Continuación 184.
Por petición popular.

Hachiko les sacó de allí. Akira descansó en el hombro del cubano, cansado.
Iban en el coche del mayor.
Allura iba al lado de aquel asiático musculoso e intimidante.

-Si es que no podemos dejaros solos.

-¡Te digo que estaban a puntito! ¡De hecho mira, las duales están descargadas! -le enseñó sus armas. -Joder, te digo que ha sido una emboscada tramada.

-Creo que es obvio que era tramada, cariño. -dijo la de pelo blanco. Sonrió y volvió a mirar la carretera.

-Os dejáis llevar y no planeais nada. Debéis ser más precavidos. -Hachiko miró desde el retrovisor a Akira. -¿ Y ese que: ya se ha dejado llevar?

-Si. Más o menos. Ya le he vacunado.

-No se que os traeis vosotros dos. Pero ir mirando por donde andáis. No estáis consiguiendo las misiones que se la imponen. -Leandro frunció su ceño ofendido.

-¡Pero nosotros...

-He dicho -marco su territorio en un tono seco y jodidamente intimidante. Igual que su mirada. -que miréis por donde andáis. ¿Vale?

- Si. -tartamudeó asustado. Hachiko aparcó delante del piso de Akira. Leandro gruñó en voz baja y cargó a su compañero. Abrió la puerta a base de peleas y una vez dentro, la cerró connau pie. Dejó a Akira sobre el sofá, aún adormilado por el cansancio.
Leandro fue a hacerse un café tras varios minutos de ducha fría y reflexión.
Akira estaba sentado en el sofá, esperandole. Se dió cuenta de su mala cara.

-¿Que ha pasado?

-Me he comido bronca de Hachiko. Está cabreado. -suspiró y pasó su mano por el puente de su nariz. -Nos meten una paliza y encima somos los tontos.

-Eh Lean. No es verdad. -se acercó a él y le acarició el pómulo. Soltó un siseo de dolor. -Te has dejado la piel.

-La cara. Y las rodillas.

-Y yo la cordura. -suspiró y abrazó al chico. -No eres un inútil sabes. Has dado la cara como siempre. Eres fuerte.

-Kira...

-No, déjame acabar. -su discurso de honradez a los héroes caídos en combate no había acabado. Leandro echó a reír. -¿Que te pasa?

-Que te quiero. -besó sus labios. -¿Qué tal el brazo? -Akira le mostró donde el le había pinchado: un moratón oscuro y grande. -Mala pinta.

-No había algodón para taparlo.

-Ven. -cogió su mano y le llevó al baño.
Allí le curó y estuvo observándole y acariciando su piel durante varios segundos. Akira se dejó besar y mimar. Y se dejó susurrar.

-Se que detrás de ese leon salvaje de piel púrpura y ojos amarillos estás tú. No te preocupes cuando ocurra.

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[💜 Nota de la autora porque puede y porque quiere oír a los lectores(?) :
Si queréis segundas partes de algún One Shot de los publicados, comentarlo y lo tendreis.
Si tenéis alguna idea que os hace ilusión, comentarla y se pondrá en marcha. 💜 ]