Habían vuelto a casa.
Estaban en la tierra, en casa.

-Tío Lance, tienes el pelo más largo. -decía sus sobrina, pasando sus manitas por los mechones de su nuca.

-Si, es que no hay peluqueros en el espacio. -dijo sonriendo. -Os he echado de menos. -el mayor abrazó a su sobrina. Bostezó y volvió a acariciar la espalda de la cría.

-Lance creo que es buen momento para dejarte descansar. Nos han dado habitaciones no muy lejos de aquí. Vendremos a verte. -dijo su hermana mayor. Lance asintió.

-De acuerdo. No te preocupes.

-Descansa hermanito. -y tras darle un beso en la mejilla, la chica se fué.

Lance no pudo descansar, no dejaba de pensar en su equipo: en Allura, por ejemplo.
Y en Keith. ¿Donde estaba, con su madre? Quería ver al resto de su familia. ¿De donde nacería el melenismo?

Lance se levantó de la cama y se fué en busca de Keith. Y escuchó dos voces hablar bajito.

-Si, si que hablo con él mamá. Tu lo has visto.

-Es un poco...

-Ciego. Está ciego. - el coreano posó una mano en su frente. -No creo que le guste. -Lance sintió un vacío en su estómago. -Esta con Allura muy pesado y sólo tiene ojos para ella. Mamá, no le va a gustar un chico de repente.

-O si Keith. -suspiró y peinó el pelo de su hijo. -No seas tan negativo. -el coreano bufó y se acostó en la cama. -Te veo por la mañana. Descansa. -Lance escuchó los pasos de la madre, la puerta abrirse y la sombra de la mujer ir por el pasillo.
Y desapareció.

-Hola Keith. -murmuró el cubano desde la puerta. El de la melena frunció el ceño.

-Qué haces aquí.

-Quería hablar contigo.

-Déjame.

-¿No ha venido nadie más? - Keith le dirigió una mirada afilada y dolorosa.

-No.

-Bueno, venía a hablar contigo.

-Ahora no. Es tarde. Deberíamos descansar. Vete a tu habitación.

-No seas aburrido anda. -el cubano se sentó en los pies de la cama y Keith soltó el aire de forma pesada y cansada.

- Que. -dijo seco y algo molesto.

-Quería agradecerte todo lo que has hecho por nosotros.

-No quiero ahora pasteladas y ñoñerias. Déjame sólo Lance.

- Keith. -le miró a los ojos fijamente. -Es enserio. Has sabido tomar el papel de líder y... no hemos notado casi cambio alguno. Eso es de agradecer Keith. Has hecho un gran trabajo. - Keith desvió su mirada y abrió sus finos labios.

-Tu también has hecho un buen trabajo. Pensé que Red no te dejaría entrar y mira, estáis hechos el uno al otro. -le regaló una mirada un poco vacía y melancólica. -Has cambiado Lance. No eres tan tonto.

-Nunca fui tonto. - dijo en un tono suave, sonriendo. Quiso sacarle el tema, pero no lo hizo. -Mejor será que descanses. Mañana se nos vienen más cosas encima. -se levantó y se dirigió a la puerta. -Descansa.

-Igualmente. -murmuró el coreano.
Lance salió y al volver al cuarto se dió cuenta de algo: Keith sólo tenía a su madre y Keith le había puesto el corazón a mil con su mirada.
Vamos, que le gustaba Keith.

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[💜 Nota de la autora porque puede y porque quiere oír a los lectores(?) :
Si queréis segundas partes de algún One Shot de los publicados, comentarlo y lo tendreis.
Si tenéis alguna idea que os hace ilusión, comentarla y se pondrá en marcha.  💜 ]