🎴Capitulo 10🎴
Pasaron dos días desde la última vez que había visto a SeokJin y la noticia de su desvió hacia otra sede corrió como el viento. Había un cierto tipo de decepción hacia él mismo, creía y aceptaba que las personas se alejaban por esa razón.
Ahora lo que más dominaba en sus pensamientos era la capacidad para tener que enfrentar todo lo que sea que venía desde ese momento.
Lo sentía, cerca suyo, esa sensación pesada pegada a su espalda, era como estar siendo monitoreado todo el tiempo. Vivió lo suficiente para acostumbrarse a tal desesperante situación.
–Aquí estabas.
La voz casi aterciopelada de Jeon JungKook hizo que voltease tranquilamente mientras inconscientemente se alegraba de ver una cara conocida.
Realizó una perfecta reverencia logrando que el opuesto se avergonzara un poco.
–No tiene necesidad de ser tan educado conmigo, solamente salúdeme joven Park.
Jimin quería sonreír pero sus ánimos estaban por debajo de lo que era considerado para él, muy normal.
–Lo siento, solamente demuestro mi respeto como mi gratitud.
JunGkook suspiró mordiéndose la lengua para evitar decir que solamente realizaba su trabajo, porque aquello simplemente podría o no, destruir un poco al niño y YoonGi no lo perdonaría si en cuestión de días Park se retracte de todo, ese sería el peor escenario que deseaba evitar.
–Iremos afuera, pronto el señor Min bajará, ¿desayunaste?, supongo que sí.
Y al contrario de lo que JungKook esperaba, Jimin no había tocado ni un bocado de nada desde ese día, porque simplemente no podía, todavía no se acostumbraba a la idea de tener cuatro comidas al día, aquello era impensable y casi no tenía mucho sentido. Pero supuso que una vida normal era parecida a esa, una donde él podía ser un adolescente normal, con amigos donde juntos se preparaban para ingresar a una universidad y enfrentarse al mundo como todos, pero desgraciadamente nada era así.
Permaneció en silencio mientras se dirigía al aparcamiento junto con los escoltas de Min.
Ese día en especial irían a una consulta médica para asegurase de que todo estuviera en orden, para que Min se asegure de que estuviera sano y pueda ser donante para su hermana mayor.
No la veía hace años, casi había olvidado su rostro, pero cuando miraba su reflejo veía sus propios ojos y era motivo suficiente para recordar a Zara.
Cuando levantó la mirada al frente se encontró con Min y su fuerte presencia, de inmediato notó lo serios que se pusieron los escoltas y bajó la mirada, Min notó enseguida su presencia y suspiró pesado, enserio que ver la cara de Jimin lo ponía de un humor de perros, no lo soportaba mucho, le molestaba a gran escala que tuviera tan poca voluntad para ser alguien de carácter como lo es Zara, en verdad que no entendía cómo podrían siquiera compartir la misma sangre.
El trayecto hacia el consultorio privado comenzó, siempre el silencio gobernaba y sinceramente Jimin lo apreciaba, porque en silencio nadie podría saber lo que pasaba por su cabeza pero, para Min el silencio era un enemigo, acostumbrado a la voz de su esposa, ahora que no estaba se le hacía totalmente... extraño.
–Este doctor es bastante peculiar, evita hacer comentarios sobre para que realizamos todas las pruebas.
Lo había dicho de una forma que sonaba idéntica a una amenaza, hablar libremente del contrato anteriormente hecho, está en su totalidad prohibido, lo sabía con claridad. No quería tampoco mencionarlo ni por error porque, recordarlo solo significaba incomodidad y un sentimiento amargo. Su hermana estaba entre la vida y una muerte lamentable donde literalmente estaría solo en el mundo sin nadie más.
–Llegamos señor Min.
La mirada de Jimin se encontró con la de YoonGi tan solo unos segundos, momento suficiente para que el mayor notase el temor del contrario, temor que no podía descifrar el porqué.
–Muy bien, bajemos... tu Jeon quédate en el auto con Choi y Kyler, los demás estarán alerta vigilando mientras el niño y yo ingresamos al consultorio, Jeon quedas a cargo, cuida a mis chicos.
–Ellos deberían cuidarme señor.
–Cero quejas.
JungKook sonrió apenas mientras asentía y comenzaba a ver por la ventana.
Jimin no espero ninguna invitación y bajo del vehículo al mismo tiempo que el pálido, sus alarmas se encendieron al notar el gigantesco edificio frente suyo, ¿dejaría de ver millones de edificios con lo distintivo de su lujo?, porque siendo sincero, desde que Min apareció solo ha visto esos lugares y lo aterran un poco.
Una vez que ingresaron a ese lugar vio a una linda mujer como recepcionista, ella pareció reconocer a YoonGi de inmediato porque su mirada perdida y aburrida cambio a una llena de alteración y miedo, como si hubiera visto una especie de... bestia sedienta de sangre.
–Señor, el doctor Manoban lo atenderá en cinco minutos.
Min no dijo nada, solo se volteó para observar los cuadros en la pared del lugar.
En cambio, Jimin no sabía muy bien que hacer en esa situación, había aceptado el contrato donde exigía hacerse una revisión específica de cada parte de su cuerpo, tanto el exterior como el interior y eso implicaba muchas cosas, la más aterradora, que alguien desconocido supervise su cuerpo, algo que era suyo aun, porque todo lo que tenía le fue arrebatado en un abrir y cerrar de ojos.
Min tenía la mente perdida en sus pensamientos, creía que si por una equivocación resultaba que Jimin no era realmente compatible con Zara entonces no podría serle de utilidad, entonces la perdería absolutamente y lo único cercano a ella es ese mocoso de ojos nebulosos.
¿Qué haría con él entonces?, no había muchas posibilidades en verdad así como tampoco estaba la posibilidad de perder a su esposa. Haría hasta lo impensable por ella, siempre lo dijo y siempre lo dirá.
–Señor Min...
En cuanto escucharon una voz llamar al pálido, ambos voltearon amargamente.
La recepcionista dio paso al consultorio del doctor Manoban donde ambos se adentraron cuidadosamente.
Docenas de títulos colgados sobre el muro y el doble de fotografías de una mujer rubia de larga cabellera ondulada.
Jimin por impulso dedujo que esa mujer se trataba de la esposa del doctor, pero no se esperaba en lo absoluto que la misma mujer apareciera con su bata blanca y sus cabellos trenzados, sostenía unos papeles mientras lentamente se acercaba a ellos con su inusual presencia.
–Doctor Manoban, un gusto verlo luego de largos meses de ausencia.
Jimin no entendía mucho, YoonGi utilizaba un artículo masculino para referirse a la mujer y lo llenaba aún más de dudas.
–Fuera formalidades YoonGi, ambos sabemos que, pasar por aquí te resulta exasperante y un poco nostálgico conociendo el estado crítico de tu querida esposa.
Fuera de lugar y tan arrogante, ella se parece a YoonGi y eso parece molestarlo mucho.
–Tienes razón, venir aquí es como obligarme a que yo mismo extirpe el veneno de los colmillos de cientos de serpientes. Pero, aunque me veo perjudicado a estar dentro de tu repulsivo nido, tuve que llegar para que me hicieras este favor, me lo debes, después de salvar tu epidermis de víbora tailandesa.
Los ojos grises de la mujer lo fulminaron unos segundos hasta que simplemente suspiró señalando la camilla a su izquierda.
–Dile al niño que se siente por ahí.
Ella ordenó sin siquiera mirarlo, es más, pareciera que la presencia de Jimin fuera invisible, porque pareciera que de ninguna manera hablarían con él.
YoonGi solo tuvo que hacerle una seña para que fuera hasta la camilla pero, Jimin se sentía tan fuera de su propio control, le costaba siquiera retener su respiración.
Al cabo de unos segundos la fémina se levantó dirigiéndose al menor para comenzar el chequeo completo, cerca de la camilla había distintos tipos de instrumentos médicos, desde gigantes jeringas hasta brillantes y muy posiblemente afilados bisturís, medidores de temperatura y de presión, tijeras, martillos, espéculos.
Cuando el sonido del látex de los guantes resonó en el lugar, los ojos del menor se ampliaron de inmediato buscando a YoonGi con algo que parecía ser terror.
Tenía miedo y eso lo hacía sentir estúpido.
La rubia suspiró pesado y luego habló con voz alta y clara:
–Lo mejor será que esperes afuera, no tienes permitido estar aquí, mientras yo realizo estos controles totalmente íntimos para mi paciente.
Yoongi ni de chiste dejaría al niño con ese individuo, no se arriesgaría a que el mocoso abriera su bocota y luego Manoban pueda tener algo en su contra al enterarse del contrato que era en su totalidad ilegal.
Porque nadie podría comprar la vida de una persona por otra.
–Ni de broma dejare al niño contigo, Pranpriya.
–Eres un idiota, uno muy grande... no lo hare nada si eso es lo que te preocupa, pero sé que no quieres verlo sin ropa así como él tampoco querrá que lo veas de ese modo.
Era una excusa bastante acertada en realidad, porque Jimin prefiere a millones quedarse en la calle a que alguien lo viera todavía más desamparado de lo que es.
YoonGi gruñe frustrado sin ya saber que decir, porque tampoco quisiera quedarse a observar aquello, como si tuviera algo que le interese ver.
Su última mirada de advertencia ha sido lanzada directamente al ojiazul, es una clara amenaza que logra sacudir los nervios de Jimin.
YoonGi sale cerrando el consultorio de un portazo escuchando la risita molesta de la mujer.
–Es un imbécil.
Ella sonríe en dirección a Jimin y trata de que el ambiente no sea tan pesado como hace unos segundos.
–A diferencia de lo que sea que ese tarado te haya dicho sobre mí, no voy a lastimarte en lo absoluto, solamente realizare mi trabajo, el cual ahora es realizar todo tipo de chequeo y lo que quieras decirme lo mantendré en silencio, un código de paciente-medico.
Su personalidad había cambiado, pasó de ser una mujer arrogante y explosiva al hablar a una comprensible y con la voz suave.
Jimin solo asintió sin más que decir, dejaría a la profesional hacer su trabajo.
Después de unas horas donde YoonGi solo pudo sentirse extremadamente ansioso por los resultados, finalmente pudo ver la cabellera de Jimin salir del consultorio.
Manoban iba detrás con una expresión que demostraba agotamiento.
–Todos los resultados estarán listos para mañana en la mañana, debes retirarlos para que luego puedas desaparecer de mi vista durante otros meses y si son años, mucho mejor.
El pálido no dijo nada más y asintió para luego ponerse en marcha junto con el menor.
Sus hombres habían esperado mucho tiempo, estaba seguro que esos tarados estaban aburridos.
Al salir del gran edificio que se hacía llamar "centro de salud Manoban; The Paradise Blue", se hizo notar enseguida, su presencia alertando a sus hombres y poniéndose serios y alertas.
Una vez dentro del vehículo, Jimin pudo sentir en su pecho una sensación bastante conocida.
El auto dio marcha y luego los demás vehículos de los escoltas lo siguieron con cautela.
De apoco e trayecto comenzaba a sentirse aterrador para Park, veía la inquietud de los hombres de Min así como también podía sentir ese incomodo miedo, sensación que acostumbraba y por ello no podía quedar mucho más callado.
Yoongi lo observa respirar con más fuerza.
–Están siguiéndonos, están sobre nosotros...
Su voz temblorosa solo pudo lograr que la poca paciencia del peliplata fuese nula, ahora sí que no tenía tiempo como para lidiar con otro ataque por sorpresa mientras se dirigían a su territorio.
Una vez pasó pero, una segunda vez no habría ni en sueños.
–Mantenganse en línea recta, informen a los demás del asunto, no entiendo como carajos saben que estamos aquí.
–Lo que no entiendo es como carajos tus hombres no pudieron detectarlos.
Y cuando Jeon soltó aquello solo se pudo sentir el retumbar de la fuerte explosión detrás del auto y como sus oídos se aturdían casi haciéndoles sangrar.
Otra explosión más cerca y fue cuando el auto giró de manera que todos no pudieron mantenerse totalmente consientes después de sentir el ultimo impacto contra el suelo.
Yoongi revivió recuerdos y la pudo ver a ella... del mismo modo, sangrando y sin respirar, pero cuando los voz desesperante de Jeon lo sacó de su transe pudo visualizar a Jimin en un estado alarmante.
No sabía dónde estaba, solo o veía a él, siendo la réplica de Zara, lo odia, porque no sabe si Jimin es su réplica o lo es Zara.
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