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☆Capítulo I☆

(Narro io)
-Ultima parada: Figth Falls...- Dijo el conductor mientras revisaba que todos sus pasajeros estuvieran atentos a su indicación.

Sin embargo, sólo un castaño era quien estaba en todo el inmenso transporte.

Mason Valentino era un chico de escasos 17 años, que a decir verdad, tenía la apariencia de un muchacho de 14, amante de las peleas y que gustaba mucho de divertirse junto a su hermana, aunque posiblemente todo eso cambiaría.

Mabel Valentino era mayor que él por 3 minutos, quien era una dulce chica de California, pero también era muy parecida a su hermano en el aspecto de no soportar mucho a aquellos que traten de molestarlos.

El último día de clases Mason estuvo envuelto en un problema con un compañero por lo que fue expulsado, esto aunado a la "Humillación Nacional" que les hizo pasar, obligó a los padres en pensar en una escuela militar, pero estaban seguros que su temperamento lo harían meterse en mas problemas de lo que ya tenía.

La solución llegó en forma de carta: El tío de la familia los invitaba a visitarlo algún día a un pueblo en Oregon conocido como Figth Falls.

Le pidieron permiso para que cuidara de Mason por lo menos un año en lo que las cosas se calmaban en casa, este no vio ningún inconveniente por lo que aceptó.

La despedida entre hermanos fue dura ya que nunca habían sido separados, pero creían que era por el bien del menor.

Con pesar se despidieron y así el castaño dio inicio a su nueva aventura...

(...)
-Cuidate chico.- Dijo cortésmente el conductor, aunque el gesto no fue recíproco ya que el menor simplemente cargo su mochila y bajo a la parada.

Miró a ambos lados esperando ver a alguien, pero estaba todo totalmente desolado.

Un sonoro suspiro seguido de un gruñido fue lo único que salió de él antes de tomar un papel de su bolsillo.

Era una postal, donde de un lado estaba la típica fachada del pueblo dando la bienvenida y del otro había un texto:

"Querido sobrino:

¡Claro que me encantaría recibir a tu hijo!, las cosas han estado un poco calmadas desde que Ford se fue a seguir su investigación de sabe que cosa.

Puede ayudarme en la tienda, además de que la escuela del pueblo es muy buena, también pueda hacer unos cuantos amigos.

Me despido, saludos a tu esposa e hija.

Stanley V."

"Amigos... Que gracioso..." pensó el castaño con ironía antes de empezar a caminar hasta la dirección que había en la carta.

(...)
Su chaqueta roja, pantalocillos cortos y su marca en la frente no pasaron desapercibidos por los ciudadanos del pueblo quien descaradamente lo miraban pasar.

"¿Por qué simplemente no se enfocan en sus cosas?" se decía el castaño mientras caminaba por las calles, le resultaba un lugar pintoresco y agradable, hasta el punto de molestarle ya que no le gustaba el hecho de que luciera "Perfecto".

Después de varios minutos caminando, encontró un local abierto, por lo que decidió entrar a pedir indicaciones.

Era una cafetería, por suerte solo habían unas cuantas personas, por ejemplo: Los ancianos sentados en la barra platicando con la mesera.

-Ah, disculpe...- Dijo el menor con duda llamando la atención de la señora que trabajaba ahí. -¿Me podría decir dónde esta "La Cabaña del misterio"?-

La otra con una sonrisa asintió. -Claro pequeño, se ve que no eres de aquí, ¿Estás de paso?- Preguntó animaba mientras se acercaba, su complexión robusta y ojeras siendo ocultadas por una gran cantidad de maquillaje daban la imagen de una mujer trabajadora y agradable por lo que no le molesto entablar una plática con ella.

-De hecho, vengo a ver a mi tío, es dueño de esa tal atracción turística.- Tomó asiento en una de las sillas disponibles, estaba agotado después de caminar por casi hora y media.

-¿Enserio?, ¿Stanley Valentino es tu tío?- Preguntó curiosa, su tono alegre le resultaba un poco extraño al chico, pero pensó que era parte de su trabajo ser así.
Asintió con duda, la señora saco un plato y fue a servir una rebanada de pastel. -¿Cómo es posible que un chico tan lindo sea pariente de un cascarrabias como ese viejo?- Le dio aquel pastel que traía en manos, a penas el menor renegaría cuando agregó. -Es de parte de la casa, es como tu bienvenida.-

La verdad es que el castaño si estaba un poco hambriento por lo que no hizo nada mas que agradecer, además de que las cosas dulces eran su debilidad.

-Por cierto, me llamo Mason.- Dijo con un poco de crema en la boca.

La señora río por lo bajo y le acercó una servilleta. -Me dicen Linda Susan hijo.- Retirándose a atender a sus clientes.

(...)
-¡Cuidate pequeño!- Grito la masera al despedir al castaño desde la puerta del restaurante.

Después de descansar y comer Mason estaba listo para llegar a casa de su tío, la noche había comenzado a caer, por lo que era mejor apresurarse.

Por suerte aún era verano, por lo que el frío no era molestia, además de que el camino estaba sumamente callado.

Una sonrisa nostálgica apareció en su rostro.
"Si Mabel estuviera aqui, seguramente estuviera haciendo escándalo", le dolía pensar en su hermana, ella era su única amiga y confidente, ahora por su idiotez estaría solo en un lugar que no conocía.

Muchos pensamientos relacionados con su hermana habían llegado en ese momento, también de cierta manera se sentía un poco extraño de presentarse con su nombre verdadero, ya que desde que tenía memoria había sido conocido como Dipper, pero tenía que acostumbrarse para no llamar la atención.

Con tantas cosas en su cabeza, empezó a sentir una ligera punzada que poco a poco se convertía en dolor, por suerte notó un resplandor mas adelante, por lo que la cabaña ya no estaría tan lejos.

No aceleró su paso ni nada, sólo trató de recordar como era su tío ya que hacía 10 años que no lo veía.

Tocó la puerta y espero.
Al no salir nadie, lo volvió a intentar, ahora por lo menos escucho pasos provenientes de adentro.

-¡¿Quién demonios se atreve a mol-...- Había salido tan enfurecido que se sorprendió al ver al castaño con cara de enojo. Stan traía su típico traje de negocios, pero no los zapatos por lo que seguramente se estaba preparando para dormir. -¿Mason?... ¿Qué haces aquí?... Se supone que llegabas el sábado...- Dijo el anciano mientras miraba su reloj.

-Hoy es ese sábado...- Recalcó el menor quien seguía con el ceño fruncido.

Stan miró con cara de duda al chico quien simplemente se abrió paso adentro mientras el otro se daba un facepalm.

-L-Lo siento, no noté que era h-...-

-Ahorrate las excusas.- Interrumpió el castaño. -¿Dónde dormiré?- Preguntó sin siquiera voltear a verlo.

Stan carraspeo. -Arriba, la primera puerta a la derecha.- Respondió simple, Mason agarró fuerte sus cosas y subió las escaleras. -¿No quieres comer?- Preguntó el mayor desde abajo.

-Ya comí, gracias de cualquier forma.- Se dejó escuchar un portazo dando a entender que el chico había entrado ya al que sería su cuarto.

"¿En qué diablos me he metido?..."

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Jaja, ¿Habían olvidado esta historia?

Se que he estado desaparecida en wattpad, pero el trabajo me está consumiendo toda...

Decidí volver a publicar esta historia por la simple razón que ya la tengo adelantada, se irá publicando poco a poco para corregir las faltas de ortografía.

Gracias por soportarme TvT

Bye.

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