Galtean! AU (Reverse)

Keith permanece sentado en su sillón acolchado. Tiene la cara apoyada en su mano, observando el portón de metal y madera. Está como los chorros del oro.
Coge aire y lo tira por la nariz.
Está tan cansado de esas tonterías. Que si atiende esto, que si un obsequio, que si acepte esto... Que el no quiere eso. El quiere luchar, quiere coger una espada y que el pelo se le pegue a la cara debido al sudor. Quiere que se le llenen las manos de callos por coger con rabia el mango de la espada, y quiere que le huelan las manos a acero. Quiere incluso cortarse sin querer y maldecirse, ponerse una tirita y aliviarse el mismo.

Pero no. Le toca estar sentado en un sillón caro esperando a nuevos obsequios de ciudadanos aleatorios. Un planazo.
Los alteanos soldados de turno observan como se abren las puertas. Otros dos llevan escoltado a un ciudadano de ropa ancha, oscura y hecha arapos.

-Buenos días. - murmura Keith por... ¿tal vez por vigésima vez?

-Buenos días. -el ciudadano termina de rodillas, con el rostro agachado. Levanta el mentón cuidadosamente hasta dejar a la vista su rostro. Los ojos de Keith se abren notoriamente. Parece que ha despertado de un sueño. Ha salido de su ensimismamiento y ahora tiene el peligro inundando su cabeza. -... mi príncipe. - susurra el ciudadano, de ojos azules y ámbar y de sonrisa peligrosa.
Keith traga saliva y trata de mantener la compostura.

-Que traéis.

-Un comunicado. - sonríe y con sus ojos clavados en los ajenos, humedece sus labios con su lengua y procede a hablar. - Dar mi enhorabuena a la corte por elegir sabiamente a un futuro rey. Tenéis buena planta. Estoy orgulloso y ansioso por llamaros "mi príncipe", y dentro de relativamente poco... "mi rey". - Keith alza suavemente las cejas. Cuando se quiere dar cuenta, el rostro del ciudadano, de nombre Lance y de raza Galra, y de disfraz un poco arriesgado, está cerca de su mano. Sus labios aterrizan en ella, y sus ojos caen en una mirada traidora y llena de hambre en los ojos de Keith. El azabache trata de mantener la compostura por quinta vez.  - Quería regalaros esta caja. Es de piedras preciosas del sur. - los soldados alteanos indican a Lance que se ponga en pie. No saben que es un galra.

-Muchas gracias.

-Tiene mucho que contar esa caja. Mucho. - asiente y bajo esa capucha deshilachada, guiña un ojo a Keith. El azabache se aguanta la sonrisa que se cuela en sus labios.

-Muchas gracias de nuevo.

-Hasta la vista, mi príncipe. - susurra mientras los soldados le llevan de vuelta al portón.

Cuando se dan la vuelta, Keith ha escapado de la sala para subir a su cuarto y abrir esa caja.

Dentro de ella, una flor. En un pétalo, su número escrito de forma torpe. Si es que... es idiota para todo.

Los soldados no saben que ese ciudadano ha coqueteado con el príncipe, y que probablemente lo vuelva a hacer, pero sin público y por la noche.

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[💜 Nota de la autora para oír a sus lectorxs:
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