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🍋29🍋

[Donde Lance es socorrista.]

Eran las 5. Ya quedaba relativamente poco para que la piscina cerrase. Keith estaba ya un poco hasta los huevos del calor y el sudor y los niños corriendo y gritando y los bichos y todo. Era como un gato: odiaba el agua, en casa como en ningún sitio.
Eso si, nadie iba a negar (ni siquiera el mismo) que las vistas eran de lo mejor. Había cada tío... Y cada tía...
Y Keith sabía mejor que nadie que Lance, además de estar atento a los peligros que acechaban a la piscina y a los bañistas, estaba atento a los cuerpazos que acechaban. Tíos y tías, ambos por igual. Tanto le veías mirando el culo a una chica como le veías mirandoselo a un chico. Si, maleducado y baboso por ambas partes. Siempre se llevaba riña por parte de Shiro sobre eso.

-Te gusta esto en el fondo. -le dijo el coreano.

-Es como un desfile constante. -dijo el cubano. Suspiro y se apoyó en su silla. - En verdad quiero que acabe ya la puta hora. Tengo calor. -el cubano estaba para comérselo: con la piel húmeda con algún que otro rastro de crema, el cabello alborotado y las gafas de sol, con su bañador azul y su pito colgando de su delgado cuello. -Dile a Hunk que venga ya. - dijo el cubano. Keith ya había desconectado. Te empotraba o te dejaba empotrarme aquí mismo, pensaba el coreano.

-Vale. -y se esfumó. Lance de nuevo dirigió una mirada al trasero de su compañero y otra a una chica que pasaba en dirección contraria. -Hunk, ya es la hora. -Keith apareció allí como un rayo. -Dile esto a Lance de mi parte... -se acercó al oído de su amigo. Hunk prometió transmitirle aquel mensaje.

- Lance, terminó tu turno. -Hunk ya iba como allí se pedia. Se acercó a Lance. -Dice Keith que te espera en vestuarios. Tiene prisa.

-No se que le pasará, estaba un poco soso... -se despidió y apareció en vestuarios.

- Lance. -murmuró Keith algo serio.

-¿Qué te pasa a ti? - Lance se acercó. No pudo hablar mucho más. Keith se había aferrado a su nuca, pegándole a él. Había pegado su boca a la ajena, ya estaba otra vez enganchado a el como un mono, besandole como si le pagasen por ello. -¿Otra vez?

-Estas buenísimo así.

-Siempre igual. -Lance comenzó a comerle la boca como el sabía, apretando su cintura. -Aquí no, al baño. Nos pillan y me matan.

-Vamos, necesito que me salves... -dijo en un juego de palabras el coreano. Esbozó una sonrisilla que pocas veces le regalaba.

-Oh, ahora viene lo bueno, tío. -dijo apretandole el culo mientras corría tras el a un cubículo.

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