Capítulo 8| El Tutor y el Melón
😔Como se darán cuenta, estuve un tiempo con bloqueo de escritor, recién vinieron ideas a mi y decidí escribir este capítulo, espero lo disfruten.
Dos alfas, un Omega, una escena cliché dentro del mundo Omegaverse, pero lo que no saben es que cuando Type está involucrado deja de ser cliché y pasa a ser leyenda.
Incluso si ahora los tres lobos comen en la misma mesa, sigue siendo relevante.
—Me alegra que decidieras unirte a nuestra cena, Presidente Khun Kengkla, es un honor convivir con el lobo Alfa más codiciado de Chiang Mai— Alabó falsamente Type mientras que con unas pinzas voltea la carne en la pequeña parilla del restaurante.
Kengkla se vio forzado a sonreír.
—Siempre tengo tiempo para asuntos de mi interés, P'Type — Respondió con franqueza.
—¿Y de qué clase de interés hablamos?
—Estoy seguro que del mismo que compartimos — Desvió sus ojos hacia el Omega distraído checando la cartilla en la sección de postres.
Las agresivas feromonas comenzaron a flotar en el aire cortando brutalmente el falso ambiente agradable, pero de inmediato se recuperó cuando Techno habló.
—¿Han probado el pastel de Cajeta? Can dice que es tan delicioso que se gastó todo su sueldo en comprar varios trozos. Ese pastel fue su perdición.
—Esperemos que en tu caso también tu perdición sea el pastel y no otra cosa— Opinó el Sureño, criticando con la mirada al presidente.
El Lobo menor le obsequió una sonrisa a labios cerrados, no muy gentil, pero si lo bastante creíble como para que P'No no sospeche de su pelea pasiva-agresiva
—P'No, deberías ordenar el trozo más grande del pastel, yo invito— Dijo Kla.
Type soltó una risa burlona.
—Oh por favor, ese trozo de pastel es más pequeño que el cerebro de Pond
¿A eso consideras grande? Bueno, no te culpo.... ¿Qué vas a saber tú de cosas grandes?
—¡Type!—Techno protestó.
—¿Conoces a mi secretario?— Kla no se inmutó, su curiosidad abunda más que su temor.
—No solo lo conozco, lo controlo.
Su arrogancia lo hizo arrugar la nariz.
—¿Quién demonios eres tú?
—Soy Type Thiwat, el único hombre al que jamás podrás vencer, encantado.
El guiño de su ojo no le causó gracia.
—Es muy pretencioso de su parte afirmar algo que ni siquiera ha pasado.
—Yo no lo afirmo, el destino ya ha sido sellado desde que nos conocimos. Si no le importa ¿Podría sacar su trasero de aquí?
—¡Type!— Techno golpeó la mesa causando que todos los clientes giraran sus caras a su dirección—. ¿Cómo te atreves a ser grosero con el Ceo Kla? ¿No puedes comportarte ni siquiera por un día? ¿Qué diablos pasa contigo?
Dicho esto se marchó del restaurante. Rápidamente el Ceo se puso de pie con la intención de seguirlo.
—Déjalo ir— Habló la firme voz del alfa sureño—. Más importante aún, quedate a terminar esta conversación, no hemos discutido nuestros intereses.
—Lo siento, pero para mi es más importante asegurarme de que Techno llegue a casa— Se colgó su gabardina en el brazo y se fue.
Al llegar al estacionamiento encontró al Omega parado en la banqueta, dándole la espalda, las luces infrarrojas de los automóviles cruzando a toda velocidad adornan esta imagen, creando que los finos hilos de su cabello se sacudan.
El omega estiró su mano hacia arriba con la esperanza de que un Taxi se detenga.
—¡P'No!— Más que un grito fue un aviso de su presencia, logrando su objetivo de hacer que se gire.
—Kla, lamento mucho la actitud tan descortés de Type, en ocasiones, por no decir la mayoría del tiempo, no mide sus palabras.
—Está bien, P'No Kráp. No te preocupes, no estoy enfadado contigo, ni tampoco me interesa lo que tenga que decir de mi, ahora mismo lo único que quiero hacer es una cosa.
—¿Y qué es?
—Cenar contigo.
|●•🧃•●|
—¡¡Oiii!! ¡Tengo tanta hambre! ¡Y he gastado la mayoría de mi paga en unos tenis deportivos! ¿Moriré de hambre?— Can arrastró sus pesados pies por las calles repletas de restaurantes caros.
Se sentía como un Mendigo mirando a través del ventanal de cristal a todas las personas de prestigio comiendo su cena deliciosa. Ver como le daban la vuelta a la jugosa carne hizo su estomago gruñir.
—¡Hey!— Una voz llamándolo lo hizo girar rápido hacia atrás, tan pronto lo hizo unas llaves del auto golpearon su cara—. Estaciónalo por mi ¿Quieres?
¿Creían que él era un Viene-Viene? No tendría problema si lo confundieran, lo que le desagradó fue el trato grosero e indignante. Can no soportaba ese tipo de personas.
—Lo único que voy a estacionar será
mi puño en tu trasero— Le lanzó de regreso las llaves, golpeándolo justo como lo hizo con él.
—¿Con quién crees que estás tratando? Quiero hablar con tu supervisor ahora— Tiró de su brazo acercándolo de forma retadora.
Can hubiera estallado en una protesta, no obstante el encantador rostro del hombre problemático lo hizo callar.
—¿Tin?—Ladeó la cabeza.
El nombrado no le sorprendió que supiera su nombre, cada Tailandés sabía que es el hijo menor de una prestigiosa familia. Acapara en las portadas de la revistas, aparece en televisión y entrevistas, claro que sabría quien es él.
—¿Ya me reconociste? ¿Te disculparás o necesito quitarte tu empleo para que lo hagas?— Apretó con mayor fuerza su brazo, sacándole un quejido de dolor.
Por la puerta del restaurante apareció el mismo demonio con forma de humano.
—¿Lo vas a soltar o necesito arrancarte el brazo para que lo hagas?— Amenazó el todo poderoso Type, esparciendo sus abrumadoras feromonas. La mano de Tin empezó a temblar, liberando a Can.
—Esto no te concierne.
—Por supuesto que me concierne, estás lastimando a mi propiedad— Colocó sus dedos en la cadera de Can quien dio un brinquito—. Ahora lárgate de aquí o me aseguraré de que esta sea la última vez que uses tu lengua.
Tin apretó los dientes con fuerza. No es de los que permite amenazas ni mucho menos humillaciones, su orgullo como Alfa no lo permitiría. No obstante, todo tiene una primera vez. Tanto la mirada como las feromonas de Type le indican que es un sujeto peligroso con el cual no debe meterse a menos que desee seguir a la tumba a su abuela.
—Me aseguraré que pagues por esto— Con esa promesa entró al restaurante.
El sureño dejó de liberar feromonas. Ahora centró su atención en la víctima.
—¿Qué demonios pasa contigo? El Can que yo conozco metería a ese sujeto en una morgue en menos de dos segundos.
No eres fácil de intimidar, Can, mucho menos te afectan las feromonas, eres un beta salvaje, no un omega blando.
—Lo siento.
El sureño lo miró con ojos de pasmo cuando el meloncito derramó lágrimas, una gota cristalina cayendo tras otra sin detenerse, empapando su carita triste.
Las personas que salían del restaurante culparon con la mirada al Alfa e incluso hacían comentarios especulando que le había sido infiel a su pareja. Las orejas del lobo se colorearon de la vergüenza, no tuvo de otra más que arrastrar al melón llorón adentro de su auto.
—Espera aquí, si te largas te cortaré las piernas— Cerró la puerta del auto y se fue a alguna dirección desconocida en lo que Can trataba de tranquilizar su respiración agitada.
Cuando el sureño regresó fue con un contenedor desechable el cual al abrir liberó el apetecible aroma de carne de hamburguesa. Dicha fue devorada por la piraña de Can, casi le arranca los dedos a Type por quitársela.
—Come más despacio, idiota, te vas a atragantar— Con cautela le dio una lata de refresco la cual bebió en un instante.
—Ya no estoy triste — Dijo una vez satisfecho su apetito, incluso consideró en llorar más seguido si eso le consigue comida gratis.
—Ya que estás más calmado deberías contarme por qué te pusiste a llorar en medio de la calle como si se te hubiera muerto Gucci.
—Tenía hamb..
—Ni se te ocurra mentir— Amenazó.
El meloncito hizo un puchero.
—Es una historia larga..
—Tengo tiempo.
—¿De verdad?
—No, pero soy chismoso.
El melón sonrió con nostalgia.
—Ocurrió durante mi tercer semestre de Universidad. Se decidió que harían un intercambio para estudiar en China, solamente los mejores con promedio irían, y por azares del destino al niño más inteligente del salón lo sentaron delante de mi. En todo el semestre me copie de él incluso en exámenes y así quedé entre los mejores promedios.
Type recordaba aquello, fueron juntos
a la misma Universidad. Durante todo ese tiempo Can les presumió su victoria por ser un alumno destacado e incluso apostó mil Bahts a que el sureño no lo superaría. Ahora que descubrió que hizo trampa le dan ganas de golpearlo.
—En la Universidad de China te asignan a un Tutor que cuide de ti y te enseñe. En mi caso me fue asignado un chico de origen Tailandés, eso hizo las cosas más sencillas. También se convirtió en mi compañero de habitación junto con otros dos alfas.
—¿Por qué podrían a un beta en una habitación con tres Alfas?— Cuestionó.
—Fui el último en inscribirme a los dormitorios de la Universidad, así que no hubo otra opción y tampoco era un riesgo pues no entro en celo, ni libero feromonas, ni tampoco las siento.
—¿Y entonces?
—Entonces empecé a conocer más a mi tutor. Era frío e inexpresivo, no dejaba que nadie se acercara a él, lo único que le importaba eran sus estudios al igual que la gran mayoría de los estudiantes Chinos. Cuando las horas de tutoría se terminaban, volvía a ignorarme y me pedía que no intentara fraternizar con él o de lo contrario pediría el cambio.
—Que persona más soberbia.
—Eso era parte de su encanto, tal vez fue por eso que comencé a querer ser especial para él.
—¿Y lo conseguiste?
Can sonrió de forma traviesa.
—¿Si lo conseguí? Type, si fuera un Omega, muy seguramente ahora tendría gemelos suyos.
—Can, atrevido.
—Te contaré como sucedió.. Como conocí a Tin Medthanan.
|●•🇨🇳•●|
Hace un par de años en China.
—¡¡Tin!! Tengo mucha hambre, almuerza conmigo, Na, Na, Na— Can salió corriendo de la cancha de fútbol al ver pasar a su Tutor cargando libros en sus brazos. Por su culpa el balón entró a la portería.
—No me toques, estás sudoroso— Ordenó con su típica voz demandante—. Y creí haberte dicho que no soy tu amigo, soy tu tutor, tu superior, no me trates como a un igual.
—Eres mi tutor, sigues siendo un alumno, no es como si fueras un profesor..—Hizo un puchero.
—Me estás rogando porque cancele mis tutorías contigo, cambiaré de aprendiz si no aprendes a respetar los limites.
—Tin es muy malo conmigo.
—P'Tin— Me corrigió.
—¡Oiii! ¡P'Tin es malvado!— Hizo una rabieta sacudiendo sus dos brazos de adelante a atras—. ¡P'Tin es un tutor horrible! ¡El Capitán de mi equipo en Tailandia era un verdadero P'! Nunca sería tan grosero como P'Tin.
—Si lo extrañas tanto entonces regresa a Tailandia— Se marchó dejando a Can haciendo un berrinche.
—¡¡Oiiii!! ¡¡P'Tin!!
Fue una verdadera lucha para Can conseguir que P'Tin almorzara con él, no lo logró hasta que un Jueves por la tarde Tin escuchó a los compañeros de su clase hablar sobre como un chico del club de fútbol se desmayó en medio de la cancha.
Horas antes de ese incidente había discutido con el mono albino y dicho
lo amenazó con hacer una huelga de hambre si no almorzaba con él. Desde ese día aprendió por las malas que Can es un hombre de palabra.
Preocupado y culpable de orillarlo a ese extremo para conseguir su atención, se resignó a almorzar con él cada mañana. No todo fue tan malo, descubrió que la comida sabe mejor en compañía.
—¡Eres un Caníbal!—Exclamó Can un día mientras cenaban en la cafetería.
—¿Por qué Caníbal?—Tin mordió la futa clavada en su tenedor de plástico.
—Estás devorando a mis hijos los meloncitos, eso es canibalismo, hermano.
—Con razón saben tan feo.
—¡Oye!
Sin duda las bromas era lo que más disfrutaba Tin a la hora de comer. Esas silenciosas y solitarias comidas fueron remplazadas por unas animosas y muy escandalosas. No solamente empezaba adorar su tiempo con él en la cafetería, también cuando le daba tutorías podía bromear o a veces se sorprendía a él mismo acariciándole sus cabellos.
No había nada que odiara más que un aprendiz se durmiera en su tutorías, pero con Can a veces rezaba para que lo hiciera. Cuando el melón dormía lo podía apreciar en silencio, apretar su nariz y adorar como la movía tal cual conejito.
Tin a veces creía que el meloncito salvaje se volvía del tamaño de un dedal, entraba en su pecho y saltaba sobre su corazón.
Cada vez que Can se quedaba dormido en las tutorias, este lo recompensaba con un masaje en la espalda. Ese día
no fue la excepción.
Al ser Domingo sus compañeros de habitación salieron con sus novias, lo que significaba que regresarían hasta muy tarde. Ellos dos estaban a solas. El más preocupado por la atmósfera era Can quien se mantenía sentado en la espalda de Tin.
La cama de Tin era la parte de la litera de arriba, el colchón se hunde entre las rodillas de Can y la presión que ejerce al amasar con suavidad la espalda del hombre guapo.
—Sobas como un gatito.
—¿Alguna vez te ha sobado un gato?
—No, una vez vi un video de un gato dando masajes a su amo. Se parecía a ti.
—Si vas a quejarte entonces hazlo tú.
—No me estoy quejando.
—Pero dices que sobo como un gatito.
—¿Eso debería ser una ofensa?
Can estalló en un puchero que hizo reír a Tin y buscar una rápida conciliación.
—No te enojes, bonito.
Era la primera vez que Tin lo elogiaba por eso no podía seguir enojado por muy orgulloso que fuera.
—Te perdonaré si me das un masaje— Se quitó su camisa, acostó su pecho en el colchón y apoyó su mejilla entre sus brazos cruzados.
¡Ah!
El tacto frío, nuevo y desconocido hizo a su espalda curvar, siendo sostenido de los laterales obligándolo a volver a pegar su pecho en el colchón. Se sintió tan sometido ante ese Alfa y le asustaba que le encantara...
Un extraño líquido aromático empapó su espalda, no quiso preguntar donde lo sacó o por qué lo usaba con él, no quiso arruinar el momento. Los dedos largos fueron descendiendo de su cuello a sus hombros, emitiendo un movimiento relajante con las palmas.
—¡Mgh! Tin..—Cerró sus ojos.
El nombrado quedó hipnotizado por la maravillosa vista de su aprendíz con la mejilla hundida en la almohada, el cabello esparcido sobre la funda azul marino y las sabanas arrugándose cada que se retuerce por la placentera sensación.
Sus manos se deslizaron por la espalda baja, apretando una zona erogena que hizo curvar el trasero de Can y chocar contra la pelvis de Tin. El tutor no hizo ningún otro movimiento que hiciera al cuerpo de Can reaccionar.
Sus instintos le pedían a gritos que no se contuviera, que fuera más lejos que eso, pero no haría eso, nunca atacaría a Can en contra de su voluntad.
—Can, ya acabó el masaj..
Mordió sus labios con fuerza cuando el trasero de Can se frotó descaradamente contra la roca dura en sus pantalones.
—Tutor. Me gustaría estudiar anatomía. ¿Me enseñas?— Usó una voz inocente que contradice su mirada lasciva.
—Empecemos con las lecciones— Tiró hacia abajo los apretados Jeans de Can.
El próximo capitulo es de Can modo salvaje activado 🥴
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro