido el día anterior.
(...)
Apenas iba abriendo la puerta y esperaba encontrarme con aquella tierna mujer en el mostrador, pero en lugar de eso no había nadie.
Había unas cuantas personas charlando entre ellas, me dirigí hasta la misma silla que había usado ayer esperando a que alguien me atendiera.
—¿Puedo ayudarte?— Gire a ver quien me había hablado, pero me quedé callado al notar uno hermosos orbes bermejo frente a mi.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro