🌸49🌸
Donde Keith tiene 5 años.
Lance no sabía ya que hacer.
Os centro: Lance cuida del pequeño Keith. Es un niño chiquitín, de pelo relativamente largo y una estatura de lo más dulce. No tiene más remedio que quedarse en casa y distraerle.
-Keith, ¿tienes hambre? -dijo el moreno, mirándole desde arriba: el pequeño estaba tumbado en el sofa, acurrucado. El niño tardó un tanto. -Keith. Vuelve al mundo real. ¿Quieres comer? - El menor asintió. -Está bien. Quietecito ahora, eh. -y Lance se esfumó del lugar. Y otra vez la misma historia...
-¡Lance! -volvía la historia del miedo. -¡Lance, no! -el menor corrió por donde él para abrazarse a su pierna, en un pequeño lloriqueo. Comenzó a restregar allí su carita. -No,no no no. -murmuraba en voz bajita y aguda.
-Keith, no me voy a ir. Estoy haciendo la comida. Esto se me hace repetitivo sabes. - el moreno aupó al chico y le sentó en la encimera. En seguida cerró la boca. -Otra vez a punto de llorar... -comenzó a limpiarle las lagrimitas que amenazaban por caer.
-¿Qué comemos?
-Pues no lo se. -el moreno suspiró y miró hacía un punto fijo.
-¿Verdura?
-No.
-¿Por qué?
-No hay.
-Verdura... -tiró de su camiseta.
- Que no hay, Keith. No se que comeremos.
El problema de Keith ante la soledad era cada vez peor. No podía irse sin avisarle donde iba. No entendía por que aquel crio se asustaba al dejarle sólo en el sofa, o jugando. Siempre tenía que estar cerca. Y eso no siempre era bueno. En fin, que se necesita intimidad en ciertas situaciones.
-¡Lance! -y otra vez su vocecita y los pasitos.
-Keith salgo enseguida.
-¡Lance, no no, Lance!
-Ya salgo por dios. Mira. -estiró su brazo y tocó la puerta varias veces. -Estoy aquí. -creyó escuchar una risilla tras la puerta, y unos toques como respuesta.
Después sólo escuchaba murmuros. El moreno salió con toallas en su cintura y en su nuca. -No puedo estar todo el rato contigo. Me va a tocar ducharme contigo también. - el coreano estaba sentado en pose de indio, con su peluche de hipopótamo bajo el brazo. Le miraba con los ojos brillantes. Keith, una vez comprobó que el mayor estaba bien, salió corriendo al comedor, asegurándose de que el mayor le seguía. Y no hubo más remedio.
Lo peor era la noche.
Otra vez los pasitos. La luz contra su cara y los manotazos, unos suaves y otros desmedidos, contra su cuerpo.
- Lance...
- Que... -ambos hablaban en susurros.
-Tengo miedo.
- Que ha pasado ahora. - se incorporó, con el antifaz aún puesto. Era un caso aparte.
-He tenido una pesadilla.
-Ven. Sube. -el coreano subió a la cama. Otra vez con su hipopótamo a su lado. -Aquí no nos harán nada esos monstruos. No pueden contra el ninja y el samurai. Y el gran hipopótamo. -el moreno hizo un sonido de animal mientras movía el peluche. El coreano soltó una risa dulce. Sonriendo se acomodó a su lado.
-Quítate eso. -dijo refiriendose al antifaz. -Y si vienen y no ves a los monstruos...
-No van a venir. Los veo. Mira, he encontrado uno. -comenzó a hacer cosquillas al menor. El pequeño volvió a reír.
Ambos acabaron dormidos, el pequeño abrazado al hipopótamo y al brazo del moreno, y el moreno con un brazo sobre el peque. Y vuelta a empezar.
Continuará...
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[💜 Nota de la autora porque puede y porque quiere oír a los lectores(?) :
Si queréis segundas partes de algún One Shot de los publicados, ideas o algo comentarlo y lo tendreis. Dedicaré la continuación a quien la pida. 💜 ]
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